Tras la victoria en el balotaje frente a la ultraderechista Marine Le Pen por una diferencia de siete puntos, el presidente Emmanuel Macron afronta una dura prueba en las elecciones legislativas que se celebraran el próximo domingo. El presidente sabrá entonces si los franceses ratifican su confianza en él y le permiten avanzar con las reformas que desea llevar adelante. La segunda vuelta de las legislativas se celebrarán el 19 de junio.
La mayor amenaza que enfrenta Macron es Jean-Luc Mélenchon, el líder de Francia Insumisa. Mélenchon terminó tercero en las generales de abril pasado gracias a los votantes Ni. Es decir, quienes se oponían tanto al presidente como a Le Pen. Finalmente, en el balotaje este sector desencantado inclinó la balanza a favor de Macron.
Ni bien terminaron las elecciones presidenciales, Mélenchon, de 70 años, logró aglutinar, tras un trabajo arduo, una coalición de izquierda llamada Nueva Unión Popular Ecologista y Social (Nupes). La coalición está conformada por su partido, Francia Insumisa, el Partido Socialista, los comunistas, los verdes y otras formaciones de izquierda. El objetivo de máxima es ganar los comicios para obligar al presidente a nombrar a Mélenchon primer ministro.
La última encuesta de la consultora Ifop-Fiducial, publicada este jueves, proyecta entre 180 y 210 bancas para Nupes. La coalición oficialista Ensemble —que agrupa a La République en Marche, Modem, Horizon y Agir—, obtendría entre 270 y 305 escaños, según el mismo sondeo. Para dominar la Asamblea Nacional se necesita una mayoría absoluta de 289 bancas. Por lo tanto, el oficialismo corre riesgo de perder la mayoría. Si Ensemble no lograse reunir las bancas necesarias, la oposición podría forzar a Macron para que nombrase a Mélenchon como primer ministro.
Lo llamativo es que Mélenchon, actual diputado por Bouches du Rhone, no se presenta para renovar su banca a la Asamblea Nacional. Basado en esto, Macron manifestó que no debería designar a Mélenchon porque sería un diputado electo. Sin embargo, el cargo de primer ministro de Francia no es electivo, sino que es facultad del presidente designar a quien considere. Por lo tanto, que Mélenchon no ocupe una banca de diputado no representa ningún impedimento. Si bien la designación del primer ministro no exige la aprobación del Parlamento, el cargo históricamente ha reflejado el equilibrio de fuerzas en la Asamblea Nacional. En caso de no hacerlo, el presidente se enfrentaría a un poder legislativo adverso, que se podría oponerse a los proyectos del gobierno o, incluso, impulsar una moción de censura contra el primer ministro.
En el sistema de la V República define un papel ambivalente para el primer ministro. La Constitución de 1958 establece que este cargo «dirige la acción del Gobierno», es «responsable de la defensa nacional» y «garantiza la ejecución de las leyes». Además, comparte con la Asamblea Nacional la iniciativa de las leyes. Pero el poder real es ejercido por el presidente que es «el garante de la independencia nacional, de la integridad del territorio y del respeto de los tratados».
Antecedentes de gobiernos de cohabitación
La cohabitación entre un presidente y un primer ministro de partidos opuestos sucedió en tres ocasiones en la historia reciente. Primero, en 1986, cuando François Mitterrand, presidente socialista del país, nombró al conservador Jacques Chirac como primer ministro tras su victoria en las elecciones legislativas de ese año. La segunda experiencia fue en 1993, también con Mitterrand como presidente, pero, en este caso, tuvo que encargar la formación de gobierno al conservador Édouard Balladur, una situación que se duró dos años. El último antecedente se produjo entre 1997 y 2002, con Jacques Chirac como presidente de Francia y Lionel Jospin, del Partido Socialista, como primer ministro.
En caso de que se imponga la coalición de izquierda, si decidiera seguir la tradición, Emmanuel Macron debería nombrar a Jean-Luc Mélenchon como primer ministro.
Tras la reelección, Macron renovó su gabinete con ministros de todos los espectros políticos y con una paridad de 14 hombres y 14 mujeres. La renovación tenía las miras puestas en las elecciones legislativas y en dar un impulso al segundo mandato. El cambio más significativo fue el nombramiento de la extitular de la cartera de Trabajo, Empleo e Inclusión, Élisabeth Borne en el cargo de primera ministra. Borne sucedió Jean Castex y se convirtió en la segunda mujer en ocupar la jefatura de gobierno en Francia — hasta entonces, la única había sido Édith Cresson, entre 1991 y 1992.
Borne, de 61 años, ingeniera de profesión, tiene un perfil tecnocrático y participó antes en distintas posiciones del Ejecutivo durante las presidencias socialistas. Se caracteriza por un fluido diálogo para lograr consensos, pero tiene un punto en contra: nunca se presentó para un cargo electivo. Este domingo se pondrá a prueba y competirá por una banca en Normandía. Es la apuesta más fuerte de Macron, que no la tiene nada fácil. Sería un duro golpe para el oficialismo no lograr la mayoría en la Asamblea Nacional. Macron postuló también a 15 de sus ministros y secretarios de estado como candidatos a diputados por sus circunscripciones respectivas.
A la derecha del espectro político se destaca una recuperación del partido conservador tradicional, representado por Los Republicanos, que obtendría entre 40 y 55 escaños, según la última encuesta de Ifop-Fiducial. Por su parte, Reagrupación Nacional, el partido xenófobo de extrema derecha liderado por Marine Le Pen, perdió fuerza y obtendría, según el mismo sondeo, entre 15 y 35 bancas. Vale aclarar que la excandidata presidencial se mantuvo en un segundo plano durante la campaña.
Las propuestas y los primeros resultados
Con un discurso crítico, con aristas extremistas, Mélenchon propone un cambio profundo en la relación de Francia con la Unión Europea. Amenaza incluso con desobedecer las reglas económicas de los tratados comunitarios y reintroducir el franco como moneda. Su programa contempla también subir los impuestos y reducir la edad de jubilación a 60 años, a contramano de la reforma impulsada por Macron que apuesta a subir la edad jubilatoria de 62 a 65 años y continuar con las reformas socioeconómicas pendientes de su primer mandato.
Las elecciones legislativas ya comenzaron en el exterior del país y se conocen los primeros resultados, que reflejan una paridad entre el oficialismo y la coalición de izquierda. Ensemble se impuso en ocho de las once circunscripciones del extranjero; Nupes triunfó en dos. La derrota más significativa fue la de exprimer ministro Manuel Valls en su vuelta a la política francesa tras su paso por Cataluña. Candidato por el macronismo, fue derrotado en la quinta circunscripción del extranjero francés, que incluye a España, Portugal, Mónaco y Andorra, ante el candidato de Nupes, Renaud Le Berre.
El avance melenchonista preocupa al oficialismo en Francia. La posibilidad de que Ensemble quede por debajo de los 289 escaños y no pueda nombrar el primer ministro a su antojo anticipa una crisis de gobernabilidad. Pero Macron tiene una alternativa: dividir a la oposición con un candidato aceptable para socialistas y ecologistas, y que tenga el apoyo del oficialismo.
El domingo se vota en la primera vuelta. Los franceses están llamados de nuevo a las urnas para renovar los 577 escaños de la Asamblea Nacional, que es la cámara baja del Parlamento. Ese día, después de las 22:00, se conocerán los resultados. El veredicto final, sin embargo, se conocerá tras la segunda vuelta el 19 de junio.
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