Macron resiste y se compromete a dar una respuesta a la «rabia» en Francia

La extrema derecha obtuvo el 41,5% de los votos en el balotaje, el mejor resultado de su historia. Macron deberá enfrentar un segundo mandato con una Francia polarizada

Macron
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, fue reelecto con el 58,5% de los votos / AP

No hubo sorpresas: Emmanuel Macron fue reelecto este domingo como presidente de Francia. Derrotó con contundencia a la candidata de ultraderecha Marine Le Pen por 58,5% votos contra 41,5% en la segunda vuelta electoral. Una diferencia mayor a la prevista por las encuestas. A pesar de la derrota, Le Pen declaró: «El resultado de esta noche representa por sí mismo una victoria esplendorosa. Millones de compatriotas han elegido el campo nacional». Es, de hecho, el mejor resultado de la extrema derecha francesa en toda su historia. Para muchos, que más del 40% de los franceses hayan votado por una candidata con las características de Le Pen es ya motivo de preocupación. El mismo Macron se comprometió, en el discurso tras conocer la victoria, a dar una «respuesta» a «la rabia» que llevó a tantos compatriotas a votar por la extrema derecha. El malestar en Francia se manifestó también en la participación electoral, que fue del 72%, la más baja desde 1969.

Un análisis demográfico del voto, publicado por el periódico El País, destaca un dato llamativo de la segunda vuelta del domingo: la ultraderecha obtuvo el 56% de los votos entre los trabajadores manuales. Por el contrario, Macron fue votado por el 82% de los directivos de empresas. Los ganadores y los perdedores de la globalización: en torno a este clivaje giran la mayoría de los análisis electorales que explican el avance de Le Pen, que en el balotaje de 2017 había obtenido solo el 33% de los votos. Otros indicadores confirman el comportamiento electoral: a menor ingreso, mayor proporción de votos por Le Pen; a menor nivel educativo, mayor respaldo a Le Pen.

El presidente es consciente de que debe su reelección en gran parte al temor que despierta Le Pen entre los franceses y no tanto en la adhesión a su programa político. Por eso, en la noche electoral agradeció a los votantes de izquierda que lo respaldaron — «su voto me obliga en los próximos años»— y se dirigió a los abstencionistas: «Su silencio significa un rechazo a elegir al que debemos responder».

Pasó la amenaza de un posible triunfo de Le Pen, quedan los análisis sobre el malestar social que le dio impulso a su candidatura. El resultado tranquiliza a los partidarios de la Unión Europea y a quienes les preocupaban los vínculos entre Le Pen y el presidente ruso, Vladímir Putin, que inició en febrero una nueva guerra en Europa tras invadir Ucrania. Pero la tranquilidad va a durar poco. En junio próximo se celebran las elecciones legislativas en Francia, que decidirán la composición de la Asamblea Nacional. De hecho, el candidato de izquierda Jean-Luc Mélenchon declaró el mismo domingo: «La tercera vuelta comienza esta noche. Pueden derrotar a Macron y elegir otro camino».