MID
Héctor Valle, en las oficinas de FIDE en 2015

Un partido que alejado de las bases y que no supo adaptarse a la democracia, que hizo alianzas polémicas y se corrió a la derecha; así veía Héctor Valle la trayectoria del MID después de 1983

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Héctor Valle, en las oficinas de FIDE en 2015
Héctor Valle vivió en carne propia las contradicciones del MID. Él formaba parte de la Usina y dirigía FIDE (Fundación para la Investigación y el Desarrollo Económico), pero eso era solo una pequeña parte del movimiento desarrollista. Él se daba cuenta de que existía un partido en las provincias que era un mundo diferente. «Había mucha gente a la que se desdeñaba», criticó en la entrevista con Visión Desarrollista. La cerrazón de la cúpula del partido, sostuvo Valle, llevó a la «derechización» del MID.

El desarrollismo hizo en 1983 unas elecciones desastrosas: con Rogelio Frigerio en la boleta obtuvo el 1,2% de los votos y quedó en cuarto lugar, después del Partido Intransigente (PI) de Oscar Alende. «No entendimos que era un cambio de etapa. Es como un tipo que está en la gruta escondido y sale a la luz y no sabe para dónde ir porque está encandilado. En la campaña se gastó mucho y mal. Cuando llegó la campaña, me dijeron: «Ahora a trabajar duro». Pero no hicieron ni un acto. Nada. Todo era comprado. Se había armado un partido que era como una administración, donde había mucho debate de la Usina pero no había política interna», recordó Valle. «Se compró la campaña: se consiguió la lista número 1, pero se sacaron 200.000 votos. Después de esa elección, no se les ocurrió nada mejor que sacar un comunicado de prensa diciendo que se había hecho fraude mediático», lamentó.

«Cuando expusieron los resultados de las elecciones [de 1983] en cada distrito, vi que teníamos una buena base en el interior. Sacamos algunos concejales, pero nadie la daba bola a eso. Siempre me quedó esa sensación del partido: que no le daba importancia al hacer política, al barro. Parecía una corporación de profesionales más que un partido político. Eso no mueve el amperímetro», sentenció el exdirector de FIDE.

Para Valle, al partido lo cruzaban dos dualidades: la convivencia entre militantes de izquierda como él y conservadores como Oscar Camilión, y la existencia de cuadros técnicos desarrollistas y las formaciones políticas de las provincias. «Nuestro mundo era la oficina de Rogelio en calle Córdoba, la redacción de Clarín, las relaciones con la política (…) Nosotros teníamos sueldos espectaculares y, con lógica, estos decían: «¿Y estos ñatos? Nosotros estamos peleando los votos en el campo, regalando dentaduras y estos se la pasan de charlas y seminarios»».

Regalando dentaduras, ese fue el dato que resaltó Valle. Un dirigente del MID de una provincia —no recordaba cuál— le había dicho que él había sacado votos gracias a que había regalado dentaduras. «Era un tipo que tenía la foto de Frigerio y Frondizi en la mesita de luz. Era una dualidad muy fuerte. Eran como caciques a los que no les importaba nada, pero tenían que ser así porque tenían que ir a pelear una realidad muy compleja», apuntó Valle.

De Herminio Iglesias a Menem

Después del desastre electoral de 1983, el MID forjó una polémica alianza con Herminio Iglesias para las elecciones legislativas de 1985. «Fue toda una experiencia nefasta. Creer que Herminio representaba a la clase trabajadora (…) Creer que se ganaba con Herminio era el atajo», fustigó

«Me acuerdo de las negociaciones», continuó, «estaban todos desesperados, esperando los acuerdos, y Herminio prometía todo. Un día les dijo: «Vengan el martes a las 17 horas que armamos las listas. Pero es secreto, eh». Fueron Zaffore, que era el más entusiasta [fue electo diputado nacional en esa elección por el Frente Justicialista de Liberación, liderado por Iglesias] , Frigerio, que inteligentemente se quedó afuera, y Frondizi. Fueron caminando y cuando estaban llegando vieron una cuadra llena de gente: eran todos tipos a los que Herminio les había dicho lo mismo.  Eso pasa cuando uno no está en la política real».

Pero el golpe de gracia para el partido, según Valle, llegó en los noventa. «Cuando se hizo la alianza con Menem, se acomodaron unos pocos y todos los demás se enojaron y se fueron. Creo que al partido le faltó una dura autocrítica en el 83. Pero todo comenzó a pasar  por la rosca y el interés. Pasamos de lo mejor ideológicamente a lo peor en la práctica», analizó. El partido continuó (aún lo hace) con la política de alianzas: en 1995 fue con Horacio Massaccesi,  en 2007 con Roberto Lavagna, en 2011 con Eduardo Duhalde y en 2015 con Sergio Massa.

Valle se mostró pesimista sobre el futuro del partido. Sostuvo que hubo algunos intentos por reencauzarlo, alguno «muy valioso», pero finalmente primó el acuerdo a nivel de cúpulas, a espalda de la mayoría de los desarrollistas. «La teoría era «dejalos que se saquen la calentura hablando, que nosotros arreglamos”. Y eso llevó a la derecharización del partido», reflexionó.