Estuvimos conversando con el Doctor Marciano Martínez, prestigioso abogado penalista de Entre Ríos, dirigente histórico del Movimiento de Integración y Desarrollo, partido por el cual fue candidato a Gobernador en 1983. Durante la entrevista, Marciano repasó el origen del desarrollismo y analizó las causas de su posterior declive, también conversamos sobre aspectos doctrinarios y sobre la vigencia del desarrollismo como doctrina política. Sobre el final de la reunión, nos contó una anécdota sobre la posición que adoptó el desarrollismo frente a la Guerra de Malvinas.
¿Cómo se cruzó el desarrollismo en su vida?
A los 15 años de edad comencé a trabajar en El Diario de Paraná. El director era Arturo Etchevehere. Él y Raúl Uranga eran los jefes del Movimiento de Intransigencia y Renovación (MIR), una línea interna dentro del radicalismo. Yo estaba de acuerdo con las ideas del MIR, leía a Arturo Frondizi, pero en ese entonces el radicalismo de Entre Ríos estaba gobernado por el Unionismo: Laurencena, Perette, Rodríguez Vagaría… Era un Comité Provincial que estaba en oposición directa a Arturo Frondizi, que era el Presidente del Comité Nacional. Recuerdo que la gente del interior venía a El Diario, que oficiaba de Comité de la Intransigencia, porque la Casa Radical de calle San Martín (1) era la sede del Unionismo. Eran grupos muy enfrentados.
En el año ’56 o ’57, Frondizi interviene el Comité Provincial de la Unión Cívica Radical. Lo hace porque eran Unionistas y estaban totalmente en oposición a su candidatura presidencial, pero además ellos estaban con la Revolución Libertadora, eran funcionarios, eran antiperonistas. Nuestra actitud, en cambio, era de unidad nacional y paz social. Esas fueron luego las banderas de Arturo Frondizi.
Recuerdo el día que vino el interventor como si lo estuviera viendo. Fue nuestro amigo de Santa Fe, Carlos Sylvestre Benis. Entró a El Diario con su pipa, había mucha gente, aplaudíamos. Él habló y dijo: “Señores, empezamos a trabajar por el partido. Vamos a empezar a afiliar”. Y ahí me afilié yo. No me había afiliado antes porque era como afiliarse al Unionismo. Ahora me afiliaba a un partido que estaba alineado con el Comité Nacional, un partido que era del MIR. Ahí comenzamos.
PARTE 1 | EL ORIGEN DEL DESARROLLISMO
¿Frondizi era desarrollista antes de conocerlo a Frigerio?
Frondizi era un hombre muy inteligente que se hizo desarrollista. Frigerio lo hizo desarrollista, como nos hizo a todos nosotros. Nosotros, siendo intransigentes, comprábamos la Revista Qué. Nos gustaba mucho Frigerio.
En el año ’54, Frondizi había publicado el libro “Petróleo y Política”, donde hablaba de la explotación petrolera exclusivamente por parte del Estado y de YPF, en consonancia con la crítica a Perón, que había hecho el contrato con la Standard Oil de California. En aquellos años, desde el radicalismo denunciábamos: “¡Perón, el nacionalista, hace un acuerdo con una empresa norteamericana!”. Realmente, era como el pecado original. Era Adán comiéndose la manzana.
En el año ’56, Frondizi conoció con Frigerio y cambiaron sus ideas al respecto. Entonces, dijo “escondan el libro”. Y el libro no salió más.
¿En aquel momento, qué le pareció este viraje en el pensamiento de Frondizi?
Comprendí muy bien al tema de las inversiones. ¿De dónde iba a sacar la plata? ¿De los impuestos? ¿En un país pobre? Un país es desarrollado cuando tiene capacidad de autofinanciarse. Si no tenés planta, ¿de dónde la vas a sacar?? ¡De afuera!
Fue un cambio muy importante, Frondizi venía de la Declaración de Avellaneda…
Los radicales en la Convención de Avellaneda hablábamos del Estado y del Estado. ¿A quién le copiamos la Declaración de Avellaneda del año ’45? ¡Al Laborismo Inglés! Al laborismo que le había ganado las elecciones a los conservadores en Gran Bretaña. Si bien Churchill ganó la guerra, perdió en la primera elección antes de que ésta terminara, en el año ‘45. Ganó Clement Attlee, quien tenía un ideólogo: Harold Laski. De alguna forma, él fue el ideólogo del primer Frondizi y de la Convención de Avellaneda, donde también estaban Crisólogo Larralde y Moisés Lebensohn. Esa posición estatista venía del laborismo inglés de la posguerra que quería que un Estado más intervencionista. El que liquidó esas ideas dentro del partido fue Frigerio.
