En esta edición compartimos una entrevista muy especial. Hace menos de un año estuvimos conversando con Samuel Kait, dirigente histórico de la Unión Industrial Argentina (UIA) y del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID). Hablamos durante más de dos horas sobre la industrialización del país, sobre el papel de los empresarios y los sindicatos, sobre el rol del Estado y sobre las perspectivas de desarrollo en Argentina. El pasado miércoles, 27 de enero, conocimos la triste noticia de su fallecimiento. Hoy queremos dar a conocer las ideas que nos trasmitió en la charla que mantuvo con Visión Desarrollista.
Samuel, ¿Cómo comenzó su militancia política?
Una tarde me enteré de un acto que había en Saavedra, en una plaza que hay donde yo vivía. Era la campaña del año ’38 y hablaba Alfredo Palacios. Y yo fui, inquieto, a ver de qué se trataba. Palacios era entonces un personaje muy vigente y quedé impactado con su figura. El Partido Socialista estaba en su plenitud en aquellos tiempos. A la vuelta de mi casa había un Centro Socialista: Tenía una gran biblioteca, una cancha de bochas, una cancha de básquet… mal no la iba a pasar. Empecé a vincularme con la Juventud Socialista en Saavedra y me inscribí para hacer un curso de dirigente socialista. La Casa del Pueblo era una escuela de formación de dirigentes. Eran en los inicios del nazismo en Europa y, en mi condición de judío, encontré una vía de reivindicación social y política.
Empecé a concurrir a la Casa del Pueblo y pude ver de cerca la interna del socialismo y los enfrentamientos que había. Era un partido burgués con discurso proletario. Todo lo que se discutía después llegaba a las manos de [Nicolás] Repetto que mandaba a la mierda todo. Entonces me desencanté y deje el Partido Socialista. Yo seguía con mis ideas pseudo-revolucionarias, pero desde el llano.
Luego de mi experiencia socialista seguí preocupado por la política y me encontré con la Juventud Comunista en el barrio del Abasto. Fue entre los años ‘41 y ’45, plena época de Perón. Era miembro de una asociación judío-comunista. Hacíamos festivales culturales y deportivos, llevábamos una vida comunitaria con la orientación que daba el Partido Comunista (PC). Fui avanzando en el desenvolvimiento ideológico y terminé siendo un militante del PC.
Viví toda esa experiencia. La vivía con mis preocupaciones doctrinarias, con mi ideología de base, que era la del cambio social que el mundo necesitaba. Luego se desencadenó la guerra. Para nosotros, jóvenes comunistas, era una guerra entre intereses imperialistas. El burgués contra el alemán, las democracias burguesas contra el fascismo. Y los jóvenes comunistas denunciábamos desde nuestro periódico eso. Eran los imperios los que se peleaban, no estaban los pueblos involucrados. Pero la incorporación de la URSS cambió el discurso de los comunistas. A nosotros nos pasó eso un día domingo. Salimos con el periódico contra la guerra inter-imperialista y ya la Unión Soviética había sellado el pacto Ribbentrop-Mólotov (1). Era otra contradicción. Nosotros, en esas condiciones, hacíamos proselitismo político.
Seguí vinculado a este grupo hasta que volvió de la Unión Soviética Victorio Codovilla (2), el hombre del Komintern (3) en América Latina. Vino con la directiva de Stalin de terminar con las locuras que estábamos haciendo los comunistas de Argentina y descabezó toda la conducción de la juventud del partido. Decía que éramos demasiados abiertos al debate político y que teníamos actitudes de rebeldía con las órdenes que venían de la URSS. Entonces abandoné la militancia política. Eso sí, después de haber estado en cana siete meses. Porque el enfrentamiento que teníamos con el Gobierno, sobre todo con la Alianza Libertadora Nacionalista (4), era de armas llevar.
¿Era complicado ser judío y comunista en esa época?
No, en lo más mínimo. En esa época Stalin estaba haciendo todavía la experiencia de Birobiyan. Birobiyan fue una de las Repúblicas Soviéticas que creó Stalin, una República judía. El tema israelí todavía no estaba en debate.
¿Y en Argentina, con el gobierno peronista?
¿Acá? Sí, acá sí. La Alianza Libertadora Nacionalista eran los nazis en la Argentina. Con ellos nos tiroteábamos. Y apoyaban a Perón. Perón tenía una relación muy estrecha con la Alianza, hasta que vino el enfrentamiento.
Y en paralelo a la militancia, ¿De qué trabajaba?
