Ser más Nación
El ideario integracionista-desarrollista promovido por Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio se presenta la historia argentina como un momento integrador, orientado a conformar la Nación, superador de la contradicción liberalismo/populismo, y plantea que para ello era necesario completar el modelo de industrialización por sustitución de importaciones con la erección de la industria pesada, la integración nacional y la definitiva transformación de la estructura económica agro importadora hacía un modelo que permitiera el desarrollo sustentable de la Argentina. Es por demás interesante que su enfoque teórico y metodológico se complementa con la praxis gubernamental (1958-1962) así como de décadas de lucha política posteriores específicamente orientado a resolver las problemáticas estructurales de la Argentina.
Lo primero a destacar es la dimensión nacional del programa integracionista-desarrollista es su identidad y propósito nacional en el sentido de ser su objetivo explícito la consolidación de la nación Argentina. En palabras del propio Frondizi «El objetivo principal es construir la Nación” definiendo a la Nación como “una entidad política capaz de integrar socialmente al pueblo democratizando el acceso a todas las oportunidades espirituales, materiales y culturales, capaz de integrar geográficamente el territorio, suprimiendo los desequilibrios y la marginación de vastas regiones, capaz de integrar la economía, superando los estrangulamientos internos y externos que impiden su crecimiento y generan dependencia”. El condicionante que encuentran para poder “ser Nación” es la capacidad de poder autodeterminarse, entendida como la capacidad de desenvolver y adoptar un país las decisiones fundamentales de su política interna y exterior sin interferencias ni condicionantes externos.» (Rogelio Frigerio, Ciencia Tecnología y Futuro)
«El desarrollo, consecuentemente, es el medio para lograr esa autodeterminación, fundamental para consolidar la condición nacional que para Frigerio CYT se expresa por un lado en el aspecto material de su organización productiva como en el aspecto espiritual por medio de la conciencia colectiva de pertenecer, dentro de todos sus matices, a una misma cultura. Ese objetivo se consolida en el logro del otro concepto fundamental de la teoría integracionista-desarrollista la integración nacional, “ideal consolidado de una visión integral, material y espiritual de desarrollo en la dimensión territorial y temporal que es la Nación.“ (Rogelio Frigerio, Ciencia Tecnología y Futuro)
Argentina país subdesarrollado
La teoría integracionista-desarrollista se sustenta en la polémica afirmación de que Argentina es un país subdesarrollado PONER. Se contrapone aquí explicita y férreamente contra la posición comúnmente aceptada por los organismos internacionales de referirse a países con renta per cápita como el nuestro como en vías de desarrollo y emergente.Rogelio Frigerio (CTyF) define este eufemismo «como la aceptación de perpetuar la actual estructura productiva con mejoras cuantitativas que a su entender son insuficientes e incapaces de forjar la Nación en ciernes». En fin, desde esa óptica, razonan Frondizi y Frigerio, se puede concebir que el desarrollo es un cambio cuantitativo y progresiva cuando en realidad, señalan, se trata de un cambio cualitativo reflejo de la transformación de la matriz productiva y su consecuente intercambio comercial. He aquí el concepto fundamental que sustenta la teoría integracionista desarrollista y su conclusión: sin ese cambio estructural, que ellos llamaron industrialización y que implica una integración productiva diversificada, no es factible generar las condiciones materiales para un modelo de desarrollo sustentable. Por esta razón hablan de país subdesarrollado, porque no ha generado el cambio cualitativo que le permita dar el paso al desarrollo.
Ahora bien, ¿Cuáles son las condiciones que definen el subdesarrollo? Para Frigerio , en Economía Política y política económica nacional, la condición subdesarrollado no responde a la posesión, o no, de recursos naturales, instituciones o cultura sino de complejas relaciones sociales y económicas en particular. Afirma incluso que estas relaciones son pre coloniales para dar a entender lo intrínsecamente incorporadas en nuestro inconsciente colectivo. Da por supuesto una caracterización en los siguientes atributos como propios de la condición del subdesarrollo:
- “Una estructura productiva moldeada en función del factor externo, de la relación desarrollo-subdesarrollo. Las modalidades pueden ir desde estructuras en las que se conservan de manera más “pura” las condiciones de la relación colonial clásica hasta otras que son adaptaciones diversas de la estrategia de las multinacionales. Esto es, desde economías de base primaria exportadora de productos agrarios o mineros e importadora de productos manufacturados hasta economías en la cual esa base está matizada por la instalación de enclaves manufactureros, como resultado de la estrategia desenvuelta por las multinacionales en los últimos años que han implantado estos enclaves en diversos lugares de la periferia afín de beneficiarse del bajo costo de la mano de obra y de promover integraciones regionales de modo que sin perder el control de los procesos económicos, es decir sin posibilitar desarrollos nacionales, pueden beneficiarse de las economías de escala.
