*) Por Edgardo Cardone
El presidente administrador se limita a administrar , no tiene a la vista planes de mediano y largo plazo. Su objetivo es mantener el estado de las cosas, juega con las reglas existentes, no provoca, ni ofende, mas estpa bien con todos, no quiere cambios, porque ello implican conflictos, como no sabe como manejarlo, los evita. Entregará el País, en condiciones parecidas a las que lo recibió. La cara opuesta es el presidente Estadista .
El Estadista es un dirigente político, que puede ocupar cargos en el Estado, o no. Es un conductor del pueblo y estaretga nacional, regional e internacional. Tiene fundamentalmente una mirada estrátegica y geopolítica de corto, mediano y largo plazo. Tiene un Plan para llevarlo a cabo. Mientras se ejerce el poder, no se puede flotar, la construcción política exige que los que gobiernan tomen decisiones para marcar caminos. Tiene su propia idea del funcionamiento del mundo.
Desde la ideología del Estadista, que utiliza como instrumento y no como un fin en sí mismo, sabe que la política debe resolver los problemas de la realidad, presentes y futuros. El ideólogo gira sobre sus ideas, el pensador evoluciona y transforma sus ideas si no le sirven. Supera los dogmas ideológicos y se inclina por el pragmatismo. En línea con los intereses nacionales, y de acuerdo con ello, fija el rumbo del País. Un factor a su favor es que sea un hombre de conocimiento de la historia de su País y del Mundo, que sepa de teoría política y del Estado, para saber como se deben resolver los conflictos. Antepone el interés general a su propio interés. Deja al País, si es su presidente, en mejores condiciones de las que lo recibió. Si es opositor estudia, arma equipos y se prepara para gobernar y proponer políticas superadoras. Como Jefe de Estado se sitúa por encima de los intereses partidarios y particulares y convoca a la oposición al gobierno. Como dice Mario Fuentes Destarac “Debe tener el talento para combinar armónicamente productividad económica, responsabilidad social del mercado, actividad estatal y conservación de los valores orientados a la libertad, y tener presente que la búsqueda de acuerdos, por vía del dialogo y el consenso, es fundamental para que nuestra sociedad se reconcilie”
Benjamin Disraeli, miembro del Partido Conservador inglés y quien llegó a ser Primer Ministro de su País, dijo que la diferencia entre un estadista y un político es que mientras el primero piensa en las siguientes generaciones, el segundo solo piensa en las próximas elecciones.
El Estadista debe tener una idea de como funciona el mundo y los centros de poder, y conocer esencialmente los avances científicos y tecnológicos. No es un salvador carismáticos, sino un conductor realista. No siempre un Estadista tiene apoyo inmediato del pueblo, al contrario, y más si su pensamiento contradice las encuestas de opinión. Recibirá el reconocimiento con el tiempo y es posible que pierda elecciones y popularidad. Su reconocimiento popular vendrá con el tiempo.
Para algunos, los Estadistas deben gobernar con estas tres condiciones: secreto, velocidad, sorpresa. El Estadista es el fruto de la democracia. Si sabe de economía, mejor, aunque no es primordial (el tema se resuelve con un buen ministro), dado que nuestros dramas son de orden cultural, ético y social. Debe atender la coyuntura, impulsada desde su intuición e imaginación al gobierno, debe ser un gran motivador y estimulador, creativo y si es posible de pensamiento lateral.
El Estadista debe marcar el rumbo del País. Es universalista, tiene una filosofía, un credo. Se distingue del especialista, del técnico, del experto, del empresario, del diplomático, del sindicalista porque en realidad es todo eso junto.
Sobre los presidentes de los últimos años, en nuestro país existe un consenso generalizado en reconocer que el Dr. Arturo Frondizi, Presidente constitucional entre 1958/62, fue un Estadista. Derrocado por un golpe cívico militar, criticado en su época y reivindicado luego de su muerte en 1995.
Sobre cómo se debe gobernar, incluyo un párrafo de un artículo del Dr. Emilio Hardoy que refiere a Carlos Pellegrini cuando rompe su relación política con el Gral Roca en 1901, como motivo del proyecto de unificación de la deuda externa, enviado por éste al Parlamento.
Pellegrini defiende el proyecto en el Senado, con toda su energía. Se produce una repuesta popular opositor muy importante. Roca retira el proyecto y desaira a Pellegrini y este en respuesta dijo en el Senado: “Hay algo que se refiere a las personas del gobierno. Gobierno quiere decir pensamiento, voluntad, energía. No se puede gobernar si no se tiene la voluntad y la energía del poder. Cuando, por alguna razón, ese energía se ha quebrantado, esos ideales han desaparecido, todas las ilusiones se han dispersado, cuando el hombre se siente en el poder como esclavo de su puesto, como la víctima obligada por su posición, entonces no gobierna, porque no infunde respeto ni tiene ni puede tener acción fecunda y vigorosa; pretender continuar en esa posición arrastrando una existencia que no es más que zozobra y una lucha continua, es pretender sostener una posición insostenible, y es necesario tener el coraje de romper las ligaduras que lo atan y volver a la libertad y a la acción del individuo. Es necesario una reacción del Gobierno: o se gobierna con toda energía, con toda voluntad, con todos los ideales y con todas las ilusiones del gobierno, o no se gobierna”
Fuente: » Los Pactos de la Moncloa. El consenso y las políticas de Estado son posibles en argentina».Pag 212 a 215.Autor Dr. Edgardo Cardone. Prólogo Dr Julio Conte Grand. Editorial Eder, Buenos Aires, Año 2011.
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