Los expertos dicen que es probable una larga guerra de desgaste con más víctimas. BBC
Los expertos dicen que es probable una larga guerra de desgaste con más víctimas. BB

El estancamiento de las fuerzas armadas ucranianas a dos años de la invasión rusa genera desconcierto y altos grados de temor. Si bien se esperaba que la contraofensiva a gran escala del verano pasado que estuvo asesorada por Estados Unidos con el fin de recuperar territorio ocupado y llegar al mar Azov fuese un éxito, sin embargo, la operación fue fallida.

La ilusión se desvaneció en un baño de realidad y la expectativa se fue desinflando y nada de lo esperado sucedió. La guerra está en una situación crítica para Kiev.

Por debajo en los pasillos del Gobierno de Volodímir Zelenski se habla de fracaso a pesar de que el avance si bien causó perdidas en el ejército ruso no pudo doblegar a las fuerzas de Moscú y mucho menos recuperar territorio.

Actualmente, alrededor del 18% del territorio ucraniano permanece bajo ocupación rusa, incluida la península de Crimea anexada en 2014, y gran parte de las regiones de Donetsk y Luhansk en el este que Rusia capturó poco después. BBC
Actualmente, alrededor del 18% del territorio ucraniano permanece bajo ocupación rusa, incluida la península de Crimea anexada en 2014, y gran parte de las regiones de Donetsk y Luhansk en el este que Rusia capturó poco después. BBC

Aunque no se reconoce públicamente la contraofensiva entro en un punto de estancamiento desde la llegada del invierno. Los más de 500 kilómetros cuadrados sumado a la liberación de varias localidades no han sido en el balance final una ganancia para nada y los reproches no faltaron entre el Gobierno y el generalato. La medida adoptada por Zelenski, tras meses de la fallida contraofensiva, fue el reemplazo del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Valeri Zaluzhni, sustituido por el general Oleksandr Syrski. El líder ucraniano no solo controla la política sino también ahora el ala militar.

Aun cuando las ayudas de EE. UU y la OTAN con material bélico sumado a las sanciones económicas a Rusia por parte de la Unión Europea y la administración Biden, no fueron suficientes para Kiev que sigue pidiendo y suplicando más armamento y apoyo políticos a sus socios de occidentales. Desde el comienzo del conflicto Zelenski supo manejarse con soltura en las aguas diplomáticas llevando su voz por las capitales europeas y americanas siendo un comunicador eficiente en tiempos de guerra. La parálisis auspiciada por los republicanos en el Congreso de Estados Unidos sobre nuevos fondos suplementarios, que alcanzarían 60.000 millones de dólares de ayuda, son un verdadero dolor de cabeza para Kiev y un alivio para Moscú, que acompaña su estrategia de desgaste a las fuerzas ucranianas y mostrar a la OTAN que no hay salida a corto plazo del conflicto.

Al Kremlin no le interesa las pérdidas humanas propias, tiene suficiente ventaja numérica según su perspectiva que cuenta con capacidad militar para entrenar y enviar a unos 130.000 soldados al frente cada seis meses. Su capacidad de combate es total tanto por tierra y aire sumado al bloqueo en el Mar Negro. La fuerzas rusas han lanzado misiles, drones y cohetes a ciudades ucranianas con un objetivo muy claro: agotar las defensas antiaéreas de Ucrania.

La intención de Vladimir Putin es desmoralizar a las tropas ucranianas y su pueblo y, también, paralizar su economía golpeando con ataques certeros sus infraestructuras eléctricas y plantas de agua. La sanciones económicas occidentales impuestas a Moscú golpearon en cierta manera la economía rusa, pero supo apoyarse en su mayor aliado China para palear su golpeada economía y con Irán con el suministro de material bélico. Sin embargo, Rusia que juega a ganar tiempo para producir más armamento para el esfuerzo bélico; también la prolongación del conflicto genera cerca de un billón de rublos, algo más de 11 mil millones de dólares cada mes. Según fuentes de la OTAN, los gastos de la guerra suponen ya más del 30% de todo el gasto público del país. El conflicto se está alimentando a costa de grandes recortes en educación, sanidad e infraestructuras.

Además, de agotar las reservas del Fondo Nacional de la Riqueza de Rusia sumado a las grandes pérdidas humanas. Estas cifras que dan escalofrió a la larga no solo daña a la economía rusa, sino que la guerra se tornará impopular en la sociedad que en estos momentos hay sectores que manifiesta su disconformidad, pero son silenciados por el régimen de Vladimir Putin.

