Arturo Frondizi, el único presidente constitucional correntino de nuestra historia, nace el 28 de octubre de 1908 en una familia de inmigrantes italianos formada por Julio Frondizi e Isabel Ercoli, ambos de Gubbio, donde se casaron y partieron hacia Argentina a principios de la década de 1890. Sus primeros hijos nacieron en Italia y los siguientes entre Olivos, Paso de los Libres y Posadas. Don Arturo solía contar a sus íntimos que en los años que los Frondizi-Ercoli vivieron en Paso de los Libres no había matronas, por lo que los seis vástagos que nacieron allí lo hicieron realmente en el Brasil, en Uruguayana, y luego fueron anotados en el Registro Civil argentino. Solía bromear diciendo que era el primer presidente argentino nacido en Brasil, el anteúltimo hijo de una familia numerosa.
Don Julio se dedicaba a la construcción y pudo dar, en el marco de la Generación del ´80 y a pesar de su vida trashumante, una educación formal bastante buena a sus hijos. Arturo estudió sus primeras letras en Concepción del Uruguay, y allí fue alumno del Colegio Nacional, siendo uno de los cuatro primeros mandatarios que estudiaron en el “heredero de Urquiza”, tal como el prócer llamaba al primero colegio laico del país. Tres alumnos presidieron la Argentina y el cuarto fue presidente del Paraguay. Finalizó los estudios secundarios en Buenos Aires, en el Colegio Nacional Mariano Moreno, en Almagro. Influyó, sin duda, en el carácter y la inteligencia de Arturo, la condición de libre pensador de su padre severo y la bondad y religiosidad de su madre.
Llega a pensar en la idea de ingresar al Colegio Militar, pero su afición por las actividades intelectuales y su participación en los temas estudiantiles, lo lleva a la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, donde se recibe en tres años de abogado, con diploma de honor. Tenía 22 años recién cumplidos. Los tiempos de estudiantes lo mostrarán interesado en el deporte: fue boxeador y futbolista. Es extraordinario saber que practicó el fútbol y llegó a la primera división del Club Almagro, lo que lo hace el único presidente que llegó a competir en un campeonato argentino. Hoy, en la localidad de José Ingenieros, en el partido de Tres de Febrero, a metros de la Capital Federal, el estado del Club Almagro lleva su nombre.
Política y amor
El golpe de estado de 1930, encabezado por José Félix Uriburu, fue el llamado a la política para Arturo Frondizi. Desde ese momento, se convertirá en militante y dirigente para toda la vida. En 1931, cuando correspondía que el presidente de facto le entregara el diploma de honor por su título universitario, se negó a recibirlo. Dirá con claridad: “La hora no es de premios ni halagos… Mi conciencia no admite otra satisfacción que… una Universidad en que el derecho a pensar no sea delito”. Poco tiempo después era arrestado y no será la única vez en su vida política. En 1932 se afilia a la Unión Cívica Radical.
En estos tiempos conoció a Elena Faggionato, una muchacha cuya familia también era de Gubbio. Rápidamente se enamoraron y poco tiempo después formalizaron el compromiso el día en que Arturo cumplió 24 años. El casamiento de Arturo con Elena se formalizó en la iglesia de San Carlos de Almagro, el barrio que marcó su vida porteña. Fue el 5 de enero de 1933. Una curiosidad es que esa iglesia es la misma en que tres años después iba a ser bautizado un niño llamado Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco. Tendrán una hija: Elena, que será la luz de los ojos de Arturo. Supo encontrar, toda su vida un momento de calma y distracción tomando un café en la Confitería Las Violetas, en la esquina de Medrano y Rivadavia, siempre en una mesa sobre las ventanas. Su aspecto ascético será una característica que lo acompañará siempre. Sus anteojos destacados, su calvicie, su elegancia, su delgadez y su mirada profunda eran la expresión transparente de un intelectual agudo, de un hombre preocupado y sobre todo, de un político que mostraba en su austeridad la pasión por la cosa pública. Con sus manos construyó una casa en Ostende que hoy en un museo en su homenaje: La Elenita.
