desarrollo sostenible
Un hombre con barbijo en el distrito financiero de Lujiazui, Shanghai, China. / Aly Song (REUTERS)

Hace unas semanas se viralizaron unos videos en los que se veía el agua cristalina de los canales de Venecia. Esto se atribuye al movimiento nulo de góndolas, algo específico de la ciudad italiana, pero la reducción de la contaminación es algo evidente en todas partes del mundo. En parte, se debe a que la industria del turismo se encuentra en pausa. También a la parálisis industrial en China. Y el impacto se sintió muy pronto, cuando la pandemia era incipiente. El cierre de fábricas y comercios en este país produjo una caída de, por lo menos, el 25% de sus emisiones de dióxido de carbono en las dos primeras semanas de febrero, según Lauri Myllyvirta, integrante del Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA), con sede en EEUU. El debate sobre el desarrollo sostenible se ganó un pequeño espacio así en medio de la pandemia.

En todos los países del mundo de adoptaron medidas de distanciamiento social o confinamiento. Por lo que la disminución de la contaminación se puede ver en todas las grandes ciudades del mundo. En Lima, la capital de Perú, donde la cuarentena es general y obligatoria, el nivel de contaminación del aire se redujo en solo tres semanas a la mitad de lo que se registraba en 2018.

Son solo algunos ejemplos, pero sirven para tomar conciencia el daño que producimos en el medioambiente. Si se nota tanto el cambio por dejar de volar, conducir y fabricar de la manera en la que lo hacemos solo unas semanas, ¿cuánto impacta seguir así todos los días?

El parate de la economía puede servir para que las industrias tuerzan el rumbo. Es seguro que, cuando pase el peor momento de la crisis, intentarán recuperar el terreno perdido. Querrán reactivar la economía con fuerza y volver a la «normalidad». Es decir, continuar con el modelo de explotación del planeta tal como venían haciendo antes. Nuestro desafío como sociedad es evitar que eso pase, que esta oportunidad se aproveche para acelerar el debate sobre la transición hacia un modelo de desarrollo sostenible.