- Falta de integración interna de la economía en razón de que ésta está integrada al factor externo. En el esquema colonial clásico había una desarticulación entre el puerto y el resto del espacio económico del país. Esa desarticulación subsiste con las alteraciones que ha experimentado la relación desarrollo-subdesarrollo y la estrategia que desenvuelven las multinacionales, explica el atraso del interior del país y explica que sectores que actúan como enclaves no extiendan el crecimiento a todo el territorio nacional. Las desigualdades se manifiestan también en la distribución del ingreso privilegiando a los sectores vinculados al factor externo en perjuicio del resto de la economía, tanto en perjuicio del interior del país como de las restantes actividades ubicadas en el mismo puerto o en la misma zona del enclave. El caso argentino es un excelente ejemplo.
- Alta participación de las actividades primarias en el producto. Las actividades agrarias o mineras fueron dominantes y todavía lo son, pese a los enclaves manufactureros a los que aludimos, en el mundo subdesarrollado. Ello se remonta a la relación colonial, tanto en el caso de las colonias formales donde esta especialización fue impuesta expresamente por la metrópoli como en los casos en que, como en la Argentina, las importaciones industriales destruyeron las posibilidades del artesanado o la manufactura local. Los procesos de sustitución de importaciones (ISI) que tuvieron lugar durante las guerras mundiales modificaron parcialmente el cuadro, pero no lo cambiaron sustancialmente. En los países subdesarrollados las actividades primarias tienen una participación en el producto sensiblemente mayor que en los países desarrollados.
- El sector industrial no está integrado, dependiendo de la importación de bienes intermedios y de maquinaria y equipos. Hemos visto como en muchos casos ha habido una diversificación de la economía de base primaria, pero en ellos la industrialización, aun cuando tenga muy diversos grados de importancia en términos cuantitativos, es incompleta; la parte delgada del hilo es la producción de bienes de producción: siderurgia, petroquímica básica, química pesada y equipos para la infraestructura de servicios y la propia industria.
- El intercambio se caracteriza por una alta participación de los productos primarios en las exportaciones y de los productos industriales en las importaciones. O en todo caso alta participación en las exportaciones de productos con poco valor agregado, de productos industriales que son una transformaci6n limitada de los productos primarios dominantes. Es verdad, como hemos señalado, que hay enclaves industriales en el mundo subdesarrollado. Pero esos enclaves, al margen de otro tipo de condicionamientos que imponen al desarrollo nacional, no modifican el cuadro general del intercambio de los países del hemisferio sur. Es cierto también que los países altamente industrializados han aumentado espectacularmente sus exportaciones de productos primarios, pero para esos países las exportaciones industriales tienen un predominio total en su comercio exterior. De esa situación se deriva el deterioro de la relación de intercambio que padecen los países subdesarrollados.”
Fuente: Frigerio, Rogelio. Economía Política y política económica nacional. Capitulo III pág. 94
En su obra el Movimiento Nacional, el doctor Arturo Frondizi agrega a los enunciados un elemento más que es fundamental:
“En todos los países subdesarrollados tienden a reproducirse, fronteras adentro, las condiciones de desarrollo desigual que en el orden mundial originan expansión en un polo y pobreza en el otro. Este subdesarrollo dentro del subdesarrollo involucra no sólo la geografía sino la composición social: grandes regiones y amplios e tratos sociales quedan marginados y sufren un creciente empobrecimiento relativo, respecto al destino de reducidos núcleos de privilegio. A estos cuatro elementos distintivos generales se agrega un gran número de otros signos del subdesarrollo, no siempre todos presentes en cada momento y en cada situación nacional, y pueden reconocer importantes variaciones de grado. Se cuentan entre ellos: Alta tasa de crecimiento demográfico; baja renta per cápita; déficit en las balanzas comercial y de pagos; baja productividad por hombre ocupado en la agricultura y en la industria; baja tasa de formación de capital; ineficiencia de los servicios; falta de intercomunicación regional; burocratización del aparato estatal; reducido consumo de acero y energía por habitante; hipertrofiada concentración urbana en las áreas metropolitanas vinculadas al comercio exterior; ausencia de vinculación comercial con áreas distintas de las antiguas metrópolis políticas o económicas; integración nacional precaria; conciencia nacional deficiente en los grupos empresarios; anacronismo de las valoraciones culturales y de las estructuras sociales que se oponen al desarrollo; predominio político de los grupos productores y comercializadores de las materias primas de exportación, etc.” Frondizi El movimiento nacional.