Bueno, mi hermano y yo éramos huérfanos. Estuve 10 años en un asilo, de los 6 a los 16 años. En el asilo aprendí linotipia y, cuando salí, conseguí trabajo en una imprenta. El problema era que estaba expuesto a gases tóxicos y tuve que abandonar. Entonces, me conchabaron en una empresa que vendía ampliaciones fotográficas.
Pero había que proletarizarse: Para hacer la revolución había que ser proletario, y yo era un pequeño burgués. Con José Timerman, hermano de Jacobo, de quien no guardo buenos recuerdos, encontramos un aviso de soldadores eléctricos y fuimos a presentarnos. Éramos amigos íntimos, nos conocíamos de la Juventud Comunista. Fuimos a la academia de soldaduras Plager. El dueño era el padre de la periodista Débora Plager. Yo quería ser parte del proletariado. Necesitaba hacer algo acorde a mis ideas. Y ahí estuve vinculado más o menos 15 años. Terminé siendo encargado del taller.
Luego me hice vendedor de maquinarias. Viajé y recorrí todo el país con esa actividad. Años más tarde, llegué a ser gerente de Talleres Nova.
¿Cómo se acercó al desarrollismo?
En representación de talleres Nova, fui a la Asociación de Industriales Metalúrgicos, donde me incorporé a la comisión de fabricantes de máquinas herramienta. Participé activamente y tomé protagonismo como dirigente empresario. Ahí comenzó mi vida empresarial y esa fue la oportunidad de vincularme con Frigerio.
En uno de los viajes que hacía para vender las maquinarias caí un día a Río Cuarto, Córdoba. Terminé en una cena donde cerramos la negociación y donde conocí al representante de Frigerio en Córdoba. Ahí mismo me concertó una entrevista para el martes siguiente en casa de Frigerio.
¿Qué sabía de Frigerio?
No lo conocía. Me atraían los planteos que hacía Frondizi, pero no sabía que la doctrina de su gobierno era originada por Frigerio y su grupo de la revista Qué. No había leído de él. Sí sabía de Frondizi, porque había sido presidente y conocía y apoyaba sus políticas, pero nada más. Y, de repente, me dieron la posibilidad de hablar con Frigerio, que era el factótum. Inmediatamente dije que sí.
Me lavó la cabeza. Recuerdo que llegué a la casa a las 8.30 de la noche. Me recibió en su living y lo primero que me impactó fue que había un Berni. Yo tengo mucha sensibilidad artística y me dije… ¿y este loco? Pasamos al comedor, me saludó, me preguntó por mis antecedentes y empezamos a discutir sobre la ideología nacional.
¿Qué es la ideología nacional?
Ver el país en su integridad. Ver a la nación como unidad en la que es posible que todos vivamos en paz y en bienestar. Lo mismo que a mí me llevó a meterme en política, desde que lo vi a Alfredo Palacio en la plaza.
En el medio dela conversación golpearon la puerta. Entró la señora de Frigerio y nos dijo que eran las doce y media… Seguimos hasta las dos de la mañana. Fue una identificación total. Me dejó subyugado en ese primer encuentro la variedad de su lenguaje y la riqueza conceptual con que planteaba las cosas. Él no era bolche, como yo. Era marxista y sabía de materialismo dialéctico más que nadie.
Dice que era bolche… ¿Qué cambió en su forma de ver el mundo?
Mi formación de base era de doctrina social y de cambio de la sociedad. Y creo que el mejor exponente de esa idea hoy es el Papa. El Papa está dando hoy el discurso del PC histórico, de los comunistas transformadores con la base democrática, y está dejando el misticismo afuera. Mi identificación con el discurso del Papa es coincidente con el rescate del ser humano y la idea de que el ser humano necesita vivir en paz. Y para asegurarle la paz hay que hacerlo en convivencia. También creo que [El presidente Benjamin] Netanyahu hoy en Israel es un nazi. La posición de él es fascista porque está permanentemente pregonando no al dialogo y sí a la guerra. Él sabe que en esta etapa del mundo que está acabando, que se acerca el fin del imperialismo de EEUU. Después de Obama, va a venir un conservador. Y mientras más conservador, más rápido va a caer Estados Unidos. Y China se va lanzar como potencia irremediable. Esa es mi visión.
¿Qué rol ocupa dentro de la UIA?
Llevo 50 años en la Unión Industrial. Soy el hombre más anciano de la UIA. Tengo 93 años y el que me sigue, que es el padre de la reina [Jorge Zorreguieta, padre de la reina de Holanda], tiene 87. Y a mí Méndez me consulta y me escucha. Y soy miembro del Comité de Encuadramiento. El Comité de Encuadramiento es el órgano que vigila la aplicación del estatuto y dice si quien se presenta para entrar a la entidad está ajustado, o no, al estatuto.
