Petróleo
El presidente Frondizi ajusta una válvula en la estación terminal del gasoducto Campo Durán-Buenos Aires, en Pacheco

El 23 de marzo de 1985, el presidente Raúl Alfonsín presentó el Plan Houston ante un grupo de petroleros americanos. El plan tenía una reminiscencia inobjetable de la política que Arturo Frondizi impulsó en la Batalla del Petróleo. La misma política a la que se había opuesto férreamente la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), partido del que había sido dirigente Alfonsín. ¿Hubo un giro desarrollista en el radicalismo?

El Plan Houston, implementado a través del decreto 1443/85 reglamentó los artículos 2, 11 y 15 de la ley 17318/64, que había sancionado el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía. Las medidas impulsadas por Alfonsín establecía que el Estado nacional era el dueño de los yacimientos hidrocarburíferos y que todo el petróleo extraído era propiedad de YPF. También convocatoria a concurso público internacional e impulsaba la celebración de contratos con firmas privadas para la exploración y explotación de hidrocarburos. Las empresas contratistas, en este esquema, no adquirían derecho minero alguno sobre los yacimientos que descubrieran ni dominio sobre los hidrocarburos. Las empresas contratistas trabajarían asociadas a YPF. Para las concesiones se usaron los preceptos de la ley 14.773 de 1958 que nacionalizó el dominio del petróleo. De este modo las empresas privadas solamente participaban a través de contratos de obras y servicios.

El proyecto del alfonsinismo era, lisa y llanamente, una reivindicación de la política petrolera de Frondizi. Lo que representó un giro sorprendente si se tiene en cuenta que su mismo partido, durante la presidencia de Arturo Illia, anuló los contratos petroleros firmados durante el gobierno desarrollista, a los que calificó de «ilegales e inmorales».

Frondizi cumplió el legado de Mosconi e Yrigoyen

Los fundamentos del Plan Houston

¿Cómo se explica ese viraje en el radicalismo? Algunos indicios están en el mismo decreto 1443/85. En los considerandos señala que las empresas públicas del sector energético habían sufrido una «sensible descapitalización», un «injustificado endeudamiento» y «pérdida de mercados», lo que en el caso de YPF había significado pérdida de capacidad operativa y una menor incorporación de reservas de hidrocarburos. El estancamiento en las reservas comprobadas de petróleo, destaca el decreto, exigía una política «orientada a asegurar el autoabastecimiento, lograr un adecuado de reservas y obtener márgenes exportables crecientes, coadyuvando de tal modo a mejorar los términos del sector externo y a contribuir al desarrollo del país, para bienestar de su pueblo». 

Durante campaña de 1983, sin embargo, la UCR ya había esbozado los lineamientos de esta política petrolera. Conrado Storani, que entonces era presidente de la Convención Nacional del partido y luego fue Secretario de Energía y Combustibles, lo explicó así en una entrevista para la revista Realidad Economica: «Seguimos afirmando que la explotación del petróleo pasa por el monopolio de YPF en todas las etapas del proceso. Pero también es cierto que aceptamos los contratos de locación de obras y servicios, los auténticos, los que sean tales. (…) Cuando se entrega el pozo para que una empresa privada extraiga el petróleo y nos lo venda, es un contrato de explotación y no lo aceptamos. Como ya lo planteó nuestro partido, será inexorable la revisión por parte del próximo Congreso de los contratos renegociados».

