Las complejidades internas de Alemania, Reino Unido y Francia contrastan con sus logros en materia de política exterior

Sus líderes son determinantes en el ámbito internacional, pero tropiezan en los asuntos internos de sus países

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Los diversos problemas económicos, la inmigración y la polarización política dejan en la cornisa a los gobiernos de Reino Unido, Francia y Alemania
Los diversos problemas económicos, la inmigración y la polarización política dejan en la cornisa a los gobiernos de Reino Unido, Francia y Alemania

A paso firme el canciller alemán Friedrich Merz, el premier británico, Keir Starmer y el presidente francés, Emmanuel Macron son la punta de lanza ante la agresión rusa a Ucrania. Su determinación es admirable sumada a una unidad inquebrantable poca veces vista en los líderes europeos.

Sin embargo, en la política doméstica de sus respectivos países la situación es compleja y puede llegar a amenazar la compostura y la unidad que mantienen en el exterior.

Los diversos problemas económicos, la inmigración y la polarización política dejan en la cornisa a los gobiernos de Reino Unido, Francia y Alemania. El país galo atraviesa una crisis socioeconómica y política que parece no tocar techo. Con una pésima imagen entre los franceses, Macron acaba de perder otro primer ministro, el sexto de su mandato, por una moción de censura en la Asamblea Nacional.

El líder francés que ha demostrado ser la principal espada en defensa de Ucrania, hace unas semanas se apresuró en nombrar a un nuevo premier en sustitución del destituido François Bayrou. Si bien se esperaba un gesto hacia el Partido Socialista, finalmente, Macron optó por uno de los suyos, Sébastien Lecornu, que deberá fortalecer al gobierno enfrentado a una extrema derecha y extrema izquierda que tienen como objetivo obligar a Macron a convocar nuevas elecciones legislativas en vez de aprobar un presupuesto. También, ambas formaciones tienen la intención de que Macron no termine su mandato y se convoque a elecciones presidenciales anticipadas.

En el caso alemán, el canciller Merz, arrancó su administración en alianza con los socialdemócratas con solidez al lograr negociar la flexibilización en los límites de deuda estatal para financiar un fuerte aumento en defensa. Sin embargo, aún no ha podido enderezar a la golpeada economía teutona. Los choques con sus aliados políticos en varios temas generan ruidos e imposibilita la promesa de Merz de reformar la economía alemana. Además, lidia con la amenaza electoral de la ultraderecha Alternativa para Alemania que sigue creciendo en las encuestas. La estrategia del partido de extrema derecha liderado por Alice Weidel es dividir la tropa dentro de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merz con la intención de romper la alianza con los socialdemócratas y convocar a nuevas elecciones federales. Merz deberá por todos los medios evitar la ruptura y enderezar a través de logros económicos su administración.

En Gran Bretaña, el premier laborista sufrió hace unas semanas la dimisión de su viceprimer ministro, Angela Rayner por una incompatibilidad fiscal en sus labores y debió despedir a su embajador en Washington, Peter Mandelson, debido a sus vínculos con el abusador sexual Jeffrey Epstein. Además, la sombra de la ultraderecha acecha a su administración a pesar de que su partido cuenta con una mayoría parlamentaria de 148 escaños, y no está obligado a convocar elecciones hasta 2029. Esta ventaja deja bien posicionado a Starmer, mientras mantenga esa mayoría tiene una ventaja en comparación con sus pares francés y alemán. El británico, también, supo tener sintonía y tejer una estrecha relación con el presidente Donald Trump al que recibió con todos los honores la semana anterior en su residencia de campo, Chequers, con la difícil tarea de influenciar al estadounidense en defensa de Ucrania contra la barbarie rusa.

La unión contra la agresión rusa a Ucrania

A pesar de un escenario local caótico, Macron tiene mandato hasta el 2027 y ha dejado en claro que terminará su segundo período presidencial. El sistema político francés, la            Quinta República, permite al presidente mayor maniobra en política exterior que sus homólogos alemán y británico. Macron, de perfil centrista, supo aprovechar su impronta en el escenario internacional enarbolando la bandera de una Europa sólida, fuerte e independiente pero choca con la crisis socioeconómica que acecha a su país. Independientemente, Macron continúa con la ardua tarea de defender a Kiev y tratar de lograr el fin del conflicto influyendo con su buena relación con el esquivo Trump.

En la misma sintonía, el canciller alemán en el último encuentro que tuvieron los líderes europeos con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la Casa Blanca, instó al republicano para que presionará al líder ruso, Vladimir Putin, para lograr un alto el fuego con Ucrania.

Europa es una sola voz en defensa de la soberanía territorial de Ucrania ante la ambigüedad manifiesta de Trump en el conflicto y su posición crítica sobre la OTAN. Empujados por la intransigencia y exigencia del magnate republicano en aumentar sus gastos en defensa, los países europeos han prometido elevados aumentos históricos en gastos militares. La ayuda económica y militar hacia a Kiev es una constante desde que se inició la invasión rusa acompañada de sanciones económicas y el aislamiento de Moscú del escenario internacional. La consolidación de unidad se enfoca en la intención de garantizar la seguridad de Ucrania en el hipotético caso de una paz con Rusia.

Cortar las cadenas de dependencia en materia de seguridad de la protección estadounidense desde el final de la Segunda Guerra Mundial es un desafío enorme que deberá proyectar las nuevas generaciones europeas. Por eso, es fundamental para mantener la unidad de los actuales líderes superar los problemas domésticos, principalmente los económicos, alejando la posibilidad de ascenso de los partidos ultra. Un claro ejemplo es Polonia que lidia en el frente de guerra contra incursiones rusas en su territorio. El premier centrista, Donald Tusk, ha adoptada una postura proucraniana, sin embargo, la victoria en las elecciones presidenciales del candidato del partido derechista Ley y Justicia,  Karol Nawrocki, quien se opone a la adhesión de Ucrania a la Unión Europea, además, ha generado en el país una profunda división sobre cómo tratar a los refugiados ucranianos en el país.

Europa ha dejado en claro su apoyo a Ucrania. Para que se mantenga está iniciativa al largo plazo los líderes deberán enderezar sus problemas socioeconómicos. Su posición solidaria a Kiev podría esfumarse rápidamente si los votantes optan por no votar a líderes centristas y dan un voto de confianza a las formaciones extremistas que representa actualmente un verdadero peligro para las democracias europeas y la unidad del viejo continente.

 

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