Con la nacionalización del petróleo, el presidente Frondizi cumplió con una de las grandes banderas que enarboló en su dilatada trayectoria dentro de la Unión Cívica Radical, reinvindicando a Mosconi e Hipólito Yrigoyen.
Desde el descubrimiento de petróleo en 1907 en Comodoro Rivadavia, la historia del petróleo en la Argentina fue un camino de avances y retrocesos del que no fue ajena la Unión Cívica Radical. La lucha por la nacionalización del petróleo fue y es una de sus grandes banderas.
En nuestro régimen de minas existió un sensible vacío en lo que respecta a una legislación especifica sobre los hidrocarburos fluidos. El presidente Yrigoyen, en su primer mandato, remitió al Congreso para su consideración un proyecto de ley de explotación de minas de petróleo basado en la legislación rumana y dando lugar a la iniciativa privada, bajo ciertas condiciones. Pero lo fundamental era que reconocía a las minas de petróleo como bienes privados de la Nación. Como tantos proyectos, no fue considerado por el Congreso manejado por los conservadores que sostenían la posición de que las provincias tenían el derecho originario de los recursos.
En 1927, la fracción yrigoyenista de la bancada de la UCR, con apoyo del socialismo independiente, logró la media sanción del proyecto de nacionalización del petróleo, pero el Senado con mayoría conservadora no lo consideró.
Yrigoyen fue reelecto en 1928 y volvió por su ley del petróleo. Envió sendos mensajes al Senado, pero este siguió con la anomia de no considerarlo. Así llegamos a 1930. Yrigoyen convocó ese año a elecciones en Mendoza y San Juan, que estaban intervenidas. Con los senadores de estas provincias, iba a alcanzar los votos para aprobar la ley del petróleo. Pero un día antes de celebrarse los comicios, Yrigoyen fue derrocado. Y el país privado de su ley petrolera.
El 21 de marzo de 1935 se sancionó la ley 12.161, que incorporó el nuevo título XVII al Código de Minería. En él se mantiene el principio —modificado por la ley 14.773 de 1958—, de que los hidrocarburos sólidos, líquidos y gaseosos son bienes del dominio privado de la Nación o de las provincias.
Frondizi y la ley de nacionalización del petróleo
El 24 de julio de 1958, el doctor Arturo Frondizi dio su famoso discurso en cadena nacional intitulado La Batalla del Petróleo. El acto contó con la presencia de un obrero sobreviviente del petróleo en Comodoro Rivadavia, traído expresamente en avión desde Mendoza. Acompañaron también al presidente los hijos de Hipólito Yrigoyen, Sara y Luis Yrigoyen; los hermanos del general Enrique Mosconi; los parientes de Leandro Alem; la señora Mercedes Elordy de Baldrich, viuda del General Alonso Baldrich, compañero de Mosconi en la defensa de YPF; el doctor Carlos J. Rodríguez, ex Ministro de Agricultura y único sobreviviente del primer ministerio de Hipólito Yrigoyen; y la señora Dora Dana de Lebensohn, la esposa del inolvidable Moisés Lebenshon.
En un pasaje de su mensaje el presidente Frondizi afirmó: “Dentro de pocos días, el Poder Ejecutivo elevara al Congreso de la Nación un proyecto de ley en el que se sostenían los siguientes principios: 1) Los hidrocarburos líquidos, sólidos y gaseosos son propiedad exclusiva, imprescriptible e inalienable de la Nación; 2) La dirección y responsabilidad total de la política nacional del petróleo estarán a cargo de YPF; 3) Las provincias tendrán participación en el goce de los beneficios producidos por la explotación de los yacimientos situados en su jurisdicción; 4) Las situaciones existentes al 1 de mayo de 1958 serán respetadas, pero no se dará ninguna nueva concesión”
Había sido una verdadera cita con la historia y la concreción de 50 años de lucha en defensa del petróleo.
