Hoy en día, las empresas además de buscar su beneficio económico (hecho sustancial para perdurar en el tiempo) han comenzado a manifestar su compromiso de generar un impacto también en lo social y lo ambiental, como parte de su mismo propósito empresario. Se trata de las organizaciones que buscan el “Triple Impacto” : Económico, Social y Ambiental.
Esto ha llevado a que aparezcan las llamadas Empresas B, y que se empiecen a ver las calificadoras que otorgan la certificación pertinente a las empresas que adhieren, y cumplen los requisitos, de dicho sistema. Estar en el Sistema B, hoy por hoy, es una herramienta poderosa desde lo comercial dado que a cada vez más a a los consumidores y clientes les importa que haya empresas que busquen dicho triple impacto. Por ejemplo, hay sitios de internet, como por ejemplo el conocido portal “Mercado Libre” que da prioridad o mejora el posicionamiento en la pagina, a aquellas empresas que estén certificadas como empresas B. Lo mismo hace Amazon en el diversos países del mundo.
Refuerzo que no se trata de simplemente ser cuidadoso del ambiente o comprometido con la comunidad, sino que estas empresas en sus propios estatutos declamen como propósito que además de ganar dinero, se proponen actividades para mejorar el medio ambiente, y trabajar en post de mejorar el entorno social donde desarrollan sus actividades. Por supuesto, lo escrito, se debe acompañar con hechos.
Y así vemos como empresas empiezan a tratar sus propios residuos como lo que son , es decir recursos o materias primas para comenzar nuevos procesos productivos. Muchas a veces con un costo muy bajo. Este tipo de empresas genera un bienestar social importantísimo, porque vuelve a meter al sistema bienes que iban derecho a un basural o relleno sanitario, o el caso de plásticos implica que no se utilice combustible fósil, o en el caso de papel que no se talen arboles. Merece especial atención el caso de los Bioplasticos, rama de la bioeconomia en la que argentina tiene potencial. Se trata de aquellos plásticos que se generan a partir de residuos orgánicos como desechos del proceso de aceite o alcohol gracias aenzimas y bacterias que generan una sustancia con las propiedades del plástico lo que permite por ejemplo para hacer bidones (que al ser utilizados en el campo por ejemplo, y degradarse en el contacto con el suelo, en un lapso de corto tiempo, se integran al eco sistema sin producir daño ambiental alguno). Ejemplos como estos, son avances hechos por la ciencia en nuestro país, por empresas privadas con apoyo de organismos como Conicet y otros. Trabajando en conjunto, sector privado y sector publico.
Este tipo de colaboraciones tiene mucho que ver con la ideología desarrollista del siglo XXI que es la conjunción de Estado y privados en pos del beneficio económico que genere trabajo y riqueza, pero también contribuya con la integración no solo ya de la propia comunidad entre sí sino tambíen con su medio ambiente.
Para la mejora social, muchas de estas empresas de triple impacto trabajan con sectores vulnerables en distintos aspectos: las empresas de reciclaje trabajan con cooperativas de recolectores urbanos, dotándolas de un trabajo en blanco y con todos los elementos, o trabajan con sectores como las madres solteras, o gente que ha sido privada de la libertad por hechos condenados e insertar dichos ciudadanos en el ámbito laboral, sin duda que les da una mejor reinserción social.
En nuestra visión desarrollista el Estado debe promover a las empresas de triple impacto, cuando se verifica y certifica que son Empresas B. Y lo puede hacer de distintas formas. Con políticas publicas que incentiven a estas certificaciones, con políticas crediticias (hay múltiples fondos “verdes” en el mundo para ello), con políticas impositivas a nivel nacional, provincial y municipal. No es lo mismo una empresa que no se preocupa por lo ambiental o lo social, que una que si lo hace desde su propio propósito y misión. No nos es indiferente.
Las empresas, como ámbitos que solucionen distintas problemáticas, muchas veces, suelen ser mas eficientes que los Estados. Por organización, por foco, por rapidez en las decisiones. Es una buena forma de poner en valor la solución a muchos de los problemas de distinta índole de la sociedad moderna que muchas veces el Estado se muestra ineficiente.
Desde nuestros actores y espacios políticos, debemos promover este debate. Es algo muy sensible a nuestra sociedad y a las nuevas generaciones y que sin duda puede ser un valor importante en la visión desarrollista del siglo XXI.