
Alemania afronta sus próximas elecciones federales que se celebrarán el próximo 23 de febrero sumergida en una profunda crisis económica y ante el acecho de la ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD). Tras ganar los comicios de 2021, los socialdemócratas (SPD) volvieron a liderar un gobierno federal de la mano del canciller Olaf Scholz en una alianza con los verdes y el Partido Liberal formando la «coalición semáforo» por los colores de los tres partidos que lo integraban. Sin embargo, las diferencias en el plano socioeconómico hicieron estallar la alianza que tuvo un final abrupto.
Las diferencias en políticas económicas entre los socialdemócratas y los liberales, y en menor medida los verdes, giro en torno al gasto de deuda. Scholz necesitaba aumentar el gasto para financiar la defensa y activar la economía, pero el ministro de Finanzas y líder de los liberales, Christian Lindner, se opuso rotundamente con un programa que planteaba una política de oferta para salir del estancamiento que se basaba en una bajada de salarios, reducción del gasto público y a la vez bajada de impuestos para las clases más pudientes y la industria con el fin de movilizar más dinero y activar el consumo.
La receta que planteaban los liberales nunca se usó en Alemania y no funcionó en ningún país europeo en las dos últimas décadas. Scholz se cansó de las postura de su aliado liberal y lo expulsó del gobierno. El canciller socialdemócrata tuvo que exponerse a una moción de confianza en el Bundestag (Parlamento) la cual no superó y tuvo que llamar a elecciones anticipadas.
Los desafíos económicos bajo la sombra de la ultraderecha
Siendo la mayor economía de la Unión Europea (UE), Alemania se enfrenta a una encrucijada política y económica en un contexto nacional e internacional donde se alzan las banderas nacionalista de la extrema derecha. El modelo económico alemán exitoso que se basaba en exportaciones masivas, un liderazgo tecnológico en varias industrias como la automotriz, energía de calidad y de bajo costo y un robusto Estado de bienestar están en vía de extinción.
Alemania atraviesa un estancamiento económico que lleva seis años, una inflación que resiente los salarios sumada a una crisis industrial, un fuerte debate sobre la inmigración y los cambios ambientales.
Los alemanes sufren a diario el aumento del costo de vida, a pesar de que la inflación disminuyó del 5,9% en 2023 a 2,2% el año pasado, los precios disparados en los alquileres y ventas para una vivienda asequible, el precio de la energía y las sobrecargas del Estado por los refugiados. Nada de esto fue solucionado por la coalición semáforo que atrajo resultados dispares es los comicios estatales con crecimiento de AfD que llega a las actuales elecciones del domingo según las encuestas en la segunda posición con una intención de voto del 20,7%.
Si se dan estos resultados desde su nacimiento en 2013, AfD obtendrían su mejor resultado electoral en comicios federales. Con una campaña agresiva en gran medida promocionada por las redes sociales con videos donde muestran el colapso del modelo alemán con inmigrantes extremistas islamista y refugiados en actitud violenta, un constante ataque a las minorías, un euroescepticismo exacerbado y promover mayores controles limítrofes e inclusive deportaciones masivas. La exaltación del sentimiento por la patria queda reflejado en un nacionalismo étnico que se asemeja a los años oscuro del nazismo. Caso curioso en AfD es su líder, Alice Weidel, que es lesbiana casada con una inmigrante de Sri Lanka y con dos hijos adoptados. La violencia verbal y la descalificación a los rivales es la marca registrada de la extrema derecha alemana. Los recientes ataques de refugiados extremistas islamistas fueron explotados con insultos hacia el canciller Scholz al que consideran “incompetente”.
En la campaña, AfD contó con un aliado poderoso como Elon Musk, dueño de X, que brindo su apoyo incondicional a las huestes de Weidel. El asesor de Donald Trump se involucró de lleno en la campaña con ataques a los partidos políticos, figuras del país y con una entrevista exclusiva por X con Weidel.
