El pasado viernes 6 de diciembre , en el marco de la 65ª Cumbre del MERCOSUR en Montevideo, los representantes de sus cuatro miembros fundadores y la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der leyen, anunciaron la conclusión de las negociaciones de un Acuerdo de Asociación entre las dos regiones.
Si bien el mismo había sido firmado a fines de 2019, en el final del gobierno de Macri, en el medio surgieron divergencias y cuestionamientos que finalmente, tras 5 años, han logrado resolverse. En su mayoría se trataba de objeciones respecto al daño ambiental por parte de los procesos productivos del los países sudamericanos. Paradójicamente, si bien se anuncio el acuerdo, no se dieron detalles de como se resolvieron estas cuestiones y otras planteadas tras aquella firma de 2019, aunque se esbozó que mucho tiene que ver con el compromiso de los países de Mercosur en el cumplimiento de los Acuerdos de París en la lucha contra el cambio climático.
Sin embargo, para que el acuerdo entre realmente en vigencia, requiere aún de una votación positiva por mayoría cualificada de los miembros de la UE, lo que significa que al menos 15 estados miembros de la UE que representen al 65% de la población de la UE, lo aprueben, algo que no es tan simple de lograr. Por eso es acertado decir que el «acuerdo» al que llegaron los líderes del Mercosur y la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula Von der Leyen, es solo político.
Y es que por más que se haya anunciado el suceso como la concreción del acuerdo, solo se ha cerrado una etapa de negociación. Lo que cambio fue que la resistencia de argentina no esta más con el gobierno de Milei y que la debilidad actual del gobierno francés fue aprovechada por la una dirigencia alemana rápida de reflejos para poner mayor presión al asunto que en la mejor de las suertes se decantará a fines del 205, siempre y cuando venza la resistencia que hoy existe.
La movida alemana
Alemania es uno de los grandes defensores del acuerdo y le considera una oportunidad única que no debe que dejar pasar. El presidente de la asociación alemana de la industria ve en el un impulso de crecimiento necesario. Alemania quiere y necesita diversificar sus fuentes de materias primas, y dejar de depender de China, y exportar más y productos industriales y químicos al MERCOSUR. Precisamente para los europeos pro acuerdo, el gran riesgo del fracaso de este acuerdo es abrir de par en par la región sudamericana a la influencia china, que ya es notable y creciente, perdiendo ellos a un socio estratégico clave para su subsistencia.
Que von der Leyen sea alemana y haya venido urgente a cerrar el acuerdo no es un dato menor frente a la oportunidad de la crisis política en Francia y al inminente arribo de Trump a la presidencia y sus promesas de mayo proteccionismo.
En el otro rincón esta Francia que tiene su oposición por la demanda de sus sectores agrícolas. Polonia, Países Bajos e Italia serían sus aliados en el intento de bloquear el acuerdo en el Parlamento Europeo.
Lula y Milei alineados
«La vuelta de Lula dio un impulso decisivo al proceso» señala el ex representantes de asuntos exteriores de la UE Josep Borrel y articulador del acuerdo durante gran parte del mismo. Y es que la deforestación del amazonas, para generar nuevas áreas de cultivo, fue la excusa perfecta que le dio Bolsonaro a Macron para poner reparos al acuerdo. La disputo escalo tanto que el ex presidente brasilero llegó a insultar a la mujer de Macron. Con Lula ese escenario cambió y solo quedo esperar para resolver la resistencia del gobierno de Alberto Fernandéz: El siguiente escollo que hubo que superar, fue el del anterior Gobierno argentino, que en realidad estaba en contra del tratado. La llegada del ultraliberal Milei permitió avanzar las negociaciones hasta alcanzarse el punto de convergencia de Montevideo» confiesa Borrel.