Transformar la estructura productiva
El concepto de estructura productiva, de origen marxista y ampliamente difundido en las ciencias sociales desde el siglo XIX, es central en la perspectiva desarrollista porque es precisamente el objeto de transformación. Tan caro es que Frigerio se atreve a firmar que “el país no tendrá paz ni trascenderá en el tiempo como Nación, mientras no haya ampliado la estructura económica que lo asfixia” Rogelio Frigerio- Las Condiciones de la Victoria. Frigerio entiende que su determinación corresponde a las proporciones y relaciones con que vinculan los distintos sectores productivos y el sector público Frigerio, Rogelio. Economía Política y política económica nacional. Establece aquí la relevancia de esa interrelación entre los sectores económicos, incluyendo por supuesto el sector público, en la dinámica del desarrollo. Lo hace en particular con el concepto de integración entre los mismos al que añadiré el de cooperación público-privada.
Diversificación productiva
En palabras de Arturo Frondizi “desarrollo que no quiere decir mero aumento de la producción primaria, sino diversificación interna de la producción total.” (Frondizi Revista Qué: «Industria Argentina»,Documento de campaña de Arturo Frondizi 1957). Sin embargo, al igual que ocurre con lo referido al aumento de las exportaciones, la diversificación de la producción tiene sentido desde una visión integracionista-desarrollista si implica a la vez agregado de valor mediante la integración de los sectores productivos y el uso de la tecnología. Frigerio es contúndete al señalar que la respuesta a nuestro problema estructural, la condición subdesarrollada, no se resuelve con propuestas de “exportar más, empezando por la producción cerealera y siguiendo por otras producciones primarias, y hasta nunca faltan las referencias a la diversificación de impulsar las «exportaciones no-tradicionales». (Frigerio Ct y Futuro). Desde su perspectiva la diversificación implica sectores y actividades que contemplen también un mayor agregado de valor.
La integración nacional
Ningún concepto es tan caro a la praxis y teoría de Frondizi y Frigerio que el de integración nacional, incluso más que el de desarrollo, al que subordinan. De hecho, ellos mismos se autodefinían como “integracionistas” siendo “desarrollistas” un mote peyorativo de sus detractores que con el tiempo quedo asimilado. En su discurso inaugural Frondizi explica claramente como el desarrollo es el medio para la integración, que implica en concreto la misma consolidación de la Nación. “La Argentina se encuentra ante una encrucijada de su desarrollo económico. Hoy nuestro país está frente a dos caminos que desembocan en dos diferentes perspectivas económicas. Uno es el mantenimiento de una producción preferentemente agropecuaria, aun a costa de nuestro progreso industrial y de la concentración de toda la potencia económica argentina en un radio de 300 kilómetros con centro en el puerto de Buenos Aires. El otro es la promoción conjunta de toda su economía, reconociendo el alto rango de la actividad agropecuaria, pero completándola con las tareas industriales, la explotación de las demás fuentes de riqueza, el despertar de las regiones atrasadas, la creación de centros económicos en todas las latitudes del país: en suma, la conjunción armoniosa de la industria, la minería y el agro. El primer camino reserva a la Argentina el papel de apéndice agrario de las potencias manufactureras, favorece la deformación del país y deja sin utilizar muchos de los recursos materiales y humanos que componen el patrimonio nacional. El segundo camino conduce a la estabilidad económica, al aprovechamiento ordenado de todos los recursos en las varias facetas del prisma económico y a la integración del ser nacional.”