¿Cómo fue el proceso de organización de la UCRI?
Al poco tiempo de producirse la división entre la UCRI y la UCRP vinieron las elecciones para la Reforma Constitucional del ’57, y nosotros participamos. Hicimos la campaña. Mucha actividad, nosotros éramos militantes muy activos. Había que armar el partido, y se armó el partido. siEn el interior la mayoría de los departamentos eran Intransigentes, pero en Paraná no, porque estaba el bloque del Radicalismo del Pueblo que era muy compacto.
Teníamos dos adversarios: uno era el voto en blanco del peronismo y el otro la UCRP. Hicimos una muy buena elección. Ganaron los Radicales del Pueblo, nosotros salimos segundos y el voto en blanco anduvo cerca. Nuestra idea era ir a la Convención Constituyente y denunciar que no se podía hacer una reforma Constitucional en un país con un gobierno militar. Y así fue. Después de nuestra retirada de la Convención, ésta se quedó sin quórum, porque fue renunciando otra gente, y hubo un momento en el que tuvo que cerrar.
Entonces aparecieron las candidaturas de Arturo Frondizi y Raúl Uranga, y empezamos a trabajar para el ’58. Nuestro partido se armó electoralmente. Creo que la mejor forma de armar un partido es el trabajo electoral.
¿No puede armarse un partido detrás de una idea, sin estar en campaña electoral?
He comprobado que existen otras alternativas, como hacer un partido a partir de lo ideológico. Se puede lograr un partido de cuadros, con cuadros muy esclarecidos y contundentes en su forma de opinar, pero… sin gente. Ese fue nuestro caso. Al final, nos quedamos encerrados. En cambio, los partidos que se arman a través de la contienda electoral salen a la calle, buscan gente. Están más abiertos y la gente viene. Así se creó la UCRI. Nació en plena actividad electoral. Tuvimos dos elecciones, la del ’57 y la del ’58.
Mi posición es que los partidos políticos se forjan a partir de la militancia en la calle. Electoralmente. Sin perjuicio de que uno tenga una ideología muy especial, muy clara, como lo tuvo el desarrollismo. Creo que el desarrollismo decayó porque es un partido de cuadros, un partido ideológico que tiene mucha importancia, tiene influencia en ciertos sectores sociales, pero sin peso electoral.
PARTE 2 | EL DECLIVE POLÍTICO DEL DESARROLLISMO
¿Fracasó el desarrollismo, entonces?
El desarrollismo no ganó las elecciones, pero planteó cosas que hoy son aceptadas.
¿Ganó la batalla cultural, por así decirlo?
Sí, en cosas que antes eran imposibles. Antes la gente tenía más formación ideológica.
Recuerdo que había toda una controversia en torno a la si la enseñanza universitaria debía ser pública o privada. Nosotros propusimos la enseñanza privada junto a la pública. ¡Uh, casi nos matan! Se fue la mitad del partido. Porque nosotros veníamos del radicalismo, teníamos una concepción radical llena de prejuicios. Un pensamiento nacional de medios y no de fines, como decía Frigerio.
Igualmente, todavía hay sectores políticos en nuestro país que están como en el ’58 en lo ideológico y en el temor hacia el cambio. No tienen capacidad revolucionaria. No hablo de hacer la revolución de Marx o Lenin. ¡Cambiar algunas cosas! Para mí fue revolucionario decir que sin inversiones no hay país, que nosotros no podemos romper la vieja estructura sin inversiones, sin electricidad, sin caminos, sin siderurgia. La revolución del desarrollo.
Nosotros incorporamos sin ningún temor la inversión extranjera. Antes hablar del capital extranjero era pegarse un tiro. Frondizi y Frigerio lo incorporan. Hoy todos dicen: “si no hay inversiones, el país muere”. ¡Fijate vos! En el ’58 eso era inadmisible. Ahora es más fácil porque casi nadie lo pone en duda. Por ejemplo, sobre Vaca Muerta nadie plantea “saquémoslo nosotros”. Hoy ni siquiera hay planteos nacionalistas, no son posibles.