En el caso de Milei es obvio el alineamiento a acuerdos y a apertura comercial, pero el caso de Lula es mas notable porque, a rasgos muy generales, el acuerdo promueve la exportación de materias primas y comodities a cambio de productos industriales, algo que expone a los sectores industriales de nuestro continente, y el esta más asociado a esa visión que a la de los gobiernos liberales ortodoxos , esos que creen que debemos focalizarnos y alcanza con producir y exportar lo que somos naturalmente competitivos -ventajas competitivas. Quizás pragmatismo frente a la primarización que la demanda y oferta de China ha llevado a la región y que es mucho más manejable con el socio europeo, en parte por los años y cuotas acordados para proteger a los sectores industriales. Seguramente Brasil sea inteligente y aproveche ese tiempo para fortalecer su industria y volverla competitiva al tener la competencia europea sin arancel. No creo pase lo mismo con Argentina salvo para algún sector que logre convencer a los gobiernos de su relevancia, ya sea estratégica como por su influjo en el empleo y el agregado de valor.
Que implica el acuerdo
El acuerdo es amplio: contiene reducciones arancelarias (tanto para productos agrícolas como para manufacturas) y propuestas ambiciosas sobre medidas no arancelarias que afectan al sector de servicios, la contratación pública, la inversión, las regulaciones del mercado laboral y las disposiciones medioambientales. La UE eliminará los aranceles para un 92% de las exportaciones pertenecientes al Mercosur; y por su parte, el bloque sudamericano suprimirá aranceles para el 91% de las importaciones que se realicen desde la UE.
Desde una perspectiva política y económica, el acuerdo comercial es extremadamente relevante para ambas partes y representa un importante paso en la integración económica global, compensando en parte el estancamiento de tres décadas de negociaciones multilaterales.
Para los países del MERCOSUR significa un acuerdo con su principal socio inversor y el segundo socio comercial, sobre todo a partir de la exportación y atracción de inversiones en base a de sus recursos naturales: recursos minerales, hidrocarburos, y la capacidad de multiplicar su capacidad alimentaria. Por eso sus principales promotores son los sectores más competitivos de nuestra economía: agrícolas, energía y minería. El riesgo obviamente es que profundice la primarización al perjudicar a los sectores industriales frente a las exportaciones sin arancel que vendrán del viejo continente. El desafío para nuestro país, reitero, es aprovechar los plazos, cupos y cuotas que da el acuerdo para mejorar la competitividad de los mismos. El consuelo es que con Europa es algo más factible ese objetivo frente a lo que sería un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos o ni hablar con China.
Para la UE, una integración económica más profunda con los países latinoamericanos puede ser una herramienta para promover una agenda más amplia de asociación con otros países y para diversificar sus cadenas globales de valor y sus exposiciones frente al entorno exterior. Pero por sobre todo les da acceso a mercados de materia primas alternativos más allá de Rusia, ya rotó el vinculo, y con China con quienes no están en el mejor momento de su sintonía. Se podría afirmar que la UE, en especial el sector automotriz, está ansioso por reducir su dependencia de China para minerales críticos, como el litio, un metal para baterías, para su transición ecológica, y ve al Mercosur como un socio confiable.
Consecuentemente, el acuerdo comercial prevé (entre otros factores) lo siguiente:
- Reducción de aranceles : El acuerdo eliminará más del 90% de los aranceles sobre los bienes intercambiados entre los dos bloques, lo que supondrá un ahorro de alrededor de 4.000 millones de euros en aranceles cada año para las empresas de la UE. En el caso de algunos productos, los aranceles se eliminarán gradualmente a lo largo de períodos más largos para que las empresas de los países del Mercosur tengan tiempo suficiente para adaptarse.
- Acceso más fácil a los mercados : eliminación de barreras no arancelarias, tratamientos fiscales discriminatorios y facilitación del comercio de servicios.
- Sostenibilidad : Disposiciones para garantizar que el comercio no se realice a expensas de las normas ambientales y laborales.
En concreto de firmarse el acuerdo implicará:
Bienes industriales
La UE se compromete a eliminar los aranceles sobre todos los bienes industriales durante un período de transición de hasta 10 años.
El Mercosur eliminará los aranceles para más del 90% de las exportaciones de la UE, incluidos los automóviles (actualmente con un arancel del 35%), las piezas de automóviles, la maquinaria (hasta el 18%), los productos químicos y farmacéuticos (hasta el 14%). También facilitará el acceso para la ropa y el calzado.
Para los vehículos eléctricos e híbridos, la introducción gradual será de 18 años, aunque con una reducción del 35% al 25% en el primer año.
