Robert F. Kennedy speaking at the Ambassador Hotel in Los Angeles, moments before he was shot on June 5, 1968. | AP Photo/Dick Strobel
Robert F. Kennedy speaking at the Ambassador Hotel in Los Angeles, moments before he was shot on June 5, 1968. | AP Photo/Dick Strobel

Probablemente en el inconsciente colectivo estadounidense, una de las imágenes electorales más trágicas sea la de Robert F. Kennedy (Bobby Kennedy) haciendo la V de la victoria en el salón del Hotel Ambassador en Los Ángeles, no por el resultado de la noche – ya que Bobby triunfó en California y se perfilaba para ganar la nominación demócrata de 1968 – sino porque minutos más tarde sería asesinado al igual que su hermano John Fitzgerald.

Dejando de lado lo accesorio y enfocándome en lo principal, lo que pretendo resaltar en esta nota es como su carrera política adquirió sentido a partir de inmiscuirse en la realidad social y económica del pueblo norteamericano y desarrollar un profundo compromiso con la justicia social.

Primeros años

Robert Kennedy, nació en una de las familias más ricas en icónicas de Estados Unidos, en la localidad de Brookline, cerca de Boston, en 1925. Hijo de Joseph Kennedy diplomático estadounidense en Gran Bretaña, según algunos rumores y mitos Roosevelt le pidió la renuncia por su simpatía al nazismo y fascismo ascendente en Europa por aquellos años. De hecho, tanto la familia Kennedy como la familia Fitzgerald, materna, tienen toda una historia de vinculación política con Massachusetts, su abuelo materno “Yumy Fitz” había sido alcalde de la ciudad de Boston que para ese entonces era la capital Irlandesa en Norteamérica.

En 1943 y a los 18 años de edad Bobby se enlistó en la armada estadounidense para combatir en la Segunda Guerra Mundial, como sus dos hermanos mayores Joseph Patrick, fallecido en combate, y John Fitzgerald (JFK). Posterior al conflicto estudió y se graduó en leyes en Harvard.

Alterego de JFK

El clan Kennedy tenía toda su propia plataforma electoral y cada miembro tenía un rol asignado, el padre financiaba y apadrinaba influencias, Jack era el candidato, Bobby el jefe de campaña y la madre y las hermanas organizaban mítines con las mujeres de Boston haciendo lobby al candidato.

En 1960 John gana las elecciones frente al candidato republicano Richard Nixon y Bobby es designado como Fiscal General de los Estados Unidos. Pero al igual que a lo largo de su carrera y campaña, Bobby fue su mano derecha, su máximo confidente en lo político y aún más en lo personal. La presidencia de Kennedy, navegó condicionada por la guerra fría y aunque tuvo enormes desaciertos y decisiones dubitativas como el fracaso de La invasión Bahía de Cochinos, también tuvo grandes avances en materia tecnológica en la carrera espacial, pero a su vez estados unidos tenía una guerra interna: la lucha contra el racismo y la integración racial. Los desarrollistas tenemos especial cariño a su figura por el mutuo aprecio y admiración que se tuvieron con el doctor Frondizi. Memorable es la reseña del embajador Ortiz de Rozas sobre el encuentro de ambos en la navidad de 1961 en Palm Beach.

Dentro de su gabinete Bobby siempre expresó una mirada muy progresista al respecto, fue Bobby quien llamó en nombre de la presidencia de EEUU para que liberaran a Martin Luther King en uno de sus arrestos.

Bobby fue el jefe de la campaña presidencial de JFK, luego Fiscal General y tuvo un rol escencial en la crisis de los misiles en Cuba
Bobby fue el jefe de la campaña presidencial de JFK, luego Fiscal General y tuvo un rol escencial en la crisis de los misiles en Cuba

Como bien sabemos todos, en 1963 JFK es tiroteado en una gira por Dallas y fallece, aún hoy en día siguen siendo dudosas las causas del asesinato y probablemente nunca se esclarezca. Es sin dudas el primer punto de quiebre en la personalidad de JFK, su hermano, su par había fallecido, pero también la política como la había conocido: Jack no estaba más, alguien tenía que tomar su lugar, así como él lo había hecho anteriormente con su hermano mayor fallecido en la guerra.

Transformación y compromiso con la justicia social

Dos años después del fallecimiento de JFK em 1965 Robert decide postularse para senador por el escaño de Nueva York. Cuentan quienes lo acompañaron en su trayectoria que Bobby era  muy malo como candidato, le faltaba carisma, no sabía hablar en público, tenia poco contacto con la realidad social norteamericana y todavía sentía la mochila de Jack en la espalda.

Fue precisamente durante su campaña a senador que comenzó a enfrentarse a la dura realidad de la pobreza y la desigualdad en las comunidades de su estado. Visitó barrios marginados y se reunió con ciudadanos que vivían en condiciones deplorables, lo que tuvo un profundo impacto en su visión política. En una de sus visitas a comunidades afectadas, Bobby fue testigo de la falta de acceso a necesidades básicas como alimentos y vivienda adecuada, lo cual lo llevó a afirmar: «La justicia social no es un privilegio, es un derecho humano».

Finalmente fue elegido senador por Nueva York pero lo más relevante es que Bobby ya no era el introvertido y eficiente político que acompaño a su hermano sino que se había transformado en un dirigente consciente y comprometido con los principios éticos y sociales de una Norteamérica que recrujía internamente.

