El presidente Alberto Fernández frente a un desafío cabal a su autoridad política.
El presidente Alberto Fernández frente a un desafío cabal a su autoridad política.

La dura derrota electoral del domingo sigue generando cimbronazos en el Gobierno. Las esquirlas se esparcen con velocidad con la movida de la Vicepresidente, Cristina Fernández, que envió a sus ministros y demás funcionarios del Gabinete a presentar sus renuncias -que no son indeclinables- que agravan a el seno de la coalición gobernante y provocan una crisis política institucional, en plena pandemia, que repercute en la tan golpeada economía del país.

Ante una debacle y semejante revés electoral la lógica del kirchnerismo es que el Gabinete presente su dimisión al día siguiente. En el caso puntual del Gobierno en la noche del domingo, con la amargura latente de la derrota, se discutió esa alternativa. Se trata de una maniobra habitual en ella luego de traspiés electorales, cambiar al jefe de gabinete y al ministro de economía: Aníbal Fernández y Amado Boudou en 2009 y «Coqui» Capitanich y Kiciloff en 2013 . Los señalados por la Vicepresidente como fusibles  político y económico son Santiago Cafiero de la Jefatura de Gabinete y Martín Guzmán, de Economía, aunque en el caso de este último lo habría llamado personalmente para negarle la cuestión. Matías Kulfas sería entonces el eventual fusible que pretende la Vicepresidenta.  presión del kirchnerismo presión del kirchnerismo

Alberto se rehusó a alegando que no tenía sentido la remoción de nombres en este momento si los resultados se repiten en noviembre o aún peor si la diferencia es mayor. Entiende que lo ideal para realizar cambios es hacerlo tras las elecciones definitivas. En la noche del martes, cena de por medio en Olivos, Alberto y Cristina junto a Sergio Massa, el titular de la Cámara de Diputados y Máximo Kirchner, mantuvieron conversaciones para remover funcionarios que no prosperó por la sola razón que Alberto mantuvo su postura. El presidente ratificó el rumbo al mostrarse con varios de los cuestionados por Cristina en un raid de actos de gobierno. La ira tomó temperatura en la interna del Gobierno y entró en plena ebullición. 

La adversidad no le sienta bien a Cristina. Accionó como mejor sabe: junto a La Cámpora contraatacaron de forma irracional e irresponsable con un golpe interno a través de una ola de renuncias de los funcionarios que le responden. El modus operandi fue largar las dimisiones a través de los medios de comunicación en vez de llegar antes al despacho presidencial. El primero que arrojó el guante fue el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro. Lo imitaron Martín Soria (Justicia), Roberto Salvarezza (Ciencia y Tecnología), Juan Cabandié (Medio Ambiente), Luana Volnovich (PAMI), Fernanda Raverta (ANSES), el presidente de Aerolíneas Argentinas, Pablo Ceriani, y la titular del INADI, Victoria Donda. En cambio, ni el Procurador del Tesoro, Carlos Zannini, la interventora de la AFI, la agencia de espionaje, Graciela Camaño ni el segundo de Justicia, Juan Martín Mena, incondicionales de Cristina, optaron, por ahora, en no presentar sus renuncias. Son áreas claves para la Vicepresidencia dada su situación judicial.

El Gobierno entró en modo crisis y esto evidencio el peligro hacia la gobernabilidad de su propia división interna: los funcionarios leales a Alberto, los leales a Cristina y los que responde a Massa, que analiza hacia donde le conviene verter su apoyo. La conformación del Frente de Todos es heterogénea. Sirvió para ganar las elecciones. Pero tras dos años de gestión no encuentra el rumbo y va camino al abismo sino corrige el rumbo. Y el fracaso electoral del domingo lo dejó en evidencia. Si bien Cristina necesito de Alberto un crítico suyo y moderado para recuperar la Casa Rosada, la sociedad entre ambos choca constantemente. La Vicepresidente, que sabe que posee mayor poder que el Presidente, pone a prueba quién maneja los hilos dentro de la coalición. La negativa al cambio de Gabinete molestó. La jugada es arriesgada porque Alberto, ante el apoyo de los gobernadores Ricardo Quintela (La Rioja), Sergio Uñac (San Juan), Gustavo Melella (Tierra del Fuego), Juan Manzur (Tucumán), Gustavo Bordet (Entre Ríos) y Alberto Rodríguez Saá (San Luis), puede empezar a conformar el tan ansiado albertismo para imponer su autoridad ante la avanzada del kirchnerismo. También sumó el apoyo de la CGT sumado a la movilización a Plaza de Mayo que anunció para hoy el Movimiento Evita junto a otros movimientos sociales en respaldo al presidente. Un dato que no es menor es el duro enfrentamiento entre el Evita y La Cámpora. Además, recibió apoyos de varios intendentes de la Provincia de Buenos Aires. En territorio bonaerense comenzó la idea de vaciar el Gabinete nacional. Primero con fuertes críticas del ministro de Desarrollo de la Comunidad y miembro fundador de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque. Luego, el gobernador Axel Kicillof hizo presentar la renunciar a todo su gabinete para presionar al presidente para rechazarlas a todas y dejando en evidencia la burda maniobra coordinada desde el Instituto Patria para acorralar a Alberto.

En el medio de todo esto continúa la caída del salario, inflación qalopante que no cede,  incertidumbre cambiaria, la falta del trabajo, la inseguridad, los problemas estructurales socioeconómicos persisten y no se avizora una recuperación ni al corto y largo plazo. Por algo las urnas arrojaron que el 70% voto en contra del Gobierno. Pero para peor, los kirchneristas más radicalizados proponen ideas alocadas con más subas de impuestos y dar aumentos por decreto. Creen que estás medidas servirán para revertir los resultados de las elecciones.

En las próximas horas se definirá la postura que adoptará el Presidente. Ya sea rechace las renuncias, y haga como si nada ha pasado, manteniendo su posición de no innovar pero evidenciando públicamente las contradicciones y discordias de la coalición gobernante , o aceptando la remoción de sus ministros de mayor confianza, su liderazgo y autoridad quedarán sumamente degradado. Solo quizás la arriesgada jugada  de aprovechar  el embate público del kirchnerismo para emanciparse  de su valedora sin culpa y gobernar sin condicionamientos pueda reestructurar políticamente el juego de poder en la Argentina y trazar un panorama distinto a la debacle pronunciada en que nos encontramos. Requerirá, si eventualmente tiene una determinación hasta ahora no demostrada, del soporte de los gobernadores e intendentes del conurbano, del dialogo y entendimiento con la oposición y particularmente del rol y compromiso del otro miembro clave del Frente de Todos: Sergio Massa, quien no disimula su interés en capitalizar también políticamente la situación actual.

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