Atrasar al dólar no es algo casual del gobierno sino algo deliberado. Busca utilizar el tipo de cambio como estrategia antiinflacionaria y exigir al sector industrial bajando el precio de las importaciones
Atrasar al dólar no es algo casual del gobierno sino algo deliberado. Busca utilizar el tipo de cambio como estrategia antiinflacionaria y exigir al sector industrial bajando el precio de las importaciones

Argentina vuelve a tener uno de los salarios en dólares más altos de América Latina. De hecho el peso fue la moneda que más se aprecio en 2024. El dato parece positivo a primera vista, pero el verdadero significado es preocupante para el futuro de la economía.

Según el informe de Jobint, empresa líder en clasificados online de empleos, el salario pretendido —al que aspiran los postulantes— en Argentina alcanzó los 1.234 dólares en el segundo semestre de 2024, al tipo de cambio oficial. Supera a Chile, con un sueldo promedio de 1,139 dólares; a Panamá, con 1,039 dólares; a Perú, con 864 dólares; y a Ecuador, con 811 dólares.

Si se tomara la cotización del MEP, los salarios de Argentina empatarían con los de Chile.

Hay dos problemas importantes sobre la apreciación del salario en dólares, que aumentó en lo que va del año un 75 por ciento medido con el dólar oficial y un 125 por ciento según el MEP.

Por un lado, el aumento no viene de la mano de una mejora en la productividad, es decir, del nivel de la actividad económica con relación a las horas trabajadas. Por el otro, el aumento fue en línea con la inflación por lo que Argentina no sólo tiene  los salarios más altos de la región sino también los precios más caros en dólares, lo que mina la competitividad de la economía.

En criollo: el país está caro en dólares porque el tipo de cambio está atrasado.

En la historia del país hubo varios episodios de atraso cambiario. Todos perjudicaron la producción del país y terminaron en una crisis cuando se agotaron las reservas o se cortó el crédito internacional. Entre los casos más recordados: la política económica de José Alfredo Martínez de Hoz en los 70 y la convertibilidad en los 90. Pero también hubo atraso cambiario durante los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri.

El tipo de cambio atrasado significa salarios altos dólares, algo que la clase media valora porque favorece el acceso a bienes importados y los viajes al exterior.

Milei conoce bien una frase del padre del monetarismo, Milton Friedman: “No existe nada como un almuerzo gratis”. Parece que no conecta esta idea con el atraso cambiario, que básicamente promete un almuerzo gratis — todavía vive el recuerdo del “deme dos” de los 90. Pero no es gratis, como muestra la historia argentina y como refleja magistralmente la película Plata Dulce, de 1982.

Al final, todo se paga

Un dólar barato no necesariamente significa un mayor poder adquisitivo dentro del país y decididamente no beneficia a la industria nacional que debe competir con el resto del mundo o intenta exportar.

El atraso cambiario ya provocó que algunos precios internos superen a los de EEUU y Europa. Y la situación empeorará para los exportadores en los próximos meses por la devaluación en Brasil. El real vale un 18% menos que en diciembre del año pasado y Brasil es uno de los principales importadores de la industria liviana argentina.

Esta política no es un error del gobierno sino algo deliberado. Busca utilizar el tipo de cambio como estrategia antiinflacionaria.

El gobierno también pretende que el tipo de cambio provoque otro efecto: obligar a los empresarios locales a bajar los precios, o a subirlos menos, frente a la competencia de los productos importados más baratos.

Crawling peg y carry trade

Para bajar la inflación el gobierno usa dos estrategias: el crawling peg y el carry trade. El crawling peg significa devaluar gradualmente el tipo de cambio oficial—el gobierno estableció un 2% de devaluación mensual. El carry-trade es una estrategia de inversión que obtiene rédito de la deuda pública de países que pagan mayores tasas de interés.

Para que las dos estrategias funcionen en conjunto la tasa de interés debe superar la devaluación fijada por el crawling peg. Si esto es así, atrae a inversores con tasas extraordinarias en dólares.

El rendimiento anual en dólares de las Letras Fiscales de Liquidez, ajustadas por la devaluación del dólar oficial, es del 40%. Es una ganancia enorme para los inversores financieros y contrasta con las penurias de una sociedad que sufre el deterioro del empleo y el poder adquisitivo.