Integración productiva y regional
La integración económico-productivo, sustento material del progreso de la Nación, ocupa en cambio valor primordial en el pensamiento desarrollista pues precisamente para Frigerio la diferencia cualitativa entre crecimiento y desarrollo está dada por la integración productiva. Frigerio CTyF. Frondizi en tanto enfatiza lo fundamental de tener una concepción del mecanismo económico de una nación como unidad integrada e indivisible comprendiendo la interdependencia de los sectores y actividades económicas. (Discurso pronunciado por el presidente Arturo Frondizi en la Fiesta Nacional del Trigo, Leones, Córdoba, del 18 de febrero de 1962. Título completo: “Un campo próspero y una industria poderosa. Pilares de una nación soberana”)
Esta visión sistémica de la economía nacional, tiene su doble dimensión doctrinaria en el concepto de “integración vertical y horizontal”. Por la primera entendemos aquella sinergia entre los diversos sectores y participes de cada cadena de valor. Desde los bienes de capital, las industrias base, los insumos y materias primar hasta llegar a los bienes finales, siendo participe del proceso las fuentes energéticas, la infraestructura de comunicaciones, la logística de transporte, y los mecanismos de venta y comercialización.
La “integración horizontal”, en tanto, hacía referencia a que las diversas actividades productivas deben radicarse en las diversas regiones estableciendo polos de desarrollo estratégicos en el interior del país conectados entre sí. Incluso también podemos hablar de una integración, articulación, sectorial entre agro-industria-minería y servicios. En palabras de Frigerio: “El objetivo es integrar en un plazo breve el mercado nacional de producción y consumo; Allí prosperará la acumulación de capital, que lo requiere como condición previa. Esa integración tiene un aspecto sectorial: la existencia de industrias básicas suficientes para abastecer la demanda local de insumos y exportar los excedentes, y un aspecto geográfico, que exige completar la infraestructura de comunicaciones y transportes, interconectando efectivamente entre sí todas las regiones”. (Frigerio CTyF)
La vinculación entre la integración productiva y la regional es tan profunda que la propia Constitución Nacional en su art. 75 inc. 19 lo enfatiza al promover “lo conducente al desarrollo humano (y) al progreso económico con justicia social… (ni) políticas diferenciales que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo relativo de provincias y regiones”
Para Frigerio la relevancia de políticas públicas orientadas a la integración en toda su forma son esenciales a la consolidación nacional, pues “significa dar empleo a nuestros obreros en trabajos que reditúen salarios cada vez más altos. Significa impedir la concentración y la promiscuidad de la población campesina que se ve obligada a emigrar a unas pocas ciudades. Significa agregar salario nacional a nuestra producción en lugar de pagar salario a aquellos producen en el extranjero el producto · que importamos. Significa sustituir importaciones y liberarnos de los estrangulamientos crecientes de la balanza de pagos. Significa elevar la capitalización interna, para crear excedentes que aplicaremos a la prestación de servicios sociales de sanidad y educación, sin necesidad de depender de la dádiva internacional. Significa. Fortalecer nuestra soberanía política y nuestra autodeterminación nacional. Significa liquidar los resabios del caudillismo oligárquico. Significa vigorizar el Estado nacional como instrumento político de soberanía. Significa dar educación, cultura y horizontes de progreso a nuestra juventud y evitar que emigre a los centros adelantados de Europa y Norteamérica.” (Frigerio-La integración regional instrumento de los monopolios)
El desarrollo económico y social de nuestras regiones es entonces una cuestión que implica y afecta a nuestra propio logro o fracaso como sociedad y como Nación.
El caso de la integración entre el campo y la industria
El eje de la integración productiva Frigerio y Frondizi lo establecen en la articulación de los dos sectores fundamentales para el desarrollo nacional: el campo y la industria al cual integran transversalmente la tecnología disponible de la época. Es importante entender el trasfondo ideológico que hay detrás de la integración de ambos conceptos/sectores. El éxito económico del modelo agroexportador, explica Frigerio signó la creencia en parte de la sociedad argentina, de que ese modelo puede ser replicado incluso en la actualidad aún a pesar de su rotundo fracaso y su limitación para adaptarse a nuevas realidades tecnológicas y sociales: “Este esquema funcionó sin tropiezos mientras éramos un país de diez millones de habitantes, de los cuales sólo una minoría participaba plenamente de la vida activa de producción y consumo” resume Frondizi al respecto. Denuncia también el otro error de la falsa antinomia campo. Industria: «El otro enfoque erróneo es el de considerar que el desarrollo industrial debe hacerse a expensas del agro. En un país en desarrollo como el nuestro sería suicida sacrificar al campo para ayudar a la industria”
Para Frondizi y Frigerio no existía contradicción alguna entre ambos sectores, e incluso por el contario no puede se potencian el uno al otro. “Cuando luchamos por desarrollar la industria nacional no establecemos contradicción alguna entre la industria y el agro. Al contrario, hemos sostenido repetidamente que no puede hablarse de un efectivo desarrollo industrial si no está sustentado en la creciente productividad de la tierra. Cuanto mayor sea la importancia de nuestra industria, mayor será la demanda de productos agrarios, porque esta demanda crece proporcionalmente a la elevación del nivel de vida producido por el auge industrial. La agricultura sustenta a la industria de dos maneras: proveyendo alimentos para sus trabajadores y materias primas para sus procesos mecánicos.”