La intromisión de Musk fue repudiada por todo el arco político. El líder de la CDU, Friedrich Merz, que lidera las encuestas y posiblemente sea el nuevo canciller alemán, consideró a Musk de tener una actitud “prepotente” al apoyar a AfD. Merz es un conservador nato, de 69 años, estudió leyes y a los 17 años se afilió a la CDU. Fue acérrimo rival de Angela Merkel dentro del partido por ese motivo la dama de hierro alemana nunca lo nombró en su gabinete. En 2009, Merz dejó la política por 10 años y amaso una considerable fortuna. Volvió al ruedo político en 2018 tras el anunció de Merkel que no se presentaría a las elecciones de 2019. En 2022, Merz se quedó con la dirección del partido. Si bien es un europeísta convencido, tiene una mirada más liberal de la economía contraria al ordoliberalismo alemán y tiene un perfil de mano dura con la inmigración. Esa postura y en la búsqueda de más votos llevó a Merz en plena campaña apoyar junto al AfD la “ley de limitación de afluencia», que proponía limitar severamente la migración en el país.
El proyecto fue rechazado en el Parlamento, y Merz fue criticado no solo por todo el arco político sino también por sus pares, inclusive Merkel, por haber saltado el cordón sanitario y votar en conjunto con la ultraderecha.
A pesar de las críticas recibidas, en las encuestas mantiene la delantera la Unión Demócrata Cristiana (CDU), junto a su aliado histórico la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), con un 29,7% seguido de AfD con 20,7%, los socialdemócratas (SPD) con 15,7%, con el 13,2% los verdes, la izquierda con 5,7%, la Alianza Sahra Wagenknecht con 4,8% y los liberales (FDP) con 4,2%.
En el país teutón están habilitados a votar más de 60 millones de personas para elegir a los nuevos miembros del Bundestag. La renovación del Parlamento alemán pone en juego 630 bancas. Al ser una democracia parlamentaria, los diputados de la Cámara Baja elijen al canciller. Para formar gobierno se necesitan 316 escaños. El sufragio es uninominal y plurinominal. El primer voto es para un candidato de su circunscripción. Cada partido nomina a una persona. Quien obtenga más votos recibe un mandato directo y entra en el Bundestag. El resultado son 299 diputados, por lo que todas las regiones están representadas en el Parlamento. El segundo voto es para un partido político que presenta a sus candidatos en listas cerradas en los 16 Länder (Estados). Los candidatos con más votos consiguen escaños directos, y los partidos obtienen escaños en base al porcentaje de votos en un reparto proporcional. La fórmula de asignación de escaños es la regla de Sainte-Laguë, que favorece en mayor medida a los partidos minoritarios. Y para optar a un escaño en la segunda votación, los partidos deben conseguir el 5% de los segundos votos o la opción de tres escaños del voto directo de los 299 distritos.
La campaña que en gran medida gira en poner un freno a la ultraderecha, también, se debate los cambios necesarios que necesita Alemania para salir del pozo económico con nuevas tecnologías para hacer frente a la caída automotriz frente a los autos eléctricos producidos en China, reducir y mejorar la burocracia que es un verdadero dolor de cabeza, inversión para modernizar el país en transporte, en nuevas infraestructuras, en las energías renovables y digitalización, solventar el envejecimiento de la población que está disparando los costos de las pensiones y la sanidad.
Los desafíos internacionales con los aranceles impuestos por Trump son un duro golpe al modelo exportador alemán y la alarmante urgencia necesaria en el gasto en defensa más teniendo en cuenta la posibilidad de EEUU de abandonar la OTAN. El nuevo gobierno alemán deberá replantear la normativas estrictas de endeudamiento algo que intento en vano Scholz. Todo un desafío para todo el arco político alemán. Con los números actuales ninguna fuerza obtendría los 316 escaños para formar gobierno. Se descarta que ningún partido será de la partida gubernamental con AfD. Dentro de todas las posibilidades para formar el Ejecutivo la más fehaciente sería la coalición de CDU/CSU y los SPD que en varias ocasiones gobernó el país. Aunque debería contar con el apoyo de otro partido posiblemente los verdes. En los debates hubo cierta sintonía en ese sentido entre Merz y Scholz. Sin embargo, para el socialdemócrata no terminar primero en los comicios significaría el fin de su carrera política.
Sin una Alemania fuerte económicamente y en defensa, la UE no podrá hacer frente a la postura de Trump y el peligro que representa la Rusia de Vladimir Putin. Además, tendrá una mochila pesada que es evitar el ascenso de Alternativa para Alemania.