¿Y ese impacto cultural no sirvió como base para hacer crecer el partido?
Creo que la concepción política que nosotros tenemos es contraria a la existencia del partido. Nosotros tuvimos amplitud, tuvimos muchos amigos que nos acompañaban. Eran amigos, pero el país después se divide en partidos políticos. Esos amigos siguieron siendo amigos pero militaban en otros partidos. Acá la gente por ahí se planteaba el problema: ¿Qué es primero, el partido o el movimiento (NdR: se refiere al Movimiento Nacional)? Pienso que tienen que ser los dos juntos.
Algunos nos decían que nosotros más que un partido político éramos un grupo de poder, un grupo ideológico muy vertebrado, pero nada más. Nuestro partido le dio mucha importancia a lo ideológico. Uno tenía que estar actualizado permanentemente, en las reuniones partidarias hablar bien, no equivocarse, porque eras censurado de inmediato si decías algo que no estaba dentro de la ideología. Era bastante ortodoxo.
¿En qué sentido?
Siempre doy un ejemplo. En el ’83 teníamos una juventud muy buena en Entre Ríos, con mucha bandera, con carteles. Muchos de esos muchachos, entre los cuales estaba mi hijo, estudiaban en la Unidad de Santa Fe y crearon un movimiento desarrollista. Se llamaba Juventud Universitaria Desarrollista (JUD). También crearon un diario que tenía influencia en Entre Ríos y en Santa Fe. Un día vino Frigerio y los muchachos, muy entusiasmados, le mostraron que habían salido segundos en las elecciones del Centro de Estudiantes de la UNL (Universidad Nacional del Litoral) de Santa Fe y que tenían un periódico. Pero Frigerio les dijo “¡No! Hay dos errores graves acá”, y les advirtió “ustedes no se tienen que llamar desarrollistas”. No había que ser partidistas, había que ser amplios. Él criticaba la “partidocracia”, una palabra que se inventó como un desprecio hacia los partidos políticos. Y después les dijo: “Escúchenme, hay un solo periódico, que es el nuestro (2), ¿para qué necesitan ustedes un periódico?”. Bueno, desde ese día no tuvimos más juventud.
Después del ’83, ¿volvió a presentarse solo el MID?
En el año ’94 estuvo la Convención Constituyente. Nosotros veníamos desdibujados porque para mantener la personería jurídica nos aliamos con el Justicialismo. Pero era una alianza meramente retórica porque no compartíamos cargos. Lo único que hacíamos era firmar la alianza para no perder la personería, porque uno la pierde teniendo menos del 2% de los votos.
Pero en el ’94 nos reunimos y decidimos ir solos. Hicimos una lista de candidatos a Convencionales Constituyentes. Teníamos una buena lista, con mujeres y varones representativos de muchos sectores. Pero el partido no existía. Existían los grupos, existían personas, pero el partido no. Recuerdo que hice la campaña solo, ni siquiera tuve un chofer que me acompañara (se ríe). Y tuvimos muchos votos, creo que fue la vez que tuvimos más votos. Alcanzamos el 2 y algo por ciento.
¿Por qué cree que no pudieron obtener mejores resultados?
La polarización siempre existió y nosotros nunca la comprendimos. Pensábamos que el partido sacaba el 2% porque no sabíamos hacer publicidad y esas cosas, o que el candidato era malo. La polarización arrastra con todo.
¿Cambió algo en el MID después de esta experiencia?
Se creó una comisión integrada por los legisladores nacionales que había en ese entonces, de la que yo, sin ser legislador, también formaba parte. Nos reunimos y tuvimos que dar una opinión sobre lo que tenía que hacer políticamente el partido. Concluimos que al partido había que organizarlo con una base electoral. Pero cuando presenté el informe, fue rechazado por todos los miembros del Comité Nacional.
Algo que perjudicó mucho al partido fueron las escisiones que sufrió a lo largo de su historia. ¿Cuál cree que fue el impacto del alejamiento de Alende?
La decisión de Alende no solamente afectó la Provincia de Buenos Aires. En Entre Ríos fue muy importante porque se llevó los principales dirigentes, que eran gente del riñón de Uranga. A Raúl se le fue la gente de Gualeguaychú, de Diamante, de Victoria… se fueron muchos. Fue un desmembramiento muy fuerte y nosotros, los Frigeristas, lo apoyamos a Uranga, que quedó solo, bastante solo.
