*) Por Luciano Grande.
Cuando alguien menciona hoy a Cipolletti, todos pensamos en la localidad rionegrina que limita con la capital de Neuquén. Pero en 1898 la situación era diferente. En aquel año, el Ministerio de Obras Públicas de la Nación le encargó a un ingeniero italiano, llamado César Cipolletti, la realización de un estudio prelimiar para la realización de obras de irrigación en los principales ríos de la Provincia de Río Negro. La idea era construir canales de riego que le permitieran a la provincia aprovechar el potencial hídrico de la región. En menos de un año, concluyó los estudios. A pesar de que las obras se iniciaron más de diez años después, cuando Cipolletti ya había fallecido, la importancia estratégica de su trabajo le valió el honor de que una localidad de la vasta Patagonia lleve su nombre.
Primeros pasos
El proyecto, que comenzó en 1910 y finalizó recién en los años ’30, implicó la construcción de un dique de contención, un canal de derivación y, junto al dique, la boca de toma del canal principal de la red de riego del Alto Valle. El canal principal tiene capacidad de irrigar 60.000 hectáreas a lo largo de los 130 km que recorre hasta la localidad de Chichinales.
La transformación económica que provocó la obra determinó el futuro desarrollo de la provincia. Se tornaron altamente productivas las tierras de la región. Éstas se dividieron en pequeños lotes de 50 hectáreas, dando lugar a un esquema de explotación que tenían como protagonistas a pequeños chacareros que trabajaban las tierras junto a sus familias. A lo largo del valle proliferaron las plantaciones de frutas de pepita, sobre todo peras y manzanas, de las más diversas variedades. Luego de algunos años y mucho esfuerzo, comenzaron a obtenerse grandes cosechas y, para su conservación y distribución, se gestaron los primeros galpones de empaque.
Claro que las obras de riego no eran lo único necesario para el despegue económico de Río Negro. Teniendo en cuenta su ubicación geográfica y las distancias que la separan de los principales centros de consumo y los puertos internacionales del país, la expansión de las vías de comunicación terrestre fue un factor fundamental para el desarrollo de la región. Si bien existía el trazado ferroviario, fue necesario esperar hasta la década del ’50 para que se complete la pavimentación de la Ruta Nacional 22 y la concreción del Puerto de San Antonio Este, proyectado por el gobernador desarrollista Edgardo Castello (1958-1962).
La fruticultura valletana tuvo sus orígenes en la decisión del Ejecutivo nacional, pero fue gracias al esfuerzo de los productores que llegó a ser reconocida a nivel internacional, posicionando a la Argentina entre los principales productores mundiales.
Situación actual
En el año 2012 la fruticultura del valle representó casi el 70% de las exportaciones provinciales (1), lo que pone de relieve la importancia que tiene el sector para la economía provincial. Sin embargo, actualmente no está pasando por su mejor momento.
En la actualidad se encuentran en producción unas 40.000 hectáreas, lo que implica que aproximadamente un tercio de las tierras productivas se encuentran sin explotar. Por otro lado, se estima que debido a la baja rentabilidad de la actividad se dejaron de cosechar 12.000 hectáreas (3). Por lo tanto, este año solo fueron cosechadas 25.000 hectáreas, un 43% de la capacidad total del valle. La consecuencia inmediata de esta situación es una considerable caída en los puestos de trabajo afectados al sector, se estima que se ocuparán 8.100 trabajadores menos en esta temporada (4). Pero, además, existe un inminente riesgo sanitario por la fruta que queda sin cosechar.
Finalmente, asumiendo que la producción en todo el valle es homogénea en cuanto a calidad, cantidad y sanidad, y que lo producido en cada hectárea se destina en los mismos porcentajes a exportación y a mercado interno que en el resto, podemos inferir que si se reactivaran las economías regionales y se impulsara la puesta en producción de toda la superficie potencialmente productiva del alto valle, no sólo se recuperarían los 8.100 puestos de trabajo perdidos este año (2), sino que aumentaría en un 50% la mano de obra necesaria para las tareas relacionadas con la fruticultura y las actividades conexas, al mismo tiempo que aumentarían las exportaciones provinciales en un 35% , dinamizando la economía provincial, favoreciendo el desarrollo de la región.
Fuentes:
(3) www.mecon.gob.ar/peconomica/dnper/fichas_provinciales/Rio_Negro.pdf