PARTE 1 | INDUSTRIALIZACIÓN Y UNIÓN INDUSTRIAL
¿Desarrollo es sinónimo de industrialización?
No hay desarrollo si no hay industrialización. Pero un país no tiene una economía integrada sin la producción agropecuaria y sin la complementariedad de la comercialización. Hoy, además, hay que agregar la ciencia y la tecnología, que no deben ser descuidados.
¿El campo debe financiar a la industria?
No, dejemos que el campo siga invirtiendo en el campo, si tienen para invertir. El campo tiene muchas cosas que hacer. El aceite es un producto final, pero también puede ser materia prima para otro proceso productivo. Y en la medida en que le incorpores ciencia y tecnología, vas a sacar más productos, vas a generar más riqueza.
¿Hay sectores dentro de la Unión Industrial (UIA) que todavía creen en la antinomia campo-industria?
Sí, son los que apoyan al gobierno [todavía gobernaba Cristina Fernández de Kirchner].
¿Hay una interna en la UIA por el alineamiento con el kirchnerismo?
Hay una interna dentro de nuestro grupo, «Industriales» , entre los que apoyan al gobierno y los que no. Pero esta interna es independiente de la que tenemos en la UIA con el sector Lista Celeste y Blanca, al que pertenece el presidente de la UIA, Héctor Méndez.
¿Qué diferencias tienen con la Lista Celeste y Blanca?
En esa lista hay sectores que representan a industrias de inversión extranjera que no acompañan nuestra posición, porque nosotros sostenemos la industria nacional. Existe una cámara de la industria química y petroquímica que está en nuestro ámbito y existe una cámara de empresarios químicos del exterior, sobre todo norteamericanos y alemanes. Las dos están en la Unión Industrial, pero cada una tiene actitudes y discursos distintos para el desarrollo de la industria en la Argentina. Y en nuestro grupo el famoso relato ha generado, en algunos dirigentes y en algunas entidades, una corriente de apoyo al gobierno [kirchnerista].
PARTE 2 | EL PAPEL DE LOS EMPRESARIOS
¿Por qué Argentina no llegó a ser un país desarrollado?
Tiene que ver con la historia. Cuando ves a un loco como Torcuato Di Tella, que hizo un emporio… Lo que hizo Di Tella es extraordinario. Y en los años ‘80 y ‘90 demostramos que era posible desarrollar un sector de máquinas herramientas, que son máquinas que hacen máquinas. Pero los obstáculos eran grandes. Potencialmente… La Argentina es un país que necesita que le quiten los pies de encima. Los de adentro y los de afuera.
En Brasil y Estados Unidos el sector empresario tuvo un papel fundamental en el desarrollo de sus países. ¿Cree que los empresarios argentinos son responsables, en parte, del fracaso de nuestro proyecto de país?
Es un tema de intereses. Creo que la burguesía nacional es una burguesía que no sabe su valor potencial de clase. Al ignorar las cosas que sos capaz de hacer, no las afrontás, les tenés miedo.
¿A qué le tienen miedo?
A perder los privilegios.
¿Qué privilegios?
Socialmente…. Empecemos porque son seres humanos que se manejan en un ámbito familiar, social. Ese grado de pertenencia genera compromisos, y son compromisos que tienen que ver con la intimidad del hombre: Su mujer, su familia, sus hijos… Y eso hace a la conducta del individuo. No dejo de respetar a Carlos Pellegrini por todo lo que hizo por el país y, sobre todo, porque es el autor de la frase “sin industria no hay Nación”. Pellegrini hizo esta frase, pero, además, defendió a su clase. Generó el Jockey Club. En el Jockey se trabaja y se lucha por los privilegios. Y cuando uno ve las listas de miembros que hay en el cuerpo directivo, es muy coherente.
¿Pero por qué no vieron la industrialización como una forma de potenciar su interés de clase y se quedaron en el modelo agroexportador y en la especulación?
Es un problema cultural… y de intereses.
¿Cree que alcanza con la agroindustria para un país como Argentina?
No.
¿Qué otros sectores tienen potencial en Argentina?
Todos aquellos que sean transformadoras de los recursos que tiene la Argentina. La minería y la química, por ejemplo.
¿La farmacéutica puede ser una industria importante?
Ya lo es. La farmacéutica debe ser la cuarta o quinta industria más importante en Argentina, en valores de producción. Además, tenemos investigadores. Y se sigue investigando y se siguen descubriendo nuevas drogas en Argentina.