Y luego vino una nueva división, que tuvo a Entre Ríos y Santa Fe como protagonistas, la llamada “Línea Paraná”, que luego se constituyó como Movimiento Línea Popular. ¿Por qué motivo se separaron Sylvestre Begnis y Uranga?
Por el enfrentamiento con Frigerio. Así como Frigerio no quiso que los muchachos tuvieran un diario y un movimiento, también tenía una actitud muy centralista. Y esto a los que fueron líderes locales no les gustó. Yo no estuve de acuerdo con la creación de un nuevo partido. Mi opinión fue de dar la pelea dentro del partido, porque al hacer dos partidos políticos restás mucho. A Frondizi y a Frigerio se le fueron Uranga, que en Entre Ríos era todo, y en Santa Fe Sylvestre Bengis, que era todo. Se fue gente de todos lados.
Un día nos reunimos y éramos todos iguales. Los jefes nuestros se habían ido. Entonces, alguien me empujó al centro y tuve que tomar la posta. En Paraná se habían ido todos, quedábamos 10 o 15. No así en el interior, donde retuvimos más dirigentes.
PARTE 3 | DESARROLLISMO CLÁSICO
Rogelio Frigerio planteaba la necesidad de hacer una “Alianza de Clases y Sectores”, ¿en qué consistía?
Nosotros hablábamos de la Alianza de Clases y Sectores como el instrumento fundamental para hacer el desarrollo. El concepto era aliar alrededor de la ideología desarrollista a todos los sectores sociales, desde el Movimiento Obrero hasta el Movimiento Industrial, a los partidos afines y a los sectores de la cultura. A todos los sectores sociales.
Se opusieron a la Reforma Agraria, un reclamo que venía desde la Declaración de Avellaneda. ¿Por qué?
Porque lo que se conseguía con la Reforma Agraria era multiplicar el problema del campo. El problema del agro era la falta de inversión. ¿Qué solucionabas dándole a alguien 100 hectáreas? ¡Se iba a morir! Tenías que darle el tractor, las semillas… Eso decíamos nosotros. La actividad del campo es una actividad capitalista, por lo tanto, lo que necesita es inversión, producción y venta al exterior. Por eso nosotros promovimos la fabricación de tractores y temas como las semillas, los alambrados, la infraestructura del campo… Algo muy diferente a pensar que la solución del campo era dividir la tierra.
PARTE 4 | VIGENCIA DEL DESARROLLISMO
¿Qué condiciones han cambiado respecto de la época de Frondizi?
Bueno, han cambiado muchas cosas. A principios del Siglo XX, nosotros comerciábamos con Europa. Después los países europeos se hicieron proteccionistas, controladores de su comercio exterior, y ahí morimos. Pero no había entonces los mercados que hay ahora, que son 20 veces más importantes que Europa. Es decir, Asia y muchísimos países que en este momento son los que consumen nuestra producción. Por ejemplo, durante su Presidencia, Frondizi hizo un viaje a la India para ir a venderle nuestros productos. Hoy ya no es problema, los indios y los chinos vienen solos.
Estamos frente a un contexto internacional muy favorable, pero hay países que lo han aprovechado mejor que nosotros…
Les voy a contar una anécdota de hace dos meses, para que entiendan la situación del país. Hace 5 o 6 años, acá, en Paraná, vivián dos bolivianos que sembraban verduras. El Ministerio de Trabajo fue a ver un lugar donde trabajaban diez bolivianos dirigidos por ellos dos y les tomaron indagatoria. Se mandaron a mudar porque se los acusaba de estar explotando al resto de los trabajadores. Ellos ahora están ahora en Bolivia haciendo lo que antes hacían acá. A uno de ellos, que tenía pedido de captura, lo agarran en Tucumán. Había venido a pasear con la familia, estaba de vacaciones en Tucumán. La mujer me vino a consultar para que lo defendiera y tuve la oportunidad de conversar con él. Me contó sobre la diferencia que hay entre la Bolivia actual y la que había hace 5 o 6 años. Ahora le conviene viajar por Argentina porque puede vender bolívares en Salta o Tucumán como si fueran dólares. La gente no compra dólares, compra bolívares. Antes con un par de pesos argentinos podías mantener una familia en Bolivia. Con unos cuantos pesos sacados de la forma más desgraciada, vivía una familia. Ahora no. Tendrías que ser un tipo muy importante para sostener una familia en Bolivia.
