Formosa
El dirigente desarrollista Gustavo Senn, con golpes en la cabeza, tras ser liberado en la madrugada del sábado 6 de marzo.

Pasaron unas pocas horas desde que lo liberaron y Gustavo Senn está de nuevo en la plaza frente a la Casa de Gobierno de Formosa. El dirigente desarrollista es uno de los políticos que fueron golpeados el viernes y detenidos en la comisaría tercera de la capital provincial. «Me pegaron una patada en la cabeza, por poco no perdí el ojo», cuenta. Las cacerolas se escuchan de fondo. Una multitud reclama por segundo día consecutivo que se revierta la decisión de volver a fase uno, lo que implica la suspensión de los permisos de circulación con la excepción de los trabajadores esenciales. Senn aclara, sin embargo, que el malestar excede esta medida y ve una única salida a la crisis política: la intervención federal. «Señor presidente, intervenga la provincia», reclama a Alberto Fernández. Dice que tiene esperanzas de que el Congreso Nacional y el presidente escuchen sus reclamos porque el de Gildo Insfrán «no es un gobierno peronista, sino un gobierno corrupto».

La foto de Gustavo Senn con un gran hematoma sobre del ojo izquierdo circuló por todos los medios nacionales junto con las del dirigente social Maximiliano Galarza y el liberal Agustín Rojas. Los tres fueron golpeados, detenidos y tratados con especial ensañamiento, según Senn, porque son los que lideran las protestas. «Nos encerraron con otros detenidos en una celda de tres por tres, éramos 14. Podríamos habernos contagiado todos. Y dicen que quieren cuidar a los formoseños», relata Senn.

La brutal represión policial del viernes dejó como saldo más de 50 heridos y al menos 93 detenidos. Senn, Galarza y Rojas fueron los que estuvieron detenidos por más tiempo. Tras pasar unas horas en la comisaría tercera fueron trasladados a la Alcaidía del Servicio Penitenciario provincial. «Si no era por la intervención de los organismos de derechos humanos, nos dejaban encerrados hasta el lunes o martes. Ese era el plan de Pomelo Ferreira», dice, en referencia al Secretario General, Antonio Ferreira.

La policía no respetó el Código Procesal Penal ni la Constitución Nacional, cuestiona Juan Pablo Carrique, presidente del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID). Carrique siguió de cerca el caso de Senn, que es dirigente del partido, y se expresó públicamente para reclamar que se garanticen los derechos humanos de los detenidos. La forma en que fueron tratados y el hecho de que los hayan derivado al servicio penitenciario, señala el presidente del MID, fueron acciones irregulares de las fuerzas de seguridad formoseñas.

El oficialismo a nivel nacional evitó pronunciarse sobre la represión en Formosa, con la excepción de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, que pronunció un tibio repudio a través de un comunicado en el que también cuestiona el rol de los «medios hegemónicos» y el «uso político» de la oposición. Carrique cuestiona el mensaje de la secretaría y señala que en ningún momento se contactaron con las víctimas de la represión.

«La situación es desesperante»

En el origen de los reclamos, describe Senn, está la grave situación económica y social de la provincia, castigada por la pandemia de COVID-19, pero con problemas estructurales que la precedían. Y atravesada por la corrupción. «[Los gobernantes] son millonarios y Formosa está destruida, ¿cómo hicieron? Le robaron al pueblo formoseño», resume Senn y enumera una larga lista de funcionarios sospechados de corrupción y vínculos con el narcotráfico. Por eso insiste en que la única solución es la intervención federal.

Formosa está en la mira de los organismos de derechos humanos desde hace meses por la denuncia de detenciones forzosas y centros de aislamiento por COVID-19 donde no se cumplen las medidas básicas de seguridad, higiene, ni privacidad. Y esto a pesar de ser una de las provincias con menor número de contagios registrados. A estas denuncias se suman los ataques a la libertad de prensa por parte del gobierno de Insfrán. El ejecutivo formoseño impidió en febrero que periodistas del diario porteño La Nación ingresaran a la provincia para cubrir la evolución de la situación saniaria. Este viernes se sumó una nueva agresión: entre los manifestantes golpeados había al menos dos periodistas, Julieta González, de Radio Parque y el mismo Maximiliano Galarza, que trabaja en Radio Fantasía.

La situación de la provincia es «desesperante», define Gustavo Senn. Como consecuencia de las duras medidas de aislamiento, miles de comerciantes y trabajadores han perdido sus fuentes de empleo. El gobierno formoseño, sin embargo, sostiene la posición de volver a fase uno. Por eso, Gustavo Senn vuelve a marchar frente a la casa de gobierno. «Y vamos a venir todos los días, hasta que dejen que volvamos a trabajar», advierte.