Réplica de Héctor Valle al artículo de Rogelio Frigerio: «El modelo K se opone al desarrollo», donde el presidente de FIDE defiende al gobierno de Cristina Fernández

(*) Por Héctor Valle.

desarrollismo
Héctor Valle, presidente de FIDE

El desarrollismo, durante su corta gestión de gobierno ( 1958/62), le dio un impulso decisivo a la modernización de nuestro país. En ese proceso de cambio – llevado a cabo en adversas condiciones institucionales – fue determinante la influencia de Rogelio Frigerio. infatigable “animal político”, pero fundamentalmente un valioso intelectual formado en el pensamiento crítico. Coherentemente con su base ideológica, lejos de inspirarse en supuestos utópicos y emitir discursos grandilocuentes, cada uno de sus actos se basaba en un acabado conocimiento de las grandes tendencias históricas y las condiciones objetivas en que debía enmarcar un proyecto estratégico para la Argentina que resultara exitoso.

Desde su punto de vista la gestión política debía responder al objetivo principal de servir para superar las ligaduras que nos anclaban al subdesarrollo. Dicho en otros términos, a la hora de las decisiones tácticas – asumido como propósito central el de fortalecer la acumulación del capital productivo – había que preguntarse, con frío realismo: 1) en que andaba el capitalismo a nivel planetario y 2) cuanto margen dejaba el establishment local y el partido militar para producir los cambios estructurales que la Argentina precisaba.

Convengamos que esta metodología, a la hora de abordar las cuestiones socioeconómicas poco tenía que ver con la conducta habitual en los actores sociales, en particular los políticos tradicionales, y con los fines perseguidos por la correlación de fuerzas vigente e aquellos años donde lasa fuerzas armadas jugaban un rol pretoriano. Fueron famosas sus desavenencias con Alzogaray, así como años después se colocó en las antípodas de personajes como Krieger Vasena, Martinez de Hoz y luego respecto a Domingo Cavallo, por entonces Presidente de Banco Central. Las diferencias no eran con las personas sino con la ideología del neoliberalismo y sus gerentes de turno. Luego, no se conoció declaración alguna de Rogelio a favor de la convertibilidad. ¿ hubiera pensado diferente, acerca de los neoliberales y sus poses, en la actualidad ?

Esa no parece ser la opción de su nieto, que porta el mismo nombre. Este, en una reciente nota aparecida en Perfil (El modelo K se opone al desarrollismo, 22 de abril 2011) parece dispuesto a emplear superficialmente aquellas lecciones que dejó su abuelo – un método dialéctico de probada eficacia -, para cuestionar el actual modelo económico y, de paso, rescatar las políticas de los años 90, cuyo trágico final es por todos conocidos. Quizá esto último fue, en realidad, el objetivo principal de Frigerio nieto en el referido artículo.

Ahora bien, el mundo de los años sesenta en poco se asimila al actual; por aquel entonces el capitalismo hegemónico era el de los Estados Unidos, con eje central en los sectores reales y dinamizados por la combinación de masivo gasto público con una agresiva expansión planetaria de las firmas multinacionales. Pero también existía la Unión Soviética, el milagro europeo y la emergencia de los pueblos que salían del colonialismo. Vivíamos, por entonces sin saberlo, “los dorados años del bienestar “. Mientras duró ese largo ciclo de prosperidad, algunos países se convirtieron en huéspedes de inversiones externa dirigidas a la producción de bienes.

La Argentina no estaba entre los más deseados. Pero Frigerio fue uno de aquellos pocos que mejor leyeron las posibilidades que se abrían y, efectivamente, las inversiones que llegaron durante el período que se frustra en marzo de 1963 habían de madurar y luego servir de base a importantes experiencias de exportación manufacturera. Pero por entonces tampoco fue menor el compromiso del Estado con la integración de la base material: siderurgia, energía, caminos, el propio crecimiento de YPF no surgieron de la nada ni gracias a inversiones externas sino que fueron emprendimientos estatales, con finaciamiento interno y de organismos multilaterales. .

Pero hoy el mundo es otro, Estados Unidos pronto perderá el liderazgo económico, Europa vive una de las crisis mas profundas de su historia, la cuenca del pacífico se muestra como el motor de la economía mundial. Ocurre que la expansión del capital financiero se llevó puesta al capital productivo y parece que no hay retorno; la dislocación de las firmas multinacionales llega a un punto que restan pocas cosas en las cuales las economías maduras sean competitivas. No falta quienes se preguntan si este capitalismo, donde la tiranía de las finanzas no hace sino profundizar su crisis, no esta dispuesto a suicidarse. Es patético que algunos entre nuestros jóvenes economistas nieguen esta realidad y sigan pensando en los términos del capitalismo salvaje como única opción.