Esta confrontación con la realidad de la pobreza y la desigualdad marcó un punto de inflexión en su carrera. Bobby se comprometió a abordar estos problemas de manera directa, desarrollando políticas y programas destinados a mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos. Su plataforma política se centró en la igualdad, la asistencia social, la educación y la creación de empleos genuinos.

Incluso  se volvió un referente de la causa de los mas necesitados a nivel global. Durante una visita a Brasil en 1965, expresó públicamente la necesidad urgente de organizar a los trabajadores en sindicatos y asociaciones para facilitar la reforma agraria, mostrando su creciente preocupación por las condiciones de los trabajadores y la justicia económica.

Bobby junto a Cesar Chavez, líder del movimiento pacifista de trabajadores campesinos, National Farm Workers Association en 1968
Bobby junto a Cesar Chavez, líder del movimiento pacifista de trabajadores campesinos, National Farm Workers Association en 1968

Un año mas tarde dio el  «Discurso del Día de Afirmación» en la Universidad de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, que fue un hito en su carrera. Kennedy no solo abogó por la igualdad racial en Estados Unidos, sino que también llamó a una justicia social global, reconociendo los problemas en países como Sudáfrica y Perú. Este discurso reflejó su visión ampliada y su compromiso con la lucha contra la injusticia en todas sus formas a nivel mundial

«La justicia social no es un privilegio, es un derecho humano». 

Candidatura presidencial y asesinato

En 1968, Robert Kennedy lanzó su candidatura presidencial con una plataforma centrada en la justicia social. Su campaña abogaba por la igualdad, la asistencia social, la educación y la creación de empleos genuinos. Su sensibilidad hacia los problemas de las minorías y su capacidad para conectar con los votantes marginados lo convirtieron en una figura querida y respetada.

Pero de repente, en esos tiempos convulsos, una nueva desgracia. El 4 de abril de 1968 fallece Marthin Luther King.  Bobby se entera en pleno acto de campaña con un público donde había una gran participación de afroamericanos que veían en Bobby un representante de sus derechos. Bobby suspendió lo programado y en su discurso hizo un llamado a la unión y reflexión: “Haria bien pensar que nación queremos y en que dirección queremos que se dirija. No podemos dirigir a la nacion hacia la polarización entre negros con negros y blancos con blancos, llenos de odio. Para aquellos entre ustedes que son negros y están tentados a llenarse con odio y desconfianza, por la injusticia de semejante acto, en contra de todas las personas blancas, yo solo les diría que en mi propio corazón también puedo sentir la misma clase de sentimiento. Yo tuve un miembro de mi familia asesinado, pero él fue asesinado por un hombre blanco. Pero la vasta mayoría de las personas blancas y la vasta mayoría de las personas negras de este país quieren vivir juntos, quieren mejorar la calidad de nuestras vidas, y quieren justicia para todos los seres humanos que abriga nuestra tierra”.

Junto a Martin Luther King
Junto a Martin Luther King

Dos meses mas tarde nuevamente la locura se hizo presente. Ese día 5 de junio Bobby arrasó en las primarias del partido demócrata en California y se consolidaba como el gran candidato que se iba a alzar con la candidatura del partido. En gran medida lo hizo por el voto de las minorías latinas y afroamericanas. Ya se preveía el enfrentamiento con Nixon en las elecciones generales, tal como su hermano hizo, y ganarle para  suceder a Lyndon Johnson en la presidencia. Memorable es su foto sonriente haciendo la V de la victoria tras ganar aquella primaria.   Difícil era imaginar que Minutos mas tarde que el clima de festejo en el Ambassador se esfumó y se tornó en angustias y llanto: Bobby había sido tiroteado y asesinado. Moriría un día después en el Hospital Buen Samaritano de Los Ángeles.

Son conmovedoras las imágenes y películas de la época que muestran al pueblo norteamericano al costado de las vías, saludando solemnemente al tren que llevaba el cuerpo de Bobby de Nueva York a Washington, para su entierro definitivo en Arlington junto a su hermano. De esa epopeya se ha hecho incluso un documental.

En cuestión de meses estados unidos se había quedado sin sus máximos exponentes en derechos civiles. La muerte de Bobby y la presidencia de Jhonson pusieron al partido demócrata en una nube de desaciertos que derivaron en la fatídica convención demócrata de 1968. Imagen estremecedora para el pueblo norteamericano que se volcaría por Nixon.

El día que lo asesinaron, horas antes le había dicho a un periodista: “Tengo una asociación con aquellos que están menos acomodados, donde quizás podamos lograr algo; unir al país. Si la división continua, lo único que tendremos será caos”.

Su legado

La evolución de Robert F. Kennedy de un político centrado en la ley y el orden a un ferviente defensor de la justicia social es un testimonio de su capacidad para crecer y adaptarse a las necesidades de los tiempos. Su compromiso con la igualdad y la lucha contra la pobreza y la injusticia dejó un legado duradero que sigue inspirando a las generaciones actuales. La transformación de Kennedy demuestra que la verdadera comprensión y acción hacia la justicia social requieren una confrontación directa con las realidades de la desigualdad y un compromiso inquebrantable con el cambio positivo.

Esta evolución política y personal es particularmente relevante en la actualidad, donde los líderes políticos enfrentan desafíos similares en cuanto a la desigualdad y la justicia social. A diferenciar de estos, Kennedy creía en la necesidad de la intervención estatal para garantizar la igualdad y los derechos humanos.

En un mundo donde las desigualdades siguen siendo prominentes, el legado de Bobby Kennedy resuena especialmente para aquellos que tenemos vocación politíca como un llamado a la acción para asegurar que la justicia social no sea vista como un privilegio, sino como un derecho humano esencial.