Ese cambio se dio porque Bolivia está integrada al sistema mundial. Han hecho una gran inversión, consiguen inversiones al 3% o al 2%. En cambio, nosotros no tenemos acceso al crédito. Estamos aislados del mundo y tenemos como socios a Putin, a Irán, a Venezuela… Somos los locos del mundo.
¿Qué aspectos del desarrollismo considera que siguen vigentes?
En primer lugar, nuestra estructura económica sigue siendo subdesarrollada. Puede ser que hayan cambiado otras cosas, pero hacer el desarrollo hoy es un objetivo vigente.
Por otro lado, la infraestructura es un desastre. El movimiento de nuestra actividad económica es a través de los camiones. Eso no ocurría. Recuerdo que Raúl Uranga decía “hay que camionizar” el Río Paraná. Hoy estamos un paso más atrás, habría que decir “hay que poner trenes”. Hubo un retroceso.
PARTE 5 | EL DESARROLLISMO Y MAVINAS
¿Cuál fue la posición del MID con respecto al tema de la guerra de Malvinas?
La Guerra de Malvinas… Nos enteramos a las 9 o 10 de la mañana. Mario Domingo (3), que era un desarrollista lúcido, iba a tomar café a las 11 u 11.30 al Flamingo (4), donde se juntaban. Entonces, fue un periodista a consultarlo. Domingo le dijo “es un disparate, hay cosas más importantes”. Planteó lo que iba a decir Frondizi después.
Después, a mí me llegó la declaración del MID. Yo tenía la obligación de presentársela al Comandante. La leí y pensé “me van a meter en el calabozo si llevo esto”. La comunicación hacía una distinción destacando el papel de los soldados en la lucha, pero diciendo que era un disparate, que nosotros nos íbamos a enfrentar con la OTAN y que íbamos a perder la guerra. Eran dos o tres hojas.
Pedí una entrevista, y a los dos minutos el General me recibió. Entré en su oficina y le dije “acá hay una declaración del partido”. Me respondió: “Muy bien, a nosotros nos interesan los partidos políticos”. Entonces, le aclaré: “Mire, nosotros tenemos una actitud crítica”. “¿Cómo crítica?”, y me miró raro. “Sí, una actitud crítica. Nosotros creemos que la solución es por vía diplomática y no una solución por la fuerza. Nosotros queremos al ejército, queremos a las fuerzas armadas, pero creemos que no estamos en condiciones de combatir contra la OTAN y Estados Unidos”. “Pero no, fijese que estamos en tratativas”, me respondió. Me dijo que el país era muy fuerte, etc, etc. Me trató muy mal y tiró las hojas sobre la mesa, con desprecio… En aquel entonces, vos explicabas esto y te acusaban de antipatria.
Marciano, ¿sigue siendo desarrollista?
Soy tan desarrollista como en el mejor de mis días, porque el partido tiene claridad en todo. Además, es la única alternativa porque el país está en las mismas condiciones que en aquel entonces, y aún peor. El populismo ha roto todo y políticamente hay un regreso a las cavernas.
(1) La “Casa Radical de calle San Martín” es la sede histórica del Comité Provincial la de Unión Cívica Radical de Entre Ríos, ubicada en la ciudad de Paraná.
(2) Se refiere a “El Nacional”, el periódico partidario que entonces elaboraba el MID y enviaba a todas las provincias.
(3) Mario Domingo fue un dirigente desarrollista histórico de Entre Ríos que tuvo un trato muy cercano con Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio. En la función pública, se desempeñó como Subsecretario de Industria de la Provincia de Entre Ríos durante el último gobierno de Sergio Montiel (1999 – 2003).
(4) Flamingo: bar céntrico de la Ciudad de Paraná, que solía ser frecuentado por la dirigencia política entrerriana.
Marciano Martínez Marciano Martínez Marciano Martínez Marciano Martínez Marciano Martínez Marciano Martínez Marciano Martínez Marciano Martínez Marciano Martínez Marciano Martínez Marciano Martínez Marciano Martínez Marciano Martínez Marciano Martínez Marciano Martínez