El gobierno flexibilizó el instrumento que regula en dumping en su énfasis de forzar la competencia aunque esta sea desleal y desigual
El gobierno flexibilizó el instrumento que regula en dumping en su énfasis de forzar la competencia aunque esta sea desleal y desigual

El dumping implica la exportación de un producto a un precio inferior a su valor normal para introducirlo en el mercado externo. Esto quiere decir que si, por ejemplo, en China un termo tiene un precio de 10, el gobierno Chino subsidiará al exportador para que en Argentina tenga un precio de 8. La herramienta de política comercial contra esta medida de comercio desleal, y que usan todos los países del mundo para así proteger a su propia producción, es el anti-dumping, el instrumento que Milei, Caputo y Sturzenegger modificaron esta última semana.

Esto aconteció en el marco del decreto 33/25 firmado por el presidente Javier Milei y consiste en los siguientes cambios: a- ahora es el Ministerio de Economía quien decidirá sobre la aplicación de derechos antidumping o compensatorios, b- se reduce el periodo de investigación donde se determina el margen del dumping y su respectivo daño a los sectores, c- pone un plazo máximo de 3 años con posibilidad de extensión a 2 (dos) años más totalizando solamente 5 años.

El objetivo del gobierno, tal y como lo celebró Sturzenegger en X es obligar a las empresas a competir pues, a su entender, «al imponer el antidumping quedamos presa de un monopolio local que nos cobra lo que quiere» alegando «que es un mecanismo para hacernos menos competitivos, que no genera beneficios futuros, y que le mete la mano en el bolsillo a todos los argentinos».

Además agrega que «Argentina, junto con Brasil, India y Turquía son los cuatro países que combinan mucho antidumping y muchas tarifas. La combinación es una menor calidad de vida para sus habitantes”.

Resulta cuanto menos curioso la afirmación de Sturzenegger que obvió mencionar a Estados Unidos y la Unión Europea como los segundos y terceros con más medidas anti dumping en el mundo. Contrarias a las políticas de Donald Trump, cuya victoria en noviembre fue celebrada por el presidente Milei en X.

Países con mayores medidas anti dumping

Consumidores contentos, pero en enorme riesgo 

No es novedad qué el ministro Sturzenegger, gestione con un manual de Martínez de Hoz en la mano, como tampoco es novedad las consecuencias que acarrean estas políticas neoliberales. El problema es que este tipo de medidas suelen ser celebradas por la clase media en rol de consumidores, pues la liberalización comercial puede incorporar ofertas de bienes más baratos y así beneficiarlos en el corto plazo. El problema es que, en el mediano y largo plazo, afecta al sector productivo local que lo hacen competir de manera desigual con productos subsidiados o grandes multinacionales. El ciclo vicioso se cierra en que esas empresas, pymes en su mayoría, son las que dan trabajo a esos mismos consumidores contentos por comprar un bien más barato, situación que puede tener como efecto colateral la perdida de empleos y de su propio rol de consumidores.

Y es que importar sin resguardo orientando la oferta en base a las necesidades de los consumidores, implica atentar contra la misma capacidad empleadora, y consecuentemente consumidora, de los argentinos.

Se trata de otra medida más contra los sectores productivos locales a quien el gobierno quiere hacer competir, lo que es necesario, pero en condiciones de total desigualdad como implica la laxitud que se tendrá con importaciones de productos sospechados de dumping. Hablamos de un sector que le cuesta ser competitivo en gran medida por distorsiones y cargas como es la alta presión impositiva o el costo laboral.

«¿Cómo puede competir una pyme que enfrenta impuestos altos, logística costosa y limitaciones en el financiamiento con productos de países donde se subsidian las materias primas y no hay leyes laborales estrictas?», cuestionó la UIA en ese sentido.

Es cierto que Argentina arrastra algunos problemas desde hace años por su capacidad productiva disminuida y poco diversificada, pero también los hay aquellos infligidos por la actual Administración que además evidencian el sesgo anti producción local como es el atraso cambiario.  A la vista de todos está qué el tipo de cambio pisado sitúa en una posición desigual a la Costa Atlántica argentina por sobre las playas de Brasil afectando así a todo el sector turístico nacional que percibió costos de un 117,8% durante el último año y el tipo de cambio se mantuvo igual o menor a la temporada anterior.

El mundo se protege y nosotros hacemos lo contrario

Es importante destacar que todo esto se da en un contexto global adverso. En los últimos días el flamante Presidente de los Estados Unidos anunció que creará una nueva agencia para recaudar mayores aranceles. El presidente Trump amenaza con una posible carga del 25% sobre todos los bienes importados de países aliados como Canadá y México, socios en el USMCA, un tratado de zona de libre comercio entre las 3 naciones norteamericanas, y del 60% sobre los bienes de China. Este anuncio demuestra el rumbo optado por Trump en el marco de la guerra comercial con China. Un rumbo muy distinto al del gobierno de Milei, que contrario a Trump desea reducir la dependencia de Argentina en la circulación de productos, desproteger la industria nacional desregulando aranceles a la importación.

Además, la medida atenta contra el “déficit cero” que pregona el presidente Milei porque en la medida que no se contengan las importaciones, se comenzarán a liquidar nuestros ahorros o se seguirá recurriendo al irrisorio endeudamiento externo (¡para mantener el tipo de cambio bajo¡) situación qué, como decía Arturo Frondizi, “esquiva la grandeza del país y su total liberación” .