En plena Cuarta revolución industrial, el desarrollo de las tecnologías digitales inteligentes como la inteligencia artificial (IA), machine learning, redes de internet de las cosas (IoT), analíticas avanzadas y robótica tienen el poder de reinventar el modo en que trabajamos y en el que interactuamos. La transformación digital implica precisamente la integración de las nuevas tecnologías y soluciones digitales a los procesos productivos pero también a la propia cultura de las organizaciones, pues son las propias. personas las que deben asimilarla y promoverla. El especialista en la temática Juan Ignacio Gowland, director de la Diplomatura de Gobierno 4.0 de la Universidad Austral, en un reciente informe analizó y comparó las políticas públicas que diversos países llevan adelante para adaptar a los gobiernos a los desafíos del cambio tecnológico. En esta charla con VD nos ayuda a comprender más estos cambios que nos afectan a todos así como los desafíos imperativos que se plantean tanto para el sector público como los sectores productivos.
Juan gracias por recibirnos. Pareciera que estamos viviendo un contexto de cambios tecnológicos profundos y de muy rápidos. ¿Qué relevancia tiene la transformación digital como respuesta y adaptación a los mismos?
Los cambios se están dando muy rápido y eso afecta enormemente la vida de los ciudadanos. Es difícil no sentirse un poco confundido. Vivimos en una época, como nos gusta decir en las universidades, volátil, incierto, ambiguo y en constante cambio. Por eso la transformación es inevitable y la característica que la distingue es que es digital. Luego de la aceleración de procesos que vivimos con la pandemia, la transformación digital se volvió imprescindible para cualquier país, incluso para cualquier empresa, que pretenda estar inserto en la dinámica del mundo. Se digitalizó la vida de gran parte de los ciudadanos del mundo. Sus trabajos, sus viajes, su vida social, sus compras.
En este contexto, el sector público está atravesando un momento crucial en donde, ante la aceleración de las nuevas tecnologías como la inteligencia tiene que decidir si regular y, en caso de hacerlo, cómo. No es una tarea sencilla.
Trabajaste en estos temas en la gestión Macri ¿Cómo impacta la misma en el sector público?
Vivimos en tiempos donde la ciudadanía, en un contexto de crisis de desconfianza a las instituciones públicas, quiere cambios rápidos y le reclama al Estado que le simplifique la vida. Además la transformación digital implica ahorro y eficiencia para el sector público. Reduce la cantidad de trámites y con ello de las horas que los ciudadanos pierden yendo a instituciones públicas y que hoy pueden hacer todo desde sus casas mientras trabajan o hacen las cosas que quieren. En este sentido, la transformación digital mejora la calidad de vida de los ciudadanos y eso siempre genera mayor confianza para los gobiernos. Creo que lo más adecuado, son los países que proponen una agenda transversal a todo el gobierno, que exigen a sus organismos una adaptación permanente a los cambios.
Y a tu manera de verlo ¿Cómo se llevan a cabo estas políticas para que funcionen?
Requiere de todo un proceso integral y cooperativo de los gobiernos. Implica entender que las personas, las tecnologías y los procesos tienen que ser parte de una estrategia sistémica, en donde el modelo de gobernanza es fundamental para respaldar las agendas de transformación digital. Recientemente hice un estudio de los países líderes en transformación y surgen algunas algunas coincidencias: voluntad política, apalancamiento de inversiones interiores, visión centrada en el ciudadano e inversiones en políticas de “talento digital” capacitando a sus funcionarios y a los empleados del sector público con herramientas digitales para hacer un estado más eficiente y un avance continuo en políticas de “gobierno digital”, digitalizando los trámites y los registros de las personas y las empresas, entre otros proyectos.
En base a lo que recabaste en tu informe, ¿Qué ejemplos podes darnos de países que están en la vanguardia del proceso de transformación digital?
Muchos de los países que lideran este proceso están en Europa. Dinamarca, Finlandia, Estonia y España son algunos ejemplos. Son países que vienen trabajando hace mucho y lo han sostenido en el tiempo. Además, la Unión Europea es exigente con ciertos estándares de digitalización para sus países miembros, por lo que también es un gran impulso para quienes la integran. Y después, saliendo de Europa, hay casos muy evolucionados también, como son los casos de Corea del Sur, Singapur o Australia. En la región Uruguay tiene una continuidad muy interesante de sus políticas y Colombia y Chile están claramente mejorando con planes muy agresivos.