El sector industrial que más exporta es el automotriz. ¿Somos competitivos en esta industria o solo se debe a un convenio especial con Brasil?
No somos competitivos. Existe una complementariedad en cada una de las empresas con sus fábricas en Brasil y en Argentina. Es una buena estrategia de complementación.
Hay economistas que dicen que la mano de obra en Argentina es cara con respecto a la de países como China y que, por lo tanto, las industrias manfuactureras son inviables. Y pone como ejemplo a Australia, que decidió no tener industria automotriz…
Ese un ejemplo que viene bien. Australia es un mercado de una población relativamente pequeña e íntimamente vinculado con otros intereses internacionales. Tiene vinculaciones con empresas de Alemania, de Gran Bretaña y de Estados Unidos, con lo que resuelve su demanda de automotores. Pero si alguien en Australia tiene una idea para desarrollar alguna pieza o alguna parte, competitivamente, con lo que viene de importación, es razonable que se le facilite la posibilidad de fabricarla. Si existen condiciones favorables, hay que aprovecharlas.
PARTE 3 | EL PAPEL DEL ESTADO
¿Cree que el desarrollo está frenado porque el Gobierno aplica malas políticas?
Sí.
¿Qué tipo de políticas deberían implementar el Estado para promover la industrialización?
Lo primero que debería hacerse es modificar la posición de la Argentina ante mundo y generar confianza.
¿Con quién tendríamos que alinearnos? Con China mantenemos buenas relaciones…
Bueno, China nos está prestando guita. Están haciendo de usureros con nosotros. ¿Qué se creen? ¿Que nos regalan algo?
¿China podría ser un buen aliado para impulsar un proceso de industrialización en Argentina?
Sí, pero habría que incluir en la cabeza de quien negocie el concepto de la defensa del interés nacional. La clave es agregar valor. Con la soja, por ejemplo, tendríamos que hacer un proceso de investigación científico y tecnológico para ver qué otras cosas podemos sacar del aceite. Porque se pueden desarrollar subproductos que tienen otras aplicaciones, si tenés los investigadores para hacerlo. Tenés que formar científicos y técnicos para seguir el proceso de avance del producto. No hay que quedarse en el aceite.
Un ejemplo que se cita mucho como un modelo exitoso es Chile, un país que abrió su mercado y no promovió la industrialziación…
Creo que es consecuencia de sus limitaciones geográficas, de la composición de su población y de su cultura. Y también es la causa de que hayan desarrollado más fuertemente que nosotros la industria del pescado.
¿La geografía es la base para diseñar un programa de desarrollo?
¿Dónde se desarrolla el hombre? En la tierra.
Entonces, lo primero es cambiar la relación con el mundo para traer inversiones…
Lo primero es generar confianza. No se trata de ir a tocarle el timbre a los bancos y decir Argentina necesita cien mil millones de dólares a 20 años de plazo. Tenés que generar confianza, tenés que demostrar que efectivamente vas a ser las cosas que decís.
¿El Estado debe orientar las inversiones?
El Estado tiene que fijar las prioridades.
¿Qué mecanismos tiene el Estado para fijar las prioridades?
La exención de impuestos, los derechos de importación y la facilitación del uso de los recursos; la tierra, por ejemplo.
¿Cómo se pueden fomentar la radicación de industrias en el interior del país?
Hay que buscar los recursos que nos da la naturaleza en cada lugar. El algodón en Chacho, por ejemplo. No podés pretender sacar lana en Santa Fe. Las condiciones de la tierra santafesina no son para lana.
¿Cómo se fomenta la radicación de inversiones en provincias como Chaco donde el mercado es pequeño y no hay suficiente mano de obra especializada?
Escuelas técnicas y capacitación. El discurso [del kirchnerismo] es correcto. Lo que es mentira es la aplicación del discurso, del relato. Hay planteos correctos, pero no hay realizaciones concretas.
PARTE 4 | EL PAPEL DE LOS SINDICATOS
Como dirigente industrial y desarrollista, ¿cree que los sindicatos son un obstáculo para el desarrollo o son parte de la solución?
Cuando se analiza este tema hay que tener en cuenta que los sindicatos tienen una base partidaria que es el peronismo y una sub-base que es la izquierda troskista. En el peronismo hay dirigentes de mucho peso que son sectarios y hay dirigentes que son oportunistas y resuelven los problemas personales y del grupo que lo rodea a través de las jerarquías que tienen en el gremio. Durante el gobierno de Frondizi y durante la vigencia del partido [el MID] hubo un responsable nacional sindical. Y teníamos el Secretario General de un gremio importante que era afiliado del MID. Y había diálogo con todos. Y había reuniones con todos. Por eso… decir que todo el gremialismo es peronista me parece una concepción equivocada.