En 1937 participa de la fundación de un periódico llamado País Libre, que será un órgano de propagación de las ideas del radicalismo moderno. Comienza a consolidarse la imagen de Frondizi como un hombre de doctrina, y un promotor de instituciones de inspiración intelectual, como el Colegio Libre de Estudios Superiores y la Asociación Cultural de Doctrina Radical. En la elección presidencial de ese año el radicalismo es derrotado. Eran los tiempos del mal llamado “fraude patriótico”.
Oposición y persecusión
En 1944, el radicalismo enfrenta al único golpe exclusivamente militar de nuestra historia comenzando una gran discusión doctrinaria fomentada por la desaparición de sus dos líderes durante medio siglo: Yrigoyen y Alvear. En la convención de Avellaneda, Frondizi redacta la declaración final que es el primer programa ideológico que se presenta a la sociedad por parte de la UCR. En 1946 la Unión Democrática, alianza de los partidos tradicionales en contra de la candidatura de Juan Perón, heredero de la Revolución de 1943, es derrotada provocando una crisis que permitió el surgimiento de nuevos liderazgos, entre ellos los de Ricardo Balbín y Arturo Frondizi.
Frondizi es diputado nacional entre 1946 y 1952, siendo vicepresidente del bloque radical, al mando de Balbín. Cuando éste es despojado de los fueros y puesto preso por el gobierno, Frondizi asume la titularidad del bloque y se convierte en la principal voz opositora. Fue natural su candidatura a vicepresidente de la República para las elecciones de 1951 acompañando al “Chino” Balbín. Fueron derrotados pero la voz de Frondizi fue la más clara en contra del régimen peronista, no confundiendo nunca los aspectos de la cuestión. Lo dirá así, con claridad: “Una cosa es el país, una cosa es la Nación, una cosa es su pueblo, y otra cosa es el régimen peronista”. Luchó siempre para evitar la confusión entre el estado, el gobierno y el partido.
La imprevista muerte de Moisés Lebensohn deja en sus manos la presidencia de la UCR, en 1954. Era delegado por la minoría, pero su prestigio y las disidencias entre otros sectores radicales lo consagran. Publica en estos tiempos el libro “Petróleo y Política”, cuando le faltaban aún dos capítulos para su terminación. Siempre se discutirá porque lo hizo. El 27 de julio de 1955, un mes después del bombardeo a la Casa Rosada y a la Plaza de Mayo, y el incendio de las iglesias céntricas de Buenos Aires, será llamado a dar el primer discurso en 10 años de un dirigente opositor por las radios controladas por el gobierno. Ya era el jefe de la oposición.
El golpe de estado del 16 de setiembre de 1955 puso al radicalismo en una encrucijada. La proscripción del peronismo le dio el papel principal en la discusión política, pero las posturas divergentes entre los dos grandes sectores frente al gobierno de facto, produjo la división de la UCR. Balbín postulaba la colaboración con Aramburu y Frondizi negaba cualquier compromiso que no fuera la rápida normalización institucional. Llamadas las elecciones para febrero de 1958, la fractura radical se patentizó en las formulas Balbín-Del Castillo por la UCR del Pueblo y Frondizi-Gómez por la UCR Intransigente. En estos tiempos nació la gran amistad política entre el candidato intransigente y Rogelio Frigerio, uno de los más grandes y discutidos intelectuales políticos del siglo XX, quien pactará el apoyo de Juan Perón, desde el exilio, para la UCRI, a cambio de la legalización del movimiento peronista.
La presidencia
Con el 45% de los votos, Frondizi fue consagrado presidente. Asumió el 1 de mayo de 1958, y su discurso inaugural fue extraordinario. Fue un plan de gobierno explícito que tuvo logros formidables en la economía y el desarrollo social, que no fueron óbice para los graves problemas políticos surgidos por la proscripción del peronismo, que el presidente trató de levantar pero los mandos militares no aceptaron de ninguna manera.
