turismo
Pista de esquí en Las Leñas, Mendoza. / Julieta Demaría (unsplash.com)

El turismo genera expectativa. Es el sector con mayor potencial para impulsar la recuperación económica después de la pandemia. Argentina está en una situación inmejorable: el tipo de cambio la convierte en un destino competitivo y tiene productos turísticos atractivos a nivel internacinal. El turismo enfrenta una oportunidad histórica, sin embargo, la dirigencia política no está a la altura. En lugar de programas de promoción permanente y de largo plazo para desarrollar el sector, vemos medidas oportunistas y de corto plazo como el anuncio de viajes de egresados gratis para 220.000 egresados del colegio secundario de la provincia de Buenos Aires.

La realidad es clara: los turistas van a viajar en 2022 y van a gastar sus ahorros. Pero van a elegir, sobre todo, los destinos que sean previsibles y estén preparados, que tengan barreras sanitarias flexibles y que ofrezcan las condiciones necesarias para satisfacer las exigencias del mundo después del COVID-19. Que convive con el COVID-19.

El primer paso es abrir los aeropuertos y los pasos fronterizos. Y definir criterios claros y previsibles. Los turistas no prepararen sus viajes de un día para el otro y la previsibilidad es elemental a la hora de tomar la decisión de iniciar un viaje. Pocos turistas van a optar por Argentina si no cuentan con vuelos fluidos o tienen temor de que los vayan a cancelar a último momento.

Infraestructura turística

En el corto plazo, Argentina debe prepararse para recibir una avalancha de turistas y, en un mediano plazo, invierta en mejorar la infraestructura y se consolide como un destino atractivo. Un aspecto central es incrementar la cantidad de vuelos hacia los aeropuertos del interior del país, entre ellos el hub logístico de Córdoba y los aeropuertos regionales de Mendoza, Salta, Bariloche y Misiones.

Es imprescindible que se definan las prioridades de inversión en infraestructura turística. Los ríos, montañas, cataratas, parques nacionales y monumentos del país pasan cada vez más desapercibidos para los turistas extranjeros, que cuentan con una gran variedad de ofertas similares en otros destinos, pero con infraestructuras, instalaciones y servicios de calidad superior.

En los próximos cinco años deben construirse cientos de centros de esquí, museos, centros temáticos alrededor de los atractivos naturales y rutas turísticas. Debe invertirse en mejorar los servicios de los pueblos y ciudades turísticas. Para lograr este objetivo es fundamental el trabajo coordinado entre los planes nacionales y provinciales para atraer capitales nacionales y financiamiento externo.

Uno de los principales problemas del sector turístico después de la pandemia es la falta de liquidez. El tsunami de turistas que se espera para los próximos meses puede alivar esta situación. El sector privado debe actualizarse de acuerdo a los avances de la tecnología y el dinamismo del fenómeno turístico mundial. Para ello necesita facilidades para acceder al credito de manera formal y no encontrarse con las trabas burocráticas del Estado.

Una salida sostenible

El gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, anunció subsidios de 30.000 pesos para los 220.000 estudiantes que cursan el último año de escuela en la provincia. Lo presentó como un estímulo para el turismo, pero es una medida aislada y oportunista. Un alivio, más que un impulso. Los operadores turísticos se encuentran de golpe con una demanda que los supera, tanto en transporte como en alojamiento, y no genera una mejora sostenible en el sector.

El Previaje fue otro paliativo para hacer frente a la crisis turística. El riesgo es que este programa de emergencia se transforme en una política permanente ante la falta de creatividad que caracteriza al populismo a la hora de transformar las estructuras. Que el Previaje no sea una trampa de arena y, en vez de reactivar la actividad, se transforme en un lastre imposible de acarrear.

Los mercados turísticos son dinámicos y Argentina puede ser la primera opción para muchos viajeros que en 2022 decidan aprovechar las ventajas que ofrece el tipo de cambio. Esto traería liquidez, dólares (o reales) e inversiones.

Los temores ante la apertura de las fronteras y la flexibilización de las medidas de ingreso a los extranjeros son entendibles. Pero el avance de la vacunación y la caída en los casos diarios de COVID-19 registrados muestran que el país está en condiciones de iniciar una nueva etapa. Esto daría el puntapié a la reactivación turística, lo que contribuiría a generar de empleo e inversiones. Esa es la primer batalla. La segunda será que ese empleo se sostenga en el tiempo, que sea de calidad y que se brinde en el marco de un programa de desarrollo del sector.

La oportunidad es inmejorable.