Schumpeter
El economista austríaco Joseph Schumpeter

El avance que está atravesando el campo digital ha provocado una aceleración tecnológica nunca antes experimentada, con base en el aumento de la capacidad de cómputo, almaceamiento y conectividad. En los últimos años se ha masificado en el mundo de los negocios el uso de conceptos asociados al proceso de innovación y cambio tecnológico, como disrupción, entrepreneurs, startups o venture capital. Pero no son conceptos realmenete nuevos, sino que ya habían sido formulados por intelectuales destacados de principios del siglo XX. Sobresale entre ellos el austríaco Joseph Alois Schumpeter.

Schumpeter (1883-1950) fue economista, sociólogo y filósofo. Esa combinación de disciplinas y una imaginación excepcional le permitieron, mejor que a nadie, colocar los procesos de innovación como elemento determinante de los ciclos económicos y como fuente de crecimiento, progreso y bienestar en la sociedad. El ensayo más conocido del economista se titula Destrucción creativa y fue publicado en 1942. Allí describe los circuitos que conforman los motores que ponen en marcha la innovación tecnológica y cómo se beneficia la sociedad cuando se apropia de los de desarrollos tecnológicos, en un proceso que se replica. Los principales conceptos del ensayo son el de disrupción y el de entrepreneur.

La disrupción

«Todos los bienes y servicios que ofrecen una mala experiencia y son caros merecen ser objeto de disrupción», es una frase que se escucha con frecuencia en la actualidad durante las rondas de lanzamiento de nuevos productos y servicios. Fue Schumpeter quién definió el concepto de disrupción tal como lo conocemos. Y lo vinculó a otra idea elegante y genial: la destrucción creativa. Se refería a los mecanismos por el que los nuevos productos, servicios o métodos tornan obsoletos a los anteriores, impulsando el proceso de innovación. La destrucción creativa, en palabras de Schumpeter, es «el impulso que ejercen los nuevos bienes y servicios que llevan a la mutación de la estructura de un sector determinado sector de la economía, desde dentro, destruyendo ininterrumpidamente lo antiguo y creando continuamente lo nuevo».

La contracara de la disrupción es, naturalmente, la resistencia al cambio. Proviene de los sectores que están amenazados y puede manifestarse de múltiples maneras, como protestas sociales, barreras psicológicas del consumidor o falta de crédito para invertir en el proyecto disruptor.

El entrepreneur

La creación de nuevos conocimientos, procesos, y bienes y servicios necesita de mecanismos propagadores para que tengan sentido. Una organización puede dominar los procesos de I+D y tener grandes capacidades inventivas, pero no servirá de mucho si carece de la visión y talento necesario para aplicar un modelo donde esa innovación puede llegar a manos de quienes requieran esa solución . Es este punto, Shumpeter otorga un rol protagónico al entrepenuer. Es el sujeto que entiende ambas dimensiones y es capaz de llevar la innovación a la realización.

Schumpeter destacó la importancia del entrepeneur como agente del progreso económico y social. Perfiló el entrepreneur como los conocemos hoy en día: un individuo fuera de lo común, caracterizado por su energía y resiliencia frente a sus fracasos del pasado. Solo una pequeña fracción de la población lograran convertir las innovaciones en realizaciones.

Sin proponérselo, Schumpeter abrió el juego en el pensamiento estratégico. Señaló que la competencia de precios provoca un desgaste y una caída en las ganancias de las empresas, mientras que el poder destructor y creativo de la innovación mina los cimientos y bases de la economía. Schumpeter estudió el caso de los retailers, los vendedores minoristas, a mediados del siglo XX y concluyó que fue la innovación, y no los precios, lo que provocó el surgimiento de nuevos métodos de comercialización. Así nacieron los grandes almacenes.

Invertir en proyectos innovadores, según Schumpeter, es la única forma de no ser eliminado del mercado y de mantener las fuentes de crecimiento y rentabilidad. Los avances en la tecnología de la información están transformando la forma de competir de las compañías. Los cambios experimentados hasta ahora solo constituyen una fracción de los cambios tecnológicos que están por venir de forma exponencial. Para enfrentarnos con este proceso de transformación es necesario transgredir las estructuras mentales convencionales para que podamos considerar la disrupción y los cambios como una oportunidad. Nadie mejor que Schumpeter para guiarnos.