Un mes antes de las elecciones los enemigos y críticos más severos de Frondizi denunciaron con bombos y platillos un supuesto Pacto espurio entre Perón-Frondizi por el cual, supuestamente, Frondizi en menos de dos años entregaría el poder a Perón tras un nuevo llamado a elecciones.
Era evidente que buscaban que el gobierno militar vetara la candidatura de Frondizi aduciendo un pacto espurio entre Frondizi y el llamado “tirano prófugo”, que desvirtuaría los objetivos de la Revolución Libertadora.La maniobra no prosperó.
En los discursos de esos días de la campaña electoral Frondizi desestimó reiteradamente la existencia del pacto que denunciaban sus opositores.
Un año después, con Frondizi en el gobierno, mientras la presión golpista llegaba al punto máximo, John William Cooke, que soñaba con la huelga revolucionaria, desde la izquierda peronista dio a conocer el texto del supuesto “pacto entre Perón y Frondizi”.
En el mismo, más allá de las reivindicaciones que Frondizi había expresado en la campaña electoral: “levantamiento de la proscripción al partido peronista”, “normalización de la vida sindical” y “devolución de la CGT a los obreros”, etc. se agrega una cláusula insólita, poco creíble, por la que Frondizi se comprometía a convocar a la reforma de la Constitución, la que declararía caducos todos los mandatos y llamaría a nuevas elecciones generales con la participación de Perón y el partido peronista. Todo esto en menos de dos años.
Es evidente que, ante una medida de ese tipo, las Fuerzas Armadas se harían cargo de inmediato del poder reivindicando “su Revolución Libertadora”, que era justamente lo que denodadamente buscaban los golpistas.Ni Perón ni Frondizi podían haber pergeñado tal acuerdo, imposible de cumplir.
Robert A. Potash en su libro: “El ejército y la política en la Argentina” 1945-62, en página 364 dice a respecto: “Aceptar el papel de un presidente que cesaría apenas dos años después y que serviría como nexo legal para reponer el peronismo, es algo que muy poca relación tiene con la ambición política que había llevado tan lejos a Frondizi”.En el mismo libro, página 356, Potash cita palabras del Almirante Isaac Rojas de una entrevista que le hizo el 29 de mayo de 1970. Respecto al supuesto pacto Rojas le dijo: “Lo cierto es que ni el general Aramburu ni yo creímos que el Dr. Frondizi pudiese haber contraído un compromiso de esa naturaleza con Perón”.
En junio de 1959 el ministro Vítolo asistió al Congreso de la Nación y leyó una declaración de Frondizi de los que rescato este párrafo: “No he suscripto pacto político alguno. La firma que se me atribuye ha sido falsificada. Puede Ud. empeñar en esta afirmación, ni honor ante Dios y ante la Historia. Los únicos compromisos que tengo adquiridos son los que asumí públicamente ante el pueblo de la Nación”.
Los peritos calígrafos designados para analizar la firma de Frondizi y compararla con la de numerosos documentos oficiales firmados por él mismo, señalaron que los rasgos de la misma no son similares ni coincidentes con las que usaba Frondizi en sus actos normales, y que la extensión de la firma inclinaba a sostener “juris tantum” que no pertenecía al entonces Presidente de la Nación.
El dictamen de los peritos hizo la salvedad que no se trabajó sobre el documento oficial del supuesto pacto pues nunca se encontró el documento supuestamente original, pues lo que tuvo amplia difusión fue una copia en “offset” y, señalaron, que como es sabido, las pericias no pueden practicarse sobre copias.
No obstante, pudo determinarse que el documento, que se decía redactado en Caracas, fue escrito en una máquina “Remington” de origen nacional. El informe agregaba que el documento, al ser copiado, había perdido la dimensión original, tanto de los espacios usados entre renglón y renglón, como el tamaño de las letras. También destacaban que no podía descartarse la posibilidad de que una vez confeccionado el documento se hubieran adosado las firmas mediante fotografías de esas firmas usadas en otros documentos
privados u oficiales.
De todas maneras, los peritos calígrafos dictaminaron que la firma que figuraba en el documento, que se denunciaba como supuesto pacto, no era la de Frondizi.
Tengo ante mí una copia ampliada del documento analizado, con la supuesta firma de Frondizi y otra, también ampliada de la firma de un documento oficial verdadero. Se pueden ver claramente las diferencias señaladas por lo peritos. (Del tomo 4 de “Frondizi-Historia y problemática de un Estadista”, páginas 114 y 115.
