La excepcionalidad terminó en 2019. Hasta entonces, España era el único país europeo sin un partido de ultraderecha fuerte. En las elecciones generales de ese año, sin embargo, Vox se consolidó como la tercera fuerza nacional, con el 15% de los votos. No fue una sorpresa, sino la revalidación de los buenos resultados que había obtenido el partido de Santiago Abascal unos meses antes en los comicios autonómicos (las comunidades autónomas son el equivalente a las provincias argentinas). La derecha española, representada por el Partido Popular (PP) y Ciudadanos, decidió romper entonces el cordón sanitario, como se llamaba la política que vetaba las negociaciones con Vox. Aceptó el apoyo de la extrema derecha para formar gobierno en Murcia, Andalucía y Madrid a cambio de tolerar sus posiciones racistas y xenófobas. Pero nunca admitió que Vox ocupara cargos en el gobierno de una Comunidad Autónoma. Lo impensable, sin embargo, puede ocurrir esta vez en Madrid. Todo depende del resultado de las elecciones del martes 4 de mayo.
La polarización exacerbada de la campaña madrileña da cuenta de que está en juego algo más que un gobierno local. Varios dirigentes de la izquierda española fueron amenazados de muerte en las últimas semanas, entre ellos el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y Pablo Iglesias, líder de Podemos y candidato a presidente autonómico. En un movimiento político arriesgado y cargado de simbolismo, Iglesias renunció en marzo al cargo de vicepresidente del Gobierno para competir en la elección. «Es imprescindible hacer frente a la derecha criminal», declaró el líder de Podemos cuando anunció su candidatura.
España está atravesando un fuerte realineamiento político a nivel nacional. Todo comenzó, sin embargo, en una pequeña comunidad autónoma del sur del país: Murcia. Hasta entonces, el mapa político estaba dividido en dos coaliciones estables, una de izquierda y otra de derecha. La izquierda que gobierna el país es una alianza entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos (un frente entre Izquierda Unida y Podemos). La derecha gobierna varias comunidades autónomas y está conformada por el PP, de orientación conservadora tradicional, y Ciudadanos, liberales de centroderecha. En marzo, sin embargo, el PSOE y Ciudadanos acordaron impulsar una moción de censura contra el presidente de Murcia, Fernando López Miras, del PP. Ciudadanos formaba parte del mismo gobierno que intentaba destituir. La mayoría de los analistas lo interpretaron como el fin del equilibrio político.
La moción de censura contra López Mirás fracasó, pero provocó una reacción en cadena. La más importante fue la convocatoria a elecciones anticipadas en la Comunidad de Madrid, donde gobernaba una coalición del PP y Ciudadanos. La presidenta de la comunidad, Isabel Díaz Ayuso (PP), tenía dos años de mandato por delante, pero temía que Ciudadanos intentara en Madrid una jugada similar a la de Murcia.
La intrépida movida de Ayuso tomó a todo el arco político por sorpresa. La líder popular afirmó entonces que quería gobernar sola, sin la presión de Ciudadanos y Vox. Las encuestas la muestran como favorita, pero sin alcanzar una mayoría absoluta. Necesitará pactar con otros partidos para formar gobierno. De sus posibles socios, Vox es el mejor posicionado. Si los resultados de los últimos sondeos se confirmaran en las urnas, Ciudadanos no alcanzaría el límite del 5% y, por lo tanto, no obtendría ningún escaño. “Gobernar con el apoyo de Vox no sería el fin del mundo”, declaró Ayuso a El Mundo este viernes, en línea con el escenario previsible después de los comicios.
La candidatura de Iglesias
De todos los candidatos que se enfrentarán este martes, Pablo Iglesias es el más conocido fuera de España. Las encuestas muestran, sin embargo, que no tiene chances de ganar las elecciones. Iglesias disputa el cuarto puesto con Rocío Monasterio, la candidata de Vox. La favorita es Isabel Díaz Ayuso (PP) con el 36,7% de los votos, le siguen Ángel Gabilondo (PSOE) con el 23,4% y Mónica García (Más Madrid) con el 15,1%, según el sondeo del 22 de abril del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Más Madrid es un desprendimiento de Podemos, creado por Íñigo Errejón tras su distanciamiento de Pablo Iglesias. El último lugar corresponde a Edmundo Bal, candidato de Ciudadanos.
La decisión de Iglesias tuvo consecuencias políticas nacionales. La primera fue aliviar las tensiones entre la coalición del PSOE y Unidas Podemos, que había atravesado cortocircuitos en los últimos meses. La segunda es el comienzo del relevo del liderazgo en Podemos, un partido tan identificado con la figura de su fundador que las boletas llevaban su cara en las primeras elecciones en las que compitió, al Parlamento Europeo en 2014. Iglesias postuló como nueva líder de Unidas Podemos a Yolanda Díaz, la actual ministra de trabajo.
