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El Congreso aprobó el miércoles el nuevo régimen de promoción de la economía del conocimiento. La norma es una evolución de la ley de software, que fue sancionada en 2004 y vence a fin de año. La nueva ley extiende los beneficios a otras actividades, como la producción audiovisual, la biotecnología o los servicios profesionales de exportación. El objetivo es duplicar en 10 años el empleo, con 215.000 puestos de trabajo nuevos, y aumentar las exportaciones del sector en un 150%, de 6.500 a 15.000 millones de dólares anuales, explica el informe Economía del Conocimiento. Argentina al futuro, difundido por el Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación tras la aprobación de la ley.

Los beneficios del régimen son una alícuota reducida del 15% para el impuesto a las ganancias, una rebaja del costo laboral y la estabilidad fiscal para las actividades de la empresa vinculadas con la economía del conocimiento. Las compañías no serán pasibles de retenciones ni percepciones del IVA y tendrán como incentivo adicional un bono de crédito fiscal, transferible por única vez, equivalente a 1,6 veces el monto de las contribuciones patronales que deban pagar. El texto de la ley menciona que se invitará la Ciudad de Buenos Aires y a las provincias a adherir al régimen de estabilidad fiscal, lo que significa que durante los 15 años de vigencia no podrá aumentarse la presión fiscal sobre los beneficiarios. En 2020 el esquema tendrá un costo fiscal de 12.900 millones de pesos, precisó el senador Esteban Bullrich, presidente de la Comisión de Presupuesto, durante el debate parlamentario.

Las actividades incluidas van desde el desarrollo de software hasta la producción audiovisual, pasando por la biotecnología, la ingeniería genética, la geoingeniería, la nanotecnología, la industria aeroespacial, la industria nuclear y los servicios profesionales de exportación, como la consultoría de empresas. Para poder inscribirse, los beneficiarios deberán cumplir al menos dos de las siguientes condiciones: 1) acreditar con una norma reconocida que realizan mejoras continuas de calidad en procesos, servicios o productos; 2) invertir en investigación y desarrollo al menos el 3% de su facturación, o el 8% de la masa salarial total en capacitación de los empleados; 3) realizar exportaciones del  por, al menos, el 13% de la facturación total de las actividades vinculadas con la economía Eli conocimiento. El régimen prevé condiciones más flexibles para microempresas.

La economía del conocimiento disputa a la industria automotriz el segundo puesto como el mayor complejo exportador, explicó Carlos Pallotti, exsubsecretario de Servicios Tecnológicos y Productivos de la Nación, en el seminario de la Usina Desarrollista sobre la revolución 4.0. Argentina está en un lugar privilegiado para desarrollar el sector, según el informe del Ministerio de Producción y Trabajo, que elaboró un ranking de ventajas competitivas: el país ocupa el puesto número nueve a nivel mundial. “La Argentina tiene ventajas en esa carrera global: acceso a las tecnologías de la información; difusión del idioma inglés y huso horario compatible con Europa y Estados Unidos. Y lo más importante: creatividad y talento del capital humano, con espíritu emprendedor”, afirma el ministro Dante Sica en el informe de su cartera.