La nueva economía crece y se desarrolla en las ciudades. Entendemos este concepto como el de la economía basada en el conocimiento y en la producción de servicios donde la innovación y las nuevas industrias tecnológicas son el impulsor básico. Es en las ciudades donde confluyen las ideas, la información y las capacidades humanas para llevar adelante los desafíos que la nueva economía plantea.
El World Development Report del año 2009, ya sostenía que el desarrollo económico favorece la integración de los mercados, y estos, atrayendo gente y empresas, favorecen las economías de aglomeración transformándose las áreas líderes en centros de la innovación y el conocimiento, impulsando la economía.
Las industrias tradicionales, sobre todas aquellas asociadas a la actividad agrícola, no es que no progresan y no se insertan en la economía del conocimiento, pero ese progreso viene en gran medida de las ciudades que es donde se producen dos fenómenos fundamentales. Principalmente el crecimiento y diversificación del consumo, pero también el desarrollo tecnológico que se destina al mejoramiento de la productividad en el sector agraria.
La cuestión central que se debe tener en cuenta a la hora de analizar el desarrollo de las ciudades y su impacto en las áreas rurales es el empleo y su evolución.
Las cuestiones que surgen al analizar en forma combinada el fenómeno de la urbanización y el desarrollo de la economía del conocimiento, son la caída de la tasa de empleo agrícola e industrial, el crecimiento del empleo en las nuevas industrias tecnológicas, y los aumentos en las productividades en dichos sectores versus la productividad del trabajo agrícola e industrial.
El desempleo es causado por una fuerza de trabajo que crece más rápidamente que la oferta. Según las Naciones Unidas, en los países en vías de desarrollo el crecimiento de la fuerza de trabajo es del 1,6%, mientras que esa misma tasa en las zonas urbanas es del 2,4%.
Según estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo la mano de obra rural disminuyo su participación en el total de la mano de obra empleada de un 41,9% en el año 2000 a un 28,8% en el año 2017, mientras que el sector servicios, en el mismo periodo, incremento su participación de un 37,2% a un 49,7%. Esta variación se da con una población total empleada que paso de 2.262 millones de personas a 3.289 millones de trabajadores. Es decir, que el sector servicios incorporo en los últimos 27 años 1.027 millones de personas, que preponderantemente se instalaron en las ciudades.
En el mismo periodo el sector industrial prácticamente no alteró su participación pasando de un 20,8% del total de trabajadores empleados a un 21,5 en el año 2017.
Esta disminución en la proporción de trabajadores rurales, a favor del crecimiento de trabajadores en el sector servicios parece ir en línea con lo que Richard Florida denomina como el surgimiento de la clase creativa, refiriéndose a las personas ocupadas en la producción de conocimiento, ya sean científicos, técnicos o artesanos, los cuales se aglomeran fundamentalmente en las ciudades.
El autor se refiere al dilema existente entre el crecimiento y la oferta de trabajo, respecto a cuál es causa de cual, y en ese sentido menciona una encuesta de The Wall Street Journal a jóvenes graduados universitarios sobre las causas para seleccionar un lugar para residir, respondiendo tres cuartas partes de los entrevistados que prefieren la locación a la oferta de trabajo como variable para seleccionar un lugar para vivir.
Esta aglomeración urbana de las clases creativas, no deja de ser contradictoria si se tiene en cuenta que la vida laboral moderna posibilita el trabajo remoto, o hace trivial la elección de un trabajo de acuerdo a la localización física del mismo, sin embargo, la gente elige con mayor intensidad instalarse en las ciudades y en las áreas más céntricas de las mismas, atraídas por el influjo de las ideas, la creatividad y la diversidad.
Florida se refiere luego y más específicamente, al efecto de las ciudades en el crecimiento, en su otro libro Who´s Your City, en el cual, ya en su prefacio anuncia que el mundo es plano, refiriéndose a la capacidad que hoy ofrece la tecnología para comerciar, trabajo y estudiar, sin tener que emigrar.
La globalización, las nuevas tecnologías y los cambios que se producen en todos los órdenes favorecen la movilidad de las personas, y mientras esa movilidad está inspirada por diversos motivos, como decíamos más arriba, la clase creativa, que es la que tiene mayor incidencia en el desarrollo de la economía del conocimiento, está eligiendo aglomerarse en algunos sitios en el mundo que son aquellos que ofrecen mayores comodidades o ammenities, pero principalmente lo que ofrecen es el acceso al flujo del conocimiento, las nuevas ideas, y las nuevas tendencias. “…un aspecto colateral que muestra la globalización es la tendencia a que las actividades económicas de alto valor agregado como diseño, finanzas y entretenimientos, se aglomeren en una cantidad relativamente pequeña de lugares” menciona Florida.
