Cada semana que pasa en la administración de Alberto Fernández se afianza la idea de que quienes manejan las cajas del Estado pertenecen a miembros que responde directamente a la vicepresidenta. No caben dudas que en este primer año de gobierno Cristina impuso su impronta y que en cierta manera es ella quien maneja los hilos de una paupérrima gestión a su antojo. Dejó su sello distintivo en varias áreas del Estado. Su sombra siempre está latente y atenta a posibles recambios de funcionarios por un acólito suyo. La última baja resonante se produjo en YPF con la salida de Guillermo Nielsen. El exprecandidato a jefe de gobierno de CABA nunca fue del agrado de Cristina. Además, la actual estructura interna de YPF ya era manejada por La Cámpora. Ya hubo movimientos en abril pasado con la asunción de Sergio Affronti como CEO de la compañía.
El reemplazo de Nielsen es Pablo González, exdiputado nacional y exvicegobernador de Santa Cruz, un alfil puro, de llegada directa con Cristina y especialmente con Máximo Kirchner, su exjefe en la Cámara baja. YPF, compañía que el Estado cuenta con el 51% de las acciones desde la expropiación de 2012, y con el nuevo canje de deuda, la petrolera consiguió una adhesión de un 60%. Representa una caja jugosa que el año pasado proyectó inversiones U$$2800 millones.
La movida de reemplazos en la actual administración comenzó hace diez meses con cambios claves en la gestión que fueron asignados por Alberto Fernández, pero que finalmente fueron eyectados por Cristina. Una de las primeras bajas fue el Alejandro Vanoli, que tenía a cargo el ANSES. La pésima foto a principios de abril del año pasado con las largas filas de jubilados que concurrieron a los bancos a cobrar sus haberes, en pleno aumento de casos de Covid-19 y en la fase más estricta de la cuarentena que impulsó el presidente. Fue la gota que rebalso el vaso de constantes roces que terminó con su salida del ente autárquico. Inmediatamente se hizo cargo del área María Fernanda Raverta, integrante de La Cámpora, y quien venía ser ministra de Desarrollo de la Comunidad en la provincia de Buenos Aires, con Axel Kicillof como gobernador. Sus arcas tienen el presupuesto más abultado de la administración: casi $4 billones en 2021.
El segundo recambio de importancia en la administración de Alberto Fernández fue en la Secretaría de Energía que estaba comandada por Sergio Lanziani, un funcionario que llegó con la aquiescencia del presidente. Durante sus ochos meses de gestión nunca poder real y sus funciones fueron limitadas. El sector energético es un área de gran importancia para Cristina. El reemplazante fue el rionegrino Darío Martínez. Del riñón propio del kirchnerismo, por su paso en la Cámara de Diputados fue presidente de la comisión de Energía. Conocedor del sector, desde que asumió se trasladó todas las operaciones de la Secretaría al yacimiento de Vaca Muerta, también hubo cambio de ministerio a cargo del área, que pasó de Desarrollo Productivo, con Matías Kulfas como responsable, a Economía. La caja de la secretaría representa un presupuesto de $1.736 millones.
Otro gran cambio significativo se dio en noviembre pasado con la salida de la ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat, María Eugenia Bielsa. Era una protegida del presidente, pero muy cuestionada por su inacción en el área. Las riendas las tomó Jorge Ferraresi, entonces intendente de Avellaneda y principal referente del bloque duro de intendentes que acompañan al kirchnerismo y responden directamente a Cristina. La salida de Bielsa fue relevante porque se dio en el contexto de la carta de la vicepresidenta donde cuestionaba que “había funcionarios que no funcionan«. Como todo año electoral la obra pública es fundamental para mostrar logros en la gestión. La caja del ministerio es de $119.000 millones. cajas del Estado cajas del Estado cajas del Estado cajas del Estado
¿Las otras posibles bajas del gobierno?
Se sabe que ellos no son del agrado de Cristina. Una de las principales cuestionada por la vicepresidenta es la ministra de Justicia y Derechos Humanos, Marcela Losardo. Perteneciente al círculo íntimo del presidente, Losardo esta mal vista por el grueso del kirchnerismo de paladar negro por varias actitudes de la ministra, principalmente por no defender la reforma judicial. Su posible reemplazo sería el secretario de justicia, Juan Martín Mena, hombre de máxima confianza para Cristina.
Otra que esta en la mira de Cristina es la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, que es la única mujer de la mesa más chica de Alberto Fernández, junto al Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, y Juan Pablo Biondi, a cargo de la Secretaría de Comunicación y Prensa. La relación con la vicepresidenta es pésima a raíz del libro que publicó, en 2015, donde Ibarra recopiló los cambios de discurso de la expresidenta en temas como inflación, medios y corrupción.
Los otros cuestionados que podrían ser reemplazados por kirchneristas leales a la vicepresidenta son el muy resistido canciller Felipe Solá y el ministro de Trabajo Mariano Moroni, amigo del presidente, que mantiene un muy buen diálogo con la CGT y que para Cristina es otro de «los funcionarios que no funcionan». Allí les gustaría colocar a Héctor Recalde, un incondicional de la vicepresidenta que ocupa actualmente un cargo en el tribunal que juzga el desempeño de los fiscales. También integran la lista: Matías Kulfas (ministro de Producción, Gustavo Béliz (secretario de Asuntos Estratégicos) y los ya mencionados Vitobello y Biondi. Todos pertenecientes al núcleo duro del presidente.
El que logró salir del ojo de Cristina, por ahora, fue el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, hombre de máxima confianza del presidente. Dejó de lado el pragmatismo y tomó una postura más combativa que en cierta manera generó agrado en las filas kirchneristas. Si bien la excusa del gobierno en los cambios realizados son decisiones de la coalición gobernante, la política y las “famosas cajas del Estado” responden a los deseos de Cristina y su entorno que ya contaba desde el inicio de gestión con Luana Volnovich al frente del PAMI, en el ministerio del Interior con Eduardo “Wado” de Pedro y una ministra alineada como Elizabeth Gómez Alcorta a cargo de Mujeres, Géneros y Diversidad.