¿Y con respecto a la transformación digital del sector privado, de los sectores productivos? ¿Qué se puede hacer desde las políticas públicas?
Claro. Además de la transformación interna, como todas las organizaciones, el Estado tiene la responsabilidad de crear y promover las condiciones para que la transformación digital en todos los sectores con políticas públicas especificas. Las empresas privadas tienen un rol muy importante para la formación y generación de talento. También las start apps digitales, con el fenómeno del GovTech, vienen a traer disrupción al mercado ofreciendo soluciones de tecnología a los gobiernos.
Precisamente el año pasado tuve la oportunidad de estudiar en Syracuse University, la universidad número 1 en políticas públicas de los Estados Unidos gracias a la beca Humphrey que otorga Fulbright. Allí vi como el gobierno tiene como una visión prioritaria facilitar la innovación del sector privado para aumentar la productividad y la competitividad. Vinculado a la innovación está el conocimiento. Allá invierten muchos recursos en investigación y desarrollo para mejorar justamente la innovación tecnológica de los distintos sectores. Esto lo ves en la industria del espacio, de los semiconductores, transición energética, entre otros. Entienden que es un interés nacional ,en términos desarrollistas, que el sector privado sea líder en los distintos sectores y para eso lo apoya el sector público. Esta estrategia está enmarcada en un contexto geopolítico interesante de competencia con China, que se está intensificando.
¿Crees que con la transformación digital se van a perder muchos empleos?
Es una pregunta muy presente en el ámbito. Lo complicado de la respuesta es que no sabemos el alcance que va a tener la capacidad de la inteligencia artificial. Lo que sí tenemos que acelerar urgente son los programas de reconversión laboral en empleos digitales con alianzas público-privadas. Hoy vemos múltiples iniciativas que no terminan teniendo el impacto necesario por problemas de coordinación. A su vez, estamos en un momento de aprendizaje continúo; donde los trabajadores y estudiantes se van capacitando constantemente a los cambios del mercado laboral, por eso la vital importancia de invertir en las políticas de talento digital. Lo que es ineludible, es que hay que acelerar urgente las políticas públicas educativas que promuevan la formación para los nuevos trabajos de la era digital.
La otra gran incógnita es si las nuevas tecnologías van a potenciar la democracia o limitarla. ¿Qué opinas al respecto?
Es la pregunta que marca un signo de época y que probablemente determine el futuro de la democracia global. ¿Podrá la tecnología ser un mecanismo para empoderar ciudadanos y darle más voz en las decisiones públicas? ¿Podrá ser un medio para empoderar sus derechos individuales? El panorama presente en algunos países no es muy alentador. Efectivamente hay riesgos de utilizar la tecnología con fines autoritarios para ejercer control en los ciudadanos, en donde se vulneran sus derechos. Por eso es imprescindible revitalizar los valores de la democracia, regular con inteligencia y fortalecer el carácter ético privilegiando la dignidad de la persona humana en toda decisión pública.
¿Y a Argentina como la vez frente a estos desafíos? Tuviste un rol relevante con el ministro de Modernización Andrés Ibarra durante la gestión Macri donde implementaron reformas de digitalización y gobierno digital que sin dudas hicieron posible que el gobierno de Fernández pudiera funcionar durante la pandemia como el expediente electrónico o los tramites a distancia. ¿Qué balance haces de aquella experiencia y que desafíos quedan aún pendientes ?
En el caso de la gestión de Modernización hubieron muchos cambios que quedarán para siempre y que sin duda fueron y son una plataforma para seguir mejorando. Aunque, al mismo tiempo, la gestión pública supone frustraciones y propuestas que no llegan a concretarse. Por ejemplo se necesita una reforma integral para contratar y retener el talento digital en los gobiernos. Estos están perdiendo capacidad para implementar los cambios que son necesarios para tener gobiernos digitales y modernos que ofrezcan soluciones para una ciudadanía que demanda cada vez más mejores servicios.
Y con respecto al sector privado ¿Qué oportunidades y desafíos ves?
Argentina tiene una oportunidad increíble en los sectores del conocimiento, en su talento, como ya está comprobado con el surgimiento de empresas líderes a nivel global. El riesgo en este sector es que el foco de inversión, por condiciones adversas macroeconómicas y políticas del país, deje de ser la Argentina. Pero precisamente es sumamente relevante que los gobiernos logren brindar reglas claras, liberando al sector de inconsistencias macro económicas. Si no actuamos rápido, vamos a perder competitividad como país con fuga de empresas y talento a otros países.