Iglesias dejó la silla de la vicepresidencia con una advertencia: «Madrid está en estos momentos ante un enorme riesgo. Es un riesgo para Madrid, pero también para toda España y es que haya un gobierno de ultraderecha». A pesar la retórica antifascista, el principal motivo de su candidatura es salvar a su partido. Unidas Podemos medía en marzo menos del 5% en las encuestas y corría un riesgo real de quedar fuera de la Asamblea de Madrid. Todo un símbolo si se tiene en cuenta que el partido nació en esta comunidad, más específicamente en las aulas de la Universidad Complutense de Madrid. El repunte en los sondeos corrobora que la jugada de Iglesias fue acertada.
Amenazas de muerte
Con la participación de Iglesias, la campaña se tornó más confrontativa. Ni bien supo de la postulación, Díaz Ayuso lanzó dardos al candidato de izquierda: «Voy a cambiar el lema de campaña [que era Socialismo o libertad] y pasará a llamarse Comunismo o libertad». Pero hubo un antes y después cuando llegaron las amenazas de muerte. Iglesias recibió en su domicilio una carta con cuatro balas destinadas a los miembros de su familia y un mensaje. «Pablo Iglesias Turrión, has dejado morir a nuestros padres y abuelos. Tu mujer, tus padres y tú estáis sentenciados a la pena capital. Tu tiempo se agota», dice la carta.
Otros miembros del gabinete nacional fueron víctimas del mismo modus operandi, como el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska; la ministra de Industria, Comercio y Turismo, María Reyes Marato; y la directora general de la Guardia Civil, María Gámez. También el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.
La tensión subió a altas temperaturas en el debate organizado por la Cadena Ser, cuando Rocío Monasterio se negó a repudiar la amenaza de muerte dirigida a Iglesias. «Condenamos todo tipo de violencia. Me hubiera gustado que el señor Pablo Iglesias condenara la violencia que sufrimos en Vallecas [un barrio de las afueras de Madrid donde los candidatos de Vox fueron atacados con adoquines durante un acto]. Todos los españoles ya no nos creemos nada de este gobierno. Si es tan valiente, levántese y lárguese», le disparó al candidato de Unidas Podemos. Como la candidata de ultraderecha mantuvo la posición de no repudiar las amenazas, Iglesias se fue de los estudios de la radio en medio del debate. Los candidatos del PSOE, Más Madrid y Ciudadanos también se retiraron.
La unidad de la izquierda
La revelación de esta campaña es la candidata de Más Madrid, Mónica García. La anestesista, de 47 años, se muestra como una verdadera renovación dentro de la izquierda. En el único debate televisado, que se emitió en Telemadrid, García se mostró sólida, comunicó su mensaje de manera eficaz y fue puntillosa a la hora de confrontar con Díaz Ayuso. García ganó el debate, según las encuestas.
El candidato del PSOE es Ángel Gabilondo. En las últimas elecciones, celebradas en mayo de 2019, se alzó con la victoria, pero no logró conformar una mayoría parlamentaria. Gabilondo es filósofo, tiene 72 años y una personalidad seria, poco carismática. Es nuevamente la cara del socialismo para intentar romper la hegemonía del PP, que gobierna la comunidad de manera ininterrumpida desde 1995.
En caso de ganar, la primera opción de Gabilondo era sumar a Ciudadanos. Su plan se desmoronó por dos razones: las encuestas prevén que Ciudadanos no consiga ninguna banca y el candidato liberal, Edmundo Bal, manifestó en el debate de Telemadrid que su posición es formar un nuevo gobierno con el PP. En este escenario, las expectativas del socialista son sumar los apoyos de Más Madrid y Unidas Podemos. Aunque inicialmente no estaba convencido de negociar con Iglesias, al finalizar el debate de Telemadrid Gabilondo se acercó al candidato de Unidas Podemos con una propuesta clara: «Pablo, nos quedan 12 días para evitar que la derecha se apodere de Madrid».
El resultado de las elecciones se espera muy ajustado. Díaz Ayuso lidera las encuestas, pero no está claro que el bloque de derecha logre sumar las 69 bancas que necesita para formar gobierno. Ese es el número con el que se ilusionan Gabilondo, García e Iglesias para formar una alternativa de izquierda. El CIS da una registró en su última encuesta una ligera ventaja a ventaja a favor de la izquierda, pero la mayoría de las encuestadoras privadas vaticinan un triunfo de la derecha.
Vox tiene una gran oportunidad el próximo martes, aunque figure quinto en la intención de voto. La ultraderecha solo gobierna actualmente en municipios pequeños como Vita, Barruelo del Valle, Navares de las Cuevas, Cardeñuela de Riopico y Hortencillas. En Madrid se juega la posibilidad de convertirse en un partido de gobierno, una auténtica opción de poder. Y se ilusiona con entrar por la puerta grande al Palacio de Correos, frente a la Puerta del Sol, de la mano del Partido Popular.