El 28 de agosto de 1958, Frondizi envió el tan esperado proyecto de ley de nacionalización del petróleo. El mensaje del ejecutivo decía: “La nacionalización del petróleo significa mucho más que un simple acto jurídico. En primer lugar, es la culminación de una lucha del pueblo argentino, quizá la más sentida y profunda de los últimos cincuenta años. En segundo lugar, corta de raíz las posibilidades antes latentes de intromisiones ajenas en uno de los sectores básicos de nuestra economía, con sus graves consecuencias sobre nuestra capacidad de autodeterminación. En tercer lugar, coloca en manos del pueblo, a través de las instituciones de la República, a uno de los más poderosos factores de progreso de la civilización actual”(1).
La proyecto presentado expresaba en su artículo primero: «Los yacimientos de hidrocarburos sólidos, líquidos y gaseosos existentes en el territorio de la República Argentina y los de su plataforma submarina son bienes exclusivos, imprescriptibles e inalienables del Estado nacional. Las provincias en cuyo territorio se encuentren y el Territorio Nacional de Tierra del Fuego, Antártida Argentina e Islas del Atlántico Sur tendrán sobre su producido la participación que les corresponda de acuerdo con lo determinado por la presente ley» (1).
El tratamiento en la Cámara de Senadores comenzó el 25 de septiembre de 1958 con 33 senadores presentes y dos ausentes con aviso. El Gobierno Nacional, que contaba con mayoría propia en la Cámara de Senadores, logró la sanción por unanimidad del proyecto.
El miembro informante fue el senador Rodolfo Weidmann de Santa Fe, que declaró: «Venimos hoy a cumplir, señor presidente, un compromiso histórico de la Unión Cívica Radical con el pueblo argentino. Lo vamos a llevar a la práctica, porque es necesaria la posesión absoluta por la Nación de esta riqueza, de la cual dependen en tan gran medida para su progreso y bienestar. Señor presidente: la ley de nacionalización del petróleo, que con profunda emoción de argentino me ha tocado el honor de defender desde esta banca, es el paso mas decisivo que ha dado la Republica, en el camino de sus grandes realizaciones” [¡Muy bien! Aplausos prolongados. Varios señores senadores rodean y felicitan al orador, detalla el diario de sesiones del Senado] (2).
A continuación, el Senador Dávila de Corrientes resumió el pensamiento de todos los senadores presente: “Yo me congratulo de que esta noche este Senado, que fue el de la oligarquía que le bajó la compuerta a don Hipólito Yrigoyen cuando quería nacionalizar el petróleo, que es un símbolo para nosotros, sea la Cámara de origen de la nacionalización integral del petróleo argentino. El radicalismo en todas sus etapas ha seguido una línea definida y coherente. Su programática no admite altibajos ni contradicciones en cuanto a esta postura, que hoy ratifica con los hechos de una ley que será histórica. Nuestros gobernantes intentaron en otros momentos de la vida nacional consumar la nacionalización del petróleo y tropezaron con la resistencia violenta, tenaz, indisimulada, implacable e inescrupulosa de fuerzas obscuras que no servían a los intereses argentinos” (3).
El enfrentamiento entre la UCRI y la UCRP en Diputados
El proyecto con media sanción del Senado fue girado a la Cámara de Diputados, donde fue el debate más áspero, con la presencia del bloque de la UCR del Pueblo, principales objetadores de la política petrolera del gobierno.
El 22 de octubre, la UCR del Pueblo ingresó un proyecto de ley que su artículo primero aceptaba la tesis de la provincialización de los recursos hidrocarburíferos: “Los yacimientos de hidrocarburos sólidos, líquidos y gaseosos existentes en el territorio de la República, son propiedad imprescriptible e inalienable de la Nación o de las provincias, según sea la jurisdicción en que se encuentre” (4).
Tras varias sesiones fracasadas, recién el 31 de octubre se trató en la Cámara de Diputados el proyecto de ley de nacionalización del petróleo. El Bloque de la UCR del Pueblo desvió el debate de la nacionalización del petróleo a la discusión sobre los contratos petroleros firmados por el presidente Frondizi.
El diputado Aldo Tessio, de la UCR del Pueblo de Santa Fe, puso su discurso bajo la advocación de Yrigoyen y Mosconi y expresó que la firma de los contratos petroleros son nulos.