Pero es una idea muy generalizada…
Las relaciones con el gremialismo en la Argentina se han manejado muy mal porque Perón partió de la base de que no existían organizaciones sindicales previamente [a su gobierno], y eso es falso. Previo a Perón había sindicatos muy importantes. La industria de la carne, la industria de la madera, la industria metalúrgica, la industria textil… Eran muy fuertes. Las industrias que ocupaban mano de obra masiva eran socialistas y tenían una tradición. Y había leyes que se cumplían. Porque a la ley de descanso dominical la habían impulsado los socialistas. La ley de la jornada laboral de ocho horas la habían impulsado los socialistas. Los socialistas… a principios del siglo pasado. Perón, para captar a los sindicatos, hizo una política demagógica, empezando por liquidar a los “Ciprianos Reyes”. Porque Cipriano Reyes (5) no era un tipo al que se lo llevaba de la nariz. Entonces, si vos quitás del medio al tipo que está en una posición de enfrentamiento con el gobierno luchando para que se apliquen las leyes que corresponden… Bueno, no es lo mismo que tener a alguien del Partido Socialista como [Ángel] Borlenghi (6). Borlenghiera del Partido Socialista y fue Ministro de Perón.
¿Pero considera que son una traba para el programa de desarrollo?
El tema es… si aplicamos una política correcta para los sectores productivos no podemos dejar de tener presente a parte del sector productivo que es la mano de obra, la que maneja las máquinas. Tiene que ser parte de esta política de transformación.
PARTE 5 | EL MOVIMIENTO DE INTEGRACIÓN Y DESARROLLO
¿Cómo fue su relación con Rogelio Frigerio?
Íntima, estrecha. Trabajaba con él a horarios fijos. Era parte de la Usina.
¿En qué tema se había especializado?
Organización Empresaria. Tenía que nuclear empresarios para que opinen en sus ámbitos y, así, inculcar la corriente desarrollista. La idea era que participemos en las instituciones para que las instituciones tengan la visión que les compete, en beneficio del país.
¿Funcionó esta estrategia?
En muchas cosas sí, en otras no.
¿Por qué se falló?
Por el sectarismo…
¿Esta estrategia era llevada adelante orgánicamente desde el MID?
Sí.
¿Cómo estaba organizado?
Había toda una organización, en todo el país. Había un responsable nacional del comité nacional para el campo, otro para la industria y otro para el comercio. Era una organización de especialistas, genuina de cada ámbito. Era conocida y partícipe en cada ámbito.
¿Se sigue considerando desarrollista?
Sí, porque sigue siendo la única alternativa de solución para el país. El futuro es el desarrollo del país. Es inexorable el desarrollo del país. Me voy a morir antes de 7 años, porque a los 100 años no voy a llegar, y todavía no vamos a tener desarrollo. Pero va a haber gente como ustedes, inquietos, que van a querer saber qué hacían aquellos locos para que tengamos hoy esta posibilidad.
(1) Pacto Ribbentrop-Mólotov: acuerdo de no agresión firmado entre la Alemania Nazi y la Unión Soviética en 1939, nueve días antes de que comenzara la Segunda Guerra Mundial.
(2) Victorio Codovilla: líder histórico del Partido Comunista en Argentina. Actuó como enlace de la URSS con el Partido Comunista Español durante la Guerra Civil Española. Luego de vivir varios años en la URSS, volvió a Argentina en 1943. Se opuso al gobierno de Perón y apoyó la candidatura presidencial de Arturo Frondizi.
(3) Komintern (o III Internacional): fue una organización Comunista Internacional con sede en Moscú que agrupaba a los partidos comunistas de distintos países. Existió entre 1919 y 1943.
(4) Alianza Libertadora Nacionalista: fue un grupo nacionalista de derecha católico, que aplicaba métodos violentos como forma de lucha política. Entre sus cuadros más destacados se encontraban Carlos Burundarena, Guillermo Patricio Kelly y Rogelio García Lupo.
(5) Cipriano Reyes: dirigente del sindicato de la carne y fundador del Partido Laborista de Argentina. Tuvo un papel muy importante en la movilización del 17 de octubre y en la llegada del peronismo al poder. Pero cuando Juan Domingo Perón, durante su presidencia, ordenó la disolución del Partido Laborista, Reyes se enfrentó al líder justicialista. En 1948 fue acusado de complotar contra Perón y contra Eva Perón y fue encarcelado.
(6) Ángel Borlenghi: Ministro del Interior de Perón entre 1946 y 1955.