Elecciones Galicia: ¿Peligra un bastión histórico del PP? ¿Qué puede significar para Feijóo una derrota?

Los comicios del próximo domingo en Galicia pueden marcar un antes y un después en la política nacional española

Días complejos y complicados atraviesa el líder del Partido Popular (PP), Alberto Nuñez Feijóo. Las próximas elecciones autonómicas en Galicia que se celebrará el domingo señalan toda una novedad con la posibilidad de un final abierto con cambio de color político en una comunidad en donde el PP gobernó 38 de los 43 años que tiene la autonomía.

Feijóo concentró todas sus energías y su agenda política en la campaña electoral gallega apoyando a su delfín político Alfonso Rueda. Para el líder del PP es fundamental mantener el poder en su tierra Galicia. Una derrota podría comprometer su futuro político.

El líder del PP gobernó la Xunta en cuatro periodos consecutivos con mayoría absoluta hasta el 2022, que tras la polémica salida de Pablo Casado de la conducción de los populares, el gallego se hizo cargo de la presidencia a nivel nacional.

Al igual que en las últimas elecciones autonómicas y municipales del 28-M del año pasado la campaña dejó de lado los problemas domésticos y se concentró en la realidad nacional de la península en la puja entre el presidente de Gobierno, el socialdemócrata, Pedro Sánchez y Alberto Nuñez Feijóo.

El tema central de la agenda nacional gira alrededor de la polémica en torno a la amnistía e indultos a los independistas catalanes donde el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en su arreglo con los catalanes para formar gobierno cedió ante las demandas para que se tratase la amnistía en el Congreso. Durante semanas hubo marchas en España, con epicentro en Madrid donde fueron multitudinarias, convocadas principalmente por el PP en contra de la ley de amnistía donde se registraron hechos de violencia en sedes del PSOE.

Feijóo fue el abanderado de esta cruzada para evitar que la cuestionada ley borrará los delitos de los independentistas.

Entre las concesiones del PSOE se buscaba la forma legal de que el expresidente catalán, Carles Puigdemont, pueda evitar cualquier acusación en el futuro.

Puigdemont fue el presidente de la Generalitat que en 2017 llevó adelante un referéndum ilegal para separar la región de España y declaró de manera unilateral la independencia de Cataluña.

Sin embargo, el gobierno del popular, Mariano Rajoy, desconoció los resultados y aplicó el artículo 155 de la Constitución que intervino la comunidad y destituyó al gobierno. Puigdemont en rebeldía y para escapar de la cárcel, se exilió en Bélgica y desde allí con su partido Junts per Catalunya, formación nacionalista de derecha e independentista, en las últimas elecciones logró sumar siete diputados que fueron fundamentales para que Pedro Sánchez pueda formar gobierno y, además, para la gobernabilidad.

A finales de enero se trató la ley de amnistía, pero dos investigaciones revelaron conexiones entre de Puigdemont con el gobierno ruso y la otra se lo acusa de posible acciones de terrorismo. Ante este panorama la posibilidad de una amnistía total para el líder catalán se complico y sus diputados rechazaron la ley que significó un duro revés sumado a un desgaste político para Sánchez; y en cierta medida fortaleció la postura de Feijóo frente a lo que considera una “traición” contra España las cesiones de los socialistas.

Sin embargo, esta última semana estalló una revelación inesperada para Feijóo. En un almuerzo en un restaurant en Lugo, Galicia, dirigentes nacionales del PP revelaron a periodistas que los populares habían mantenido reuniones con Junts. Con lujos de detalles comentaron que Feijóo había contemplado la posibilidad en un periodo de 24 horas si una amnistía a los independentistas era legalmente posible o no. Además, también se analizó indultar a Puigdemont. Semejante revelación generó un revuelo interno en el PP ante la imprudencia de sus dirigentes y sacudió el tablero político español en medio de la campaña de las elecciones en Galicia.

Desde el Gobierno trataron de hipócrita al líder del PP y lo culparon por la actual crispación y odio que atraviesa el país. También, provocó reproches de la extrema derecha de Vox que gobierna en coalición con el PP en algunas comunidades y ayuntamientos. Su líder, Santiago Abascal disparó con crudeza contra Feijóo: “A nosotros no nos pescan en una reunión con Junts y desde luego no nos pescan estafando a los españoles, convocándoles a movilizaciones contra los indultos, contra la amnistía”.

