Los contendientes de la interna Torie, Liz Truss y Rishi Sunak / BBC

Tras la salida escandalosa de Boris Johnson del número 10 de Downing Street, el Partido Conservador (Tories) encara una electrizante elección interna para definir quien completará los dos años del mandato de primer ministro que aún restan. Los candidatos  conservadores son dos: el ex ministro de Hacienda Rishi Sunak y la actual ministra de Relaciones Exteriores, y favorita, Liz Truss.

Hace 12 años que los conservadores se mantienen en el poder con el pico en la resonante victoria histórica de Johnson en 2019, logrando triunfos en feudos históricos laboristas como los denominados Red Wall en el norte de Inglaterra. Sin embargo, sus múltiples escándalos lo llevaron al ocaso.

Desde entonces hubo un largo proceso interno con votaciones preliminares  hasta este final entre dos, marcado por una dura batalla interna entre los tories. Las opciones electorales muestran por un lado a Rishi Sunak, que durante la epidemia del Covid aplicó de manera compasiva políticas keynesianas con diversos subsidios y alza de impuestos, y por el otro a su contendiente, Liz Truss, que en la misma sintonía con el entonces premier Jonhson aplicó un Brexit duro, a pesar que era pro europea, pero se recicló para ser parte del gabinete y terminó siendo una incondicional del ex premier saliente. Además, en su plataforma de propuestas propone reducir los impuestos como quieren las bases y los ultraderechistas del partido.

Crispación e inacción ante el aumento del coste de vida

El contexto económico y social no es nada alentador. Los británicos sufren un encarecido coste de vida, que no se vivían en décadas, por la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania y la postpandemia sumado a las consecuencias del Brexit. Los hogares deberán hacer frente a subas del 80% en facturas de gas y luz que se espera que seguirán aumentando en los meses venideros que generó una inflación desbocada, inédita en cuatro décadas, que marca un récord interanual que alcanzó el 10,1% en julio con una deuda pública que supone ya el 96,1% del PIB. Las huelgas de transportistas de camiones, trenes y subte, de puertos y de varios sectores industriales son convocadas cada vez más por los sindicatos que reclaman mejoras salariales para palear los elevados costos de los alimentos y la energía.

Además, existe el riesgo que la situación empeore con la posibilidad que la economía británica entre en una prolongada recesión. Pero las malas noticias no terminan acá, la crisis climática también jugó sus cartas en territorio británico con sequías de agua inusuales en el suroeste de Inglaterra.

Ante semejante escenario el gobierno es criticado por la falta de iniciativas para calmar la situación económica reinante. La excusa que alegan desde Downing Street de inacción es que no se adoptará ninguna política hasta que haya un nuevo premier el próximo martes, pues Johnson sigue formalmente al frente del gobierno y no quiere despedirse tomando decisiones impopulares.  Pero las críticas a la inacción también se hicieron extensivas a ambos candidatos por la falta de propuestas concretas para salir de la situación.

Las diferentes miradas de los candidatos conservadores

Un total de 200.000 afiliados conservadores con derecho a voto tienen tiempo hasta el  viernes para decidir entre Sunak o Truss. El lunes 5 de septiembre en tanto se sabrá el nombre del nuevo primer ministro/a.

Las encuestas marcan que la actual ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss parte como la favorita para suceder a Johnson. La militancia tory en su mayoría está compuesta por blancos, de mayor edad, más hombres que mujeres, de estatus social de clase alta y media y un sector mayoritario de euroescépticos. Aunque ante la desalentadora situación económica lo lógico sería que se elija a Rishi Sunak, ex canciller de Hacienda de Johnson y quizás la persona mejor preparada, su perfil choca con la militancia conservadora debido a su rechazo a bajar impuestos hasta que la inflación y las cuentas públicas estén equilibradas.

