La cuestión ambiental no puede relegar la necesidad de expandir la producción y ensanchar el empleo pero al mismo tiempo impone que se aprovechen las tecnologías menos agresivas hacia el entorno
La cuestión ambiental no puede relegar la necesidad de expandir la producción y ensanchar el empleo pero al mismo tiempo impone que se aprovechen las tecnologías menos agresivas hacia el entorno

Teocentrismo: ¡Lo tengo!

Ambientalismo: ¿Qué cosa?

T: Ya sé cómo acabar con el Humanismo

A: Escucho

T: Diremos que Sartre estaba equivocado, el enemigo no es «el otro», el enemigo es la producción desbocada y la avidez consumista.

A: ¡¡¡Imposible, hace siglos que se viene luchando por la propiedad de los factores de producción y ahora quieres volver al Humanismo contra la producción!!!

T: ¡Es que no lo ves! Ese será el fin del Humanismo, los individuos serán seres determinados, libres de compromisos sociales, por ello su propósito en esta vida será terminar con la producción.

A: ¿Cómo piensas convencerlos de tal idea descabellada?  Ya sabes, el Humanismo como la filosofía que hace centro en el ser humano tiene adicción al progreso, es su móvil. Los procesos de destrucción creativa siempre fueron motor del bienestar, o eso dicen. Aunque no lo tengo tan claro…

T: No es difícil, los trabajadores (artesanos y gente sin oficio) de las ciudades y las corporaciones lucharon contra los señores feudales creyendo en la libertad, y ahora les daremos esa tan ansiada libertad. El que siga creyendo en el Humanismo va a creer que es libre, sin embargo será su propio capitalista y trabajador, se autoexplotará a más no poder.

A: No termino de entender…

T: Ahí entras tú en juego, en tanto puedes ser considerado una unidad vital. Vas a ser el objeto deseado, trabajaremos duro para impedir cada atisbo de producción, cada unidad extra será un llaga en tu corazón, eres el encargado de que se identifiquen tanto contigo que les dolerá en cada instante. Querrán dejar de producir y de trabajar.

A: Lo veo un poco peligroso, es a través del trabajo que el Humanismo socializa intercambia se realiza, es parte de su ser.

T: Ya han buscado varias formas de autodestruirse, no les interesa ser. Han planteado algo utópico que presuntamente resolvería los problemas de la supervivencia, llamado “Salario Universal”. No se soportan a ellos mismos, quieren tener un propósito sencillo, quieren ser meros consumidores, ellos mismo se cansaron de buscar. Simplemente les daremos un empujón.

A: ¿Estoy solo en la resistencia a esto?

T: De ninguna forma, mis enviados en la tierra te ayudarán, serán los que preparen los discursos. Tengo cuatro cabezas dispuestas a colaborar. No es la primera vez que lo hago, antes era más explícito, mis representantes vendían indulgencias, el humano en el fondo quiere llegar al cielo. Hoy será algo similar, pero sin dinero a cambio. Salvarte a ti será para ellos salvarse a sí mismos.

A: Pero tus 4 cabezas se odian, se matan para sobrevivir solos en la tierra. Nunca van actuar en conjunto

T: Se odian en cuanto yo estoy ausente. En realidad, se pelean para ver quien está más cerca de mí. Pero cuando envío una orden clara todos se alinean. Trato de no hacerlo muy seguido, para que se esfuercen… Dirán que el ambientalismo es hoy el nombre de la PAZ

A: Me resulta inquietante y peligroso como proyecto. Sin producción, sin trabajos, van a volver al paleolítico. Se va a extinguir la humanidad, sin contar con el mandato del apóstol Pablo: “el que no trabaja que no coma”. Habrá lucha fratricida y depuración de parásitos por todos lados.

T: ¿No eso lo que queremos?  Tú te quedas tranquilo y en soledad y yo consigo que todos vengan rápidamente conmigo. Recuperaré así la credibilidad que estos siglos transcurridos desde la Ilustración han puesto en duda.

…..

La parodia recién contada tiene por intención mostrar –siquiera fuese esquemáticamente- el cambio de paradigma al cual nos hemos ido acercando, e interpelar los caminos trazados por líderes mundiales en los últimos años. El liderazgo mundial de los negocios no es sólo financiero, aunque siempre hay una dimensión que compromete ese aspecto cuando de establecer prioridades se trata.

En ese sentido resulta importante preguntarse si realmente en los países subdesarrollados debemos poner foco en el ambiente o en las cuestiones que hoy parecen prioritarias en la agenda mundial o, por el contrario, si el objetivo del bienestar de la región sigue pasando por la calidad de vida de nuestros pueblos, lo que inmediatamente nos lleva a la problemática de elaborar políticas que apunten a la producción y el empleo en las condiciones tecnológicas actuales en un marco de competencia monopólica con respaldo de las potencias principales.

Claramente las cuestiones ambientales mundiales pertenecen al ámbito de decisión de los países fuertemente industrializados, aunque en los foros internacionales se habla de asumir compromisos de reducción de emisiones, por ejemplo, que tienden a igualar el esfuerzo a realizar, lo cual garantiza que los principales responsables no cargarán con la mayor parte de los costos.

Los paradigmas que se imponen en los países desarrollados son, todavía, las bases que sustentan la distribución de capitales otorgados por los organismos multilaterales en el hemisferio sur, por supuesto siempre en proporciones y cantidades insuficientes que no se plantean cambiar la estructura productiva sino, en el mejor de los casos, ser un paliativo para las deficiencias más ostensibles de estas economías.