En relación a la innovación y consecuente aumento de productividad del campo a través del uso de nuevas tecnologías, entiende Frondizi que es esa misma industrialización la que permitirá dar al agro el necesario respaldo de insumos y tecnología que multiplique su productividad.» (Arturo Frondizi, «Carlos Pellegrini Industrialista», Editorial Jockey Club, 1987.)
Esta integración productiva entre sectores Frondizi la visualizó con una industria nacional que le ofrezca maquinaria agrícola y plaguicidas al campo argentino para aumentar su competitividad. Pero para hacerlo a precios accesibles al agricultor, esa industria debe dejar de importar acero caro y combustibles y materias primas caras pues en esas circunstancias “la producción no satisface la demanda y, por consiguiente, no tiene el incentivo de la competencia”. Al mismo tiempo, y aquí se puede ver claramente el concepto de integración productiva en el marco de una economía nacional, debe desarrollarse el mercado interno, que para ser competitivo debe contar con la infraestructura y los costos de logística adecuados. A la vez, para conseguir las divisas indispensables para financiar el desarrollo Frondizi hace hincapié en lo “necesario incrementar la producción y conservar y expandir los mercados extranjero”. Todo eso para reflejar y hacer posible la integración nacional, que implica que “comunidades rurales ofrezcan a sus habitantes el incentivo humano que los arraigue en el campo, deben disponer de energía, servicios públicos, luz, cultura y esparcimiento equiparables a los que disfrutan los habitantes de la ciudad.”
Frente a la estratégica e especialización productiva basado en nuestras ventajas agropecuarios, Frigerio es muy crítico a la mismo, aún si la misma se realiza con el concurso de modernas tecnologías pues en su entender no cambia el carácter del intercambio del país ni su matriz productiva que es precisamente, recordemos, el eje de la lucha desarrollista, no altera el estadio subdesarrollado e incluso lo profundiza “al estar obligado a abastecerse en el exterior de todos los insumos fundamentales e incluso de los bienes terminados y servicios que su especialización dejase sin abarcar”. Frigerio enfatiza que eso no ocurrirá ni aún con la incorporaran al campo argentino de biotecnología en forma de ingeniería genética, selección de especies o adaptación de cultivos. Además, es escéptico al igual que Frondizi de que se pueda sostener esa continua innovación tecnológica sin contar con un sector industrial desarrollado que sirva de soporte tecnológico como ocurre en los países desarrollados: “De modo que seguir especializándose en la producción agropecuaria -aunque se haga con el concurso de la más moderna tecnología- con olvido de las prioridades industriales, único soporte sobre el que realmente puede intensificarse la inversión en el campo, es el peor negocio que puede hacer la Argentina. Es un camino que nos hará llegar aún más rezagados al siglo XXI”. (Frigerio Ciencia Tecnologia y Futuro)
Integración política y social
Aún lo expuesto, para el integracionismo-desarrollismo el concepto de integración no hace sólo a lo económico productivo. Tiene además una dimensión cultural y política Frigerio. Lo cultural en cuanto a aquello que distingue, diferencia y hace único a una Nación de otra. Aquello de sentirnos orgullosos de nuestra identidad y expresarla y compartirla sin someternos a influjos y modos de vida impuestos desde afuera. La cuestión política en tanto hace hincapié a que la Argentina necesitaba de la concordia de sus actores políticos para salir adelante, en el sentido de una gran alianza movimiento nacional. En aquel tiempo era resolver el tema de cómo superar la proscripción del peronismo de manera que dicho movimiento pueda ser incorporada e integrado a la vida política nacional sin el cual no podría haber nunca un proyecto realmente nacional democrático. Frondizi enfatiza que el movimiento nacional era el vehículo político desde el cual se podía desenvolver un programa de cambio estructural como el propuesto. El mismo debía superar los antagonismos entre el capital y el trabajo y sustentarse en una alianza de clases y sectores con el eje en los intereses compartidos del desarrollo nacional que compartían empresarios y trabajadores. Este enfoque dará sustento al concepto de cooperación público-privada que retomaremos más adelante.