SI BIEN NO HUBO PACTO, EL ACUERDO PREELECTORAL EXISTIÓ
De todas maneras, Frondizi y Frigerio nunca negaron que hubiera existido un acuerdo preelectoral, que algunos llamaran Pacto, pero no en los términos en que fuera denunciado en el documento apócrifo que se exhibió.
Antecedentes: En los meses posteriores a las elecciones de Constituyentes, donde triunfaron los votos en blanco, la tendencia de la mayoría de los peronistas que habían votado de esa manera, fue cambiando. Cada vez fue mayor la tendencia a votar por el candidato que se oponía a la política de la llamada Revolución Libertadora. Y la candidatura de Frondizi les inspiraba confianza.
Al respecto, en un reportaje que le hace el periodista Alberto Amato a Frondizi y a Frigerio (del libro “Cuando fuimos gobierno – Conversaciones con A. Frondizi y R. Frigerio”), Frondizi expresa que era evidente que “nuestra propuesta en 1958 gozaba de un respaldo mayoritario”, y agrega: “Muchos votos peronistas, que en las elecciones de constituyentes de 1957 se habían expresado en blanco, ante las elecciones presidenciales iban a volcarse en forma positiva y, por supuesto, no hubieran respaldado el candidato que auspiciaba la Revolución Libertadora. Esto quiere decir que nosotros ganábamos las elecciones sin necesidad de un acuerdo explícito con el peronismo. No obstante ello, buscamos abiertamente un entendimiento con Perón para incorporar lo más orgánicamente posible – dadas las condiciones políticas que imperaban entonces – ese movimiento al esfuerzo que se iba a realizar desde el gobierno”.
Rogelio Frigerio, en la revista “Todo es Historia” de marzo de 1988, dice al respecto: “Algo no queríamos, creo que con verdadera lucidez: no podíamos permitirnos que el triunfo electoral que llevara al Doctor Frondizi a la presidencia de la Nación fuese el triunfo de clase media sobre la clase obrera. Ello le hubiese impreso un contenido de revancha que haría imposible nuestra política de paz social y participación de todos los argentinos en la construcción de un nuevo país”.
Y en citado reportaje del libro de Alberto Amato, Frigerio dice: “La reconstitución del movimiento obrero organizado era un prerrequisito de la alianza de clases y de sectores sociales que se necesita para el desarrollo nacional”… “Es decir, la legalidad para el peronismo, la devolución de la CGT y de las organizaciones sindicales al movimiento obrero y la Ley de Asociaciones Profesionales que sancionó el gobierno desarrollista, formaban parte de nuestro programa”… “Nosotros hubiéramos tomado esas medidas con o sin compromiso con Perón. No obstante, preferimos llegar a este acuerdo con Perón, pese
a que nos habíamos comprometido públicamente a ello”.
Y Frondizi concluye en el aludido reportaje expresando que las medidas adoptadas, como la ley de amnistía, la devolución de la CGT al movimiento obrero y el levantamiento de las proscripciones y de las inhabilitaciones a millares de dirigentes peronistas, fueron combatidas por la oposición, en especial por el radicalismo. “En definitiva, dice, la causa inmediata del golpe de estado de marzo de 1962 fue la victoria parcial del peronismo en la elección de ese mes”.
“De suerte que todo el anecdotario del “pacto” carece de relevancia ante el hecho de que existió y sobre todo que el gobierno lo cumplió en todo lo que era sustancial a despecho de las tremendas dificultades, incluidas las creadas por grupos peronistas intransigentes y extremistas”.
“Por otra parte, lo hicimos sin violentar nuestras convicciones, pues esas determinaciones que el gobierno desarrollista adoptó formaban parte de su programa y se hubieran adoptado con o sin pacto con el general Perón, como que seguimos defendiendo hoy los principios que las sustentan”.
Reitero: el mismo día que asumió el Gral. Lonardi, tras el derrocamiento de Perón, Frondizi declaró que el partido peronista no debía ser proscripto y que había que respetar la C.G.T. (ver capítulo anterior). Y en esa misma tesitura se mantuvo antes y durante toda la campaña electoral.
