Los 26 de junio son días con una carga simbólica profundamente federalista ¿Qué tiene de especial este día? Es la conmemoración del fallecimiento de Raúl Uranga, el único gobernador desarrollista que tuvo la provincia de Entre Ríos (1958– 1962).
El túnel no sólo fue la primera obra civil con sus características en Sudamérica, sino también la primera conexión terrestre de la provincia que le permitió integrarse plenamente al resto del territorio nacional con su inauguración en 1969. La comunicación con la capital santafesina con anterioridad a la construcción del túnel se realizaba por medio de balsas a cadenas, lo que imposibilitaba el transporte fluido de cargas y pasajeros y explica en buena parte el limitado desarrollo que la industria provincial tuvo durante el periodo histórico en el que más se impulsó la industrialización en nuestro país (1930-1976). Vale recordar que el complejo Zárate Brazo Largo fue inaugurado en 1977 y el primer puente con la República Oriental del Uruguay fue inaugurado en 1975. Solamente por esto, se justifica hablar de una obra de trascendencia histórica. Pero hay algo todavía más importante, por su valor simbólico y porque en el contexto actual cobra aún mayor relevancia.
Cada vez que hablo del tema, remarco lo mismo: el túnel no es la obra de dos gobernantes. Al revisar los nombres más salientes del lado entrerriano no podemos dejar de mencionar que durante el gobierno peronista de Texier se realizaron estudios preliminares y que las obras comenzadas en 1962 se continuaron durante el gobierno radical de Contín y se concluyeron durante el gobierno de facto de Favre. Con una visión más amplia, tampoco deberían dejar de nombrarse a Eguiguren, Maciá y Etchevehere. Todos ellos hicieron sus aportes desde que se comenzó a analizar por primera vez el proyecto de vincular a Paraná con Santa Fe, en 1911. Pero tampoco debe caerse en el error de pensar que estos hombres son los autores de esta obra. En rigor, el túnel es obra y mérito de dos pueblos, el entrerriano y el santafesino. Nadie puede arrogarse la autoría de esta obra. Aún así, tanto Sylvestre Begnis como Uranga hicieron un aporte fundamental para su concreción: la voluntad política y la convicción necesaria para materializar un proyecto que existía en los planes de desde hacía 50 años, pero nadie había logrado llevar a cabo.
¿Y por qué decimos que es un día con una carga simbólica profundamente federal? Porque el túnel no solo cambió para siempre la realidad económica, social y cultural de la provincia, sino que representa un hito en la historia del federalismo argentino.
En 1960 gobernaba la Nación el Dr. Arturo Frondizi, perteneciente al mismo partido que Uranga y Sylvestre Begnis. A pesar de ser del mismo partido, desde el gobierno nacional no se acompañó la iniciativa de construir el enlace para unir ambas capitales provinciales, por no considerarlo prioritario para el interés nacional (1). Tal vez desde la Capital no pareciera prioritario. Tal vez para ante los ojos del gobierno nacional fuera más importante impulsar un puente que vinculara a Buenos Aires con Entre Ríos. Pero desde la realidad de las provincias no se compartía este punto de vista. Es en este contexto en el que se produce un acto histórico de federalismo, que todavía hoy es un orgullo para santafesinos y entrerrianos. En 1960, ambas provincias firmaron un acuerdo interprovincial para emprender en forma conjunta la construcción de un túnel subfluvial que uniría a Paraná con Santa Fe. Un dato no menor: fue el primer tratado interprovincial firmado desde la Constitución de 1853. ¿Por qué un túnel y no un puente? Porque para la construcción de un puente era responsabilidad del gobierno nacional, por ser el espacio aéreo jurisdicción nacional. Por el contrario, un túnel puede ser construido por acuerdo de las dos provincias intervinientes, por ser el lecho del río jurisdicción interprovincial.
Basta escuchar los discursos de la época para entender el clima de aquel entonces. Hoy nos resultaría extraño escuchar a un gobernador criticar públicamente al gobierno nacional con la dureza que lo hacían estos gobernadores por aquel entonces, sobre todo teniendo en cuenta que pertenecía a su mismo partido político. ¿Se imaginan cuál fue la reacción de Arturo Frondizi frente a esta actitud? El 3 de febrero de 1962 inauguró en un acto en Paraná las obras del Túnel Subfluvial, junto a Uranga y a Sylvestre Begnis. También cuesta imaginar esta situación en la actualidad.
Esto nos habla de un profundo respeto por el federalismo y de dirigentes que no vivían a la política como un juego de disputas personales, sino como una gran responsabilidad frente a los pueblos que representaban. En el fondo de esta cuestión se revela la importancia del federalismo en un país con las características del nuestro. No es el poder central el que conoce las prioridades y necesidades de cada provincia, sino cada gobernador. Por eso es tan importante el respeto del régimen federal, y por eso es tan necesario que las provincias cuenten con liderazgos locales autónomos y con suficientes recursos financieros para gobernar sin la necesidad de la venia del presidente de turno.
En el acto de firma de los contratos para dar inicio a las obras del Túnel, Raúl Uranga pronunció unas palabras que definen magistralmente el espíritu federalista: “Al federalismo, no es llorando como lo vamos a reconstruir, sino actuando. Hay que hacer menos viajes a Buenos Aires para pedir recursos y permisos. Hay que tener más confianza en nuestras fuerzas, en nuestra inteligencia, en nuestra decisión.” No eran palabras vacías, sino llenas de convicción y coherencia. Y a las palabras le siguieron los actos.
Hoy es común escuchar que el federalismo es letra muerta en la Constitución o incluso hay quienes llegan al extremo de decir que nunca fuimos un país realmente federal. Creo que la forma más inteligente de responder a estas afirmaciones es contrastarlas con la realidad, y por eso es fundamental conocer nuestra historia, una historia llena de momentos en los que los entrerrianos pudimos con nuestras fuerzas, inteligencia y decisión, hacer grandes obras. Como el Túnel, que representó la puerta hacia el desarrollo de nuestra provincia. Olvidar nuestra historia, no conocer lo que fuimos capaces de hacer, puede hacernos creer que no somos capaces, y que siempre necesitamos que alguien más decida por nosotros y nos ayude a manejar nuestros destinos. Si no conocemos nuestra historia, corremos el riesgo de dejar morir el federalismo, confundiéndolo con una institución que existe solamente porque está escrita en la Constitución Nacional, sin entender que la Constitución refleja una fuerza que está profundamente arraigada en nosotros: si existe el federalismo es porque vive en el pueblo. Dejar de creer en el federalismo, es dejarlo morir. Dejarlo morir, es dejar de luchar por un derecho fundamental, el derecho sagrado a tomar nuestras propias decisiones y gobernarnos por nosotros mismos. O, como diría Don Raúl Uranga, el derecho de los entrerrianos a construir nuestro destino con nuestras propias manos..
(1) El mismo Arturo Frondizi lo explicaba del siguiente modo: “Las dos provincias interesadas pidieron que el asunto fuera encarado por el Gobierno Nacional. Yo presté todo mi apoyo a ese pedido, pero los técnicos nacionales se opusieron, sosteniendo que la Nación debía encarar obras de mayor prioridad (…). En conclusión, como la comunicación entre Santa Fe y Paraná era de primera prioridad para ambas provincias, estas decidieron hacer la obra por su cuenta. Para construir un puente hubieran necesitado autorización nacional. Para el túnel, no». (Félix Luna, «Diálogos con Frondizi», Editorial Planeta, 1962).
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