El exdirector de la CONAE, Conrado Varotto

Conrado Varotto es el hombre detrás de la política de Estado más exitosa del país: el Plan Espacial Nacional. Dio un impulso al proyecto que posicionó a Argentina en un lugar de liderazgo global que cuesta creer que haya alcanzado. “No hay un país en el mundo que pueda decir que está más avanzado que Argentina en desarrollo de satélites”, destacó el exdirector de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), en una charla en la Fundación Frondizi. Varotto desbordaba de optimismo y comentó que aunque hacía tres meses que se había retirado, seguía trabajando adhonorem en lo que le apasionaba. “Mi esperanza es que alguna vez tengamos una agencia espacial regional”, planteó.

El Plan Nacional Espacial es uno de los raros ejemplos de una política que ha sobrevivido a los cambios de signo político. “Hemos pasado por muchos gobiernos… y hemos sobrevivido a todos”, bromeó el científico. La CONAE ha tenido el apoyo de todos los presidentes desde su fundación en 1991. “No hubo un gobierno que no nos haya apoyado. Cada uno nos pide más, lo que no siempre significa más presupuesto”, ironizó. Varotto apuntó que la clave de la permanencia en el tiempo era, sin embargo, el apoyo de la sociedad. “Algo cambió. Hace 30 años te veían como un genio loco o un sabio suelto, ahora la sociedad comprende que si un país quiere desarrollarse debe ser fuerte en ciencia y tecnología”, destacó. Y, como ejemplo, mencionó que la transmisión del lanzamiento del SAOCOM 1A, el satélite que fue puesto en órbita en octubre del año pasado, alcanzó un rating de 11% un domingo cerca de medianoche. “Eso demuestra que a la sociedad le interesa”, concluyó.

El proyecto SAOCOM se basa en la tecnología de radares. Son sensores activos que emiten señales que se reflejan en la tierra y vuelven a ser captadas. El funcionamiento es diferente al de los sensores de tipo óptico, que son pasivos —no emiten, solo captan señales— y las almacenan como fotografías. Los radares procesan otro tipo de información. “Cuando uno muestra una imagen con los radares, es porque hizo el esfuerzo de sacar algo de todos los bits que recibe. Hay toda una tecnología de algoritmos que llevaron años y años desarrollarlos. No es solo tener el instrumento”, explicó Varotto. Otra de las diferencias es que los ópticos se ven afectados por la presencia de nubes. Los radares, en cambio, emiten microondas que atraviesan los vapores.

Guillermo Ariza y Conrado Varotto

El plan espacial está desarrollado para dar respuesta a problemas socioeconómicos del país, explicó el científico. Muchos de los usos están orientados a la producción agropecuaria, como la medición de la humedad de los suelos. Este es un ejemplo del tipo de datos que no se pueden registrar con sensores ópticos, detalló Varotto. “Es una imagen fabricada usando los datos. Con el uso de datos se puede saber mucho más”, subrayó. Otros usos están vinculados con el cálculo de la temperatura o la salinidad del suelo, que pueden monitorearse en forma horaria y se traducen en mapas de colores, explicó el ingeniero Álvaro Soldano, que trabajó con Varotto en la CONAE y lo acompañó en la presentación. “Con datos históricos se puede conocer la recurrencia de las inundaciones”, ilustró Soldano. También tiene otros usos: conocer la rugosidad del suelo permite detectar cambios, por ejemplo construcciones ilegales, la inminencia de las caídas de glaciares o avalanchas, precisó el ingeniero.

La asociación con Italia

Uno de los pilares de la política espacial fue la alianza estratégica con la Agencia Espacial Italiana. Argentina tenía cierto tipo de necesidades y estaba desarrollando satélites para la banda L. Italia tenía interés en la banda X, más alta, que consideraba más útil para el análisis del Mediterráneo. «Nos dimos cuenta de que si combinábamos la banda X y la L, teníamos mucha más información”, recordó Varotto. Esa característica es la base de la asociación, que permitió diseñar un sistema en el que dos satélites apuntan a un mismo lugar al mismo tiempo con dos frecuencias diferentes y se potencian. “Si ellos iban a desarrollar en X y nosotros en L, ¿por qué no hacerlo juntos? Juntos en serio. Así nació el SIASGE (Sistema Ítalo-Argentino de Satélites para la Gestión de Emergencias). Los tanos son socios en el SAOCOM”, explicó. El SAOCOM trabaja en banda L  y lo hace conjunto con los satélites italianos COMOS, para la banda X.

La combinación de las dos frecuencias amplía las aplicaciones en la agricultura, la geología, la hidrología, el manejo de desastre y la salud. “Permite anticipar cuándo puede producirse un brote de dengue o de chagas, por ejemplo”, sostuvo Varotto.

El SIASGE está conformado por cuatro satélites italianos y dos argentinos. El primer equipo argentino es el SAOCOM 1A, que se lanzó el 7 de octubre de 2018. Se prevé que en diciembre de este año se ponga en órbita el segundo, el SAOCOM 1B. El primer satélite está en etapa de calibración y va a estar operativo en unos meses. Tarda 97 minutos en dar la vuelta al planeta, viaja a 27.000 kilómetros por hora y permitirá que el país de servicios a cualquier país del mundo, aunque Italia tiene exclusividad en Europa, explicó Soldano.

Al final, no eran tan soñadores

Entre los desafíos a futuro, Argentina tiene en la mira el desarrollo de radares en banda D, una frecuencia más alta que la L que le permitirá tener mejores resultados en la medición de la humedad del suelo. “Si uno quiere precisión, tiene que ir a antenas de 100 metros. Por eso el plan espacial tiene pensado funcionar con arquitectura segmentada”, apuntó el fundador del INVAP. La arquitectura segmentada es un método que consiste en ensamblar los satélites en órbita, en vez de lanzarlos ya armados. “Es muy complicado, y en eso se va a empezar a trabajar. Se prevé que Argentina sea líder en arquitectura segmentada”, resumió..

Varotto aclaró que nunca estuvo en política, pero que siempre se sintió identificado con las ideas desarrollistas. Si uno lee lo que decían Frondizi, y Frigerio en su época, se da cuenta de que [el plan espacial] era un sueño que venía desde hacía tiempo. Y si uno ve lo que conseguimos ahora, decimos: bueno, al final no eran tan soñadores”.

Conrado Varotto y Álvaro Soldano junto a miembros de la Fundación Frondizi y Visión Desarrollista