En el mes de Junio el Papa Francisco recibió a los promotores de la cuarta edición del Festival Verde y Azul que se celebrara en Milán del 19 al 20 de octubre de 2023 bajo el objetivo de promover una gran plataforma de comunicación que sedimente y deje huella para inspirar y dar vida a soluciones concretas sobre medio ambiente de cara a este siglo. En ella Francisco asegura  “Mientras que la humanidad del periodo postindustrial será recordada quizá como una de las más irresponsables de la historia, cabe esperar que la humanidad de principios del siglo XXI sea recordada por haber asumido generosamente sus graves responsabilidades”. Se trata de un desafío «grande» y “exigente” dice el Papa, “porque requiere un cambio de rumbo, un cambio decisivo en el actual modelo de consumo y producción, infundido con demasiada frecuencia en la cultura de la indiferencia y del despilfarro, despilfarro del medio ambiente y despilfarro de las personas”.

Lejos de la Europa de posguerra donde estadistas como Konrad Adenauer, Alcide De Gasperi, Robert Schuman y Jean Monnet, (y más tarde Charles de Gaulle) tenían los desafíos de reestablecer las democracias en una Europa colaborativa y, para ello era indispensable hacer resurgir las industrias, el pasado 29 de junio Greta Thunberg se reúne con Zelenski en Kiev para hablar sobre el impacto de la guerra en el medioambiente. “Contrarrestar el ecocidio y todas las demás consecuencias destructivas de la agresión rusa es uno de los puntos de la fórmula ucraniana para la paz”, dice Zelenski en una publicación en Telegram. Claramente las prioridades han cambiado en el Viejo Continente.

Es relativamente evidente, sin embargo, que la Europa comunitaria resolvió positivamente los mínimos de calidad de vida digna entre sus miembros y, aunque no evitó las desigualdades entre países, alcanzó estándares que la convirtieron en el lugar a alcanzar para dejar atrás la violencia y el hambre para centenares de miles de migrantes y desplazados por las guerras de Africa y Medio Oriente.

Nuestra parte del mundo

El escenario post-pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania como marco externo representa otra década perdida para América Latina, siendo la región que muestra la recuperación más lenta del periodo post-pandemia. Desde 2010 y hasta que se desató la pandemia a principios de 2020, ALC creció al 2,2 por ciento anual, al tiempo que el resto del mundo lo hizo al 3,1 por ciento. Las  previsiones para 2023 son igual de mediocres e insuficientes para aliviar la pobreza o disipar las tensiones sociales. El  año 2022 dejó un crecimiento de 1,8% para América Latina mientras que la inflación regional fue cercana al 8,1%.

El nivel de actividad económica mundial en el año 2022 mostró una evolución lenta y con escaso dinamismo, en parte debido a las medidas tomadas para bajar la inflación. La producción  mundial se contrajo, debido a la desaceleración de China y Rusia, mientras que el gasto de los hogares en Estados Unidos no alcanzó las expectativas. Por otra parte, la guerra en Ucrania disminuyó las importaciones de gas ruso en Europa (reemplazado por importaciones occidentales de Noruega y hasta los EEUU); la inflación –el fantasma al asecho-  podría ser más difícil de reducir de lo que se esperaba, ya sea porque la rigidez de los mercados de trabajo es mayor de lo previsto, o porque se desanclan las expectativas de inflación; y, en consecuencia, el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales podría causar sobreendeudamiento en economías de mercados emergentes y subdesarrolladas.

En cuanto a la evolución del comercio, los documentos de análisis muestran una disminución de los precios de las materias primas después del pico mostrado en el post-pandemia y un aumento del precio del petróleo. Se restablece así una suerte de equilibrio restringido a lo que se suele llamar Occidente, pero que incluye hasta Japón… aunque los europeos estén pagando precios más altos que antes de la pandemia y la guerra en Ucrania.

En consecuencia, y como producto de la guerra entre Ucrania y Rusia, la desaceleración en el crecimiento de China e India y la apreciación del dólar, el comercio mundial  2023 se aletargará más de lo que se había previsto, debido a la caída en la demanda mundial y los problemas en las cadenas de suministro.

Los flujos de capital de riesgo hacia América Latina tienden, en consecuencia, a perder dinamismo, pese a la conveniencia de fortificar las complementaciones regionales que deja como lección la guerra europea y la determinación de que China es el principal adversario, no sólo en el plano comercial. La crisis del COVID- 19 obligó a las economías emergentes y en desarrollo a sobrellevar sus niveles de deuda pública que ya se encontraban en un máximo histórico para mitigar los impactos económicos en las familias, las empresas y sus economías internas.

En cuanto a los mercados laborales en América Latina, la pandemia dejó varias secuelas poco alentadoras en lo que hace a su en la recuperación, que ha sido lenta, incompleta y desigual. La misma oculta una caída a largo plazo en la calidad del empleo, así como exhibe irregularidades marcadas según el grupo demográfico, lo que implica que buena parte del incremento del nivel de empleo post-pandemia tuvo lugar en las empresas informales y pequeñas.

Como vemos, tenemos por delante desafíos complejos. La cuestión ambiental no puede relegar la necesidad de expandir la producción y ensanchar el empleo pero al mismo tiempo impone que se aprovechen las tecnologías menos agresivas hacia el entorno, reduciendo las externalidades y pasivos que perjudican al conjunto social, lo cual implica movilizaciones y conciencia popular sobre el qué y el como del esfuerzo colectivo a realizar.