Las inversiones financieras del carry trade ingresan dólares dólares que mantienen a su vez el tipo de cambio apreciado. ¿Apreciado con relación a qué? A la inflación, que supera el 2% mensual del crawling peg.

Un gran riesgo del carry trade es que factores externos o internos del país pueden provocar una salida masiva de las inversiones financieras. Eso provoca un efecto cascada y deriva en una devaluación abrupta. Es lo que pasó en mayo de 2018 durante el gobierno de Mauricio Macri, que utilizaba la misma estrategia financiera.

La diferencia con el gobierno de Macri es que Milei mantiene el cepo cambiario, lo que podría amortiguar una devaluación oficial. Pero aún así podría dispararse el dólar paralelo y los financieros, como el MEP.

Para evitar una crisis, el país debe pagar o renovar los vencimientos de deuda con dólares. Para eso necesita acumular reservas con blanqueos de capitales, una buena cosecha, exportaciones de energía o, sin todo eso no alcanza, con la ayuda del Fondo Monetario Internacional o algún otro actor internacional, como China.

Los dólares que llegan para carry trade no van destinados a la producción. Tampoco lo harían los que eventualmente prestara el FMI.

La competitividad del dólar caro y sus límites

Un tipo de cambio alto mejora la competitividad de la economía nacional, en especial la de sectores exportadores o expuestos a la competencia de bienes importados. Pero es antipático para la clase media, que siente la caída del poder adquisitivo en dólares.

El economista Ricardo Delgado, presidente de Analytica Consultora, explicó a Visión Desarrollista que existe un tipo de cambio de “equilibrio social”, que es el que cumple las expectativas de los votantes, y un tipo de cambio productivo, acorde a la productividad de la economía.

“El dólar barato lo que hace es darle la sensación a la gente de que gana bien en dólares. Algo absolutamente incompatible con el nivel de productividad de nuestra economía, salvo excepciones,” dijo Delgado. “Es el típico accionar populista”.

El economista Tomás Bulat, fallecido en 2015, también advertía sobre los riesgos del atraso cambiario.

 “Quienes tenemos de 40 años para arriba y vivimos en Argentina sabemos que después de una época de viajes ‘baratos’ a Miami, se viene otra -bastante más larga- de vacaciones en Villa Gesell o Pinamar”, dijo Bulat. “Viajar a Miami debería ser un lujo, no una habitualidad. Un café no puede costar más en Buenos Aires que en París o el cine más que en New York. Eso es un problema.”

El Director Ejecutivo de la consultora Equlibra,  Martín Rapetti mostró en X un grafico sobre el tipo de cambio multilateral el junto al siguiente análisis: «Ni siquiera en el momento de máximo atraso cambiario con Martínez de Hoz el tipo de cambio llego a $600 pesos de hoy. Las burbujas se alimentan de confianza, euforia y especulación. Y se pinchan. Vean la historia. Vamos a un tipo de cambio históricamente bajo. Un camino peligroso»

TCRM: Fuente: https://x.com/mgrapetti/status/1852724146125295962
TCRM: Fuente: https://x.com/mgrapetti/status/1852724146125295962

En la misma linéa, el economista Federico Poli, director ejecutivo de la Fundación Observatorio PyME, criticó el uso del tipo de cambio como ancla antiinflacionaria. Poli dijó a Visión Desarrollista que esta estrategia funciona como un subsidio a las importaciones y un impuesto a las exportaciones que erosiona la capacidad productiva del país a largo plazo.

También es muy cierto que su contraparte, el dólar caro, no resuelve estructuralmente los problemas de competitividad del país, que a largo plazo deben sostenerse en una mejora sostenida de la productividad.

Pero el atraso cambiario pone en crisis todo el tejido productivo nacional. ¿Qué podría producir Argentina con un dólar barato? Sólo aquello en lo que es más competitivo: agro, minería, energía.

Un país que exporta recursos naturales a las economías desarrolladas. Trae divisas sí, pero es mezquino en empleo y agregado de valor ejes de sociedades con equidad social y desarrollo económico. Ese modelo ya se probó y abandonó hace más de un siglo porque era sumamente dependiente y no alcanzaba para 8 millones de argentinos. Hoy los libertarios quieren promoverlo para 45 millones.

El mito de Argentina potencia. Primera parte

Nota elaborada por Bruno Bonafede, Francisco Uranga y Sebastián Ibarra