Si bien mantuvo 24 horas de silencio desde que se conoció la noticia, finalmente Feijóo se defendió manifestando: “Yo no soy Pedro Sánchez. No acepto la amnistía ni la aceptaré. No acepto los indultos ni los aceptaré”, además ironizó sobre el tema: «No descartéis que mañana digan que le ofrecí el Ministerio del Interior a Esquerra Republicana y el Ministerio de Defensa a (Arnaldo) Otegi (líder de la izquierda abertzale vasca, Eh Bildu)».

La inesperada polémica significó para Feijóo una granada que le estalló en la mano. Encima las encuestas de las elecciones en Galicia vaticinan que el Bloque Nacionalista Gallego (BNG), liderado por Ana Pontón, amenaza la mayoría absoluta del PP de Alfonso Rueda en la Xunta de Galicia. El partido de Pontón, quien ha sido la estrella ascendente de esta campaña, podría gobernar con los socialistas. Según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), ambas fuerzas sumaría una intención de votos del 51,5%, mientras que los populares se mantienen en un 42,2%. El sondeo atribuye a Sumar y Vox el 2,8% y el 2,4% de los votos, respectivamente, mientras que Democracia Ourensana, el partido liderado por el histriónico Gonzalo Jácome, alcalde de Ourense, se sitúa en un 0,5% y Podemos con un 0,2% quedaría afuera del Parlamento gallego. En escaños el PP obtendría entre el 34-38; el BNG 24-31, el PSOE 9-14, Sumar 0-2, Vox 0-1 y Democracia Ourensana 0-1. Se requiere de 38 diputados para formar gobierno.

En una campaña donde los temas de la comunidad en gran medida fueron desplazados por los temas nacionales, la candidata del Bloque Nacionalista Gallego (BNG), Ana Pontón, supo colocar los problemas socioeconómicos de los gallegos en la agenda electoral.

Ana Pontón, la sensación de la izquierda gallega

Ni bien llegaron los resultados de las elecciones del 25 de septiembre del 2016 la desazón reinaba en el búnker del BNG. La catástrofe electoral fue un mazazo de agua fría para la formación gallega donde casi desaparecen del Paralamento gallego. Solo obtuvieron seis escaños en los comicios, siendo la cuarta fuerza, y sin representación en el Congreso de los Diputados. Si bien su nueva líder Ana Pontón afrontó la dura caída electoral inició una reforma profunda interna dentro del partido que dio sus raíces en las siguientes en elecciones de 2020 donde el BNG obtuvo el segundo lugar detrás del PP con el 22,79% que representó 19 escaños.

Ana Pontón, de 46 años, oriunda del pueblo del municipio de Sarria (Lugo) llamada Chorente con una población de 364 habitantes, se crío en una aldea junto a su padre trabajador de una cementera y su madre ama de casa. Su pueblo siempre estuvo presente y desde allí convocó a los medios para el lanzamiento de campaña de las autonómicas del 2020. Licenciada en Ciencia Políticas aspira a ser la primera mujer en gobernar la Xunta de Galicia. Desde joven empezó a militar en el BNG, formación de izquierda nacionalista gallega, y con solo 27 años, en 2004, obtuvo un escaño en el Parlamento gallego. El partido que supo cogobernar la Xunta con el PSOE en el periodo 2005-09, desde entonces cayó en caída libre con escisiones hasta el ascenso de Pontón a la conducción del partido. Su debut electoral, en 2006, fue una dura derrota, pero con varios cambios estructurales internos el BNG ha logrado ser el principal partido de oposición con 19 bancas frente al PP y en las últimas elecciones nacionales logró una banca en el Congreso de los Diputados que apoyó la investidura de Pedro Sánchez.

Con una personalidad afable supo poner en la agenda de la campaña los problemas cotidianos que sufre la sociedad gallega. Apunta puntualmente a la transferencia de competencias para que la comunidad tenga una verdadera autonomía, un verdadero autogobierno con soberanía para tomar decisiones. También, apuntó a los jóvenes para que no se vayan de Galicia haciendo hincapié para que tenga facilidades para estudiar, acceder a una primera vivienda y poder desarrollar sus emprendimientos.

El carisma que transmite Pontón contrasta con el actual presidente de la Xunta y candidato, Alfonso Rueda, que hasta mediados de enero se daba por hecho su reelección según las encuestas, sin embargo, la irrupción de Pontón sumado a las revelaciones en torno a Feijóo y Junts generó que la campaña de Rueda ponga en foco su artillería contra Pontón y los problemas de la comunidad.

Las elecciones del próximo domingo pueden marcar un antes y un después en la política nacional española. Desde el PSOE con Sánchez a la cabeza han hecho campaña palpable para que junto al BNG puedan desplazar al PP del poder. En caso de que se concrete pondrá entre las cuerdas a Feijóo y comprometer su futuro político.