Editorial en repudio al mensaje vertido en el documental «Illía, ciudadano presidente», emitido el pasado 28 de junio  por la TV Pública, con motivo del 50° aniversario del golpe de Estado contra el expresidente radical.

El doctor Arturo Illia fue un gran demócrata y sin duda su nombre perdurá en el panteón de nuestro próceres. Su nombre es aún hoy sinónimo de ejemplaridad y honestidad, valores fundamentales que estuvieron inexistentes últimamente en la Argentina y que sus consecuencias aún padecemos. Es justo y merecido su homenaje, pero desacertado hacerlo denigrando el honor del doctor Frondizi y vertiendo calumniosas e inapropiadas acusaciones que tienen ningún sustento.

Como desarrollistas y argentinos, repudiamos que el documental “Illia,ciudadano presidente“ se prestará para dicho cometido. Sin duda, es un bienitencionado intento de homenajear al Dr. Illia, pero hace eco de viejos rencores donde gravitan profundos odios y desaprovecha la oportunidad de hacer un aporte positivo, superador e integrador que tan necesario es incluso hoy para la paz social. Lamentamos que el merecido homenaje a la figura de Illia haya quedado convertido en un mensaje faccioso y mezquino que mancilla el recuerdo de un patriota sinigual, como fue el doctor Arturo Frondizi.

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Es cierto que en 1964 la Cámara de Diputados creó una Comisión Investigadora de los contratos de petróleo que acusó a Arturo Frondizi, Rogelio Frigerio y Arturo Sábato y mandó los antecedentes a la justicia, todo un show de demagogia política agitado por envidias y profundos resquemores. La comisión dominada por una mayoría oficialista dictaminó que «los contratos fueron celebrados en un marco de profunda inmoralidad y corrupción».  Los acusados no sólo demostraron ser ajenos a tantas infamias sino que abiertamente denunciaron como la  anulación de los contratos benefició las empresas y perjudicó a las finanzas públicas y el interés nacional. Por supuesto que el documental en cuestión no cuenta que el gobierno del Dr. Illia no ocupó las áreas de explotación asignadas a las compañías petroleras y que tras la anulación debío acordar millonarios indenmizaciones  extrajudiciales. Todo por una promesa de campaña impulsada por el rencor y resentimiento que por lo que realmente era bueno para la Nación (como quedó desmostrado y reconocido abiertamente). Lo más patético del asunto es que mientras se exculpó abiertamente a las compañías extranjeras, a los compatriotas que habían estado al frente de la batalla del petróleo se los llenó de calumnias y persecuciones. El escritor Ernesto Sábato escribió sobre tales injurias en La Nación el 16 de abril de 1987:

“Mi hermano Arturo había sido delegado el presidente Frondizi en YPF y fue el que llevó a cabo su reorganización, logrando en el término de tres años, y por primera vez en la historia del país, el autoabastecimineto de petróleo…Las acusaciones infamantes que en aquella investigación se hicieron contra él quedaron en la nada absoluta… honradez que queda caracterizada por un solo hecho: cuando hace pocos años el equipo del doctor Favaloro tuvo que hacerle una grave operación del corazón –consecuencia sin duda de aquellas tremendas amarguras-, no teniendo él posibilidades de pagarla, la propia empresa donde trabajaba tuvo la generosidad de abonársela, después de haber pasado por sus manos inmensa cantidad de millones de dólares…”

Las acusaciones vertidas, fundadas en odios y recelos,  también fueron rebatidas magistralmente por el propio Rogelio Frigerio en el libro «De acusado a acusador». (Recomendamos leer la «entrevista» atemporal a Rogelio Frigerio)

En relación a las referencias al supuesto «golpismo» de Frondizi, son acusaciones que solo pueden catalogarse de disparate.

No son los únicos datos desacertados: cuando se refiere a las elecciones legislativas de 1962, afirma que “el único triunfo radical sobre el peronismo fue el de Córdoba…» Esto sería cierto si identificáramos al radicalismo solo con en entonces llamado radicalismo del pueblo (UCRP), porque el radicalismo intransigente (UCRI) ganó en otros siete distritos. Entre ellos, en dos de los más grandes (Capital Federal y Santa Fe – aquí la fórmula peronista derrotada fue Tarrico-Abraham). El resultado electoral total a nivel nacional fue: 25,2% para la UCRI, 18,7% para la UCRP y 17,6% para el justicialismo.

