Desarrollo
Los diputados nacionales Luis Contigiani, Federico Frigerio y Karim Alume

«Podemos ir más a la izquierda o más a la derecha, pero con desarrollo», sostiene Luis Contigiani, diputado del Frente Progresista. En la ventana de al lado está Karim Alume, diputado del Frente de Todos. Junto a ellos, Federico Frigerio, diputado de Juntos por el Cambio. La foto resume el espíritu de la charla virtual organizada por la Usina Desarrollista, a través de la plataforma zoom. Bajo el título Acuerdos nacionales y consensos de gobernabilidad, los tres legisladores coincidieron la necesidad de alcanzar acuerdos básicos. «Necesitamos una clase política y un liderazgo que entienda que la tarea inconclusa de Argentina es el desarrollo«, completa Contigiani, que fue ministro de producción de Santa Fe.

La construcción de consensos, subraya Alume, ha encontrado obstáculos a lo largo de toda la historia nacional. El último es la extrema polarización actual, conocida como grieta. «La política barata, la que representa la grieta, no cree en los los consensos. ¿Por qué digo que es la política barata? Porque parándose en la antinomia, no hace falta mucho más. Alcanza con decir en contra de qué política estás. Plantearse como la opción contraria.  Existen en todos los sectores quienes ven a la grieta como un capital político a conservar y a alimentar», afirma el diputado puntano. 

Los argentinos viven en una gran contradicción, según Federico Frigerio. Por un lado, las encuestas dicen que la sociedad pide acuerdos y políticas públicas de largo plazo; por el otro, sostiene Frigerio, prefiere consumir en los medios el conflicto, la contradicción y la discordia. Y lo mismo pasa a la hora de votar, apunta.

La pandemia del COVID-19 es, para Alume, una oportunidad para ensayar acuerdos. También para ver qué consensos básicos son posibles y con qué actores. «Una de las principales conclusiones es que es muy diferente la manera de actuar en la crisis de los que tienen responsabilidad de gobernar y los que no. La imagen del presidente, el gobernador Axel Kicillof y el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, esa foto es un gesto que tiene que ver con la posibilidad de alcanzar acuerdos básicos en otras materias», analiza. Además de la estrategia para enfrentar la pandemia, Alume destaca el apoyo político a la negociación de la deuda, tanto de los diputados como de los gobernadores e intendentes. De cara al futuro, entre los puntos básicos sobre los que sería deseable alcanzar consensos nacionales, Alume enumera: la educación, el modelo productivo, la inserción internacional y el federalismo. «Un gran acuerdo nacional tiene que incluir la ley de la coparticipación. Es uno de los temas más difíciles», destaca. 

A esta agenda, Frigerio añade el debate sobre la transición hacia la sostenibilidad. «Tenemos un doble desafío: la deuda pendiente con la industria nacional y la necesidad de aggiornar la producción al siglo XXI», apunta.

La charla Acuerdos nacionales y consensos de gobernabilidad es la quinta del ciclo de videoconferencias que organiza en 2020 la Usina Desarrollista, un proyecto impulsado por Visión Desarrollista, el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), la Fundación Frondizi y la Fundación para el Desarrollo Entrerriano (FUNDER).

Un proceso de reindustrialización y desarrollo

En 1974, Argentina tenía un 4% de pobreza y 5% de desempleo, destaca Contigiani, un modelo de sustitución de importaciones que funcionaba y una estrategia de inserción al mundo. «Eso se hizo a pesar de los quiebres: hubo golpes y proscripciones, pero estructuralmente había un modelo que funcionaba. Ese fue el último proyecto de Nación de Argentina, a mi entender. Hoy faltan acuerdos patrióticos”, analiza. A partir de 1976, destaca el diputado santafesino,  no hubo expansión productiva, sino valorización financiera. El último salto de competitividad del sector manufacturero fue en 1974, explica Contigiani. Desde entonces, los aumentos de competitividad han sido por factores exógenos, externos, como las devaluaciones o los aumentos de los precios internacionales. «Hace falta es liderazgo, personal y colectivo, para volver a conducir a Argentina hacia un proceso de reindustrialización y desarrollo», concluye.