Sunak, de 42 años, es descendientes de indios profesionales provenientes de África que lograron que su hijo tenga una excelente formación académica al pasar por las aulas del colegio de Winchester, la aristócrata Oxford donde cursó filosofía, política y economía, y tiene un MBA de la Universidad Stanford en los Estados Unidos. Agradecido de sus afectos en su eslogan de campaña hizo hincapié: “la familia lo es todo para mí, y mi familia me dio oportunidades con las que ellos apenas soñaron. Pero fue el Reino Unido, nuestro país, el que les dio a ellos, y a millones como ellos, la oportunidad de un futuro mejor”. Durante sus años en California, Sunak invirtió en varios emprendimientos exitosos que le dio un buen pasar económico, pero su casamiento con Akshata Murty, la hija del multimillonario indio fundador de la empresa de servicio Infosys, lo catalogó con una fortuna considerable. Su modo de vestir con trajes Gucci y su estilo de vida en todo un tema de debate entre los británicos en estos duros tiempos de crisis económica.

Sunak ingresó a la política en 2015 cuando accedió a una banca del Parlamento por el distrito de Richmond en Yorkshire al norte de Inglaterra. Durante la campaña del Brexit fue partidario de la salida de la Unión Europea. Pero su entrada a la alta esfera política británica fue tras la dimisión del entonces ministro de Hacienda Sajid Javid, en febrero de 2020, gracias a la insistencia de Dominic Cummings, ex asesor estrella de Boris Johnson e ideólogo de la campaña del Brexit. Desde su puesto en plena pandemia gastó cientos de millones de libras esterlinas para aliviar las penurias de los británicos. Pasada la crisis adoptó una ortodoxia fiscal pura al mejor estilo de Margaret Thatcher y se resistió a la bajada de impuestos que quería realizar Johnson lo que generó cruces entre ellos, llegando incluso a retirarle su confianza por lo cual Sunak es tildado de traidor por un sector del partido.

Diferente fue la postura que adoptó su competidora Liz Truss, economista de 47 años, que permaneció siempre fiel al lado de Johnson. Con un pasado en las filas de los liberales demócratas, la actual encargada de la diplomacia británica estudió filosofía, política y economía en el Merton College de la Universidad de Oxford. Trabajó en la petrolera Shell ​como mánager de cuentas y en Cable Wireless donde fue directora económica. Sus inicios en la política fueron en el Partido Liberal Demócrata siendo miembro del comité nacional por la juventud. En esas épocas de liberal pedía por la abolición de la monarquía.

Sin embargo, se pasó a los conservadores y accedió a una banca del Parlamento en 2010. Fue ministra en varias oportunidades con los ex premier David Cameron, Theresa May y Boris Johnson. Éste último la promovió a canciller en el 2021, en reemplazo de Dominique Raab. conservadores

Ferviente anti-Brexit, al consumarse la salida de la UE se convirtió en una vehemente pro-Brexit. Truss se muestra como la sucesora de Margaret Thatcher al copiar su vestuario excepto su característico peinado más aggiornado a estas épocas.

Es conocida por sus posiciones neoliberales y un conservadorismo socialmente compasivo. Durante la campaña se comprometió a no subir los impuestos, pese al riesgo que entraña de disparar el déficit y agravar la deriva inflacionista, y prometio ayudar a la gente frene al aumento del costo de vida. En caso de ganar, Truss sería la tercera mujer en llegar al número 10 de Downing Street.

Sin dudas, se vienen tiempos complicados para el Reino Unido. Si bien ambos candidatos se identifican con la figura de la Dama de Hierro, Margaret Thatcher, quien más se le asemeja es Sunak, que manifiesta la necesidad de equilibrar las cuentas fiscales. Aún asi, es probable que pierda la disputa, a pesar de haber ganado con más votos la contienda organizada por el Comité 1922, la máxima autoridad partidaria, ante una militancia conservadora que prefiere un candidato blanco. Truss a diferencia de Sunak dio señales de fuertes bajas impositivas (unos 38 millones de libras) que entusiasma a las bases sobre todo a los más extremistas. En su visión reducción del gasto público y una desregulación de los mercados bastarían para asegurar el crecimiento. Reducir o subir los impuestos frente a la crisis es el dilema que diferencia a los candidatos y sobre el cual los afiliados conservadores definirán el rumbo del Reino Unido por los próximos dos años.