La cuarentena se extiende hasta el 24 de mayo. Pero no es la misma cuarentena, ni es igual para todo el país. El interior ingresa en la denominada fase cuatro, de «reapertura progresiva». En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) se mantiene la fase tres, que implica un confinamiento más rígido. El criterio para habilitar la fase cuatro es que el número de contagiados se duplique cada más de 25 días; esto se cumple en todo el país, excepto en el AMBA. «El objetivo no se ha podido lograr. Son ingentes los esfuerzos que todos hacemos, pero la densidad demográfica es muy grande y todo se hace más complejo», explicó el viernes en conferencia de prensa el presidente, Alberto Fernández. El mandatario advirtió de que el Gobierno va a ser muy «meticuloso» en el seguimiento de la evolución de la enfermedad y que, si la velocidad de propagación aumenta, volverá a endurecer la cuarentena.
La conferencia de prensa repitió la puesta en escena del anuncio del comienzo de la cuarentena: el presidente junto al jefe de Gobierno porteño y el gobernador bonaerense. Y dejó una imagen para el recuerdo. Alberto Fernández tomó del brazo a los dos mandatarios y dijo: «Quienes están a mi lado, piensan lo mismo que yo». Detrás, sobre una pared celeste se leía «Argentina unida». Era la escenificación de la unidad nacional, una fórmula celebrada por la opinión pública y que el presidente capitalizó como imagen positiva. En esta ocasión, además, tanto Horacio Rodríguez Larreta como Axel Kicillof tomaron la palabra y explicaron los planes de acción para los distritos que gobiernan.
Cuando Fernández dijo que los tres pensaban «lo mismo», se refería a la idea de priorizar la contención de la epidemia por encima de la reactivación económica. Para ilustrarlo apeló a un mensaje brutal: prefiere, dijo, las fábricas vacías por la cuarentena y no vacías porque los trabajadores están muertos. Una reflexión que, por cierto, ya había planteado en otras ocasiones.
Salud y economía
El presidente dedicó buena parte de la exposición a responder las críticas sobre la gestión económica. Tanto por el impacto de la cuarentena en la actividad —el FMI prevé que el PBI argentino se derrumbe un 6% este año—, como por la falta de respuestas del Gobierno para paliar la crisis. Fernández se colocó los anteojos, sacó una hoja de papel doblada de un bolsillo y leyó el detalle de las medidas implementadas. Unos 3,5 millones de personas cobraron el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), de los 8 millones que se inscribieron para recibirlo. Los créditos a tasa cero para autónomos y monotributistas han sido otorgados a 33.000 personas, de las 282.000 que pueden solicitarlo. El Plan de Asistencia para el Trabajo y la Producción, que favorece a 225.000 empresas, ya cuenta con 2,1 millones de trabajadores que cobraron el salario complementario que paga el Estado.
En la exposición, Fernández volvió a apelar a la comparación con otros países, a pesar de que esto había sido cuestionado tras el balance anterior sobre los resultados de la cuarentena. Destacó que Argentina representa solo el 0,3% de los casos en América y que el número de contagiados y muertos es mucho menor que el de Brasil, Ecuador y Chile. Pero el momento más controvertido, o menos diplomático, fue la crítica a la política de Suecia para enfrentar el COVID-19.
El país nórdico se destaca por no haber implementado medidas de confinamiento tan duras como las que adoptaron otros Gobiernos. El impacto económico en Suecia ha sido menor, y no ha sufrido, al menos hasta el momento, un colapso del sistema sanitario como ocurrió en Italia o España. Por eso algunos lo ven como un ejemplo a seguir. Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) elogió el modelo sueco, que no impone restricciones, sino que sugiere a sus ciudadanos que adopten medidas de prevención. Alberto Fernández, sin embargo, subrayó que Suecia es el país nórdico con mayor número de muertos y contagiados. Lo comparó con Noruega, que hizo una cuarentena estricta y tiene 14 veces menos fallecidos que el país vecino. «Suecia, con 10 millones de habitantes, cuenta 3.175 muertos por el virus. De haber seguido el ejemplo de Suecia, nosotros hoy tendríamos 13.900 muertos», planteó.
Los resultados de la cuarentena, según Fernández, han sido los esperados. La curva de contagios se aplanó —hay 5.611 casos confirmados— y esto permitió que el sistema de salud se preparara mejor para enfrentar la etapa que viene. Unas 293 personas han muerto por el coronavirus, lo que está dentro de los parámetros proyectados por el Gobierno. La tasa de mortalidad es de seis fallecidos cada un millón de habitantes.
El principal foco de contagios
El AMBA concentra el 86,2% de los casos confirmados de Argentina. Esto se debe, explicó el presidente, a que es el territorio con la densidad de población más alta y recibió el mayor número de viajes internacionales.La tasa de contagios es la más elevada del país: el número de enfermos se duplica cada 18,8 días.
En la capital y el conurbano, la situación seguirá igual que antes del anuncio del viernes. La habilitación de comercios e industrias requerirá la autorización del Gobierno Nacional, que evaluará si están dadas las condiciones para las aperturas. En el resto del país, la reactivación queda en las manos de los gobernadores e intendentes. Continúa la prohibición del transporte entre provincias.
Un decreto presidencial instrumenta la flexibilización de la cuarentena. El mismo incluye en los anexos una serie de protocolos que permitirán la reapertura de un número importante de empresas. Las provincias deberán controlar que los protocolos se cumplan a la hora de la habilitación. Y fiscalizar que se sigan respetando. Los trabajadores no podrán utilizar el transporte público para ir a sus puestos de trabajo, por lo que las empresas tendrán que hacerse cargo del traslado. La excepción son los trabajadores esenciales.
Todos los trabajadores que vuelvan a la actividad estarán obligados a bajar la aplicación CuidAR, del Gobierno Nacional. Es un sistema que permite realizar un autodiagnóstico a partir de la carga de los datos de la temperatura corporal y otros síntomas. La app está sincronizada con la información del Certificado Único Habilitante para la Circulación. Los ciudadanos deberán realizar el autodiagnóstico para renovar el permiso; en caso de que detecte casos compatibles con COVID-19, se dará de baja la autorización.
La contención de la enfermedad en AMBA
El movimiento vuelve de a poco a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pero sin que la curva de contagios se salga de control. El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, apuntó que la circulación de personas era al inicio de la cuarentena de un 8% con respecto al nivel normal y actualmente alcanza el 25%, debido a las nuevas excepciones. El número de casos confirmados por día, sin embargo, se mantuvo estable. Esta es una señal positiva, destacó y aclaró que la situación más complicada es la que se vive en los barrios populares y los geriátricos.
El gobierno de CABA anunciará el fin de semana las propuestas de flexibilización. Entre las medidas incluirá la posibilidad de la salidas acotadas de los niños para paseos durante los fines de semana.
A pesar de que la presentación de Alberto Fernández mantuvo un tono optimista y reivindicativo de la gestión de la crisis, el presidente alertó que los logros son frágiles. Subrayó que el compromiso de cada ciudadano es la clave para contener la enfermedad. Si la velocidad de contagio se acelera, el Gobierno dará marcha atrás. «No debemos perder el esfuerzo hecho», insistió el presidente.