Contigiani cita a Jorge Castro para analizar la economía internacional. Plantea que el nuevo patrón productivo mundial viene marcado por el corrimiento del eje de acumulación capitalista a Asia. «Mientras esto sea así, el agro va a ser una plataforma para el desarrollo«, afirma el legislador. Contigiani destaca que tras la caída del muro de Berlín y la incorporación de 1.500 trabajadores al mercado laboral, la relación entre el capital y el trabajo se desequilibró. Esto provocó, explica, el abaratamiento de los bienes industriales en comparación con los alimentos. «El desarrollismo del siglo XX convivió con el deterioro de los términos de intercambio. Ese era el fundamento de la relación de dependencia. Eso ya no está más. Y es un factor positivo a tener en cuenta», analiza. 

La clave para el desarrollo, apunta Contigiani, es entender qué genera el crecimiento y los excedentes en Argentina. Uno de los principales problemas del país, sostiene, es la dependencia de la importación de bienes intermedios, una consecuencia de la industrialización incompleta de Argentina. Para financiar ese desequilibrio, el país necesita endeudarse, lo que se ve agravado por la fuga de capitales desde hace décadas. «La crisis de acumulación y la decadencia no se explica por el exceso de gasto público, sino po♂ la desindustrialización y la dependencia«, sintentiza.

La pandemia puede ser una oportunidad para la industria Argentina, plantea Frigerio. Muchos países tenían a China casi como monoproveedor, señala, y se dieron cuenta del riesgo que significaba esa dependencia. «EEUU, Europa, Canadá, los países árabes India, van a buscar cómo diversificar proveedores y eso genera posibilidades para Sudamérica y África, no solo para proveer alimentos. Para eso tenemos que ser más eficientes, modernizar las relaciones laborales e impositivas», analiza Frigerio. 

«La democracia necesita el conflicto para avanzar»

El presidente de la Fundación Frondizi, Hugo Carassai, destaca que haya diputados de tres espacios políticos debatiendo sobre consensos nacionales. Y recuerda el mensaje de Arturo Frondizi del 1 de mayo de 1958, cuando asumió la presidencia y convocó al reencuentro de los argentinos. Alume adhiere a ese llamado, aunque también destaca que la necesidad de llegar a acuerdos no elimina la posibilidad de disensos. Una idea que compartió Contigiani. «La democracia necesita del conflicto para avanzar. Necesita de una determinada polarización. No hubiera habido conquistas sociales en la democracia si no hubiera, habido grandes conflictos. El problema es que no hay síntesis. Somos expertos en polarizar pero hemos perdido la capacidad de hacer una síntesis integradora a esas polarizaciones. La polarización sin síntesis, sin integración, no nos lleva a ningún lado», reflexiona el santafesino. 

Para ilustrar el desafío que significa la construcción de consensos, Alume cita una frase famosa del general San Martín sobre la campaña del cruce de los Andes: «Es imposible, pero imprescindible». Así ve a los consensos nacionales: difíciles, pero necesarios. Entre las dificultades, Alume señala que los acuerdos no son un ejercicio naive. Y cuestiona la visión del exembajador argentino en China Diego Guelar, que dijo en una charla en la Usina Desarrollista que había que sumar a todos los sectores, porque si no sería un consenso nacional parcial. «Me acuerdo de cuando Arturo Frondizi criticaba el Gran Acuerdo Nacional. Él decía que era una utopía porque permitía pensar que no existían los sectores que se favorecen del subdesarrollo», plantea.

Lejos de una mirada cerrada, Alume considera que es desarrollista todo aquel que crea en el método de análisis desarrollista y que la base de la justicia social es el desarrollo. Hablar de consensos es, para Alume, hablar de unidad nacional. Y para explicar el concepto, apela a una definición de Arturo Frondizi: «El Movimiento Nacional es la unidad de los sectores sociales en torno a un programa de desarrollo. Un acuerdo nacional debería tener ese encuadre. Es una de las mejores idas de consensos nacionales podría existir en nuestro país».

La necesidad de un acuerdo es la principal conclusión de destaca Juan Pablo Carrique. «Ese acuerdo tiene que ser con base en un programa de desarrollo. Estamos ante un grave riesgo de quedar con un país con una pobreza estructural mayor que la que dejó la crisis anterior. Argentina sale de cada crisis con una pobreza estructural enorme», advierte el presidente del MID.


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