Intercambio y subdesarrollo
El deterioro de los términos del intercambio
La corriente estructuralista de la CEPAL, a través de su máximo referente, Raúl Prebisch define la relación del intercambio comercial con la problemática del subdesarrollo por medio del denominado deterioro de los términos del intercambio, es decir la situación en la cual un país necesita exportar cada vez cantidades crecientes de sus productos, de bajo valor agregado, para poder adquirir con el precio obtenido una cantidad dada de los bienes que importa, de mayor valor agregado. Esa relación pone de manifiesto el carácter estructural del subdesarrollo reflejada en la teoría cepaliana de centro-periferia. Frigerio adscribe estos conceptos al punto de afirmar que (los países subdesarrollados) “poseen una estructura productiva que determina la transferencia de parte de la riqueza creada hacia el exterior mediante el intercambio y la impotencia para financiar un crecimiento “autosustentable.” (Frigerio, Rogelio. Economía Política y política económica nacional)
El deterioro de los términos del intercambio y la restricción interna impiden que los países puedan financiar el cambio estructural que requiere el desarrollo Frigerio. Y como señalamos anteriormente se reproduce incluso internamente entre las regiones más avanzadas y las más retrasadas. Esta relación entre comercio, industria y desarrollo de todas las regiones del país es clave para entender la visión desarrollista y se explicita en la siguiente frase del presidente de Frondizi al asumir el cargo el 1 de mayo de 1958: “En el estado actual de nuestra economía, basada principalmente en la comercialización de productos agropecuarios, el ingreso equivale a trazar una nueva y enérgica política de comercio exterior(…) esta situación deberá ser corregida con una mejor orientación del intercambio, la diversificación de los mercados y la celosa defensa de los valores de la exportación. Pero a corto plazo la única solución efectiva consistirá en limitar las importaciones a lo imprescindible(…) La limitación racional de las importaciones no afectará a la economía del país, puesto que, históricamente el desarrollo económico ha sido más demorado por el exceso que por la falta de importaciones. Gran parte de nuestros recursos naturales y de nuestras posibilidades industriales no han sido explotadas en razón de una excesiva dependencia de manufacturas y productos de importación. En la medida en que se reduzca esa dependencia, aumentará la actividad económica del interior del país, gracias a la aparición de nuevas fuentes de producción y de trabajo, que darán bases más firmes al desarrollo nacional.” (Frondizi DISCURSO PRESIDENCIAL DEL 1º DE MAYO DE 1958 ANTE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA)
Consciente de este problema, Frondizi fue el primer presidente que salió de la Argentina a convocar explícitamente al concurso de las inversiones extranjeras y a abrir nuevos mercados para nuestros productos.
Un punto interesante es que el desarrollismo si bien no se opone a la estrategia de aumentar las exportaciones, y de hecho las fomenta, niega rotundamente sea esa la solución, como propician relevantes organismos internacionales, al problema crónico de balanza de pagos que tanto los DTI y la restricción interna le generan. Frigerio es bien claro que la salida del subdesarrollo no se logra exportando más bienes de bajo valor agregado, sino de agregar valor a la producción, integrarlos a la escultura productiva transformándola, y exportando sus excedentes.
Comercio y monopolios
En sus textos más tardíos Frondizi y Frigerio incorporan un factor fundamental a los obstáculos para los países subdesarrollados: el accionar de los monopolios internacionales que además de influir en la determinación de los precios promueven relaciones comerciales que profundizan la estructura económica mundial imperante.” (Frigerio Ctyf Futuro.) Consecuentemente desde esta perspectiva la lucha contra el subdesarrollo es para Frigerio la de transformarnos en país integrado, quebrando la dependencia del factor externo que opera entre otros mecanismos a través del intercambio desventajoso que resulta de que vendemos fundamentalmente productos primarios y compramos bienes industriales”. (RF Cty futuro)
Proteccionismo y mercado interno
El proteccionismo industrial juega un papel importante en la industria naciente. Ninguna industria pudo desarrollarse sin él y Gran Bretaña y Estados Unidos son la evidencia más categórica como expuso Federico List en su momento o HaJoon Chang en nuestros días quien incluso afirma que “conclusiones idénticas pueden sacarse de la historia de otros países desarrollados. En momentos en que trataban de superar el atraso que los separaba de los más desarrollados que ellos, prácticamente todos aplicaron derechos aduaneros, subvenciones y otras herramientas políticas para promover sus industrias.” LeMonde diplomatique.
