Olavarría
La cementera San Martín (ex Lone Star), en Sierras Bayas, que había sido comprada por Loma Negra y cerró en 2019.

La mitad del cemento de Argentina se produce en Olavarría. Este partido es el principal centro minero de la provincia de Buenos Aires, con yacimientos de granito, caliza, dolomita y arcillas. La abundancia de estos recursos incentivó la radicación de industrias durante el siglo XX para la producción de cal, cemento y productos cerámicos. Olavarría tiene una historia picapedrera de más de 100 años que generó prosperidad y un aumento de la población. A futuro, la ciudad debe fortalecer este complejo productivo, pero también apostar a una mayor diversificación económica y un modelo de desarrollo sustentable.

Las primeras explotaciones mineras de Olavarría iniciaron su actividad en el último cuarto del siglo XIX. Ambrosio Colombo comenzó en 1873 la fabricación de cal en Sierras Bayas y Cantera Piatti, en 1886, la explotación de granito triturado en Cerro Sotuyo. Por esos mismos años se instalaron otros hornos de cal, como La Providencia y Feitis. Pero Olavarría se ganó el título de «la ciudad del cemento» recién en el siglo XX.

Lone Star es considerada la primera fábrica de cemento en Sudamérica. Fue instalada en 1917 en Sierras Bayas. Era de capitales estadounidenses y el nombre hacía referencia a la bandera de Texas. Cuando fue adquirida por empresarios nacionales, cambió de nombre por Cementos San Martin, propiedad de la Compañía Argentina de Cemento Portland. Loma Negra, la líder actual del mercado nacional, abrió sus puertas en Olavarría en 1926. Cementos Avellaneda instaló en 1929 la mayor fábrica de cal de la región, donde producía Cal Hidrat, cuya materia prima se extraía de canteras arrendadas en San Jacinto, y en 1933 construyó la planta de cemento portland en Olavarría.

La explotación minera atraía mano de obra y la población creció, lo que incentivó el desarrollo comercial para el abastecimiento del consumo local. En las cercanías de las grandes plantas nacieron pequeñas localidades, que se convirtieron en pueblos satélites de la ciudad de Olavarría. Su ubicación geográfica, próxima a la Ciudad de Buenos Aires en comparación con otras zonas mineras, la posicionó como un centro importante de distribución y radicación de empresas. Algo favorecido, además, por la buena comunicación vial y ferroviaria.

Un perfil productivo más allá del cemento

El auge de las actividades extractivas fue un factor determinante para el desarrollo local, el surgimiento de nuevas clases sociales y la creación de una cultura industrial. Pero Olavarría también es un núcleo importante de actividad agrícola y ganadera. Esta combinación estimuló el florecimiento de un ecosistema productivo de gran envergadura y diversidad. El partido tiene varios parques industriales, un parque logístico y de granos y nuevos proyectos que apuntan a un perfil tecnológico y de agregado de valor.

El rumbo de las políticas nacionales marca el avance y la orientación del desarrollo. Un ejemplo claro y reciente es el cierre de la exportación de carne. Pero existe un ámbito específico del desarrollo local que, en el caso de Olavarría, debe apalancarse en la estructura productiva y la infraestructura con la que cuenta para atraer inversiones y conocimiento a la región. Olavarría también puede aprovechar su historia minera como atractivo turístico, lo que permite diversificar la matriz económica y generar nuevos emprendimientos y oportunidades de empleo.

La nueva industria que está transformando el mundo es la economía del conocimiento. Un sector amplio que incluye el software, la biotecnología, los desarrollos audiovisuales, los servicios de electrónica y comunicaciones, la geología, la nanociencia, la robótica y los servicios profesionales. Este nuevo paradigma exige que se ponga el foco en la oferta educativa, donde juegan un rol importante los municipios y las universidades, y en generar las condiciones propicias para el desarrollo de los privados, en particular en materia de conectividad.

Una visión para el desarrollo sustentable de la ciudad debe contemplar el uso de sus recursos y su conocimiento en función de los impactos económicos, sociales y ambientales que tienen en el presente, pero también para las generaciones futuras. El mundo, afortunadamente, está avanzando hacia una mayor conciencia ambiental. Incorporar un enfoque sustentable, que busca reducir el consumo y los desperdicios tanto en la manufactura como en la construcción, debe ser una prioridad para la ciudad del cemento. Tendrá un gran impacto en la ciudad la evolución de los métodos constructivos hacia el uso de tecnologías menos dependientes de materiales no renovables.

El diseño de las políticas públicas debe contemplar tanto los desafíos del desarrollo económico y el progreso social como los impactos negativos en el ambiente. Fiel a su historia y cultura, Olavarría pretende estar a la vanguardia de dicho proceso.