Y ya en el gobierno sus primeras medidas fueron: la ley de amnistía, le restitución de los gremios a sus afiliados, la reconstitución de la C.G.T., la Ley de Asociaciones Profesionales y el levantamiento paulatino de la proscripción del peronismo, que culmina en las elecciones del 18 de marzo de 1962, que provocaron el golpe de estado y el derrocamiento de Frondizi.
Frondizi no necesitaba el respaldo de Perón para ganar las elecciones, eso está demostrado. Pero el respaldo de Perón era necesario para darle más legitimidad a su proyecto de gobierno. Frondizi proclamaba: Paz Social, Legalidad y Desarrollo, como pilares de su política de cambio de estructuras.
El autoabastecimiento petrolero y el desarrollo de la siderurgia y la industria pesada, eran los primeros pasos que se debían dar para que el proyecto industrialista que impulsó el peronismo tuvieran sustento sólido y permanente. (ya lo había expresado Perón en el citado discurso del 1º de mayo de 1954 ante el Congreso de l Nación). Por eso Perón dio su apoyo al candidato desarrollista en 1958.
Y un año después del derrocamiento de Frondizi, para las elecciones de 1963, Perón promovió el Frente Nacional con Frondizi, lo que obligó a los militares a proscribir la fórmula presidencial de dicho Frente.
Y en 1973 volvió a incorporar a Frondizi en el Frejuli, como principal aliado, y le cedió al MID el 20% de las candidaturas a diputados nacionales y la gobernación de Santa Fe. El documento “La única verdad es la realidad” es un verdadero programa de desarrollo económico, que parece escrito por Rogelio Frigerio.
Pero lo importante es destacar que, después de su derrocamiento, en 1955, Perón siempre concurrió a elecciones en alianzas con Frondizi y su partido. Lo apoyó en 1958, y lo incluyó en el Frente en 1963 y en 1973.
LA DECISIÓN DEL PERONISMO DE VOTAR A FRONDIZI
Respecto a la decisión del peronismo de apoyar la candidatura de Frondizi vale la pena relatar la evolución de los hechos. Si bien había importantes sectores del peronismo que simpatizaban con las posturas de Arturo Frondizi, para las elecciones convocadas para elegir convencionales para la Reforma de la Constitución, la postura del peronismo fue clara y casi monolítica: votar en blanco, como una manera de no legitimar una reforma que era a todas luces ANTICONSTITUCIONAL, pues la necesidad de reforma puede ser dictada sólo por el Congreso de la Nación por el voto de las dos terceras partes de la totalidad de sus miembros. Estaba claro que un gobierno “de facto” no tenía esa facultad, y menos aún con la proscripción del peronismo.El voto en blanco en las elecciones para constituyentes también servía para que el peronismo pudiera expresar en conjunto su repudio al gobierno militar y demostrar que estaba unido.
La UCRI de Frondizi también se oponía a la Reforma de la Constitución por las mismas razones, pero su postura fue concurrir al comicio con la idea de impugnar la reforma y retirar los convencionales electos para dejar a la Convención sin quórum. Cosa que se cumplió a medias, pues a pesar de tener la UCRI el bloque mayoritario no le alcanzó para romper el quórum el primer día. Pero dejó a la Convención Constituyente con quórum estricto, que se rompió a los pocos días con el retiro de convencionales de otros partidos.
De esta manera la Convención Reformadora sólo logró incorporar el art. 14 bis, y de allí en más fracasó el intento de una Reforma que hubiera sido viciada de nulidad.
Tanto Frondizi, con la concurrencia para romper el quórum, como Perón, con la abstención y el voto en blanco, lograron el objetivo de impedir una reforma tramposa e inconstitucional.
