La frontera marítima es un foco de conflictos geopolíticos en Argentina, advierte el contraalmirante Ricardo Alessandrini. No es un límite fijo, sino una franja en el mar donde hay países y actores no estatales que compiten por los recursos naturales que existen allí, explica el especialista en una charla organizada por la Usina Desarrollista.
El principal conflicto del país en este espacio marítimo es, lógicamente, la disputa por la soberanía de las islas Malvinas. Pero también lo es la pesca ilegal dentro de la zona económica exclusiva, uno de los principales recursos de la plataforma continental, junto con el petróleo off shore. Otro punto crítico es la proyección sobre la Antártida. «Por ahora, el sistema antártico está en un equilibrio pacífico. No obstante, creemos que en algún momento va a haber un desequilibrio por la competencia de los recursos. Tiene grandes recursos minerales y pesqueros», plantea el especialista, que es licenciado en Ciencias de la Navegación por el Instituto Universitario Naval, magíster en Relaciones Internacionales y doctor en Ciencia Política por la Universidad de Belgrano.
La charla Atlántico Sur: geopolítica para el desarrollo es la octava del ciclo de videoconferencias que organiza en 2020 la Usina Desarrollista, un proyecto impulsado por Visión Desarrollista, el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), la Fundación Frondizi y la Fundación para el Desarrollo Entrerriano (FUNDER).
El Atlántico Sur, en disputa
Durante la Guerra Fría, el mundo se dividió en dos grandes bloques y esto se vio reflejado en la presencia de las potencias en los espacios oceánicos, explica Alessandrini. La URSS y EEUU tenían bases navales en distintos puntos estratégicos alrededor del mundo, mientras que Reino Unido tenía una presencia destacada en el Atlántico Sur, con bases en las islas Malvinas, Santa Elena y Ascensión. Tras la caída de la URSS, se vivió un periodo de unipolaridad, dominado por EEUU, que duró solo 15 años. En la actualidad, apunta el contraalmirante, el mundo está dividido y hay tres países que resaltan: EEUU, Rusia y China.
El mapa actual de potencias en el Atlántico Sur muestra una mayor diversidad que en la década del 80. Reino Unido aún mantiene un papel relevante, pero también EEUU, Rusia, Japón, España y, sobre todo, China. «China es el nuevo actor con fuerte presencia en el Atlántico Sur y la Antártida», subraya Alessandrini. La República Popular China tiene, de hecho, una estación de espacio en Neuquén, Argentina. «El despliegue chino es compatible con su estrategia económica, no militar. El poder militar acompaña la estrategia económica», explica el contraalmirante.
Brasil es uno de los actores que está ganando relevancia en la región, señala Alessandrini. «Brasil se encamina a ser en 10 años un actor preponderante sobre el dominio del Atlántico Sur. Sus áreas de mayor desarrollo tecnológico son la aviónica, el petróleo off shore, los satélites, el ciberespacio y la energía nuclear», completa y advierte de que, en una década, el gigante sudamericano logrará avances importantes en el desarrollo de submarinos nucleares, lo que le permitirá un mayor control sobre el Atlántico Sur.
La plataforma continental y la competencia por los recursos naturales
En la actualidad existen tendencias globales que exacerban la competencia por los recursos naturales del mar, apunta Alessandrini. Entre ellas, la presión demográfica creciente, la revolución tecnológica, la globalización y el cambio climático. El fenómeno se acentúa por el agotamiento de las cuencas petrolíferas tradicionales, lo que aumenta el interés por otras zonas, como la costa africana en el Atlántico Sur o la Cuenca Malvinas, explica.
El mar argentino tiene cinco conjuntos geopolíticos clave, según Alessandrini: la frontera de la plataforma continental; el litoral bonaerense, que concentra el 90% del comercio exterior del país; las islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur; el área patagónica austral; y la Antártida Argentina.
La plataforma continental argentina, que tiene una extensión de 1.066.000 kilómetros cuadrados, es una de las mayores del mundo y una de las más ricas en biodiversidad, destaca el militar. La Zona Económica Exclusiva mide 2.687.000 kilómetros cuadrados, casi tanto como territorio continental argentino. Argentina presentó una definición del límite de la plataforma continental ante Naciones Unidas. La ONU avaló sin observaciones 340.000 kilómetros de la misma, aunque no se pronunció sobre la zona que afecta a las islas Malvinas y la Antártida Argentina. La decisión del organismo internacional fue objetada en mayo de este año por Chile, que argumentó que ese límite violaba los Tratados de Paz y Amistad de 1985.
La riqueza ictícola del mar argentino es amenazada por la pesca ilegal. En una foto satelital se puede observar la elevada concentración de buques pesqueros en el Atlántico Sur, que suele rondar los 400, según Alessandrini. Muchos de ellos pescan en forma furtiva en la plataforma continental argentina. Las luces de los buques registradas en la imagen es mayor que la de muchas ciudades intermedias en Argentina, lo que evidencia la el tamaño del problema y los desafíos del Estado para el control y la vigilancia del mar. «Argentina tiene que colaborar con los países vecinos en la vigilancia y el control de los flujos marinos», sostiene Alessandrini.
Iniciativas estratégicas en el mar argentino
El gobierno argentino tiene en marcha dos grandes iniciativas científicas estratégicas, destaca Alessandrini. La primera es el proyecto de Áreas Marinas Oceánicas Protegidas (AMOP), que definió la necesidad de cubrir el 10% de los mares con áreas protegidas. En 2013 se firmó el área Namuncurá-Banco Burdwood. En 2019 se incorporaron las áreas Yaganes y Banco Burdwood II. El objetivo de la iniciativa es garantizar el desarrollo sustentable y la conservación de los recursos, explica el contraalmirante.
El otro proyecto es Pampa Azul, que tiene como finalidad la investigación y el desarrollo sustentable asociado a la industria en varias áreas. Estas son el estuario del Río de la Plata; Agujero Azul, un área muy rica en biodiversidad; el Golfo de San Jorge; el Banco Namuncurá-Burdwood; y las áreas marinas subantárticas, que incluyen a las islas Georgias y Sándwich del Sur.
Argentina intenta una política marítima en medio de restricciones presupuestarias de muchos años, destaca Alessandrini. En este sentido, subraya que las iniciativas estratégicas de preservación del medio ambiente marino como Pampa Azul y AMOP, el desarrollo de sistemas de vigilancia y control de espacios por medios satelitales—donde Argentina es vanguardia—, y la política permanente y cooperativa en la Antártida corresponden a una orientación bien afirmada. «Argentina tiene que seguir en ese sentido», concluye.
Volvé a ver la charla del contraalmirante Ricardo Alessandrini