Sus grandes realizaciones fueron la radicación masiva de terminales automotrices, mayormente en Córdoba, el autoabastecimiento petrolero en sólo tres años (aunque la estrategia de asociación de YPF con empresas privadas fue motivo de una agria discusión que llega hasta hoy), el incremento de la producción de acero producido en el país, y sobre todo una normalización de las relaciones económicas del país con el mundo y el intento de reordenamiento de las variables alteradas por las políticas fiscales de los gobiernos anteriores.
El conflicto desatado por la discusión sobre la educación privada fue impresionante. El presidente sostuvo la libertad de las instituciones no estatales para brindar servicios educativos, que provocó un gran enfrentamiento con los sectores reformistas, encabezados por su hermano Risieri, entonces rector de la Universidad de Buenos Aires. La renuncia del vicepresidente Alejandro Gómez debilitó el apoyo partidario a Frondizi, lo que abrió el camino de los planteos militares, que se contaron por decenas, contra las políticas de pacificación y reconciliación propuestas por el presidente. El alejamiento de Rogelio Frigerio por las presiones castrenses y la llegada de Álvaro Alsogaray al ministerio de Economía y Trabajo marcaron los límites de maniobra del gobierno frente a las presiones corporativas. Lentamente Frondizi iba dejando jirones de sus ideas en el ejercicio del poder.
En Santiago del Estero fueron los tiempos de Eduardo Miguel, aliado del presidente Frondizi. Durante su gobierno, se produjo el primer ataque de la organización guerrillera Uturuncos, en Frías. Las convulsiones de ese tiempo político no le impidieron inaugurar el Hospital Regional de Santiago del Estero. El triunfo del peronismo en las elecciones de 1962 hizo que Frondizi interviniera la provincia, en un intento de evitar el golpe de estado. No lo logró.
Su encuentro furtivo en la residencia de Olivos con el dirigente de Cuba, Ernesto Che Guevara, donde la esposa del presidente le sirvió un café con leche con medialunas a quien consideró “un hombre desesperado”, fue el hecho que agotó la paciencia militar. El 29 de marzo de 1962 fue derrocado Arturo Frondizi. La demora de los militares en tomar el poder hizo que la Corte Suprema de Justicia, siguiendo la idea de uno de sus miembros Julio Oyhanarte, tomara juramento al presidente del Senado, José María Guido, y así un civil quedo a cargo del país, en un momento de convulsión que anticipó tragedias mayores.
Sus últimos años
Frondizi fue puesto preso en la isla de Martín García, luego en San Carlos de Bariloche, y una vez liberado fundó el Centro de Estudios Nacionales, de ahí en más su centro de actividades. Fue su secretario Alberto Taddei. Fue para siempre una figura destacada de la vida pública argentina. Se convirtió en un opositor duro del gobierno de Arturo Illia. Será parte de la “Hora de los pueblos” en 1972. Se encontrará con Perón, a su regreso a la Argentina. Vendrán tiempos duros para Arturo Frondizi.
Su hermano Silvio fue asesinado por la Triple A en 1974. A pesar de los comentarios mal intencionados, don Arturo asistió al sepelio, mostrando que las distancias políticas no tenían que ver con los afectos. Apoyó tibiamente el golpe de estado del 24 de marzo de 1976, siendo siempre crítico de sus políticas económicas. El 19 de agosto murió su hija Elena, un golpe del que nunca se repuso. Fue de los pocos que con claridad patriótica se opuso a la guerra de las Malvinas desde el primer momento. Supo soportar los ataques más viles. En 1983 su partido, el Movimiento de Integración y Desarrollo fue el primero en obtener la personería para participar de las elecciones nacionales, donde su viejo amigo Rogelio Frigerio fue candidato a presidente. Arturo Frondizi Arturo Frondizi
La soledad de sus últimos años impidió que lo protegieran de la exhibición de su deterioro físico e intelectual. Su esposa Elena Faggionato murió en 1991 y él lo hizo el 18 de abril de 1995, en su departamento de la calle Berutti. Fue velado en el Congreso Nacional y sus restos se encuentran en el Cementerio de Olivos, junto a sus hermanos Risieri y Silvio. Aún se nota la ausencia de un gran homenaje al último presidente que quiso ser estadista, y en parte lo logró.