Productos agrícolas
La UE liberalizará el 82% de las importaciones agrícolas del Mercosur y el bloque suramericano eliminará los impuestos de aduanas en el 93% de las líneas arancelarias para las exportaciones de la UE. Para algunos productos, se aplicarán contingentes arancelarios.
La UE introducirá gradualmente en cinco años un cupo de 99.000 toneladas métricas de carne de vacuno, con un arancel del 7,5%, lo cual representa el 1,6% del consumo total de carne de vacuno de la UE por año. La UE ya importa anualmente alrededor de 200.000 toneladas de carne de vacuno del Mercosur.
Existe un cupo para las aves de corral que representa alrededor del 1,4% del consumo total de la UE. Los cuatro países del Mercosur juntos ya son el principal proveedor de la UE, con Brasil en el primer lugar, por delante de Ucrania.
También hay cupos del bloque europeo para carne de cerdo, azúcar, etanol, arroz, miel, maíz y maíz dulce.
El Mercosur otorgará a la UE una cuota libre de impuestos de 30.000 toneladas métricas para quesos (ahora con aranceles del 16-28%), que se implementará gradualmente a lo largo de 10 años, con otras cuotas para leche en polvo y fórmulas infantiles.
El Mercosur también implementará gradualmente reducciones arancelarias para los vinos del bloque europeo (del 20-35% actual), las bebidas espirituosas-con contenido alcohólico procedentes de la destilación de materias primas agrícolas- (en su mayoría del 20%), el aceite de oliva, la fruta fresca, los melocotones y tomates enlatados, los productos porcinos, el chocolate y los refrescos.
Además, el acuerdo reconoce 350 indicaciones geográficas para evitar la imitación de ciertos alimentos tradicionales de la UE, como el queso parmesano reggiano.
Aún así, Se espera que la firma del acuerdo comercial provoque nuevas protestas de los agricultores, en particular los de Francia, que se oponen firmemente al mismo. Esta respuesta se deberá principalmente al temor de que la eliminación de los aranceles conduzca a una afluencia sustancial de productos agrícolas sudamericanos más baratos, en particular la carne de vacuno, con productos que no cumplen con los estrictos estándares ambientales y de seguridad alimentaria de Europa.
En Polonia, los Países Bajos y Austria, los agricultores temen que el acuerdo genere competencia desleal, no cumpla las ambiciones medioambientales de la UE y contribuya poco al PIB de algunos Estados miembros. El aumento previsto del PIB en los Países Bajos es de tan solo el 0,03 % en 2035 , frente a un aumento del 0,23 % en España , por ejemplo.
Materias primas
El acuerdo garantizará que no haya impuestos a la exportación de la mayoría de estos materiales. Brasil mantendrá algunos impuestos a las exportaciones de ciertos materiales, pero la UE se beneficiará de un límite máximo para ellos. Para Argentina, se eliminan todos los impuestos a la exportación de minerales.
Servicios
El tratado abordará algunas barreras a las que se enfrentan los proveedores, como los de telecomunicaciones, finanzas y servicios de transporte, incluso en sectores cerrados hasta ahora, como los servicios marítimos. La UE actualmente exporta alrededor de 20.000 millones de euros en servicios al Mercosur.
¿Cómo sigue el asunto?
Ahora bien, el acuerdo «completo» (es decir el político y el comercial) necesita la aprobación del Parlamento Europeo, así como de todos los parlamentos nacionales. También requeriría la ratificación de los 27 estados miembros de la UE. Frente a ese panorama la UE podría dividir el acuerdo en dos partes: el acuerdo puramente comercial y la parte no comercial. Para la parte puramente comercial, que es la que tiene resitencia, «solo» se requeriría una votación por mayoría cualificada en lugar de la aprobación de los 27 miembros, lo que significa que al menos 15 estados miembros de la UE que representen al 65% de la población de la UE tendrían que aprobar el acuerdo. En consecuencia, se necesitarían al menos cuatro estados miembros que representen al 35% de la población de la UE para bloquear el acuerdo un panorama muy factible dado «la resistencia agrícola» Francia en el asunto y seguramente Polonia y la gran duda será la posición de la Italia de Georgia Meloni.