Para el desarrollismo el proteccionismo es un medio y de ninguna manera un fin en sí mismo. Frondizi aclara que el fin es la competitividad de la industria y que en un sistema proteccionista se debe alentar la formación de capital y su consecuente inversión reproductiva. “Mal se puede decir que un sistema es proteccionista si desestimula la producción” Esto se contrapone a políticas publicas orientadas al subsidio industrial sin apuntar resolver los problemas estructurales de competividad y acumulación de capital. Frondizi es más preciso al respecto contra el estatismo al decir que así como la industria “tiene que estar protegida de la competencia externa, desde el punto de vista interno debe haber libertad de empresa y se debe asegurar el funcionamiento de la competencia, evitando el intervencionismo del gobierno, las trabas burocráticas y la acción de los monopolios estatales o privados, pues la empresa privada eficiente, es rentable” (Arturo Frondizi, «Carlos Pellegrini Industrialista», Editorial Jockey Club, 1987.)
Otro concepto fundamental para el desarrollo industrial es para Frondizi el desarrollo del mercado interno al cual considera el factor dinámico por excelencia de nuestra economía y “el único modo de exportar productos industriales a costos variables, a partir que el mercado interno cubra los costos fijos” (Arturo Frondizi, «Carlos Pellegrini Industrialista», Editorial Jockey Club, 1987)
Frigerio agrega incluso el orden prioritario del desarrollo e integración del mismo frente a una estrategia de apertura comercial. Primero “lograr la integración: productiva a escala nacional, de modo de consolidar el mercado interno y tener la plataforma imprescindible para integrarse competitivamente al intercambio mundial” (Frigerio Cty futuro). Esta tesis será incluso elevada por Frigerio para su modelo de integración regional (Mercosur) y desarrollada magistralmente en la obra “Integración regional instrumento de los monopolios”
Innovación tecnológica y desarrollo
La industria como eje de innovación y la acumulación
En “Ciencia, Tecnología y Futuro” Frigerio resalta y valora los grandes avances tecnológicos de la entonces Tercera Revolución Industrial e incluso anticipaba muchos de los que forman parte de la actual. Augura sin embargo que nunca se podrá hacer una completa y acertada inserción a la misma sin haber consolidado el cambio estructural de las etapas previas. Para Frigerio “las »industrias del futuro» no salen del aire, ni se «ponen por mero voluntarismo de los operadores económicos. La posibilidad de que los países subdesarrollados puedan acceder a la producción e innovación tecnologías y beneficiarse de los avances que se realicen en otras partes del mundo, depende de que logren un proceso propio de acumulación de capital. Esto es precisamente, lo que define como desarrollo cualitativamente hablando.
Crítica por lo tanto a quienes creen que el desarrollo puede saltarse etapas y que es tan simple como incorporar tecnologías de punta a un sistema productivo desintegrado y sin haber completado los procesos anteriores de desarrollo. A su entender “ni la civilización actual, ni la del mañana, pueden concebirse sin la totalidad del fenómeno industrial” . Fundamenta lo dicho en que “de las economías integradas y, particularmente de las industrias de base salieron los flujos de capital que estimularon los nuevos y deslumbrantes emprendimientos que tanto asombran, productos del trabajo humano acumulado hasta niveles sin precedentes” Es decir que la industria es el eje de la innovación tecnológica. Consecuentemente “Para no dar ese «salto al vacío», consideramos imprescindible que los esfuerzos estén orientados a lograr el grado mínimo, pero suficiente, de integración interna de la estructura productiva. Eso es lo que hace insoslayable contar con las industrias básicas”
El riesgo del enclave tecnológico
Frigerio sin embargo concibe la situación de que, en un país sin elevada integración productiva como la Argentina, pudiera desenvolver actividades en ese nivel de sofisticación sin esa estructura industrial tecnológica integrada que el plantea como requerimiento: el enclave: “Habría a nuestro juicio, una sola forma: que se localizara en sectores y zonas muy específicas y que -siendo tributaria del exterior- dirigiera su producción al mercado externo. Es decir: que funcionara como un enclave que toma del país donde se instala sólo aquello que lo beneficia (mano de obra barata, energía barata, liberación impositiva, etc.) sin volcar ni propagar estímulos positivos al resto del sistema económico en el que está inserto. Pero así, solo formalmente podría decirse que el país se ha «modernizado», cuando en realidad ha profundizado las condiciones para su retroceso”. Estos conceptos son fundamentales para el problema de fondo planteado en este trabajo.
