La tensión interna en el oficialismo está al rojo vivo. Reproches, conjuras sin fin y una imagen de un Presidente devaluado sin autoridad alguna. Semana tras semana se suman nuevos capítulos de una interna que no cesa y que tampoco se avizora un panorama de tregua.
La confrontación entre el Presidente y ministros que responde al Instituto Patria generan piedras en el camino a la gestión diaria del Gobierno que no logra contener la inflación que destruye día a día los sueldos de la ciudadanía, un dólar descontrolado y los números rojos de la economía que no ceden.
Pero la realidad parece no importarle al Gobierno. Es una postal lejana que ni siquiera le roza para poner foco en los problemas esenciales de los argentinos. Viven una realidad paralela. La agenda de gestión se centra en temas puntuales que sólo le interesa al kirchnerismo. El circo mediático alrededor del planteo de un juicio político a la Corte Suprema de Justicia carece de sustento sabiendas de antemano que si bien el oficialismo impuso su mayoría en la comisión de Juicio Político en Diputados tendrá cero relevancias en el recinto porque el kirchnerismo no tiene el quórum necesario. Pero explícitamente deja la huella de un ataque directo de un poder de Estado sobre otro por el sólo hecho de no fallar a favor de los intereses del Gobierno. Para el kirchnerismo la división de poderes ideada por Montesquieu es una aberración añeja que debe ser reemplazada por algo que acompañe al proyecto nacional y popular.
Las incoherencias son infinitas en el Gobierno. La última pelea del primer mandatario con su ministro del Interior Eduardo Wado de Pedro, ladero de la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, se originó a raíz que acusó al Presidente de “no tener códigos” justamente el ministro que renunció vía redes sociales a su jefe habla de códigos. La disputa se originó por no haber sido invitado a una reunión con el presidente brasileño Lula y organizaciones de derechos humanos. Sin dudas Wado con el aval de Cristina se le anima al Presidente y deja al descubierto la poca autoridad del jefe de Estado. Pero parece que al Presidente poco le importa. Recientemente dejó en claro que gobierna sólo con algunos ministros aquellos que le responden. La lógica marca que si un ministro no responde se le pide la renuncia, pero en la lógica del albertismo no se procede de esa manera. Quizás no quiso enfurecer del todo a Cristina. En esa sintonía siempre Alberto se deshizo de los ministros que “no funcionaban” según su Vice. Tampoco del lado de La Cámpora dejan sus puestos en YPF, Aerolíneas, ANSES, PAMI, la Hidrovía, entre otros. La estrategia es simple mantener las cajas hasta el final del mandato.
Tras el altercado entre Alberto y su ministro díscolo enseguida salió al cruce la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, del riñón del presidente y esposa del exsecretario de Medios de Néstor Kirchner y empresario de publicidad en la vía pública, Enrique “Pepe” Albistur. Amigo del Alberto y dueño del departamento en Puerto Madero donde vivía antes de ser elegido Presidente. Su esposa, Tolosa Paz se convirtió en estos últimos días en la defensora acérrima del Presidente y se rumorea como posible compañera de fórmula en el caso que Fernández decida ir por la reelección. Pasado altercado trascendió una reunión entre Alberto y Wado en Olivos para limar asperezas. Habrá que ver cuánto dura la tregua.
La inquina del kirchnerismo de paladar negro contra la figura del Presidente es constante. Con la mirada fija al año electoral Alberto Fernández, que preside el Partido Justicialista, convocó a una mesa política el próximo 16 de febrero con el objetivo que se reúnan la tropa de Cristina, Massa y del Presidente para coordinar el calendario electoral y las formas de hacer una PASO ordenada y el mecanismo para elegir a los candidatos, pero el kirchnerismo avisó que ni la Vicepresidente y el líder de La Cámpora, Máximo Kirchner, tienen pensado asistir al encuentro, sin embargo, deslizaron que habrá representación del sector y desde La Cámpora buscará que el texto final contenga una denuncia de la «proscripción a Cristina Kirchner». Sin dudas el kirchnerismo vuelve a recurrir al relato cuando habla de proscripción situación que esta alejada de la realidad. Ser investigada por presuntos casos de corrupción en su administración no implica de ninguna manera una proscripción política.
Inentendible que en una coalición de Gobierno las principales espadas del Frente de Todos no se hagan presentes para tratar las estrategias a seguir de cara a las elecciones. El escarnio hacia el Presidente no cede. Independientemente Alberto no se queda atrás y sutilmente contraataco. En una entrevista a la periodista María O’Donnell dio a entender que su Vicepresidenta es parte del pasado y es una jubilada política y dio inicios de cierta libertad de su mentora que no quiera saber nada de él. La relación es pésima y para nada aceptan una candidatura del Presidente.
De todos modos, encaprichado Alberto Fernández desliza la posibilidad de presentarse para un nuevo periodo presidencial. Desde el kirchnerismo buscan un candidato acorde para competir en una interna con el Presidente. Cristina podría bendecir la precandidatura de Wado de Pedro todo un desafío directo hacia al Alberto Fernández. La otra opción es que sea Sergio Massa el candidato de todo el peronismo, pero el tigrense sigue manifestando que su intención es no ser candidato. Depende que los números de la economía mejoren para aspirar a la presidencia. Sin embargo, por ahora parece una misión imposible. Otros que se anotan o con ciertas intenciones son el K Jorge «Coqui» Capitanich, gobernador de Chaco, o el inoxidable Daniel Scioli.
En el medio de la vorágine del Gobierno la partida del jefe de Gabinete, Juan Manzur, para ponerse al frente de la campaña en Tucumán en donde irá a las urnas para volver a ser vicegobernador de su provincia, cargo que ya ocupó entre 2008 y 2015, pasó desapercibida. Fue una cartera que nunca tuvo poder y tampoco funcionó tanto con el tucumano saliente como su predecesor el actual canciller Santiago Cafiero. Difícil calificar que ministerio estuvo a la altura en la actual administración donde sobran los grises en todas las áreas. El reemplazo de Manzur será el actual jefe de la AFI el santafesino Agustín Rossi que se convertirá en el tercer jefe de Gabinete de la administración de Alberto Fernández.
A pesar de que muchos de los acólitos de Cristina piden que sea candidata, aunque ella desliza que no lo será, pero por momentos deja la puerta abierta. Otros sectores conscientes que la expresidente no tiene la intención de competir, además, que tampoco los números acompañan. Por eso, en el kirchnerismo se respira un clima de fin de ciclo y se comienza a preparar el terreno para volver a la oposición. Por lo cual es necesario influir en el armado de lista con el fin de sumar más diputados y tratar de recuperar la mayoría en el Senado.
Sin posibles acuerdos políticos para dar tregua y aire a la interna a corto plazo la deriva del Gobierno continúa en picada sin respuestas política y económicas sumado a que los intereses de la Rosada y del kirchnerismo siguen sin alinearse. El horizonte se muestra sombrío.