Un infante de marina estadounidense cubre el rostro de la estatua de Saddam Hussein en Bagdad días después de la invasión. La estatua luego fue derribada, convirtiéndose en una símbolo del derrocamiento del líder iraquí. GETTY
Un infante de marina estadounidense cubre el rostro de la estatua de Saddam Hussein en Bagdad días después de la invasión. La estatua luego fue derribada, convirtiéndose en una símbolo del derrocamiento del líder iraquí. GETTY

Hace veinte años, un 20 de Marzo del año 2003 Estados Unidos junto con España y el Reino Unido, dio inicio a la invasión de Irak (No estuvieron de acuerdo con esto Alemania, Francia ni tampoco la ONU). La invasión fue ilegal, según los principios de Naciones Unidas, y violó el Derecho Internacional. Se calculan entre 100.000 y 600.000 muertos, a causa de la guerra y de la catástrofe humana causada por ésta.

En un principio, esta guerra no duraría más de 21 días (según lo que anunciaban los portavoces norteamericano), pero la misma se extendió durante 7 años dejando consecuencias irremediables en la población, instituciones y recursos naturales del país invadido. También causó una gran repercusión internacional y el tablero de ajedrez mundial quedó descolocado. Técnicamente, la guerra terminó en cuanto a qué ningún otro país se involucró y USA y sus aliados retiraron sus soldados, pero en términos de conflictos internos, continúa activa, ya que 2.500 soldados estadounidenses al día de hoy, permanecen en dicho país para contrarrestar los ataques de los grupos que no están de acuerdo con el cambio de gobierno que propuso y oficializó USA.

El objetivo de este ataque a Irak, era el derrocamiento del dictador iraquí Saddam Hussein (otrora aliado de EEUU) quien estuvo al mando de este país por 25 años consecutivos, que fue capturado, derrocado y posteriormente condenado a la horca.

La excusa pública era terminar con las “supuestas” armas de destrucción masiva con el que contaba el país de Oriente Medio y también que este país, cortara vínculos con Al-Qaeda, la organización terrorista fundamentalista responsable de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York en 2001. Luego de un tiempo, se demostró que Irak no poseía armas de destrucción masiva, como así tampoco que tuviera lazos estrechos con Al-Qaeda. Esto puso de manifiesto que los intereses de Bush y todo su plantel apuntaban a los recursos naturales del país invadido (petróleo y gas), proyectar su influencia en la región y ni hablar de los intereses de la industria armamentistas que representaba el vicepresidente Cheney (que la película Vice llevo a la pantalla grande). El gobierno de USA luego de esto, publicitó que fue a democratizar al país y liberarlo del régimen totalitario al que sus pobladores estaban expuestos. Irónicamente, hoy en día nos encontramos con muchas dictaduras, la mayoría en África, pero excepcionalmente estas siguen su curso, violando todo tipo de derechos humanos y usando a su población para satisfacer todo tipo de deseos o sed de poder.

Las repercusiones de la guerra de Irak afectaron la credibilidad de Estados Unidos a nivel global y permitió que países como Rusia, China o Corea Del Norte que precisamente no son muy amigos de USA, adquirieran más poder a nivel mundial y se aprovecharan de la mala incursión del gobierno de Bush en Medio Oriente y del gasto descomunal que se ha provocado para sostener esta guerra. Esto ha contribuido a crear una crisis de identidad interna en la potencia occidental.

Por qué no decirlo, también lo pagó bien caro José María Aznar, por ese entonces presidente de España, que cayó enredados en torpes justificaciones y mentiras y estimuló el atentado del 11M en la estación ferroviaria de Atocha que cobró centenares de víctimas.
Pienso que, Estados Unidos tiene que elegir mejor sus propios intereses y concentrarse en su política interior, ya que el racismo, la inmigración y los problemas económicos empeoraron significativamente y en ello incidió tantos años de empeñarse en una política exterior agresiva, para ser el sheriff del mundo, pero descuidando su situación interna.
También, a modo de posdata, podría mencionarse una cierta analogía con la actual invasión (llamada «intervención militar» o algo parecido) de Rusia en Ucrania, con una excusa infundada (que Ucrania iba a ingresar a la OTAN, lo cual no era cierto) y prometía durar unos días y ya lleva más de un año de cruenta e injustificada guerra.

Subdesarrollo y nostalgias 

Por supuesto Irak llevó la peor parte de las secuelas: Hubo una mala planificación de la posguerra sobre cómo querían que el país avanzara. No había una visión clara de si se debía celebrar unas elecciones, si eran los iraquíes quienes debían redactar la Constitución», le explicó para BBC Mundo Hamzeh Hadad, analista político iraquí.

La falta de planificación para después de la invasión ha sido catalogada como uno de los grandes fracasos que siguen repercutiendo en la actualidad. «Saddam Hussein era un tirano que merecía ser derrocado -había encarcelado y asesinado a miles de iraquíes, utilizando incluso armas químicas contra los kurdos rebeldes-, el problema fue cómo se hizo, la forma en que EE.UU. y el Reino Unido ignoraron el derecho internacional, y la violencia que se apoderó de Irak después de que el gobierno de Bush no elaborara un plan para llenar el vacío de poder creado por el cambio de régimen», reflexiona  el corresponsal de BBC News Jeremy Bowen

Con el tiempo, de la crisis emergió un enemigo incluso más temible en su momento como fue el Estado Islámico ISIS: Una de las decisiones más polémicas que tomó Estados Unidos fue la de desmovilizar al ejército iraquí. Miles de personas con experiencia militar se quedaron sin trabajo y muchos optaron por pasarse a la insurgencia. Así, comenzaron a aflorar los grupos subversivos, convirtiendo a Irak en una incubadora de extremistas yihadistas. El Estado Islámico de Irak (ISIS) surgió de ese caos, prometiéndole lealtad a al Qaeda, y aún es un factor de violencia e incertidumbre en el Medio Oriente.

Recién después de la derrota de EI en 2017, Irak comenzó a asumir un papel más importante a nivel regional empezando a jugar como mediador entre Irán y Arabia Saudita. Sin embargo, y a pesar del progreso, dos décadas después de la invasión, Irak arrastra una grave crisis económica y política y, sobre todo, una herida social que aún parece lejos de cerrarse.

Veinte años después hay quienes rememoran con nostalgia los tiempos de Saddam y no son sólo los miembros de la comunidad sunita, que fue la que domino Irak bajo el regimen.


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