El presidente Alfonsín anticipó los lineamientos de lo que iba a ser el Plan Houston el 13 de diciembre de 1984, durante la celebración del Día del Petróleo, en Comodoro Rivadavia. «Tenemos que sacar nuestro petróleo —sostuvo Alfonsín—, exportar nuestro petróleo y hacernos las divisas necesarias para desarrollar el país. Pero será YPF quien dirija esa política fundamental. Serán los técnicos y los trabajadores de YPF los que definan con criterio nacional una política que resulta de aquí en adelante fundamental, no sólo para el desarrollo de nuestra economía sino además para el desarrollo de la justicia social. No escapará a este esfuerzo el sector privado, y es por eso que estamos dispuestos a seguir, corro lo hemos sostenido toda la vida, con contratos de locación de obras y contratos de locación de servicios; con contratos transparentes, claros, que realmente operen en beneficio de la Nación y de YPF. Y vamos a lograrlo así como lo hicimos recientemente ayer se firmó el decreto con la modificación de ocho contratos que permitan recuperar para YPF fundamentalmente un precio fijo y claro y la posibilidad de ingreso a las áreas»

Rodolfo Terragno, ministro durante el gobierno de Alfonsín, de origen desarrollista, justificó el giro de esta manera:»Alfonsín se negó a privatizar YPF; pero, como Frondizi, otorgó permisos de exploración (Plan Houston, 1.300.000 km2) e hizo que la empresa formara joint ventures para la explotación. Resultado: el país, que había vuelto a importar petróleo, recuperó en 1988 el autoabastecimiento. Pese a altibajos, y cambios de política, la Argentina ya no volvería a depender del petróleo importado».

«Un giro altamente elogiable»

En el marco del Plan Houston se firmaron treinta y tres contratos y se realizaron cuatro rondas licitatorias. YPF compraba el crudo, era el contratante y también la empresa socia de la contraparte privada en los descubrimientos exitosos. La política recibió críticas del Sindicato de Petroleros, encabezados por Juan Carlos Crespi, que decían defender el interés y el patrimonio nacional. El plan, sin embargo, se inscribía en el sistema de explotación por empresas estatales, ya que operaba con contratos de locación de obras y servicios con particulares.

El mismo Frondizi elogió el Plan Houston en una entrevista con la revista Somos, donde declaró: «Que el gobierno se disponga a revisar 50 años de prédica tenazmente refractaria, que se disponga a recorrer el camino del autoabastecimiento que nosotros transitamos hace un cuarto de siglo, configura un giro político altamente elogiable. Con Frigerio lo hemos celebrado como un paso que puede contribuir para emerger de la crisis».

Cuando Alfonsín entregó el poder a Carlos Menem, todo indicaba que el presidente peronista iba a seguir la política iniciada por su antecesor. Como gobernador de La Rioja, Menem había firmado un contrato de exploración para que la búsqueda de petróleo en la provincia. Y eso a pesar de la oposición del Partido Justicialista (PJ) a nivel nacional. Menem, sin embargo, dio un viraje programático y lanzó el Plan Argentina, que echó por tierra el concepto de Planificación Estratégica. Las reformas legales permitieron que las compañías privadas tengan libre disponibilidad del petróleo y eliminaron el derecho de asociación por parte de YPF. Además, con la sanción de la ley de emergencia económica se abrió la puerta a la privatización de YPF. Los más grave, sin embargo, fue que el Estado Nacional dejó de ser el dueño de los hidrocarburos del subsuelo. Y esto quedó asentado en la Constitución Nacional de 1994. El artículo 124 de la Carta Magna da a las provincias el control de los recursos naturales en su territorio. Esto incluye, por supuesto, el petróleo. Una regresión histórica, que deshizo un pilar de la política petrolera defendido por Mosconi, implementado por Frondizi y reforzado por Alfonsín.

A pesar de la reivindicación histórica de la Batalla del Petróleo por parte de Alfonsín, no faltará en el propio radicalismo quien continúe diciendo al día de hoy que Frondizi entregó el petróleo nacional. Quien lo diga, no comprende que el mismo Hipólito Yrigoyen había previsto la explotación del petróleo mediante contratos de explotación en su proyecto de Explotación de Minas de Petróleo. Lo importante, entendía Yrigoyen, era que los recursos hidrocarburiferos se explotasen y no quedarán importantes bajo la tierra y que al mismo tiempo sean propiedad de la Nación, algo que se dio bajo el esquema que se ideó e implemento en la Batalla del Petróleo y con el propio Alfonsín con su adaptación a la misma en el llamado plan Houston.