peronismo
19/11/07 Brasil / La Presidente electa, Cristina Fernandez de Kirchner en su visita a Brasil.

El peronismo federal ya estaba arrinconado antes de que Cristina hiciera su jugada. Nadie vio venir la candidatura de Alberto Fernández. Alternativa Federal todavía está analizando el impacto que tendrá el escenario electoral, pero todo indica que sus posibilidades de éxito se han reducido dramáticamente. Así lo entendió Felipe Solá, que reaccionó rápido, dijo que su candidatura a la presidencia era solo para lograr la unidad del peronismo y anunció que la daba de baja: “Ese objetivo [la unidad] está cumplido”. Fue uno de los primeros que celebró la decisión.

El llamado peronismo republicano —Massa, Urtubey, Lavagna, Schiaretti— está en un callejón sin salida. O acuerda con el kirchnerismo o apunta a repetir el deslucido resultado del Frente Renovador en 2015. Con una diferencia: Sergio Massa venía entonces de un batacazo electoral en la provincia de Buenos Aires que lo había posicionado como el favorito para las presidenciales. Este espacio no tiene hoy ningún candidato con credenciales parecidas.

La unidad peronista parecía imposible. La grieta también divide al movimiento del General: la candidatura de Cristina Fernández generaba demasiadas resistencias. Por eso la expresidenta dio medio paso al costado. “En este momento no se necesita a alguien como yo, que divide”, fue uno de los argumentos de Cristina cuando planteó la fórmula a Alberto Fernández, según la reconstrucción de la reunión publicada por La Nación. El exjefe de Gabinete tiene un perfil moderado, fue crítico con el último gobierno del Frente para la Victoria y mantiene buen diálogo con los dirigentes de Alternativa Federal. Sin Cristina en primera fila, aspira a contener al grueso del peronismo bajo el mismo techo. Las primeras reacciones fueron positivas: en dos días, nueve gobernadores han manifestado su apoyo.

El gobernador entrerriano, Gustavo Bordet, ya había dado señales de que era un final posible. La semana pasada había adelantado a Sergio Massa que, si el peronismo federal no aceleraba el paso, podría cerrar filas con el kircherismo. Como hizo en la provincia. “Seguimos hablando con todos los sectores”, subrayó Bordet en un tuit que celebra la candidatura de Fernández al mismo tiempo que deja una puerta abierta. Aunque en los próximos días se terminarán de acomodar las fichas, la avenida del medio se ve cada vez más angosta.

Octubre polarizado

El oficialismo también tiene que redefinir la estrategia. Consideraba que escenario ideal era competir contra un peronismo dividido y con una fuerte polarización con Cristina Fernández. La división, para evitar una derrota abultada en primera vuelta. La polarización, para evitar que creciera una tercera opción que amenazara el equilibrio de fuerzas. Cambiemos sueña con reeditar el escenario de 2015 y triunfar en el balotaje. Es un escenario posible, aunque difícil.

Mauricio Macri tiene un desafío casi imposible por delante: reelegir en medio de una profunda crisis económica. El PIB per cápita cayó un 2% desde que asumió. La pobreza bajó los primeros dos años y luego volvió a subir: trepó desde el 27,3% en 2017 hasta el 32% en 2019. Un número similar al que había al inicio del mandato. Macri había pedido que lo evaluaran como presidente en función de la reducción de la pobreza. La utilización de la capacidad industrial cayó del 63% en enero de 2016 al 56,2% en el mismo mes de 2019, cuando tocó el mínimo. La capacidad ociosa más elevada se registró en la industria automotriz, con el 84%, y la textil, con el 79%. Desde entonces, se recuperó levemente. La inflación persiste. En el primer cuatrimestre del año, los precios subieron un 15,4%. La inflación acumulada en los últimos doce meses fue del 55,8%. Nunca fue tan alta durante los 12 años de kirchnerismo. La deuda pública dio un salto del 52,6% del PIB en 2015 al 86,2% en 2018, en gran parte producto de la devaluación. Argentina se convirtió así en el país más endeudado de Latinoamérica.

Son pocos los logros económicos para mostrar, pero existen. Por primera vez en ocho años, volvieron los superávits gemelos: fiscal y comercial. El primer cuatrimestre cerró con superávit fiscal primario, es decir, sin contar el pago de intereses de deuda. En la balanza comercial, Argentina lleva siete meses seguidos en los que las exportaciones superan a las importaciones. Aunque esto se debe fundamentalmente a la fuerte caída en las importaciones como consecuencia de la recesión y no a un aumento en las exportaciones.

Cambiemos ve una tabla de salvación en la diferenciación con el kirchnerismo. Así debe interpretarse la llamada del presidente a “no volver al pasado”. El discurso oficial gira en torno a la idea del “cambio cultural”, que requiere esfuerzos y tiempo. Como cruzar el desierto para llegar a la tierra prometida: un país “normal”, libre de populismo. El Gobierno también espera que llegue una ayuda extra desde los tribunales. Cristina Fernández está citada el próximo martes a declarar ante la Justica junto con Lázaro Báez, Julio De Vido y José López. La foto más esperada.

El lunes 27 se reúne la Convención Nacional del radicalismo para definir la línea política del partido. Frente a un escenario de unidad peronista, se cierran las puertas a la búsqueda de caminos alternativos a Cambiemos. Lejos de superar la grieta, todo apunta hacia una carrera electoral de extrema polarización. El kircherismo contra el antikirchnerismo, el macrismo contra el antimacrismo, Cambiemos contra el peronismo.

Quedan, sin embargo, incógnitas sin despejar. Y tiempo para giros de último momento.  Lo que no parece que vaya a cambiar es la relación de fuerzas, la base social que sustenta a cada proyecto político. Si todo se encamina hacia un escenario similar al de 2015, el final será muy ajustado. Y todo va a quedar reducido, aunque suene maniqueo, a votar macrismo o kirchnerismo. Entre las generales del 27 de octubre y el balotaje del 24 de noviembre, el país va a estar en vilo. Un mes completo con la moneda suspendida en el aire.