A su vez, el diputado Carlos Becerra, de la UCR del Pueblo de Córdoba, sostuvo: “La posición adoptada por la UCRP respecto del dominio de las minas de hidrocarburos por las provincias es la justa interpretación del texto constitucional argentino y queda así formulada la instancia para que las provincias independientemente planteen y se opongan a la acción de las empresas concesionarias extranjeras en sus respectivos territorios. Las provincias deben continuar su lucha en defensa del petróleo argentino. Estos contratos son nulos. Porque han sido firmados por quien no tiene personería y porque se ha pactado en materia reservada al Congreso, como ser excepción impositiva, excepción al control de cambio y monetario, otorgamiento en uso de la tierra publica y no haberse realizado licitación. No estamos en contra del apoyo del capital extranjero que venga al país con fines de colaboración nacional sino en contra de los monopolios” (5). Terminó su exposición entre gritos e interrupciones y se dispuso pasar a un cuarto intermedio hasta el 15 horas. del día siguiente.
Al reanudarse la sesión el 1 de noviembre se repitió la escena de la sesión anterior: gritos, imputaciones recíprocas y golpes. Aún así, se logró formar quórum con 96 diputados de la UCRI más una docena de la UCRP.
El diputado Gianserra, de la UCRP, repitió la tesis provincialista de Becerra y también impugnó los contratos firmados por el gobierno.
El Diputado Manes, de la UCRP, provocó a la UCRP al afirmar: “La minoría se opone a los contratos porque tienen mentalidad colonialista…”
De nuevo, la batahola de acusaciones entre ambas bancadas. Hasta que el presidente del bloque de la UCRI, Gómez Machado, formuló el cierre del debate y que se procedió a votar. El presidente del bloque de la UCRP, doctor Marini, hizo indicación de que rectifique la medida, pero Gómez Machado respondió con la negativa. Pese al, griterío . Marini se hizo escuchar y expresó: “Dejo constancia de mi voto por la nacionalización, pero después de las palabras que he escuchado no puedo quedarme un minuto más en este recinto”. Acto seguido, se retiró el bloque de la UCRP, en medio de imputaciones de los diputados de la mayoría.
Se procedió a votar y fue aprobada la ley de nacionalización del petróleo. Las bancas de la oposición se hallaban vacías y el sector de la mayoría rompió en un aplauso entre abrazos y lagrimas. El presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, profesor Monjardín, se puso de pie y dirigió unas breves palabras, reconociendo que aún los diputados de la minoría ausentes habían votado por la nacionalización de los hidrocarburos.
El Diputado Nacional Oreja, de la UCRI de Río Negro, tomó la palabra: “Con el mayor de los respetos y sin pretender rebajar el significado de los conceptos. En cuanto a la intención que hubieran tenido, el despacho de esos señores diputados es distinto y constituye una oposición al que nosotros hemos votado”. (6)Y era cierto, ambos despachos eran distintos en lo fundamental. De haberse impuesto el criterio de la minoría, a la Nación le hubiera quedado reservado el petróleo que se encontrase en el entonces territorio nacional de Tierra del Fuego y en la Ciudad de Buenos Aires.
La ley de nacionalización quedó sancionada, promulgada y registrada bajo el número 14.773/1958. Al año siguiente la ley sufrió una modificación para exceptuar a la asfaltitas, que por su baja cantidad en reserva no justificaba su nacionalización.
La ley de nacionalización sobrevivió al golpe de estado de 1962 que derrocó al presidente Frondizi y a la derogación de los contratos petroleros por parte del gobierno del doctor Illia. El gobierno de la Revolución Argentina, tras el derrocamiento de Illia, promulgó el decreto de ley 17.319 que derogó la ley 14.773/58 y volvió así al sistema de concesiones que la ley de Frondizi había bloqueado.
El legado de Frondizi
El presidente Frondizi cumplió con una de las grandes banderas que enarboló en su dilatada trayectoria dentro de la Unión Cívica Radical, que nadie puede ignorar. Nacionalizó el petróleo, pero al constatar que la capacidad de YPF era insuficiente para realizar por si sola de aumentar la producción de petróleo, recurrió a la política de los contratos petroleros. Pero solo de aquellos contratos que se hubieran firmado antes de la sanción de dicha ley.
