Honduras y Suecia serán gobernadas por mujeres por primera vez en su historia. Con los triunfos de la semana pasada de Xiomara Castro en Honduras y Magdalena Andersson en Suecia, el club mundial de mujeres jefas de gobierno y Estado suma 26 miembros.
Desde que Sirimavo Bandaranaike asumió como primera ministra de Sri Lanka en 1960, varios países han elegido mujeres para ser gobernados: hasta la fecha, 74 países han tenido jefas de Gobierno o de Estado. En 1975, Naciones Unidas celebró en México la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, donde sentó las bases para promover una mayor participación de mujeres en el ámbito político e institucional.
En las siguientes décadas las mujeres lucharon para acceder a los puestos de mayor poder. En la actualidad ocupan, en promedio, un 24% de las bancas de los distintos parlamentos del mundo y un 22% de los cargos ministeriales, según los datos del Women’s Power Index elaborado por el Consejo de Relaciones Internacionales (CFR, por sus siglas en inglés), actualizados por última vez en marzo de 2021.
El 28 de noviembre de 2021 fue una fecha que quedará marcada en la historia de Honduras. Por un lado, Xiomara Castro fue elegida como la primera mujer presidenta del país. Por el otro, su triunfo significa la vuelta de la izquierda al poder tras 12 años. Castro es la esposa de Manuel Zelaya, el presidente que fue derrocado en 2009. En el golpe de Estado contra Zelaya estuvieron implicadas las Fuerzas Armadas, el Tribunal Supremo Electoral, la Fiscalía General, la Corte Suprema de Justicia, miembros del Congreso, el Partido Liberal y varios empresarios influyentes. El principal desencadenante del golpe fue el acercamiento de Zelaya al régimen chavista de Venezuela.
Durante los días agitados que siguieron al golpe de Estado, Castro se puso al frente de la protesta contra los militares que depusieron a su marido. Con una fuerte retórica, comenzó a forjar un liderazgo y su figura fue creciendo. Su primer intento de llegar a la presidencia fue fallido: en 2013 perdió las elecciones por estrecho margen ante el actual presidente saliente, Juan Orlando Hernández.
La derrota a Castro sirvió para que tomara conciencia de los errores del pasado y buscará una colación para las elecciones de este año entre su partido, Libertad y Renovación, y varias formaciones políticas de izquierda. Fue clave para la victoria ante el derechista Partido Nacional.
Castro tomó como bandera terminar con la corrupción en Honduras y copió la vestimenta que había usado su esposo durante la presidencia: el color rojo de su partido y un sombrero. Castro, licenciada en administración de empresas de 62 años, cautivó a los hondureños cansados por la extensión de la corrupción y logró el 50% de los votos. El candidato oficialista, Narsy Asfura, que era alcalde de la capital del país, Tegucigalpa, obtuvo un magro 36%.
Castro se convirtió así en la 13 mujer al frente de una nación latinoamericana.
Magdalena Andersson, la primera ministra en la historia de Suecia
La elección de la socialdemócrata Magdalena Andersson al frente del ejecutivo de Suecia generó una secuencia llamativa: en una semana asumió, renunció y volvió a asumir. Todo un récord para el país nórdico.
Tan pronto asumió, Andersson enfrentó el desafío de lograr la aprobación del presupuesto. Pero fracasó, en parte debido a la falta de apoyo del Partido Verde, que conformaba la coalición con los socialdemócratas. Para Andersson fue un quiebre intolerable. El rechazo al presupuesto fue un triunfo político de la oposición, liderada por el partido populista de derecha Demócratas de Suecia, con raíces en un movimiento neonazi. Andersson presentó entonces su renuncia, tan sólo ocho horas después de haber asumido.
A partir de su dimisión, Andersson elaboró una nueva estrategia que le permitió formar un nuevo gobierno, también encabezado por ella pero sólo integrado por miembros de su partido. Logró finalmente su objetivo con los votos a favor de 101 diputados, 173 votos en contra y 75 abstenciones. En Suecia se puede formar gobierno si se evita que una mayoría absoluta de 175 diputados vota en contra. Así Magdalena Andersson se convirtió en la primera mujer primer ministra del país. Y, con habilidad, consolidó su poder en el cargo.
Miembro desde 2014 del Riksdag (el parlamento de Suecia), esta economista de 54 años fue ministra de Finanzas y a comienzos de noviembre se convirtió en la líder del partido socialdemócrata tras la renuncia del primer ministro Stefan Löfven. Por delante tendrá la ardua tarea de gobernar con el presupuesto de la oposición hasta las próximas elecciones, que se celebrarán en septiembre del año próximo.
Un avance importante, pero insuficiente
Las mujeres lograron alcanzar algunos de los cargos más importantes del mundo. El Fondo Monetario Internacional es liderado por dos mujeres: la búlgara Kristalina Georgieva y su número dos, la india Gita Gopinath. La Comisión Europea es encabezada por la alemana Ursula von der Leyen.
En el último medio siglo el mundo fue testigo de los liderazgos de grandes estadistas, como Sirimavo Bandaranaike, la primera ministra israelí Golda Meir, la británica Margaret Thatcher y la canciller alemana Angela Merkel, que acaba de dejar el cargo.
El mapa actual muestra, sin embargo, solo 25 países tienen jefes de Estado o de Gobierno mujeres (si se excluyen cargos no electivos): Bangladesh, Barbados, Dinamarca, Eslovaquia, Estonia, Etiopía, Finlandia, Gabón, Georgia, Grecia, Honduras, Islandia, Lituania, Moldavia, Namibia, Nepal, Nueva Zelanda, Samoa, Serbia, Singapur, Suecia, Tanzania, Togo, Trinidad y Tobago y Túnez. Además, se suma Suiza que tiene a tres mujeres dentro del Consejo Federal que es el órgano ejecutivo del país helvético.
Es un avance, aunque siguen siendo pocas si se tiene en cuenta que hay 193 países reconocidos por Naciones Unidas.