Si el éxito de la negociación con el FMI por la reestructuración de la deuda dependiese exclusivamente de que el gobierno nacional presente una propuesta consistente de ordenamiento macroeconómico las posibilidades de llegar a un acuerdo serian muy pocas, analiza nuestro referente el economista y ex funcionario del BID Federico Poli. Sin embargo, es optimista de que el mismo se concrete. ¿Las razones? Factores a ponderar como no tratarse de un nuevo desembolso sino de una reestructuración hace más factible una menor exigencia en las metas macroeconómicas que debe cumplir la Argentina, nos explica. Ayuda a esta postura que el FMI tampoco quiere tener que asumir el alto costo político de mandar a perdida el empréstito más grande de la historia del organismo, agrega.renegociación con el FMI
Otro factor a tener en cuenta son los perfiles del flamante presidente de Estados Unidos Joe Biden y la nueva secretaria del tesoro Janet Yellen quien en su experiencia a cargo de la Reserva Federal impulso planes de estímulo a tasas bajas para reactivar la economía. Se los estima como «comprensibles» de la situación del país, una posición la cual ha dado señales de compartir la propia titular del FMI, Kristalina Georgieva.
Como si fuera poco, hay incluso relevantes factores e intereses geopolíticos que también promueven un entendimiento a base de menores exigencias. La disputa por la hegemonía geopolítica entre Estados Unidos y China está lejos de haber menguado con la salida de Trump y la llegada de Biden. Adquiere otros matices pero sigue mas vigente que nunca e impacta en América Latina. Si bien la región nunca ha sido prioritaria para el país del norte, en un contexto de disputa hegemónica con China cobra automáticamente relevancia si está busca aumentar su influencia en la zona. Recordemos que es hoy el gigante oriental es el primer socio comercial tanto de Brasil como de Argentina y ha desenvuelto millonarias inversiones en la región. El riesgo para los norteamericanos es que dichas relaciones trasciendan a alianzas estratégicas hostiles al liderazgo norteamericano como aconteció otrora con Cuba y hace años ya con Venezuela. No cerrar una acuerdo con el FMI arriesga a que la Argentina se lance en brazos al financiamiento chino.
Estos factores, dan a entender de Poli, un 70% de posibilidad de que se produzca el acuerdo de renegociación a cambio de un programa macroeconómico de baja intensidad sobre la cuestión fiscal y monetaria, cumpliendo objetivos no muy exigentes en materia de inflación y manejo del tipo de cambio, aunque sensibles en el actual contexto. Mediante el mismo la Argentina recién comenzaría a pagar vencimientos en 2025.
Sin embargo, también nos advierte de que hay otro escenario, ciertamente mucho mas improbable pero posible dada las diferencias internas en el oficialismo, y es que la parte más ideologizada de la coalición gobernante boicoteé o imponga patear la negociación para 2022. No acordar con el FMI en año electoral no aceptando sus requisitos, por mas laxos que sean, no es algo improbable. A fin del año pasado el periodista Carlos Pagni advirtió sobre esta cuestión; Cristina Fernández de Kirchner no quiere saber nada de un aumento de los servicios públicos, una presumible exigencia del FMI, que ponga en mayor riesgo a la performance del oficialismo en las elecciones de este año.rgentina renegociación con el FMI
¿Se llegará a un acuerdo o se postergará para el 2022 tras las elecciones? Según lo analizado junto a Federico Poli, si bien lo más factible es lo primero, al fin de cuentas llegar al mismo dependerá del juego político interno entre las distintas visiones que tiene el gobierno argentino. Y esta vez no le podremos echar la culpa a la rigurosa insensibilidad del FMI.