Frondizi explicó en un discurso de 1962 el cambio de su posición entre su libro Petróleo y Política y su acción de gobierno en materia petrolera: “Se dijo que la política petrolera del presidente era todo lo contrario de lo que había sostenido el ciudadano Frondizi en su libro Petróleo y Política. Me complace recoger este cargo. No vacilo en reconocer que la doctrina de dicho libro no corresponde enteramente a la política practicada por mi gobierno. En libro sostuve la necesidad de alcanzar el autoabastecimiento de petróleo a través del monopolio estatal. Era una tesis ideal y sincera” (7).
El presidente debería haber mandado los contratos petroleros al Congreso de la Nación para que se llamara a licitación, pero en vez de eso recurrió a la contratación directa y omitió al Congreso. Hubiera sido lo correcto porque habrían sido mas difíciles de anular como luego sucedió.
Como recordó el exsecretario de Agua y Energía Conrado Storani, los contratos fueron anulados porque había vicios formales, pero también porque la UCRP lo había prometido en la campaña electoral. La plataforma electoral de del partido en 1963 decía: “Revisión inmediata de la política petrolífera. Nulidad de los contratos de petróleo. Explotación exclusiva por Yacimientos Petrolíferos Fiscales, y las demás empresas nacionales especializadas o por los estados provinciales, cuando el Congreso Nacional lo autorice, del petróleo, el gas de petróleo y los minerales necesarios para la producción de energía atómica, sin perjuicio de los contratos de locación de obras y/o servicios. En ningún caso ni la Nación ni las Provincias podrán otorgar concesiones” (8)
Años más tardes, durante el gobierno del doctor Alfonsín, este mismo funcionario llevaría la misma política petrolera de Frondizi con el Plan Houston.
Hago propia la frase que el senador Mario Losada, en nombre del bloque de la UCR, pronunció en ocasión del décimo aniversario del fallecimiento del doctor Arturo Frondizi: «A veces, las disputas y los enfrentamientos nos hacen perder de vista hasta donde llegan los límites de las confrontaciones y de los consensos. Por eso, mas allá de las cuestiones en las que no pudimos haber coincidido, nadie puede negarle a Arturo Frondizi su pensamiento, su visión y las propuestas acerca de lo que el creía que era el modelo de Argentina que debíamos tener —y, reitero, independientemente de las diferencias políticas que tuvimos en su momento y del hecho de haber pertenecido inicialmente a un mismo partido político”.
(1) Mensaje y Proyecto del Poder Ejecutivo sobre «La Nacionalización del Petróleo» 1884, reunión 58°, Diario de Sesiones del Honorable Congreso de la Nación Argentina, 25 de septiembre de 1958.
(2) Debate de La ley de Nacionalización del Petróleo, miembro informante Dr. Rodolfo Weidmann, reunión 58°, Diario de Sesiones del Honorable Senado de la Nación Argentina, 25 de septiembre de 1958.
(3) Debate de La ley de Nacionalización del Petróleo, Senador Juan Aníbal Dávila, reunión 58°, Diario de Sesiones del Honorable Senado de la Nación Argentina, 25 de septiembre de 1958.
(4) Proyecto de ley de la UCR del Pueblo, dictamen de la minoría sobre la nacionalización de los recursos hidrocarburíferos, Diario de Sesiones de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación Argentina, 22 de octubre de 1958.
(5) Carlos Becerra “Debate de la Ley de Nacionalizacion del Petroleo”, Tomo VIII, Diario de Sesiones de la H. Cá(mara de Diputados de la Nación Argentina, 30 y 31 de octubre de 1958.
(6) Ibídem, Tomo VIII, Diario de Sesiones de la H. Cámara de Diputados de la Nación Argentina, 1 de noviembre de 1958.
(7) Dialogo con el Pueblo: “Petróleo y Política” discurso del Sr. Presidente de la Nación, Dr. Arturo Frondizi, trasmitido en cadena nacional el 15 de febrero de 1962.
(8) Plataforma de la Unión Cívica Radical del Pueblo 1963-1969, Illia-Perette: Paz-Conducta-Seguridad
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