Balotaje en Bolivia: Paz y Quiroga se disputan la presidencia en un clima de crisis socioeconómica

Se vota el próximo domingo. Quien acceda a la Casa Grande del Pueblo deberá afrontar una grave crisis política y socioeconómica.

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Rodrigo Paz Pereira dio el batacazo al ganar la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Bolivia. Sin dudas, su victoria fue una sorpresa que ninguna encuesta pudo anticipar, pues todas coincidían en un triunfo de Samuel Doria Medina seguido de cerca por Jorge “Tuto» Quiroga.

Paz, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), pasó del quinto lugar, según los sondeos, a ganar los comicios con el 32,1% de votos seguido de “Tuto” Quiroga que obtuvo el 27%, confirmando que habrá por primera vez en la historia balotaje en el país andino y, además, se termina con la hegemonía de casi 20 años de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS).

Paz, que nació en 1967 en España porque su familia se tuvo que exiliar perseguida durante los gobiernos militares, es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, muestra un perfil dialoguista y apuesta por la renovación política con mayor integración nacional sumando a la religión y un capitalismo cercano a la gente. Su mensaje supo colarse en la avenida del medio entre la polarización política boliviana de los partidarios del MAS contra sus férreos opositores.

A pesar de que Paz, que actualmente es senador, y ocupó una banca de diputado, concejal y alcalde de Tarija (2015-2020), se presenta como un político de una nueva generación contrario a la política tradicional. Situación propicia en un momento severo de ausencia de partidos políticos, de representación y con liderazgos cuestionados a raíz de la férrea interna entre el exmandatario Evo Morales y el actual presidente, Luis Arce.

El candidato de Alianza Libre, Jorge "Tuto" Quiroga, y el postulante del Partido Demócrata Cristiano, Rodrigo Paz Pereira, se enfrentarán en el balotaje del domingo 19 de octubre (Photo by Aizar RALDES and Marcelo GOMEZ / AFP)AIZAR RALDES - AFP
El candidato de Alianza Libre, Jorge «Tuto» Quiroga, y el postulante del Partido Demócrata Cristiano, Rodrigo Paz Pereira, se enfrentarán en el balotaje del domingo 19 de octubre (Photo by Aizar RALDES and Marcelo GOMEZ / AFP) AIZAR RALDES – AFP

Bolivia dividida, fue a las urnas en una total disociación entre la oferta electoral y la demanda social ante un creciente cambio generacional que aspira a superar la crisis socioeconómica que afronta el país. Paz, de 57 años de profesión economista, supo captar el ambiente reinante y durante su campaña prometió unir a los bolivianos y en su mensaje invoca reiteradamente a Dios. Crítico de la política estatista del MAS, también, se diferencia del neoliberalismo que propone su competidor “Tuto” Quiroga. Las propuestas de Paz apuntan a una tercera vía en la economía un capitalismo para todos y no para unos pocos.

Paz y su equipo de campaña utilizaron favorablemente las redes sociales, como TikTok, donde llegaron a la gente común cansada de la política tradicional y con ansias de un cambio real. Paz, junto a su candidato a la vicepresidencia, Edman Lara, un excapitán de la policía que se hizo viral en las redes sociales por denunciar corrupción en la policía boliviana y ser víctima de violencia física de su superior, penetraron en la defensa del ciudadano a pie que levanta las banderas de los valores morales y repudia el poder estatal y corrupto.

El marcado discurso “antipolítico” de Paz logró penetrar en varios extractos sociales y en los votantes del MAS, pero también en el electorado de la derecha tradicional.

Sin embargo, las encuestas para la segunda vuelta dan ventaja a Jorge Tuto Quiroga por un estrecho margen, pero también marcan un 20% de indecisos.  Quiroga, que presidió Bolivia entre 2001 y 2002 tras la dimisión del general Hugo Banzer, durante la campaña lanzó un mensaje claro “libertad” y “sepultar” al MAS.

Ingeniero industrial y administrador de empresas, Quiroga, de 65 años, tiene una larga trayectoria política, siendo con solo 30 años, uno de los ministros más jóvenes del país durante la presidencia de Jaime Paz Zamora, justamente el padre de su competidor en el balotaje. Además, fue representante de Bolivia ante varios organismo financieros internacionales.

Fue vicepresidente del país entre 1997-2001, año que asumió la presidencia del país ante la renuncia del general Hugo Banzer por motivos de salud. Tras su breve presidencia, Quiroga, que es un neto conservador, fue candidato a la presidencia en tres ocasiones en 2005, 2014 y 2020, aunque en ese año declinó su candidatura una semana antes de las elecciones al saber que era imposible superar al actual presidente Luis Arce.

Quiroga es un ferviente crítico y opositor de Evo Morales desde su época de vicepresidente cuando el exmandatario del MAS era diputado de un partido de izquierda y líder de uno de los principales sindicatos de productores de hoja de coca del Trópico de Cochabamba, que aún lidera.

Según su mirada, el MAS es el causante de la decadencia política e institucional que atraviesa el país. Tildó de corrupto al gobierno de Arce, acusándolo de ser el máximo culpable de la crisis socioeconómica.

Dentro de sus propuestas, Quiroga propone un severo ajuste con una reducción en el número de ministerios, viceministerios, entidades descentralizadas y funcionarios del Estado, entre otras medidas. Además, tiene la intención de recuperar la maltrecha economía boliviana mediante un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para restablecer las reservas de dólares y acudir a otros organismos con sus respectivos planes.

El balotaje está abierto y ambos candidatos tienen chances de ser el próximo inquilino de la Casa del Pueblo. Sin embargo, por delante tendrán la difícil tarea de levantar un país sucumbido en una crisis económica.

Una grave crisis socioeconómica y política

Las internas del MAS, entre Morales y Arce, sumergió al país es una grave crisis política y socioeconómica. La situación es muy compleja. El próximo gobierno recibirá un país con falta de divisas, combustibles, alimentos y crisis energética que ha afectado al sector productivo sumado a una inflación del casi 25% y una economía estancada hace años.

Las políticas estatistas de Arce para activar la economía chocaron con la constante interna con Morales que generó altos grados de violencia a lo largo y ancho del país, que conllevaron a una crisis institucional y socioeconómica. La negación de Arce de ajustar su modelo económico y sus ataques a la oposición más los legisladores de Morales de sabotear su intención de aprobar créditos del exterior en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Aunque varios analistas económicos coincidían que acceder a esos créditos hubiera ayudado a resolver la falta de dólares para importar combustibles, pero no resolvería del todo la situación general del país.

Encima se suma a este escenario complicado la alta informalidad que lleva una baja recaudación ante un alto nivel de gasto público, provoca un déficit fiscal crónico sumado a la baja inversión privada y una alta deuda pública y externa.

Por eso, el contexto caótico que se respira en Bolivia abrió la posibilidad de un cambio de signo político. Durante la campaña para la segunda vuelta, Quiroga ha intentado de forma pragmática moderar su discurso y sus propuestas con la intención clara de seducir a nuevos votantes. Paz mantuvo su narrativa y cuenta con el apoyo de Samuel Doria Medina, que terminó tercero.

Lo que es un hecho es que el país andino giró a la derecha. Una derecha tradicional y conservadora que representa Quiroga contra una nueva derecha que propone Paz. El próximo domingo los bolivianos darán su veredicto.

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