El documental dice «Arturo Frondizi traidor, anula las elecciones». Es esto es falso. Frondizi no anuló las elecciones nacionales. Dispuso las intervenciones de aquellas provincias donde ganó el peronismo, ad referéndum del Congreso Nacional, e instituyó a los interventores para que anularan las elecciones provinciales, no las nacionales. El caso de Córdoba y el de Salta eran distintos porque ya estaban intervenidas.

Todos los electos, peronistas y no peronistas, tenían títulos para ejercer sus mandatos. Por eso, las fuerzas armadas, el mismo día que derrocaron a Frondizi, hicieron al presidente Guido firmar un acta cuyo punto 2), a) decía: “(el Dr. Guido declara ser de necesidad absoluta) la anulación de los comicios celebrados el 18 de marzo de 1962”. Esta acta fue publicada por el diario La Prensa el 23 de abril de 1962 y figura en varios libros. Otra cosa es el relato. La falta de normas al respecto forzaron al presidente Guido, el 23 y 25 de abril de 1962 respectivamente, a disponer la anulación de todas las elecciones realizadas entre diciembre de 1961 y marzo de 1962 mediante los decretos 3.554 y 3.657. Luego ordenó la intervención federal a las provincias restantes aún no intervenidas. En consecuencia: las fuerzas armadas lo exigieron y Guido –no Frondizi- lo decretó.

Pero el relato pasa de lo absurdo a lo ridículo cuando afirma que los contratos petroleros fueron un mito, que no hubo un aumento de la producción y que el autoabastecimiento fue una gran mentira. Sin palabras.

Años más tarde, el propio Raúl Alfonsín evidencio con hechos concretos lo acertado de la estrategía desarrollista al implementar el Plan Houston inspirado sin duda en la experiencia de 1958. Terragno afirma en un artículo de 2006 que «Alfonsín se negó a privatizar YPF; pero, como Frondizi, otorgó permisos de exploración (Plan Houston, 1.300.000 km2) e hizo que la empresa formara joint ventures para la explotación.»

El propio Frondizi compartío en 1985 su beneplacito con el Plan Houston como se puede ver en esta entrevista de la Revista Somos: «Que el gobierno se disponga a revisar 50 años de prédica tenazmente refractaria, que se disponga a recorrer el camino del autoabastecimiento que nosotros transitamos hace un cuarto de siglo, configura un giro político altamente elogiable. Con Frigerio lo hemos celebrado como un paso que puede contribuir para emerger de la crisis. Pero le advierto que esta conciencia está ya instalada en amplios sectores de la comunidad y por ello no podrán ser instrumentados por consignas retóricas e inconducentes, orientadas a distorsionar la propuesta desarrollista en materia de hidrocarburos. El actual gobierno ha dado un paso significativo. Pero ahora deberá vencer la inercia e implementar concretamente los anuncios, para que los resultados puedan observarse en los próximos meses y no dentro de 7 o 9 años, como ha declarado a la prensa algún funcionario del área energética». Quizas sea esta falta de convicción y determinación entre ambas «batallas del petroléo» hayan determinado la diferencia de los resultados y su reconocimiento histórico.

Pero para evidencias aún más concretas de que la anulación fue una medida demagógica inspirada en recelos y odios de comité, nada mejor que el testimonio de Conrado Storani, ministro de energía de Illia, impulsor de las anulaciones, y ministro de energía de Alfonsín, promotor de su política petrolera:

Lamentablemente estas declaraciones por supuesto no figuraron en el mezquino documental «Illia ciudadano presidente».

El Dr. Illia fue un dirigente ejemplar y la mejor forma de homenajearlo es reivindicando sus valiosos méritos. Hacerlo defenestrando al Dr. Frondizi y afirmando inexactitudes es algo propio de hombres mediocres que no han examinado los hechos y repiten consignas ancladas en viejas luchas.

Frondizi e Illia pertenecen a la historia de la Nación, como Rogelio Frigerio. La grandeza con que cada uno llevó adelante en su actuación no debe ser utilizada para contrarrestarse entre sí, sino para potenciarse en la construcción de una gran Nación. Cuando entendamos eso quizás tengamos la Argentina por la que lucharon tanto Illia y Frondizi.

AF (foto con IIlia Para Ti 14.6.82)
Frondizi e Illia juntos en la misa celebrada por Juan Pablo II en Buenos Aires Junio de 1982.

(A continuación añadimos dos anexos para quienes deseen profundizar sobre los argumentos contra el mensaje inexacto y lamentable que emitió el documental de la TV pública)

1. Acuerdos extrajudiciales y renegociación de contratos anulados

2. Exculpación de las compañías petroleras