El informe del Banco Mundial del año 2015, Competitive Cities por Jobs and Growth, analiza el rol de las ciudades en el desarrollo económico. Allí establece que, para una muestra de 750 ciudades, entre los años 2005 y 2012, el 72% de las ciudades de la muestra superaron la tasa de crecimiento de sus respectivos países. El mismo informe sugiere cuatro dimensiones para una estrategia de creación de trabajo en las ciudades: mejores instituciones y regulaciones, mejor infraestructura y regulación del uso del suelo, desarrollo de capacidades e innovación y estímulo a las empresas y los negocios.
Neodesarrollismo, I+D y TIC’s
Una de las características del neodesarrollismo es que la búsqueda del desarrollo no se focaliza ya en el sector industrial, sino que rota hacia las actividades tecnológicas y la economía del conocimiento como los sectores emblemáticos del desarrollo.
La innovación y las industrias ligadas a la nueva economía pasan a asumir el rol que antiguamente se le daba al sector industrial, por su participación en el empleo, y su potencialidad para transformar empleo de bajo valor agregado en empleo de mano de obra calificada, con mayor valor agregado y mayor productividad.
Según Krugman, “la productividad no lo es todo, pero en el largo plazo es casi todo…La habilidad de un país para mejorar la calidad de vida de sus ciudadano, depende de su habilidad para elevar lo producido por cada trabajador”.
En estos días de innovaciones y cambio, se plantea la discusión sobre cuál es el efecto de la tecnología, sobre todo el impacto que las TIC’s pueden tener en el desarrollo. Si uno observa la historia y la evolución tecnológica a lo largo de la misma y su impacto en el desarrollo y la productividad, lo que siempre se encuentra luego de la introducción de las innovaciones es un período de tiempo, más o menos largo, pero nunca corto, en el cual la innovación no logra en un primer momento un efecto claro sobre la productividad de la economía, el cual, si sucede en el tiempo con amplios efectos, dependiendo del tipo de innovación que se analice. Como ejemplos se pueden citar la máquina de vapor, la que fue inventada en el año 1769 y comenzó a utilizarse en las fábricas textiles, pero no logró un efecto pleno sobre la economía hasta su uso en el ferrocarril hacia el año 1830 [Nafziger, Wayne, Economic Development,4th Edition, Cambridge, 2006].
Este efecto, se da en una variedad de innovaciones. Como describe Everett Rogers en su libro, Diffusion of Innovations, todas las innovaciones siguen una curva tipo S, donde al comienzo su adopción es lenta, luego comienza a incrementarse paulatinamente, hasta que se acelera y se masifica. Este proceso está relacionado con el proceso de comunicación de las innovaciones y la percepción de sus ventajas, para ayudar a decidir a los agentes por su adopción, y este proceso suele estar influenciado fuertemente por patrones culturales y del contexto.
Las ciudades producen un efecto multiplicador en el cambio y en la innovación. El efecto de aglomeración, descripto por Perroux para referirse a los polos, se presenta en las ciudades que actúan como enclaves de conocimiento y nuevas ideas, multiplicando la innovación y apalancando sus efectos, mediante un acortamiento en los plazos de difusión y adopción de las innovaciones.
La teoría de los polos de desarrollo
El desarrollo económico de las naciones ha sido a lo largo de la historia de la Economía uno de los temas que más discusiones ha producido.
Luego de la segunda guerra mundial el problema del desarrollo pasa a tornarse central, surgiendo diversas teorías para intentar entenderlo y operarlo. No hay un acuerdo sobre lo que significa el desarrollo económico, ni tampoco que parámetros lo determinan o lo miden.
La realidad actual con toda su complejidad, muestra ejemplos diversos donde las teorías y los indicadores de desarrollo se cruzan mostrando ejemplos que son a veces contradictorios, o casos donde se logran umbrales de desarrollo en contra de las ideas generalmente aceptadas como válidas.
La teoría de los polos resulta atractiva para describir el fenómeno de desarrollo a partir del desarrollo de las industrias claves a nivel local y regional. Intentar replicar experiencias de desarrollo a partir del desarrollo de polos, puede no ser el mejor procedimiento si se tiene en cuenta que el surgimiento de los polos son procesos naturales donde factores diversos y a veces no evidentes, que tienen que ver muchas veces con la geografía, los recursos naturales y el estado del arte de la ciencia en un momento, inciden para el posicionamiento de industrias líderes.
En la economía del conocimiento, las ciudades se configuran como los lugares donde confluyen los insumos necesarios para la producción de las industrias de alto valor agregado. Las ciudades son polos de desarrollo en el sentido que son más productivas, producen mejores salarios y mayores estándares de vida.
Estudiar el porqué del crecimiento de las ciudades, puede ayudar a entender los factores de éxito, no ya para replicarlos mediante la creación de nuevas ciudades o polos, pero si para entenderlos, y facilitar el proceso de desarrollo, evitando los factores que retrasan o inhiben al mismo.