Se nota que en las altas esferas del poder comienza a tallar un estado de ánimo cercano al miedo y se ponen a la defensiva
. Se nota que en las altas esferas del poder comienza a tallar un estado de ánimo cercano al miedo y se ponen a la defensiva

El criptogate y el nombramiento del juez Lijo tiene en vilo a todo el espectro político. El ciudadano común está lejos de esos debates; pero como escucha a los operadores-periodistas de cada lado, que critican despiadadamente a sus contrarios, saca como conclusión, que, si bien el tema le es ajeno, todos son culpables, no solo de esos problemas sino de que todos sigamos yugando y pasándola mal, de ajuste en ajuste, del aumento del desempleo, del cierre de empresas, de la falta de asistencia estatal. El descreimiento popular crece.

La situación de inseguridad ciudadana, seguida de muchas muertes inocentes, es producto del avance del narcotráfico (un delito federal); de la miseria que abunda en los suburbios de las grandes ciudades, donde van a parar los desplazados del interior o de las improvisaciones políticas; de las vacilaciones e incoherencias de muchos funcionarios nacionales, gobernadores e intendentes; de la falta de coordinación entre distritos; y porque no decirlo, de la convivencia de algunos pocos políticos, jueces, funcionarios y fuerzas de seguridad con el crimen organizado. O del “no meterse” de muchos de ellos.

Para la política todo es aprovechable. Un suceso de inseguridad en un distrito es aprovechado para criticar a las autoridades del mismo; del signo opuesto que sea. Todos los políticos y sus respectivas prensas adictas, reaccionan igual. La mayoría de los programas de TV, en los cuales actúan, ya no como periodistas, sino como canales de propaganda, (salvo pocas excepciones) se dedican a inflamar la sensibilidad y la emotividad de su propio público, aumentando el sesgo de confirmación de cada pequeña tribu. Nadie busca la verdad o las causas; solo se busca concentrar la culpabilidad en el contrario político. Por tener más medios a su disposición, el principal responsable de esta continua mala praxis democrática es el gobierno de turno. Lo dijimos años atrás y lo decimos ahora. Proyectando ese comportamiento hacia el futuro sólo obtendremos más inseguridad y más facilidades para los criminales.

Uno de los problemas principales radica en la justicia y en la política. La justicia dice que quieren cumplir las leyes actuales, pero frecuentemente hay casos de venalidades para alivianarles las cargas a los delincuentes; peor aún si se ejercen estas maniobras desde los más altos estamentos del Poder Judicial. Los políticos se pelean por defender un garantismo excesivo contra los que sólo quieren la mano dura del garrote vil. Poco se propone “en su medida y armoniosamente”, como debería ser, y luego se cumple (para todos) estrictamente con las penas, y así gradualmente se podría educar y contar con el apoyo de toda la sociedad, hacia el camino de un orden justo.

Parece un chiste de mal gusto que el gobierno se investigue a sí mismo en el caso $LIBRA. Tal vez el criptogate podrá enmascararse en la justicia argentina, por algún tiempo electoral, pero seguramente eso no ocurrirá en el exterior. El desfalco o estafa ha afectado no sólo a los incautos nacionales o externos, sino a la industria de las criptomonedas y el negocio de los memecoins y esos no van a perdonar. Es cuestión de esperar un poco. Pero también está afectada seriamente la imagen de la Argentina, que intentaba salir del marasmo económico anterior.

Estos hechos van a impactar en la economía real, por más que se diga que los “fundamentals” (baja inflación; menos gasto público) sigan bien. ¿Qué seguridad podemos proyectar para inversores serios a largo plazo? No nos referimos a los que especulan en la timba financiera del carry trade o del casino de los memecoins. Si al criptogate le agregamos cierta inseguridad jurídica por el forzado nombramiento del cuestionado Juez Lijo, tenemos proyectado un panorama poco alentador. Hasta entidades empresarias como IDEA, la AmCham o el Colegio de Abogados critican abiertamente al gobierno por la forma y el fondo de la nominación de Lijo. Tampoco el FMI parece muy entusiasmado en proveer rápidamente los fondos que solicita el ministro de Economía para asegurar cierta tranquilidad durante el año electoral. La flexibilización del acceso a financiamiento en dólares por parte de quienes no generan dólares (Resoluc. A8202BCRA), agrega otro riesgo enorme, del que se ha hecho eco hasta la misma calificadora de créditos MOODY´S.  Todo sigue “pegado con moco”, como dirían en mi barrio.

La política exterior no es menos cambiante e incierta. Antes era apoyo incondicional a Zelenski; ahora no. Antes Rusia era un monstruo; ahora no (abstención en NU). OMS ¿salimos o nos quedamos? ¿Qué hacemos con China; seguirá siendo un país comunista o será un buen cliente? ¿Aranceles para el aluminio argentino en EEUU?; el gobierno no defiende la industria nacional, como si lo hace Trump. Por DNU y sin la aprobación del Senado se envía un embajador a EEUU; llega débil. ¿Quo vadis? ¿Adónde vamos? El desconcierto va en aumento. Un país a la deriva.

El alto fraccionamiento de todos los espacios políticos, le permite a Santiago, el “mago de la Rosada” sacar una sonrisa externa, ensombrecida por su angustia interna. Se nota que en las altas esferas del poder comienza a tallar un estado de ánimo cercano al miedo y se ponen a la defensiva. El mismo Santiago se manifiesta bastante alterado y agrede a diputados verdaderamente outsiders de la casta, de la cual Lijo es su avanzada en la Justicia. Facundo Manes es uno de los pocos diputados que vienen mostrando posiciones independientes y se manifiesta interesado en construir los gérmenes de un renovado movimiento nacional. Con liderazgos (anteriores y actuales), claramente debilitados, si además el gobierno no pudiese controlar sus propios errores y el resultado de las elecciones intermedias no logra ofrecer un cambio importante en la composición de las dos cámaras del Congreso, como es lo más probable, entraremos hacia fin de año en una etapa de gran confusión, porque a las presiones externas (en el 2026 hay fuertes vencimientos de la deuda externa) se sumarán las inconformidades populares, el fraccionamiento político, la falta de conducción de espacios políticos con alguna idea de cómo resolver tantos problemas. La política entrará en un ambiente de vacío de poder muy peligroso, que podría ser aprovechado tanto por el crimen organizado como por poderes externos que podrían afectar seriamente la soberanía nacional, exigiendo o demandando RRNN o espacios geográficos, si es que desde ahora no encontremos claridad estratégica por parte de algunos sectores nacionales dispuestos a enfrentar esa posible situación. Hoy parece exagerado, pero visto lo que ha ocurrido y está ocurriendo globalmente en estos tiempos, habría que empezar a preocuparse.


(*) consultor de riesgo geopolítico

Ricardo Auer
Analista geopolítico. Fue Presidente de la FUNDACION SABER COMO del sistema INTI (2016-2019) Ex analista del Centro de Estudios Estratégicos de la Escuela Superior Guerra (2000-2005) Actualmente es profesor investigador de la Escuela Superior de Guerra del Estado Mayor Conjunto (2021-continúo)