En la actualidad, para las firmas multinacionales, a la hora de seleccionar donde invertir, las economías emergentes solos son atractivas en cuanto no impongan controles medio ambientales, carezcan de normas laborales, otorguen generosos incentivos fiscales y resignen su soberanía jurídica. Y cualquier comparación con los buenos recuerdos del pasado debe tener en cuenta estos elementos. El gobierno argentino no esta dispuesto, y ha dado prueba de ello, a enfriar la economía, abrirle la puerta al FMI, incumplir sus compromisos asumidos con los trabajadores activos y pasivos, a cambio de un puñado de dólares en inversión de riesgo. Pese a todo, el coeficiente de inversión alcanzará este año al 24% del PIB.

Los hechos nos enseñan que, a partir de ese diagnóstico, las acciones que adoptó el gobierno actual son coherentes con el objetivo de preservar el desarrollo interno, mantener cuentas externas superavitarias, una sólida posición de reservas y mejorar las condiciones de vida de la población. Tanto el des endeudamiento, como el rechazo al ALCA, la recuperación de los fondos previsionales, la ley de solidaridad previsional y la asignación universal por hijo constituyen un paquete que tiene gran coherencia interna y nos ha permitido transitar ,apenas con daños menores, los impactos de la crisis sistémica estallada en las economías maduras. Argentina pudo permitirse el lujo de evitar, utilizando recursos previsionales, el peligro de los despidos en el sector privado y así recuperar en apenas un año los fuertes ritmos de crecimiento y ese dinero invertido más los intereses.

Insistir, como hace Frigerio nieto, en el remanido argumento del viento de cola y las grandes oportunidades que se pierden revela, no solo pobreza argumental, sino el intento de construir un escenario que permita disimular mejor la magnitud de la catástrofe heredada, rebajando la importancia de lo construído a partir de entonces. . Podemos suponer que, según la visión contra fáctica que emplea Frigerio nieto, si el equipo de Cavallo y la convertibilidad siguiera en el gobierno hoy seríamos huéspedes de una enorme masa de inversiones que nos otorgarían el liderazgo lationamericano en materia exportadora y un lugar de relevancia en el concierto mundial, entre otras bendiciones.

Lo cierto es que el esquema de la convertibilidad, llevado a su grado extremo, nos dejó una deuda pública equivalente al 160% del PIB. Esa relación es actualmente de 44% y tal coeficiente probablemente resultará aun menor en los años venideros, dado el cronograma de pagos existente. La mejor herencia que podemos dejarle a las generaciones futuras es un país liberado de las cadenas de la deuda pública y la condicionalidad del FMI que, desde el fondo de nuestra historia, siempre nos han agobiado.

También se ha bajado el desempleo al 7,3% cuando en 1999 el mismo llegaba al 14,2 %; contra la afirmación de que solo vendemos soja podemos mencionar que las manufacturas de origen industrial son actualmente el 35,1% de las exportaciones totales contra el 29,8 % registrado cuando el gobierno del Dr.Menem ya se acercaba a su ocaso. Resulta asimismo cuestionable la liviana afirmación acerca de la ausencia de inversión en la Argentina, utilizando la misma metodología comprobamos que el coeficiente IBI/PIB llegó en 2010 al 23% cuando en 1999 era del 19,1% .

Cabe reconocerlo, es evidente, la necesidad de un mayor esfuerzo en materia de acumulación dado que es evidente el crecimiento potencial que tiene esta economía. Pero esto último era algo que no ocurría en el pasado, ya que aquel modesto coeficiente de 1999 alcanzaba y sobraba, al extremo que derivó en la creación de capacidades ociosas durante los años siguientes. Las afirmaciones de Frigerio nieto respecto a la falta de in inversión también son desmentidas por el comportamiento de las importaciones de bienes de capital, sus partes y accesorios que ya equivalen al 40,9% de las importaciones totales, por un valor que mas que duplica a las cifras de los años 90. . Señalemos de paso que el valor total de las importaciones en 2010 fue 122% mayor que en 1999. En consecuenciael grado de apertura de la economía llega al 22% del PIB contra el 12% de 1999. ¿ de qué economía cerrada estamos hablando?

Quienes conocimos al abuelo – el tapir – y nos honró con su amistad, porque compartimos sus ideas sabemos que todavía resta un largo trecho por recorrer hasta llegar al país desarrollado que él aspiraba. Pero creemos que estamos en la dirección correcta. Intentar volver al pasado ( “ los vilipendiados años 90 “, en la versión de su nieto ), ignorando las nuevas condiciones objetivas, mirando para otro lado frente a la crisis de las economías maduras y habida cuenta de la necesidad de mantener viva la alianza estratégica con lo sectores de la producción y el trabajo ( recordemos que en 1958 una de las primeras medidas adoptadas fue dictar la actual ley de Asociaciones Profesionales ) no nos cabe duda que, cada uno desde el lugar que le tocó, estamos construyendo un proyecto desarrollista acorde con las condiciones del presente y las justas ambiciones de esta sociedad.

Fuente: diario Perfil Mayo 2011