*) Por Ramón Prieto.
(A manera de prólogo)
Cuando me senté a la máquina de escribir para dar forma a estas páginas me prometí a mí mismo, como juran los testigos antes de prestar testimonio, no decir más que la verdad, toda la verdad y solo la verdad. Pero no me dije que no la interpretaría a mi buen ver y entender ni que la verdad política —que en política es la forma superior de la Verdad— no prevalecería sobre todo lo demás.
Estas son páginas de crónica, de crítica, pero sobre todo de autocrítica. He pasado por sobre detalles que si bien darían al volumen la picante atracción del anecdotario, podrían oscurecer las constantes que afanosamente he buscado como guía en este trabajo, para que estos casi ocho años de rica y dolorosa experiencia no caigan en el vacío. Hay tal vez en estas páginas exceso de pasión; pero imagino que solo los moluscos logran vivir sin apasionamiento.
No he querido sujetarme a un esquema preconcebido, he preferido golpear las teclas para fijar cada recuerdo, cada idea que , como los eslabones de una cadena, iban arrastrando a la siguiente. No he querido transcribir más que lo indispensable, que siempre es poco. Al poner el punto final, la sensación predominante fue el alivio. Algo como de haber cumplido un deber hacia la colectividad y hacia mí mismo, desnudándola y desnudándome. La desnudez político-social solo asusta a la reacción, que es deforme.
R.P.
Leé el libro en línea.