Pero para las elecciones presidenciales el peronismo debió cambiar su estrategia. Las bases peronistas no estaban dispuestas a volver a votar en blanco. Paso a transcribir algunos párrafos de Rogelio Frigerio en el libro de Fanor Díaz: “Conversaciones con Rogelio Frigerio” (pág. 39, 40 y 41):“Rápidamente fue creciendo una presión favorable al voto positivo dentro del peronismo. La autocrítica a la actitud votoblanquista fue impulsada desde las bases hacia la cúpula. Entre los obreros, los delegados de fábrica y los activistas de barrio, iba creciendo el convencimiento de que para derrotar al gobierno no había que abstenerse, sino votar positivamente; votar por la UCRI que ofrecía un programa de conciliación nacional, de paz, de legalidad para todos, de trabajo y de desarrollo”…
“La marea llegó al máximo organismo de conducción que mediaba entre Perón y los cuadros peronistas de la Argentina. Me refiero al Comando Adelantado, que funcionaba en Chile, donde se discutió y votó sobre este tema. Decidieron que apoyar al candidato de la UCRI era lo más conveniente para el peronismo y transmitieron a Perón esa decisión a modo de asesoramiento”. “Coincidieron en eso por diversas razones: unos porque veían que ése era el camino para reconstruir el movimiento nacional, y otros porque advertían
que una orden de votar en blanco desobedecida u obedecida parcialmente –
como ocurriría si lugar a dudas – equivaldría a una derrota”. “Perón, como yo advertí más tarde en mi entrevista con él, venía formulándose esas reflexiones”. Vale la pena leer estas páginas y las siguientes. Frigerio relata cómo fue convocado por Perón a Caracas, donde estaba exiliado, pues quería hablar con alguien que representara a Frondizi, y los distintos temas que trataron. Después de dos o tres días las conversaciones se interrumpieron pues el gobierno de Pérez Giménez, de Venezuela, fue derrocado por un golpe militar, y Perón debió asilarse en la embajada de Santo Domingo y exiliarse luego en la República Dominicana. Frigerio volvió a la Argentina y en la revista “Qué…” hizo la crónica de su visita a Caracas bajo el título “Misión cumplida” y agregó. “Todo estaba muy claro, no había nada espurio ni oculto”.
Ante la pregunta de un supuesto Pacto secreto con Perón, responde: “Le voy a contestar concretamente, con las evidencias de que nuestro acuerdo con Perón no fue secreto”.
“En primer lugar todas las supuestas cláusulas del pacto, nuestros compromisos, eran en realidad el programa de reconciliación que enarbolamos contra la marea antiperonista y antipopular de 1955. Y era un programa expuesto abiertamente en todas las esquinas y en todas las calles de la república. Estaban expuestos sin tapujos en los discursos de Frondizi durante la campaña electoral y estaba impreso y desarrollado interminablemente en la
revista “Qué…”. Todo el país lo conocía, no sólo no era un secreto, sino que fue la condición de nuestro triunfo”.
Y en página 44 Frigerio, refiriéndose a la política petrolera, a la de inversión de capitales para el desarrollo, a la ley de Asociaciones Profesionales, es decir una ley que asegurara la unidad del movimiento obrero y evitara su atomización, dice: “No fueron cosas secretas. Como no lo fue la decisión de terminar con la antinomia peronismo-antiperonismo y con las proscripciones.” Y agrega: “Lo que hablamos y acordamos con Perón era exactamente eso, lo que era público y estaba ya acordado con las mayorías peronistas dispuestas a apoyar la candidatura de Frondizi y el programa de desarrollo y de conciliación nacional”.
“Y aquí viene la otra evidencia. Después de las elecciones del 23 de febrero nosotros teníamos la preocupación de que el sector “duro” del peronismo entrara en una provocación que favoreciera el propósito del sector “quedantista” del gobierno, de no entregar el poder a Frondizi. Con motivo de esa provocación yo viajé a Ciudad Trujillo, donde estaba entonces Perón, y se lo expuse con toda franqueza. Él coincidió en que existía ese riesgo y envió una frase terminante: “el peronismo no tiene ningún botín que reclamar por la victoria”.
Los temores de Frigerio, sobre la actitud de los sectores duros del peronismo de izquierda, que encabezaba John W. Cooke, eran fundados. Pretendieron desestabilizar en forma permanente al gobierno de Frondizi, con el sabotaje a los pozos petroleros (Perón ordenó levantar la huelga de los petroleros en noviembre de 1958), y en enero de 1959 con la pretendida huelga revolucionaria por tiempo indeterminado que, queriéndolo o sin querer, era totalmente funcional a los sectores gorilas, que le daban mucha prensa. Pocos meses después Perón desplazó a John W. Cooke del Comando Táctico. El dirigente de la izquierda peronista se trasladó a Cuba donde se radicó
por varios años.
Extracto de: Ferrari Del Sel, Eduardo «Arturo Frondizi. El Estadista del Siglo XX
“La epopeya desarrollista”- 1a ed . – Rosario: Ediciones Tinta Roja, 2018. Libro II
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