Al respecto de los enclaves, los relaciona con la teoría desarrollada por el economista católico Francois Perroux “con sus «polos de desarrollo», pero dándoles una visión supranacional, que sería la forma de estar articulados, pero, aquí su crítica, desintegrados a escala nacional. De esta manera las regiones y etapas más aguas arriba del proceso productivo trasnacional gozan de los privilegios de una integración productiva de mayor calidad, mejores empleos, mayor uso de tecnología y sobre vivifican un mercado interno que no sólo consolida sus modelos de desarrollo sino que profundiza la condición subdesarrollado de aquellas regiones que se integran aguas abajo: “En esos polos o enclaves funciona una parte del dispositivo trasnacional, pero encapsulado, puesto que no propaga sus impulsos multiplicadores al espacio nacional de que debería formas parte y del que se encuentra desarticulado.”
Para Frigerio la consecuente capacidad de exportación está en estrecha relación con el potencial general de la economía nacional. La condición de enclave, claro está, no permitir estimular el proceso de acumulación de capital a escala nacional en razón de su inserción encapsulada en el dispositivo trasnacional, que capta sus excedentes y los concentra fuera del alcance del poder de decisión nacional.
Inversión externa y transferencia tecnológica
Frigerio ve en la ciencia y la tecnología un aliado para cortar esa brecha “y considera que es necesario aprovechar los gigantescos adelantos de la ciencia y la tecnología de los países más avanzados y la manera es mediante el concurso de la inversión externa y la transferencia tecnológica.»
Sin embargo, hace la aclaración de que desde una perspectiva desarrollista la inversión extranjera aporta tecnología cuando se realiza en áreas básicas no desplegadas en el país. “El aporte de capital supone también transferir tecnología, desenvuelta afuera y aplicada en la nueva inversión, que es aprovechada, multiplicada y adaptada luego en las actividades industriales que encuentran un estímulo nuevo con esa inversión básica” . Su teoría se fundamenta en la experiencia de las famosas inversiones extranjeras y tecnológicas en sectores como la petroquímica, siderurgia y automotriz que enriquecieron las capacidades tecnológicas de dichos sectores durante el gobierno de Frondizi.
Una consideración fundamental hace respecto al rol de las políticas públicas deliberadas para la producción local de tecnología ya que considera es imposible se desenvuelva de forma espontánea. Cita como ejemplo el trabajo que desde hace décadas realiza la CONEA “que nos permitió. un importante desarrollo tecnológico en un sector que, de no haber mediado tina decisión política, no hubiese ocurrido.”
Modernización no es desarrollo
Frigerio hace una importante diferencia entre modernización y desarrollo al decir que “un aumento eventual de productividad de algunos sectores no equivale a un cambio de la estructura económica. De allí que la modernización tecnológica; por sí misma, no promueva la integración productiva”.
Educación y Capital Humano
Para el desarrollismo la educación es un elemento fundamental dentro del programa de integración y desarrollo dado que posibilita la concurrencia de capital humano apto e idóneo para llevar adelante el proceso de transformación productiva. Es decir no debe entenderse ni emprenderse estrategias educativas per se, sino de manera sistémica. En el gobierno desarrollista el eje era la industrialización del país y había que darle una orientación técnica a la educación. Se creo la CONET, se transformó la Universidad Obrera en la Universidad Tecnológica Nacional con sedes en todo el país, y se revalorizo el CONICET. Frigerio resume la concepción desarrollista al decir que “se debe privilegiar la demanda de recursos humanos en el área técnica, preparando jóvenes en las proporciones en que ellos serán requeridos por un muy nítido proyecto nacional como el expresado en el programa desarrollista. Paralelamente, esa reforma debe congelar, y en algunos casos desalentar, la producción masiva de profesionales en las áreas ya saturadas –básicamente medicina y abogacía, a que recientemente se han Incorporado otras especialidades a este excedente, reforzado con el achicamiento de actividades productivas propendiendo a una distribución territorial acorde con las necesidades.”
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