Los motivos y las posibles salidas de la guerra en Ucrania

Del otro lado, los costes de Ucrania también son altos, pero las ayudas de Occidente con la conformación del Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania, también conocido como grupo de Ramstein, que nuclea a 54 países que apoyan la defensa de Ucrania con entregas de equipos y dinero tienen un PIB combinado de más de 50 billones de dólares. Casi 30 veces el tamaño de la economía rusa. En términos económicos es la mayor alianza jamás construida. En lo que va del conflicto estos países desembolsaron unos 110 millones de dólares que supone un 0,20% de su PIB, una cifra ínfima. Si la voluntad de estos países es seguir apoyando el esfuerzo bélico ucraniano para desplazar de su territorio a las fuerzas rusas con unos 0,05% del PIB, que representan 120 mil millones de dólares más para Ucrania entre 2024 y 2025. Es una cantidad considerable y suficiente para hacer frente al coste de la guerra durante al menos dos años.

Sin embargo, dejando de lado la economía del conflicto para ambas partes, analistas, funcionarios tanto estadounidenses y sus homólogos europeos anticipan un año difícil en el frente donde las fuerzas ucranianas pondrán énfasis en la defensa y dejarán de lado la ofensiva. La estadística marca que Moscú controla una quinta parte del territorio ucraniano, incluida Crimea anexada en 2014, y varios territorios extensos del sureste ucraniano.

Utilizando estrategias de la Primera Guerra Mundial, Rusia lanza gases químicos y un poder potente de artillería. El estancamiento en el frente es una realidad. Independientemente utilizando idénticas estrategias con movimientos de pinzas efectivos del ejército ruso cerco y desgastó a las fuerzas ucranianas tanto en Bajmut como en Avdiivka que posibilitó la recuperación de ambas ciudades que significó un duro golpe para Kiev.

Estos logros agigantan a Vladimir Putin que busca en los próximos comicios, del 17 de marzo, su quinta reelección ya asegurada. Indomable el líder ruso mantiene una férrea frialdad y marca con autoridad suprema cada movimiento en el campo de batalla tanto bélico y político. Toda voz disidente a su figura se paga con la vida. La muerte reciente de su mayor opositor Alexei Navalny muestra la impunidad con la que se mueve este zar del SXXI. Fuera del campo de batalla, Putin mira atentamente las próximas elecciones en Estados Unidos. La posibilidad de que vuelva al poder el expresidente, Donald Trump podría reducir la ayuda a Ucrania y peor aún retirar a EE. UU de la OTAN a la que se refirió que «animaría a Rusia a hacer lo que quisiera» con la alianza del norte si los europeos no gastan más en defensa, expresiones que el republicano mantuvo en todo su mandato. Para Putin sería un escenario ideal la llegada del magnate millonario porque empujaría a Kiev a negociar una paz. Todo lo contrario, si Joe Biden es reelegido en el cargo.

La administración Biden y sus socios europeos están planificando a largo plazo mantener la ayuda a Ucrania y fortalecer a la OTAN. Implica ayuda económica y de seguridad y que Ucrania a futuro sea miembro de la Unión Europea y de la OTAN. Además, de imponer nuevas sanciones económicas a Moscú. En ese sentido, la UE tomó la decisión por unanimidad de un nuevo paquete de sanciones al Kremlin y nuevos fondos en ayuda a Ucrania.

La guerra en su segundo aniversario llega en un punto de estancamiento, desgaste en ambas fuerzas y con decenas de miles de muertos y ciudades colapsadas y destruidas. La certeza muestra que la contraofensiva del 2023 ucraniana fracasó, lo que esfumo la posibilidad del fin del conflicto a corto plazo.

No cabe duda de que una derrota de Ucrania es inadmisible para la seguridad de Europa y el mundo porque dejaría manos libres para que regímenes autocráticos como China e Irán puedan imitar la aventura bélica de Putin. Tanto Europa y principalmente Polonia y los estados bálticos están en alerta máxima por posibles movimientos de Putin hacia sus territorios. Por eso, el apoyo sigue siendo incondicional hacia a Ucrania. Y Kiev sabe que sin respaldo de Occidente su existencia está en peligro.