La política industrial es más que proteccionismo y es compatible con la integración del país a la economía mundial, aseguró este martes Rogelio Frigerio. Lo hizo durante la presentación del libro «Más allá del liberalismo y el populismo. Una síntesis desarrollista para la Argentina», publicado por el economista Federico Poli. El precandidato a gobernador de Juntos por el Cambio destacó la capacidad de los empresarios Argentinos de resistir a pesar de las dificultades del país, como los riesgos de que cierren mercados o la incertidumbre económica.
“Quiero ver cómo le va a un empresario europeo acá que no se consigue abrir una sociedad en dos años”, planteó Frigerio. “Creo que los industriales de Argentina son tremendamente competitivos”.
En un salón abarrotado, Frigerio presentó el libro como un manual de la historia económica de los últimos 70 años del país. El libro, en efecto, hace un balance de las últimas décadas de la política económica argentina y explica por qué tanto las opciones populistas como las liberales son soluciones falsas para la crisis actual del país. Plantea también una propuesta para recrear el proceso de generación de riqueza y empleo en Argentina.
“Si uno mira la historia, Argentina avanzó cuando logró alternativas superadoras”, planteó Poli, durante el evento que fue organizado por la Fundación para el Desarrollo Entrerriano (FUNDER) y Visión Desarrollista.
Como un primer ejemplo, planteó la Constitución de 1853, que fue la síntesis entre las ideas de Juan Bautista Alberdi y el federalismo de Justo José de Urquiza. Otra alternativa superadora fue la que lograron Arturo Frondizi y Juan Domingo Perón tras el golpe de Estado de 1955. A pesar de que Frondizi y Perón habían sido férreos opositores, hicieron un acuerdo que buscó sentar las bases de unidad nacional con el peronismo para gobernar con un proyecto superador.
La transformación que tuvo Argentina en esos años fue espectacular”, subrayó Poli. “La lección está más vigente que nunca. Necesitamos dejar atrás los enfrentamientos”.
Poli expresa en las páginas del libro sus conclusiones tras una larga trayectoria en la que ocupó cargos como economista jefe de la Unión Industrial Argentina (1999 – 2002), subsecretario PyME de la Nación cuando Roberto Lavagna era ministro de Economía (2003-2006), director de la División de Asuntos Económicos de la Secretaría General Iberoamericana (2006 – 2014), director Ejecutivo por Argentina y Haití ante el Banco Interamericano de Desarrollo durante la gestión de Cambiemos (2018-2020); entre otros. Actualmente es director de la consultora Sistémica.
El país, según Poli, está atrapado en un péndulo entre liberalismo y populismo. En las fases liberales se produce la destrucción de las capacidades productivas, con un modelo financiero de apertura económica y tipo de cambio bajo que es “un impuesto a las exportaciones y un subsidio a las importaciones”, asegura el economista. Eso, sumado a los mayores costos por la carga impositiva y los déficits de infraestructura, provoca la destrucción de la industria, del empleo y la riqueza. Pero la reacción estatista-populista deriva en un modelo, plantea Poli, sostiene los mismos problemas aunque con una economía cerrada, que desalienta las exportaciones.
“Paradójicamente, el populismo reclama ser pro industria y termina pegándole el tiro de gracia a la actividad productiva. La deja sobrevivir, pero es cada vez menos competitiva”, aseguró Poli.
A pesar del mal presente, el exdirector de Argentina ante el BID destaca que el contexto internacional es favorable para el país.
“El mundo nos está dando una nueva oportunidad por la demanda de los productos que nosotros tenemos, como alimentos, energía y minerales”, planteó. “Tenemos que aprovechar esas divisas para diversificar la estructura productiva. Esa es la síntesis desarrollista que Argentina necesita”.
Extracto de la presentación de Rogelio Frigerio
«Hay una parte en la cual hace una crítica y una descripción de periodos donde yo tuve la posibilidad de participar y hay una cosa que a mí me marca y siempre quiero plantear y el libro lo hace: cuando uno habla de política industrial en Argentina eso no quiere decir inexorablemente que nosotros hablemos de proteccionismo a ultranza, de cerrarnos al mundo, malgastar dineros de ciudadano, de los contribuyentes en subsidios que muchas veces son improductivos. No necesariamente quiere decir eso. Yo creo que no es incompatible hablar de integrarnos inteligentemente con el mundo y captar los avances en la tecnología con tener una política industrial.»
«Muchos de nuestros colegas economistas plantean que tenemos un sector industrial muy poco competitivo entonces hay que dejarlo de lado y ocuparse solo de los sectores donde tenemos ventajas comparativas y competitivas solidas e indiscutibles. Bien, pero yo hago la pregunta ¿Qué es el competitivo o cómo se mide esa competitividad? Cuando uno realiza el sector industrial, el sector productor de la manufactura, mi abuelo decía «Sin industria no hay trabajo» re interpretando aquello de Pellegrini de que sin industria no hay nación. Y es que muchas veces los industriales en la Argentina son tremendamente competitivos pero no se nota… Yo quiero poner acá, en Argentina, a producir a un empresario industrial europeo a ver como le va. Que no consiga jamás un crédito, que tarde dos años en abrir una sociedad anónima, que tema modificar su planta de trabajadores porque en eso puede irse todo el capital acumulado en su vida, que tenga que enfrentar una situación macroeconómica totalmente impredecible o un mercado que se le cierra constantemente a la argentina por los errores que se toman como país. Es decir, hay tantas cosas que tienen que atravesar nuestros industriales para poder sobrevivir que medir la competitividad sin tomar estos condicionamientos es, por lo menos, injusto y, sobre todo, con muy poca razonabilidad.»
«El libro también habla de eso porque las cosas hay que decirlas por su nombre y Federico en su rica trayectoria como economista, como funcionario público, como asesor de la Unión Industrial Argentina siempre fue un defensor de nuestra industria nacional. Pero eso no quiere decir necesariamente que sea un defensor de la falta de competencia, o un defensor de la supuesta falta de competitividad, un defensor de la eterna política de subsidios o de un proteccionismo sin sentido. Yo creo que es un defensor del trabajo argentino y muchas veces el trabajo y el desarrollo argentino está vinculado a esa industria que Federico ha defendido toda su vida y que ha de alguna manera transcrito a este libro que nuevamente recomiendo leer lo más pronto posible. Gracias.»
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